CAPÍTULO 8
—¿Qué haces tú aquí, Michael? —pregunta la rubia tiritando de frío por tener el cuerpo húmedo.
—Eso mismo podría preguntarte yo, Norma Jean. —responde Michael tratando de ayudarla a salir de la fuente y acompañarla a algún lado donde pueda secarse y cambiarse de ropa.
—Tú habías vuelto a tu mundo, Michael. —recuerda ella.
—Y aquí sigo Norma. —responde el artista.
—¿Dónde estoy? Lo último que recuerdo es que estaba en Central Park.
—Estás en Central Park, Norma, pero en el Central Park de mil novecientos ochenta y seis.
Ella le mira sin comprender.
—Eso no puede ser. Es sencillamente imposible. —responde ella sorprendida.
-¿Y por qué no puede ser? Si hace unos días yo acabé en tu mundo, ¿por qué no ibas a aparecer tú en el mio y de nuevo a través del agua? —le explica él.
—Tienes razón. Es que esto da un poco de miedo. —dice ella mientras termina de salir de la fuente.
—A mi también, pero de alguna manera el destino quería que nos conociéramos aunque fuese de esta extraña e increíble manera. ¿No te has parado a pensar qué tal vez estábamos predestinados a conocernos?
—Eso es bastante inverosímil teniendo en cuenta que nuestros mundos se llevan años de diferencia. —responde la rubia. —Esto es muy raro. —dice Marilyn quitándose los zapatos y sacando el agua de ellos.
Ambos caminan por Central Park con las miradas de la gente sobre los dos ya que la inexplicable aparición de la rubia ha sorprendido a aquellos visitantes del lugar que se hallaban cerca de la fuente. Necesitan ir a algún lado donde ella puede desprenderse de esa ropa empapada y no acabe pillando un buen catarro por ello. Si estuvieran en California no dudaría en llevarla a Neverland pero están en Nueva York y
Michael se aloja en un hotel cuando se encuentra allí por motivos de trabajo.
Podría quedarse con su hermana Janet que tiene un pequeño y elegante apartamento en la ciudad ahora que trabaja como actriz en la serie Fame, pero no desea incomodarla.
¡Janet!
«Michael Jackson eres un idiota.» «¿Cómo no has pensado antes en tu pequeña campanita?» «Ella vive ahora aquí ¡pedazo de imbécil!» «Estar cerca de Norma no te deja pensar con claridad, ni a ti, ni a tu amigo.» «Janet puede ayudarnos.» piensa el artista molesto consigo mismo.
—Ya sé quién podría ayudarnos, aunque no podemos decirle quien eres, creería que estamos locos. Sin embargo, cuando te vea va a alucinar, va a tener frente a ella a la mismísima y genuina Marilyn Monroe sin imaginárselo. -le asegura él riendo divertido.
—¿Tú...tú...hermana? —pregunta la actriz tiritando de frío.
Michael camina a su lado frotándole uno de los brazos a la diosa rubia para proporcionarle algo de calor.
—Janet Jackson, es cantante y actriz. —contesta el artista que quiere salir lo antes posible de Central Park para dar con un teléfono público desde el que llamar a su hermana.
—¿Ella también es artista? —se sorprende ella. —¡Caray dos hermanos artistas!
En ese momento Michael suelta una sonora carcajada
—El noventa por ciento de mi familia ha sido o es artista. —le explica el artista. —Y somos muchos.
A medida que avanzan por Central Park, Marilyn comienza a sentirse cada vez peor. En ese momento la rubia estornuda.
—¡Oh, oh! me parece que has pillado un buen catarro. —dice Michael. —Estás empapada y hoy hace un poco de frío.
—Tengo que volver a mi mundo, Mike. Por mucho que me haya gustado volver a verte debo regresar. —le asegura ella.
—No te preocupes por eso ahora. —apunta él.
Apenas unos minutos después de salir de Central Park el cantante comienza a buscar una cabina telefónica desde la que poder llamar a su hermana y aunque le cuesta un poco lograrlo finalmente logra dar con una. Se revisa los bolsillos del disfraz a ver si tiene unas monedas sueltas. Por suerte para él encuentra unas pocas, no muchas, pero suficientes para comunicarse con su hermana adorada, aquella que tanto le quiere y a quien tanto quiere a su vez.
Michael sonríe. Esa es otra de las cosas que su fama no le permite hacer; una simple llamada telefónica sin que forme un tumulto a su alrededor.
Janet, en su apartamento está a punto de salir a hacer unas compras cuando recibe una llamada de teléfono. Todavía no es lo bastante famosa como para no poder realizar unas sencillas compras sin que la gente la aborde por la calle. Aún no es tan conocida como su hermano por lo que goza de cierta privacidad y libertad en su vida.
Michael. Su hermano Michael es famoso y exitoso desde su más tierna infancia. Ha estado siempre presente en la vida de los estadounidenses que le han visto crecer y triunfar.
Su gran talento acabó explotando, era algo inevitable que tarde o temprano iba a suceder.
Ella lo asume y se alegra por él, se merece ese éxito, sin embargo, no todos los miembros de la familia se muestran tan felices por el éxito del muchacho como deberían. Sabe que quieren a Michael, pero no llevan demasiado bien su triunfo y eso a la chica le molesta mucho.
Sus logros han traído alegrías a Michael, aunque también amarguras. La prensa antes no le trataba mal del todo, en cambio desde el éxito de su disco Trhiller las cosas han cambiado y muchos de ellos han optado por hablar mal de él y contar mentiras.
A medida que su éxito avanza y va batiendo récords los ataques, las críticas y las mentiras sobre él también aumentan, algo que la muchacha no puede entender.
Cuando está a punto de salir por la puerta el teléfono de su apartamento suena.
—¿Campanilla? —dice Michael dibujando una gran sonrisa en su cara.
Hablar con Janet le hace feliz ya que desde que ambos eran muy jóvenes entre ambos hay una relación, una conexión especial que Michael no tiene con ninguno del resto de sus hermanos. Ella es su amiga, confidente y consejera.
A pesar de ser unos años más joven que él, Janet siempre le ha protegido actuando casi más como una madre que como su hermana menor.
—¡Peter, qué alegría escuchar tu voz! —responde ella con otra sonrisa. —Me pillas de milagro pues estaba a punto de salir por la puerta para ir a comprar.
—Janet, necesito que me hagas un favor. —le comenta a su hermana.
—¿Qué favor? —pregunta ella.
—Lo sabrás cuando te vea. Sal a comprar en lo que nosotros vamos para allá. Te esperamos allí.
—Está bien hermanito. —responde ella colgando el teléfono.
«¿Ha dicho vamos para allá» piensa la cantante cuando se da cuenta de lo que su hermano le ha dicho. «¿Con quién vienes, Mike?» «Espero que no te hayas metido en un lío por confiar en la gente.»
En el lugar en que se graba la serie Fame, los siguientes actores en rodar su escena se preparan colocándose donde deben estar. Cleo, el personaje de Janet, no sale en ese capítulo y por tanto no tiene que ir a grabar.
La oferta que Michael hizo Gene Anthony Ray, uno de los actores que permanece en la serie desde el primer capítulo, sigue en pie, quiere bailar con el actor aunque hasta el momento y debido a los últimos acontecimientos vividos esos días atrás no ha encontrado el momento oportuno.
—Norma tenemos que ir a pie un par de manzanas, la casa de mi hermana no está demasiado lejos. Además no creo que un taxista quisiera que subiéramos a su coche arriesgándose a que se lo mojemos su tapicería. Nueva York es una ciudad hermosa aunque también una auténtica locura y algunos taxistas son muy "especiales, eso claro si es que el taxi es legal y no uno pirata. —asegura él acortando cada vez más la distancia que les separa del apartamento de de la pequeña de los Jackson.
—Conozco la ciudad de Nueva York, Michael, no necesitas explicarme como es. —responde la rubia.
—La ciudad de Nueva York de tu época es muy diferente de la de los años ochenta. Hay más gente, más estrés, más todo. Los ochenta son la década de lo excesivo, ya te darás cuenta por ti misma. En cualquier caso también tiene su magia.
Cuando ambos llegan a casa de Janet, la actriz y cantante no sabe que pensar al ver a su hermano en compañía de una mujer desconocida con la ropa empapada. La hermana del artista no entiende lo que sucede.
—Luego hablamos, Campanilla, Mari...Norma necesita un baño caliente y poner a secar su ropa.
Michael no sabe como va a explicar lo ocurrido a su hermana. Tiene que inventar algo porque si le cuenta la verdad no le creerá y puede tomarle por loco. La joven
le adora y él a ella, aunque si le cuenta como llegó Marilyn Monroe a los años ochenta pensaría que la está tomando el pelo, algo que por cierto él suele hacer a menudo.
Marilyn Monroe la rubia más hermosa del Hollywood de los años cincuenta y sesenta.
La hermosa mujer que dejó este mundo de una forma tan repentina y rápida a los treinta y seis años de edad.
¿Cómo va a explicar a su hermana quien es Marilyn sin decirle que es Marilyn?
Su rostro es inconfundible para el mundo entero aunque no hayan nacido siquiera en la época de mayor esplendor del mítico símbolo sexual de los años cincuenta y parte de los sesenta.
Salieron mujeres con posterioridad con un físico similar al suyo, aunque ninguna tenía la magia y la esencia de la estrella, que como suele ocurrir con algunas celebridades, fue más valorada y querida tras su muerte. Por desgracia así es el ser humano.
Mientras Norma se da una ducha caliente, los dos hermanos deciden salir a comprar algo de ropa para la rubia.
El cantante se ha fijado en la ropa mojada de la artista y Janet ha calculado más o menos que talla usa la rubia. Una mujer de curvas rotundas y sensualidad muy lejos de la delgadez que la moda y la sociedad parece querer imponer a las mujeres. Por suerte otras mujeres siguen conservando en los años ochenta el amor por las curvas femeninas aunque en esos momentos están muy de moda los cuerpos atléticos gracias a algunas películas y series de televisión que muestran mujeres muy atléticas y de pocas curvas.
Cuando Marilyn sale de la ducha, se seca y se pone una bata de Janet descubre una nota de Michael.
"Princesa no te preocupes si no nos encuentras cuando salgas de la ducha, fuimos a hacer unas compras. Estaremos de regreso lo antes posible. Besos Michael"
Ella sonríe al ver la nota.
Michael es tan especial...dulce, tierno, pero también sabe como ponerla a arder sin apenas proponérselo.
Sobre la mesa del salón descubre una bandeja con algo de comida y bebida.
¿Habrá sido cosa suya o de su hermana? Es un detalle sea de quien sea el detalle.
Su hermana parece una buena persona. Ha dado entrada en su hogar a una desconocida como ella, le ha prestado su baño para una ducha caliente y un albornoz con el que cubrirse. Eso no es algo que haga todo el mundo, porque si, ella vino con su hermano pero no deja de ser una desconocida para ella.
El buen corazón debe ser cosa de familia. Por si fuera poco ahora le dejan algo preparado para tomar.
Marilyn se coloca bien el albornoz y se sienta, da un mordisco al sándwich vegetal que le han dejado preparado y toma un sorbo de la taza que tiene frente a ella. Es chocolate caliente, algo que la hará entrar en calor y evitará que lo que ya parece un resfriado vaya a más.
La rubia ve un extraño aparato en la misma mesa donde tiene la bandeja con comida y lo toma con cuidado, lo mira. Aprieta un botón que llama su atención y la televisión en ese momento se enciende. La rubia está esperando ver algo interesante mientras toma lo que le han preparado, aunque no entiende nada de lo que ve. La televisión de los ochenta es algo distinta de la su época. Descubre el reproductor de vídeo, se acerca a él poco a poco con algo de temor ya que no sabe lo que es aquello y aprieta un botón. Norma Jean se asusta cuando de repente comienza a escucharse una canción.
En cuanto se da cuenta que es Michael quien sale en esas imágenes, la rubia comienza a ver lo que hay grabado en esa cinta de vídeo. Unas actuaciones en directo de Michael cantando y bailando, además de unas entrevistas.
Marilyn contempla absorta cada actuación del artista, definitivamente es impresionante verle cantar y bailar. Y esa especie de minipelículas con música...son increíbles.
El talento de ese hombre es evidente e indiscutible para cualquier persona que no viva envidiando a todo el mundo. En las entrevistas Michael se muestra como un hombre tímido y dulce, más o menos como el hombre que ella conoce.
Cuando unos minutos después, los dos hermanos llegan cargados de bolsas la encuentran mirando cantar y bailar al chico de la fuente sin despegar los ojos de la pantalla del televisor.
Michael se sonroja al comprobar
que él es el motivo por el cual la rubia mira con tanto interés la pantalla.
—¿Sientes vergüenza porque te vea actuar? —se sorprende ella. —Eres muy bueno, de hecho no sabía que fueses tan bueno.
—Gracias. —responde él mostrando una radiante sonrisa. —Ahora ven, voy a enseñarte lo que hemos comprado para ti. —sugiere el artista tomándola de una mano.
Los hermanos comienzan a sacar las prendas de ropa, la actriz comienza a sorprenderse
con la ropa que han elegido para ella, algunas prendas muy estilo Marilyn, vestidos elegantes y ceñidos sin caer en la vulgaridad, así como ropa y accesorios típicos de esa década; colorida, algo estrafalaria y accesorios grandes y llamativos.
—¿Las mujeres de esta época se ponen estas cosas? —pregunta Marilyn sorprendida. —¡Es tan distinta a..! —comienza a decir Marilyn.
—¿Y qué ropa esperabas que compráramos? —responde Janet mirando a Marilyn algo molesta. —La mayoría de las personas visten así, es la moda. Peter, tu amiga es un tanto extraña. —se dirige en esta ocasión a su hermano.
—¿Peter? —se sorprende Marilyn.
—Sí, como Peter Pan. Amo ese libro y por eso Janet me llama Peter y yo a ella Campanilla. —le explica el cantante a la diva del cine. —Norma, aquí todo el mundo viste así, por eso te sorprendes ya que donde vienes, en tu pueblo no soléis verlo. —responde Michael mirando a Marilyn y guiñándole un ojo con la esperanza que entienda lo que quiere decir.
—Ah, sí, sí, tienes razón. Es la falta de costumbre. —contesta ella entendiendo lo que Michael trata de decirle. —Perdóname Janet, no era mi intención ofenderte después de tu amabilidad al recibirme en tu casa. Me siento avergonzada por mi comportamiento. —se disculpa Marilyn con la cantante.
Janet la sonríe.
—No fue nada, olvídalo. Empecemos de nuevo. —responde Janet tendiéndole la mano a Marilyn. —Janet Jackson, la hermana de este locuelo. —dice la joven mirando al cantante y sonriendo con picardía.
—¡Oye! —se queja su hermano fingiendo enfadarse y haciendo pucheros como si fuera un niño pequeño.
—Mari...Norma Jean. —se presenta Marilyn estrechando la mano de Janet.
—¿Norma Jean? ¿Como el verdadero nombre de Marilyn Monroe? —se sorprende la hermana del cantante.
—Sí...sí. —titubea la rubia mirando a Michael que no puede contener la risa y se tapa la boca con una de sus grandes manos para que su hermana no le vea reírse.
«Si tú supieras, Janet». piensa el cantante.
—¿Ya estás mejor? —pregunta la benjamina de los Jackson.
—Sí, gracias. —contesta con amabilidad la rubia.
—Me alegro. —sonríe Janet. —Cuando llegaste parecía que hubieras salido de una fuente o de una piscina.
—Eso fue lo que lo que pasó. Huía de alguien que me estaba molestando y por patosa terminé cayendo en la fuente de Central Park. —se sincera Marilyn Monroe.
No ha mentido, después de todo eso fue justo lo que ocurrió. Escapaba de su compañero de película y terminó cayendo a la fuente, aunque eso fue en los años cincuenta y apareció minutos después en los ochenta. Pero eso es algo que no puede ir contando por ahí.
—Vaya lo siento. Espero que hayas perdido de vista a ese tipo. —responde Janet.
—Le perdí de vista por suerte, gracias. —dice la rubia. —Quedó muy lejos.
«Y tan lejos.» «Unas décadas atrás para ser más exactos» piensa la protagonista de La Tentación Vive Arriba.
—Cuando mi ropa se seque iré a buscar un hotel o una pensión donde me pueda hospedarme en lo que regreso a mi hogar. —comenta la rubia.
—¿Y por qué no te quedas conmigo aquí? —le propone Janet. —Exceptuando las horas en las que estoy rodando la serie, el resto del tiempo me encuentro bastante sola en casa. Será agradable tener compañía por una temporada. —sonríe la joven.
—¿Me ofreces alojarme en tu casa? ¡Vaya, eres muy generosa y amable! Muchas gracias por la invitación. Acepto la compañía encantada. —responde Marilyn dando un efusivo abrazo a Janet.
Michael las mira sonriendo.
—¿Por qué no celebrar esta recién nacida amistad y vamos a bailar esta noche? —propone el cantante.
Las dos mujeres le miran.
—Iré disfrazado, como siempre Janet. —comenta apesadumbrado el muchacho.
Marilyn le mira y se compadece, le entiende a la perfección ya que ella ha hecho lo mismo algunas veces.
Michael a veces odia tener que disfrazarse para poder disfrutar de una vida algo normal, es frustrante saber que solo así puede disfrutar de algo de libertad e intimidad.
Horas después, las dos nuevas amigas esperan la llegada de Michael.
Ambas vestidas con vestidos ochenteros de noche y grandes hombreras, azul el de Janet, blanco el de Marilyn. Pendientes grandes, brillantes y llamativos, maquillaje algo recargado.
En cuanto Janet ve arreglada y maquilada a Marilyn con vestido y accesorios propios de la época, pero con su clásica melena rubia platino semiondulada, se sorprende.
—¿Nunca te han dicho que eres igual a Marilyn Monroe?
—Sí, alguna vez me lo han mencionado. —miente la rubia. —Aunque no creo que sea para tanto. De todas formas dicen que todos tenemos un doble en algún lado. —dice ella restando importancia al comentario de Janet y encogiéndose de hombros.
Si esa chica supiera que tiene frente a ella a la mismísima Marilyn en persona...
Michael llega poco después a recogerlas disfrazado de hombre blanco de unos cuarenta años de edad, besa la mejilla de Janet y Marilyn.
—Norma Jean eres más bonita de lo que me imaginaba. —le dice al oído. —Y ya sabía que eres hermosa. Todos los hombres van a morir de envidia esta noche.
Ella le sonríe y le guiña con picardía un ojo.
Al llegar al local donde disfrutarán de esa noche Janet y Marilyn llaman la atención. A la hermana del cantante ya la van conociendo gracias a sus actuaciones musicales y su papel de Cleo en la serie Fame. En cambio, al ver a Marilyn todos se sorprenden y comentan que esa mujer es exacta a Marilyn Monroe.
En Michael apenas reparan, su disfraz cumple su función y pasa desapercibido.
El tema When a Men Loves a Woman comienza a sonar en el lugar y Michael toma de una mano a la rubia llevándola con él hacia la pista de baile. Allí coloca una de sus manos sobre la cintura de Marilyn y con la otra toma la mano de la rubia que ha quedado libre. Michael invita a Marilyn a moverse con el al ritmo de esa canción, tan pegada a su cuerpo que puede sentir y apreciar todas las curvas de su compañera de baile. Todas sus turgencias y voluptuosidad moviéndose al son de la hermosa balada.
Envueltos por el romanticismo y la belleza de la balada ambos se miran a los ojos en silencio. Ella apoya la cabeza sobre un hombro de Michael por unos instantes.
Segundos antes de la finalización de When a Men Loves a Woman, Michael y Marilyn se funden en un tierno beso.
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