Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

~Capítulo 29~


Estoy en el suelo, junto a la botella de vodka derramada. Tengo frío, estoy temblando. Mi cuerpo está débil, dormido.

Sinceramente no recuerdo cuánto tiempo llevo aquí. Sólo sé que mientras las manecillas del reloj avanzan, más me castigo y mucho más me odio.

Tengo miedo, mucho. Tengo miedo de no poder con todo esto, contra todo esto. Tengo mucho miedo de fallar, caer, y encerrarme en el alcohol unas mil veces más, hasta perderlo todo.

Ojalá de la noche a la mañana las adicciones se acabaran. Pero no es tan sencillo, por supuesto que no. Y el camino a la sobriedad aterra, porque es largo, es desconocido, es distinto, es un cambio, y uno no sabe cómo va a reaccionar en ese cambio, en cada nuevo paso.

Decido levantarme del suelo, y la habitación da vueltas. Me duele la cabeza y el estómago. Necesito un baño caliente y dormir. Y para mi buena suerte, tengo el día libre, no debo trabajar en el hotel. Aunque, a decir verdad, no sé qué tan buena suerte sea eso.

Ahora no quiero detenerme a pensar en cómo voy a llevar el día, sólo quiero bañarme y descansar.

Una vez que salgo del baño, tomo un analgésico para el dolor de cabeza y estómago, y me acuesto.

Observo el techo de la habitación, ojeo las redes sociales, leo algunas noticias, me entretengo con un juego que descargue, veo algunos videos sobre gatitos, y me duermo.

Finalmente.



Para cuando me despierto, me encuentro con mensajes de Aiden deseándome un buen día libre, y preguntándome sobre cómo fue mi noche.

Le respondo, le deseo también un buen día y le miento en cuanto a mi noche de ayer. Nos quedamos hablando un largo rato, le pregunto por Tyler y Nancy, quienes por suerte están un poco mejor luego de una larga noche de cólicos.

Nos tenemos que despedir, porque tiene cosas que hacer antes de entrar al turno en el hotel, y como despedida, y a diferencia de un adiós, nos decimos lo mucho que nos queremos.

Dejo el celular sobre la cama, y observo en dirección a la ventana. El sol se impregna a través de las cortinas, parece que es un buen día, pero la verdad es que no tengo ánimos de salir de la cama. Siento que si salgo, me voy a tener que enfrentar a lo mismo de anoche, y no tengo fuerzas. Por eso, la idea de quedarme en la cama todo el día, me parece una buena idea.

Mejor esto que estar bebiendo. Supongo.

Así que cojo la notebook, y entro a Netflix. Podría empezar alguna serie para entretenerme, y Las chicas del cable parece ser una buena opción. Así que le doy play, y me pierdo en el mundo de las telefonistas.

Y por suerte, la serie sirvió de mucho. Aunque bueno, ayudó que me haya sentido atrapada por su trama y personajes. Aún me falta para terminarla, pero al menos estuve distraída por unos capítulos.

Decido levantarme de la cama, y me dirijo a la cocina para buscar con rapidez algo para comer y beber. Ignoro la botella de vodka en el suelo, y no pongo la vista en la alacena, no vaya a ser cosa que me sienta tentada a beber, otra vez. Incluso hasta ignoro el fuerte hedor que emana el líquido derramado en el suelo.

Me preparo un sándwich de pollo, cojo zumo de naranja, y corro hacia la habitación, como si estuviera huyendo de un monstruo. Aunque, a decir verdad, es la pura realidad.

Me siento en la cama y empiezo a comer. Lo devoro como si hace días no comiera, y sé que no debo comer con rapidez, pero tengo hambre, mucha hambre y no hay tiempo para detenerme a pensar en la manera correcta de comer para mi digestión.

Al terminar, bebo del zumo casi con la misma rapidez. Nadie me corre, pero siento apuro por terminar todo a tiempo. Y una vez que lo hago, suspiro profundamente, y me tumbo en la cama, aún sabiendo que esto tampoco ayuda a la digestión.

Mi celular comienza a vibrar a mi lado, y cuando observo la pantalla, veo que Aiden me está llamando.

—Aiden.

—Hola Mack, tengo un tiempo libre y quiero saber cómo estás, cómo llevas tu día libre.

Con tan sólo escuchar su voz, todo mi mundo parece ponerse en pausa y tomar otro tipo de color, uno agradable de ver.

—Pues... no mucho en realidad.

—¿Todo va bien?

—Si, todo va bien. Sólo estoy demasiado satisfecha, recién acabo de almorzar.

Se ríe, y su risa provoca que sonría.

—Y has estado tumbada en la cama.

—En eso estoy, por supuesto. Y mirando una serie.

Se vuelve a reír.

—¿Hay algún tiempo para mí hoy, o la serie es más importante?

—Mmm... creo que Las chicas del cable pueden esperar.

—Cosa que agradezco, ahora, ¿tendrás algún problema de venir a mi casa? Paso a buscarte. Es que no quiero dejar a mi hermana y Ty mucho más tiempo solos, pero tampoco quiero dejar de verte a ti.

Sonrío.

—No hay ningún problema. Entonces... nos vemos más tarde.

—Hasta entonces, mi querida Albóndiga.

Y sin decir nada más, nos volvemos a despedir, sólo que esta vez con un nos vemos más tarde.

Para que la espera no se me haga demasiado larga, reproduzco otro capítulo de la serie y me acomodo en la cama.




Me quede dormida en mitad de un capítulo, y es el sonido ensordecedor del timbre el cual me despierta. Observo la hora y me levanto de un salto. Sólo espero que Aiden no haya tenido que esperar mucho.

Y a juzgar por su tranquila sonrisa al verme en pijama y despeinada, sé que no lo hice esperar. Deja un breve beso sobre mis labios y me hago a un lado para que pase y deje las bolsas sobre la isla.

—Hoy vas a probar la mejor salsa de todas —dice mientras saca lo que compro, y yo me froto los ojos— Y espero que tengas mucho lugar en el estómago, porque te aseguro que con un plato no te vas a llenar.

Me sonríe, y le devuelvo la sonrisa para luego sentarme en el taburete. Cuando Aiden se dirige hacia el otro lado de la isla, se detiene en seco observando el suelo. Su sonrisa ya no está presente, y su semblante no está tranquilo como hace instantes.

Mierda. Mierda, y más mierda. Olvidé por completo limpiar el desastre ocasionado, y ahora ya es demasiado tarde.

No sé qué decir, sólo me quedo sentada, petrificada. Al igual que Aiden, que tampoco dice nada, y sólo observa el suelo. Suspira y es ahí cuando me mira. No encuentro una pizca de decepción en su mirada, y es eso lo que me parece raro, porque yo en su lugar supongo que estaría muy decepcionada.

—Puedo explicarlo —digo, y me muerdo las uñas.

—¿Donde tienes los productos de limpieza? —me pregunta, ignorando mis palabras.

—En el baño.

Y sin decir nada más, se dirige hacia el baño y vuelve con todo lo necesario. Levanta la botella de vidrio, y limpia el líquido derramado. Un delicioso aroma floral llega a mi nariz.

Aiden deja la botella sobre la alacena, y deja a un lado los productos de limpieza. Se sienta en el taburete que está frente a mí, y pese a no estar mirándolo, sé que él a mi si.

—Mack... —no lo miro, pero sigo mordiendome las uñas— Mackenzie —posa su mano sobre la mía, la aparta de mi boca y hace que lo mire. Me acaricia la mejilla, suspira y ahora nuestras manos se entrelazan. Estoy temblando, y cuando lo nota, deposita un beso en cada mano.

—Lo siento.

Frunce el ceño y niega con la cabeza.

—No tienes que disculparte, ni tampoco tienes que explicarme nada.

—¿Y entonces, qué debo hacer? ¿Qué tengo que hacer para que todo esto se termine de una vez?

—Resistir.

Me río.

—No puedo, Aiden, no es fácil. Todo es más fuerte que yo.

—Resistir nunca es fácil, para nadie. Pero intentarlo, es resistir, un tropezón no quiere decir nada. Y no quiero que te creas que todo es más fuerte, no le des ese poder al problema.

Bajo la mirada, sintiendo como las lágrimas llegan a mis ojos, logrando que ardan.

—Tengo miedo, Aiden. No quiero que esto acabe conmigo, quiero poder ir contra todo.

Aiden se pone de pie, y sus brazos no tardan en rodear mi cuerpo débil, triste y tembloroso.

—Y vas a poder ir contra todo, Mack. No olvides que estoy aquí contigo, que estoy siempre contigo. Incluso cuando no estamos juntos, no dudes en llamarme —nuevamente hace que lo mire, y acaricia mi rostro, limpiando el rastro de lágrimas— ¿Por qué no me has llamado?

—Porque tienes tus cosas, Aiden. Porque Tyler y Nancy estaban enfermos, y porque no quiero molestarte.

Suspira y niega con la cabeza.

—Bueno, tienes que empezar a pensar y a creer que no molestas, en lo absoluto. Que si necesitas algo, o me necesitas, no tienes que pensar en nada más que no sea llamarme o buscarme ¿de acuerdo?

Me encuentro con su mirada, con su sinceridad y su bondad. En parte siento que no merezco esta atención, este cuidado, pero por otro lado, sé que estas pequeñas cosas son las que me hacen bien. Son las necesarias para resistir.

Mi mano pasa a su rostro y con mi dedo índice hago un recorrido por su rostro. Aiden cierra los ojos, y sonríe.

—Eres demasiado bueno.

Abre los ojos y me mira.

—No lo sé, pero mereces bondad, Mackenzie Wilson.

—¿Realmente la merezco?

—Y mucho, pero mucho más que eso.

Suspiro y miro en dirección a las alacenas. Mi pecho se oprime cuando sé lo que allí se esconde, lo que allí me espera para cuando esté sola.

Me pongo de pie, separándome de Aiden y me dirijo hacia ellas. Cuando abro sus puertas, me encuentro con las botellas de alcohol. La opresión en mi pecho se hace más presente, más real, más dolorosa.

Saco las botellas, sin dejar ninguna escondida, y las apoyo junto a fregadero. Aiden mira todo lo que hago desde un costado, a la espera de alguna señal para poder actuar.

En cuanto lo miro, el temblor se hace presente, y no quiero que la solución sea beber largos tragos hasta dormirme. Quiero estar bien. Quiero resistir.

—Necesito de tu ayuda —le digo cuando abro una botella de vodka. Son más fuertes mis ganas de beber, pero sé muy bien que tengo que luchar contra esto.

Aiden no tarda en llegar a donde estoy, y con su mano encima de la mía, con la cual sostengo la botella, me guía hacia el fregadero.

La botella se inclina y el líquido comienza a caer, por lo cual decido aguantar la respiración por un instante, para que el fuerte aroma no llegue a mí. Pero, por supuesto, que no por mucho tiempo voy durar, así que cuando el hedor llega a mí, un fuerte dolor se hace presente en mi cabeza.

Cuando la botella se vacía, quiero pasar a la siguiente, quiero hacer todo sin pensarlo, sin detenerme. Y esta vez, sin la ayuda de Aiden. Así que lo aparto de mí de manera sutil y cojo la siguiente botella para repetir la misma acción, y así con la siguiente, la siguiente, y la siguiente...

Unas cuantas lágrimas salen disparadas desde mis ojos mientras observo como se vacía la última botella. Mi corazón late con fuerza, mi respiración se acelera, pero el temblor de mi cuerpo ya no está.

Cuando la misma se vacía, la dejo junto a las otras, y es cuando más necesito de un fuerte abrazo, cuando más necesito de Aiden. Y no hace falta decirle nada, porque no tarda en abrazarme, en rodearme con sus fuertes brazos, en protegerme con ellos.

La mezcla de alcohol pasa a un segundo plano, porque en estos momentos, me encuentro respirando el aroma de Aiden.

—Haz hecho un enorme paso —me dice y me aferro más a él.

Y todo lo que siguió después de eso, fue nada más que paz y bienestar a mi corazón.

Aiden tenía razón, la salsa que cocina es deliciosa, contiene un secreto familiar que inculcó su madre, y que sólo la compartió con él, dejando a Nancy de lado. Cosa que hasta el día de hoy, Nancy le sigue reclamando a su hermano.

Luego de la cena, pese a no entender nada, compartió unos cuantos capítulos de Las chicas del cable conmigo. Se reía de mis reacciones, de mis comentarios, a los cuales le agregaba algo, como si estuviera a la misma par que yo.

Al terminar la segunda temporada, no me vi muy capaz de empezar aún la tercera. Así que nos dirigimos a mi habitación e hicimos el amor unas tres veces.

En cada una de sus caricias, en cada uno de sus besos, siento que uni cada pieza rota a causa de lo que sucedió ayer y hoy.

Y en estos momentos, con Aiden durmiendo a mi lado, puedo decir con total seguridad que me siento en paz, tranquila.

Aiden me hace bien, me hace ver más allá del problema. Me hace sentir en compañía, pero sobre todas las cosas, me da la seguridad que necesito para poder salir de todo esto por cuenta propia.

En estos momentos no me encuentro pensando en que va a pasar mañana cuando esté sola, o cuando salga de la charla de AA. Nada de eso.

Me encuentro disfrutando de la paz y de la tranquilidad. Respiro esas sensaciones, las abrazo y me adueño de ellas.

Abrazo a Aiden, apoyo mi cabeza sobre su pecho, y mientras escucho el latir de su corazón, me voy durmiendo.

Me adentro en un sueño donde puedo lograrlo, donde puedo salir de mi adicción.

Puedo. Voy a poder.

Sólo tengo que resistir, pase lo que pase siempre resistir. Dicen que un tropezón no es caída, y tal vez no sea el único tropiezo que tenga en el camino a la recuperación, pero voy a poder, quiero poder.

Quiero recuperarme.

* * *

Hola!

Bien, otro nuevo capítulo con otras nuevas ganas de Mack por recuperarse. Un camino difícil, pero ahora está mucho más decidida que otras veces. Vamos a tener que acompañarla mucho en su camino por recuperarse, como si fuéramos Aiden o Jeremy.

También les tengo que decir algo sobre la historia, para que se vayan preparando junto conmigo.
Tú, mi refugio entró en su recta final. Por mucho que me cueste decirlo, es una decisión tomada.

Les aviso para que se acomoden en el lugarcito de "oh, no, se termina la historia" o al menos es donde me encuentro yo.

Así que bueno, ahora si, nos leemos en el próximo capítulo y espero que hayan disfrutado de este, y del gran paso de Mack.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro