Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

~Capítulo 9~


Haber visto a Aiden en el papel de padre, me hace tener una visión totalmente diferente, pero muy buena en fin.

Incluso entiendo el por qué de su estado de ánimo, y mal humor de días atrás. Siempre hay una razón para todo, y la suya fue Camille. Espero que su intento de dejarla atrás, y seguir con su vida, tal y como ella lo hizo tan tranquila, no sea un acto fallido.

Aunque lo dudo mucho. Tyler le hace bien, demasiado bien. Es su cable a tierra, y eso se ve reflejado en todo. Ese niño es su principal motivo para salir adelante.

Y luego de esa salida, Aiden se muestra mucho más amigable conmigo, más simpático y menos cerrado como lo es con el resto de nuestros compañeros. Incluso, hasta hace bromas y todo.

Me gusta saber que encontró en mí una persona en quien confiar, creo que puedo empezar a considerarme una amiga de Aiden.

Quisiera tener su mismo nivel de confianza. Me contó muchas cosas sobre él, pero cuando de mí se trata, soy demasiado reservada. Y eso que en nuestros primeros encuentros, me había dicho que no me contaría nada sobre él. Pero vaya sorpresa nos dió la vida, el discurso cambió de palabras.

Y en estos momentos, me encuentro yendo hacia la casa de Aiden. Es sábado, y es el cumpleaños de Tyler. Insistí en venir antes para ayudar con la decoración, ya que su hermana se encuentra demasiado atareada con el trabajo como para poder salir antes.

Tuve que cambiarle el día libre a Jeremy para poder asistir, y aceptó sólo si luego respondo a todas sus preguntas. Siento que va a ser una larga lista de interrogantes.

Me pregunto si cuenta con algún otro familiar, porque sólo me nombró a su hermana.

Llego a una pequeña casa color lila, y llamo a la puerta con un golpe suave, ya que tal parece que el timbre no funciona.

La puerta se abre, y un Aiden con cinco globos de colores, colgando de un hilo, me recibe. Lleva uno a medio inflar en su boca. Cuando me ve, deja de hacer su trabajo, y me sonríe.

—Albóndiga.

Niego con la cabeza.

—El timbre no funciona.

—Lo sé, hace dos años que no lo hace.

—¿Y no pones un cartel o algo?

Se encoge de hombros.

—¿Para qué? Ya entienden el mecanismo, si no funciona, golpeas la puerta. Tú lo entendiste.

—Como sea, esos globos no se van a inflar solos.

Se ríe, y me deja pasar. La sala está repleta de globos inflados, así que me siento en el sofá carmesí, y me dispongo a ayudarlo con el inflado.

—¿Y Tyler?

—Su padrino vino a buscarlo para que elija el regalo de cumpleaños —asiento— El día está genial, creo que podemos decorar afuera.

—Me parece bien.

—De acuerdo, iré a buscar el resto de las cosas.

Dicho esto, se pone de pie y lo pierdo de vista cuando dobla al dirigirse al pasillo de la casa.

Cuando me encuentro sola, me pongo de pie y camino por la sala, mientras continúo inflando globos. Es una casa muy hogareña, me atrevo a decir que creció en ella, siento que aún conserva cada rincón proveniente de su niñez, y gran parte de su crecimiento.

Hay una repisa blanca con fotos, así que no dudo en acercarme. Hay fotos de Tyler, otras donde se lo ve a Aiden acompañado por una chica muy parecida a él, supongo que es su hermana, y sé que también la vi el día en que me rescató de Jared.

Sonrío cuando me encuentro con una foto de lo que parece ser el nacimiento de Tyler. Aiden lo carga con tanto amor, y cuidado. Me gusta la sonrisa que lleva en su rostro al tener sus ojos puestos en ese pequeño bebé.

Pero más me detengo en un cuadro azul gastado, en la foto se lo ve a Aiden acompañado de su hermana, y una mujer mayor muy linda y con sus mismos hoyuelos.

La señora lleva un pañuelo amarillo en la cabeza, y se la ve muy delgada, pero aún así sonríe feliz.

—Mi madre —me sobresalto algo asustada. Aiden está parado detrás de mí— Falleció hace nueve meses —suspira— Cáncer de mama.

—Lo siento mucho. No debí haber visto nada.

Sonríe.

—Para eso están las fotos, Mackenzie. Pero esta es mejor.

Me muestra una foto de su madre, donde no se la ve como en la foto anterior. Tiene un hermoso cabello castaño atado en una coleta, y no se la ve tan delgada. Pero lo que sí lleva puesto, al igual que en la anterior foto, es esa enorme y linda sonrisa.

—¡Que mujer tan linda!

—Lo sé, era muy preciosa y demasiado buena para este mundo. Supongo que era un ángel que tuvo que volver al cielo —sonríe algo nostálgico y me mira— Debemos terminar antes de que el cumpleañero llegue.

Deja la fotografía de su madre, y yo hago lo mismo con el cuadro azul. Aiden se dispone a decorar el patio trasero de la casa, así que lo ayudo colgando globos, carteles de La patrulla canina, y unas cuantas guirnaldas coloridas.

Todo quedó muy bello y alegre, todo haciendo juego con los personajes favoritos de Tyler. Incluso el castillo inflable que acaba de llegar es de ellos.

Mientras Aiden se está bañando, me encargo de terminar con las mesas para los niños y otra para los adultos. La de los niños se trata de una mesa cuadrada y larga, mientras que la de los adultos es más pequeña, y redonda.

—¿Hola?

Me volteo cuando escucho una voz femenina por encima de la música infantil. Una chica de cabello castaño, y corto hasta los hombros, me mira desde el umbral de la cocina. Lleva puesto el uniforme de un supermercado conocido en la ciudad.

Debe tratarse de la hermana de Aiden, es la misma chica de la foto, y al verla, un vago recuerdo de la noche en que me salvaron de Jared se presenta.

—Hola, soy Mackenzie.

La chica me sonríe simpática y se acerca a donde estoy.

—Soy Nancy, la hermana de Aiden ¿necesitas ayuda con algo?

Observa el patio trasero, viendo qué hacer, tal vez. O quizá está inspeccionando de que nada falte.

—Creo que ya está todo.

—Lo está —me sonríe— Gracias por ayudarlo, pues deberías saber que la decoración no es lo suyo —me río— No, en serio. Quiere hacer combinaciones con colores que juntos no van para nada.

—¿Podrías dejar de hablar mal de mí cuando no estoy?

Aiden sale y se saluda con su hermana como si fueran grandes amigos. Hablan del pastel de cumpleaños que Nancy ya compró, entre otras cosas dulces.

Mientras hablan, observo a Aiden. Quien, por cierto, está guapísimo. Lleva puesta una camisa verde agua, junto a un jean oscuro, y zapatos negros.

Su cabello corto está algo desordenado, pero no le queda mal. Al contrario. Dos botones de arriba no fueron abotonados, y eso deja a la vista el vello que hay en su pecho.

Trago saliva, e intento apartar mi vista de él, de su sonrisa, sus hoyuelos, y el vello de su pecho. No debo verlo de esa manera.

—Todo quedó muy lindo, gracias Mackenzie —se acerca a mí una vez que Nancy entra para bañarse.

—Esto... sí, si, de nada.

Frunce el ceño, pero luego su semblante se suaviza con una sonrisa.

—¿Todo va bien?

—Todo está bien.

Asiente, y me vuelve a sonreír. Tyler se presenta y corre a los brazos de su padre, tal muestra de amor me hace sonreír.

—¿No vas a saludar a Mackenzie? —le pregunta Aiden, y los ojos del pequeño niño me observan. Una sonrisa gigante se forma en su rostro.

—¡Mack!

Se baja de los brazos de su padre y rodea mi cintura con sus brazos. Me sorprende el cariño de su abrazo, es como si me conociera desde siempre.

—Feliz cumpleaños, Ty.

—Hijo, Mackenzie decoró todo —Tyler observa el patio— ¿Te gusta como quedó?

Tyler sonríe con las manos en su cintura.

—¡Me gusta mucho!

—¿Cómo se dice?

—Gracias, Mack —Tyler me vuelve a abrazar, y lo alzo para decirle que tengo un regalo para él.

Un chico sale al patio, y se saluda con Aiden con un gran apretón de manos.

—Ridge, ella es Mackenzie —el chico de cabello corto y oscuro me sonríe— Mack, él es Ridge. Mi mejor amigo, y padrino de Ty.

—Es un placer.

—Lo mismo digo —le sonrío.

—¿Lo ha llamado? —le pregunta Ridge a Aiden, y su rostro cambia por completo. Observa a Tyler, y luego a mí.

—Ty, ¿quieres que te de tu regalo?

—¡Si, por favor, Mack!

Se baja de mis brazos y me coge la mano. Aiden me sonríe agradecido, y asiento ante su sonrisa, para luego ir adentro con Tyler.

¿Camille no ha llamado a su hijo? ¿Ni siquiera eso tuvo la intención de hacer?

Me encuentro demasiado enojada con aquella mujer, no puedo disfrutar de la alegría de Tyler jugando con sus personajes favoritos.

—¿Estás bien? —me pregunta Nancy luego de haber saludado a su sobrino.

—Sí, sólo no puedo creer que ni siquiera lo haya llamado.

Nancy me mira, luego mira a Tyler, y sus ojos vuelven a caer en mí.

—¿Aiden te habló de Camille? —asiento— Vaya... eso es nuevo. No acostumbra a hablar de estas cosas con...

—¿Extraños?

—No digo que tú lo seas.

—Lo dices porque no es hace mucho que nos conocemos

Asiente.

—Pero me gusta saber que pudo hablarlo con alguien que no sea yo o Ridge —suspira— No ha llamado, ni lo va a hacer. Y en cualquier momento va a preguntar por ella —ambas observamos a Tyler, quien felizmente juega con sus nuevos juguetes— ¿Puedo pedirte un favor?

—Por supuesto.

—Es claro que Aiden ya te tiene confianza, y sé que en cualquier momento Tyler va a preguntar por ella, y se va a poner mal. Cuando se pone en ese estado, no quiere hablar con nadie, se cierra en sí mismo, y me preocupa demasiado. Tal vez contigo sea diferente, no lo sé, pero ¿me harías el favor de intentarlo?

Veo la preocupación de Nancy por su hermano, por el miedo a lo que sea que vaya a pasar hoy cuando el niño pregunte por su madre.

—Cuentas conmigo.

Sonríe agradecida.

—Gracias, Mackenzie. Pareces ser una buena chica.

Le sonrío y se escucha como llaman a la puerta. Los primeros invitados acaban de llegar.

Tyler sale corriendo hacia el patio con sus amigos, y rápidamente están saltando en el inflable.





Unos veinte niños está jugando en el patio trasero. Algunos saltando en el castillo inflable, otros jugando a atrápame si puedes, y algunos se entretienen con los juguetes que Tyler prestó.

En cuanto a los adultos, el número es muy bajo. Además de Aiden, Nancy, Ridge y yo, hay tres madres de los niños amigos de Tyler.

Esto me lleva a pensar en lo pequeña que es la familia de Aiden, sólo están él, su hermana y el niño. Y por fotografías conocí a su madre, nunca hizo mención o vi algo de su padre.

—¿Te diviertes? —Aiden se sienta a mi lado, y me pasa un vaso con zumo de naranja.

—No recuerdo cuándo fue la última vez que asistí a un cumpleaños infantil. Creo que fue cuando era una niña —me río y me encojo de hombros.

—¿No tienes amigos con hijos? —suspiro o niego con la cabeza —¿Primos, sobrinos? —vuelvo a negar— ¿Me parece a mí o yo no sé mucho de tu vida?

Lo miro y alza ambas cejas, esperando por mi respuesta.

—Sí, puede ser. Pero descuida, no es nada personal.

—Entonces, tengo un plan.

—¿Qué plan?

—Preguntas y respuestas —me río— No te rías, estoy hablando muy en serio.

—Eso parece —sonríe— Cuando tú quieras.

—¿Hoy? Es decir... cuando el cumpleaños termine.

—¿No debo irme a la hora que termina como todos?

—Tienes horas extras a tu disposición. Aunque, lastimosamente, no puedo pagarte —me río— ¿Tienes algo qué hacer?

En realidad no. Mi plan era llegar a casa y beber el trago que dejé enfriándose en la nevera. Pero el plan de preguntas y respuestas parece ser bueno.

—Preguntas y respuestas serán

Aiden sonríe, y quiere decirme algo más, pero se ve interrumpido por Nancy y el pastel para cantar el feliz cumpleaños.

Todos nos ubicamos alrededor de la mesa donde Tyler se para sobre una silla en la punta de la misma.

—¿Mamá no va a llegar a cantarme el feliz cumpleaños?

Y la pregunta que con miedo todos estaban esperando, se presentó. Se puede percibir la tensión entre los adultos que se miran unos con otros, mientras que los niños se pierden en su inocencia por querer comer pastel o querer seguir jugando. Quien pudiera ser como ellos en estos momentos.

Más que nada Aiden, que ahora lleva un rostro totalmente distinto al de unos minutos antes. Se lo nota algo triste, y tal parece que no sabe que responder.

—Campeón, tus amigos quieren ir a saltar antes de que vengan a buscar el castillo ¿qué te parece si cantamos cuanto antes? —Ridge rompe con la tensión, y Aiden asiente ante las palabras, esperando la reacción de su hijo.

—Esta bien, padrino —responde Tyler y abraza a su padre mientras todos le cantamos el feliz cumpleaños. Agradezco la muestra de cariño del niño, ya que Aiden ahora sonríe.

—¿A eso le llaman cantar el feliz cumpleaños? —dice Nancy— ¡Tenemos que cantar otra vez! —los niños se quejan— Oh vamos, Sophie, eres la que menos puede quejarte, te he visto y no has cantado.

—¡Si que canté!
—Que los cumplas feliz...

Empieza a cantar Nancy y la seguimos entre risas. Me gusta que haya tenido este gesto para hacer reír a su hermano y desviarlo un poco de su mente.

Luego de las fotos, y de ayudar a Nancy a repartir porciones de torta, me acerco a Aiden quien se sentó debajo del árbol, alejado de todos.

—¿Puedo sentarme?

Aiden asiente, pero niega con la cabeza cuando le ofrezco pastel.

—¿Quieres leche con chocolate?

—¿Lo que tu madre te daba cuando tenías pesadillas?

—No creí que lo recordarías.

—No tuve una pesadilla.

—Pero te ves un poco triste, y no creo en la función del té cuando una persona está triste. Creo que es mejor ofrecer leche con chocolate.

Aiden sonríe, y me siento un poco mejor. Más aún cuando acepta comer una rebanada de pastel.

—Sé que es estúpido, pero... ¿cómo estás?

Suspira y se detiene a observar como los niños corretean.

—Raro. Creí que llamaría, Mackenzie. En verdad lo creí. Sé que decidió no tener una familia, un poco tarde —se ríe sin ánimos— Pero creí que hoy se iba a acordar de él. Soy un estúpido por tener esa esperanza, por creer que Camille iba a dejar de lado su egoísta estilo de vida para llamarlo aunque sea cinco minutos.

—No eres un estúpido. Creo que no hay que esperar nada de nadie, menos de alguien quien actuó como ella. Sueles llevarte decepciones al ver que la gente no hace lo que esperas.

Se queda en silencio unos segundos, jugando con la crema del pastel que apenas comió.

—Quisiera poder perdonarla algún día, por todo lo que me hizo.

Frunzo el ceño, y me siento intrigada.

—Espera, ¿hay más? ¿Camille hizo algo más que sólo abandonarlos?

Aiden suspira, se queda una vez más callado, y luego me mira.

—Hay más.

—¡Oh, por favor! Creo que nunca sentí tanta impotencia —lo miro, y sus ojos están puestos en el pastel— ¿Quieres hablar sobre ello?

—Primero quiero conocerte, Mackenzie. Quiero saber de ti.

—¿Luego de jugar a preguntas y respuestas? —asiente— Entonces, me quedaré todo el tiempo que necesites para conocerme, y para que así confíes en mí.

Sonríe.

—Por más extraño que te parezca, ya lo hago.

Y dicho esto, se pone de pie y se aleja unos cuantos pasos hasta donde esta Ridge.


* * *

Hola! 

Por haber tardado en actualizar, que por cierto me disculpo, prometí capítulo doble. Así que en un rato, vuelvo a actualizar (:

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro