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~Capítulo 24~


Y una vez que el turno finaliza, para mi buena suerte, Jeremy se ofrece para acompañarme hasta el departamento y estar un momento conmigo. Y, a decir verdad, es algo que le agradezco, pues me aterra demasiado estar sola.

Hubo un momento donde prefería encerrarme sola, y tener mi propio espacio, lejos del mundo y de todos. Pero he tocado fondo, y en ese horrible lugar, me da miedo estar sola. Me he convertido en un ser oscuro, alguien que en soledad es capaz de lastimarse de la peor manera.

Incluso hasta a Aiden le tranquiliza saber que voy a estar en compañía, y mucho más tranquilo quedó cuando le conté la ayuda que me ofrecieron en el hotel.

Aún no me he detenido a pensar en eso. Sé que es algo que tengo que hacer si o si para seguir trabajando, pero aún no me veo capaz de sentarme rodeada de desconocidos para contarles mi historia de vida, y escuchar la de ellos.

Con Jeremy tomamos el autobús, y en el camino, opta por hablarme sobre su acercamiento hacia Michelle. No me ha preguntado nada al respecto sobre mí, pero sé que lo hará una vez que tengamos privacidad. Y eso es otra cosa que, sin decirle nada exactamente, se lo agradezco.

—¿La has invitado a salir?

Le pregunto y una sonrisa se presenta en su rostro. Sus ojos brillan en compañía de la misma, y puedo decir con total seguridad, que mi amigo ha caído en los brazos del amor.

—Por supuesto que lo he hecho. Este fin de semana haremos algo.

Su sonrisa se vuelve contagiosa para mí. Desde el primer momento le gustó Michelle, así que puedo entender su estado de ánimo al saber que tendrán una cita.

—Creí que era algo que nunca iba a pasar —se encoge de hombros— Me la puso dificil eh.

—Debe tener sus motivos, pero lo que importa es que tendrás una cita con ella ¿ya sabes lo que van a hacer?

—Aún no. Aunque le quiero proponer algo distinto, algo nuevo... tengo que pensar bien sobre ello.

Llegamos a destino, y en el camino hasta entrar al departamento, nos mantenemos en silencio. Cuando entramos, le pregunto si quiere beber algo, y me responde que estaría bien con un café. Nos sirvo una taza a ambos, y me siento a su lado en el sofá.

Jeremy me mira a los ojos y medio que sonríe. Quiere hacerme mil preguntas, todas juntas, pero respeta mi tiempo, espacio, y silencio.

—Me he preocupado mucho por ti —dice para romper el silencio. Puedo ver en sus ojos la verdad de sus palabras— Sentí que todos, o más bien Aiden y Michelle, sabían algo que yo no. Quería hacer algo por ti, y a la vez, no sabía cómo actuar.

—Entiendo, y te pido disculpas por eso.

—No lo hagas, no te disculpes. Sólo quiero saber lo que sucede —suspira y deja la taza sobre la pequeña mesa— ¿Qué sucede, Chimuelo?

Ahora soy yo quien suspira, y deja la taza también. En mi mente se instalan una serie de pensamientos malos. Me dicen que Jeremy me va a juzgar y no va a querer ser más mi amigo. Me dicen que se va a burlar de mí. O bien me dicen que me va a lastimar con su reacción, con sus palabras.

Pero basta con mirarlo a los ojos para percibir como esos malos pensamientos se disipan. Así que vuelvo a suspirar, me armo de valor y le cuento como mi vida se convirtió en un total desastre luego de Alice y Jared.

Jeremy me escucha atentamente. Cada tanto suspira, niega con la cabeza o hace una mueca de dolor.

Mientras le cuento sobre mi problema con el alcohol, intento no llorar, pero mi voz se quiebra en cada oración, y unas cuantas lágrimas danzan hasta mis mejillas.

Cuando termino mi relato, noto el temblor de mis manos, y hasta reconozco esa sensación en mi estómago, la cual me obliga a beber para así calmar este maldito temblor.

Jeremy posa su mano sobre la mía, y cuando nota mi temblor, coloca su mano sobre la que me quedó libre.

—Admitir que tienes un problema es un paso gigantesco —me dice con una voz tranquila— Hay mucho por hacer, eso es cierto. Pero lo importante es que no estás ni estarás sola, sabes que cuentas conmigo. Y también sabes que tienes a Aiden —una media sonrisa se presenta en él al mencionarlo— Sospecho que te quiere con locura, y que le gustas demasiado —me río— Ríete todo lo que quieras, pero sé que tengo razón.

—He olvidado que predices todo.

—Exacto, lo hago. Y como tal, sé muy bien también que saldrás adelante —suspiro y sus manos sobre las mías se convierten en un leve apretón. Y es recién cuando lo hace, que noto que mi temblor ya no está.

Jeremy es otra persona que confía en mí, y que me asegura que voy a salir de este lío. Pero lo cierto es que yo lo veo muy difícil. Hay demasiados escombros en el camino, todos muy pesados y grandes.

Y sé que no estoy sola, sé que cuento con Jeremy, Aiden, Michelle, y con todos en el hotel. Pero aún así salir depende de mí, y sólo de mí, y tal vez por eso todo se siente más, y por eso no puedo ver eso que todos ven.

En estos momentos salir adelante es algo no visible para mí.

Y pese a los pensamientos que invaden mi mente, los cuales me pesan sobre los hombros, Jeremy me sigue diciendo cosas positivas, con una voz llena de esperanza y energía.

Quisiera poder decir que sus palabras silencian los malos pensamientos, pero no es así. Sino que al contrario, se hacen más presentes aún.

Mi celular vibra sobre la mesa donde lo deje, al desbloquear me encuentro con un mensaje de Aiden. Dice que está con Tyler, que le dice que tiene ganas de verme.

Le creo lo de Ty, pero a la vez siento que estuvo un tanto influenciado por su padre y sus ganas de no dejarme sola.

—¿Es Aiden? —pregunta Jeremy.

—Sí, está con su hijo y dice que quiere verme.

—¿El padre o el niño?

—El niño.

—Y el padre también. Tu respuesta tuvo que haber sido que ambos.

Sonrío y le respondo a Aiden, le digo que puede pasar.

—Bueno, yo me voy yendo entonces —dice Jery, para luego colgar su mochila azul sobre su hombro izquierdo.

—¿Qué? No es necesario que te vayas.

—Lo sé, pero yo quiero irme —sonríe.

—No sonrías así.

—¿Así cómo?

—Como no sé... como si fuera a pasar algo importante esta noche —vuelve a sonreír— Oye, detente.

—¿Yo? No hice nada. Fuiste tú la que imaginó que algo importante iba a pasar esta noche, no me culpes a mí, o a mi sonrisa por tus deseos.

—¿Mis deseos?

—No te hagas la tonta conmigo. Luego me dices si el sujeto con cara larga es buen besador.

—¿Qué? —siento como mis mejillas se colorean, y Jeremy se ríe al notarlo.

—¡Quieres que te bese! Niégalo.

—No quiero que me bese.

—¿Y por qué te pone tan colorada imaginar ese momento?

Mi rostro quema aún más, y Jeremy se parte de la risa ante mí.

—Te odio y quiero que te vayas.

—Me quieres, y quieres que me vaya para tener privacidad.

Le lanzo un cojín del sofá, y nuevamente se echa a reír. Nos ponemos de pie y lo acompaño hasta la puerta con una serie de bromas por su parte.

—Dejando las bromas de lado —suspira— No dudes en llamarme si necesitas algo o si no te encuentras bien. Incluso, si no quieres estar sola, puedes venir a donde vivo. Mi hermana se mudó hace poco, y tengo una habitación libre.

¿Por qué todos tienen que ser tan buenos cuando ni siquiera me lo merezco?

Jeremy no espera una respuesta de mi parte, así que solo me abraza fuerte por un largo momento antes de irse.

Cierro la puerta detrás de mí, y enseguida siento como las paredes me hacen sentir presa, ahogada y con tristeza.

Mi respiración se acelera, al igual que mi pulso. Me abrazo a mi misma y clavo mis uñas sobre mis brazos.

No voy a beber.

Viene Aiden. No voy a beber.

Aiden está a punto de llegar con Tyler, no voy a beber.

Y cuánto más pienso en la idea de no beber, más me clavo las uñas. El timbre suena, y abro los ojos. Estoy sudando y mis brazos se encuentran marcados.

—Ya voy —digo, y busco un suéter para ocultar las pequeñas marcas. Luego me seco el sudor de la frente, respiro profundo una y otra, y otra vez, antes de abrir la puerta.

Aiden está cargando a Tyler, quien se encuentra dormido de manera profunda.

—Juro que estaba despierto hace dos cuadras —me dice sonriendo.

No le respondo, ni siquiera sonrío o hago mueca alguna. Aiden sigue manteniendo la sonrisa, y en mis ojos pican las lágrimas que ya no quiero llorar.

Así que sin decir nada, me lanzo hacia él y lo abrazo fuerte. Aiden se queda congelado por un momento, como si no se lo hubiera esperado, para luego abrazarme con su brazo libre.

—Mack, ¿está todo bien?

—Suerte que has llegado.

El momento en que Jeremy se fue, y estuve sola hasta que Aiden llegó fue breve. Pero para mí se sintió como una horrible eternidad.

Nos separamos del abrazo, y entramos. Le digo que puede dejar a Tyler en mi habitación, pero me dice que prefiere dejarlo en el sofá, porque si se despierta y encuentra que está solo, se pone a llorar.

Una vez que lo arropa, nos dirigimos a la cocina, y le ofrezco algo de beber.

—¿Cómo ha ido todo con Jeremy? —pregunta tras darle un sorbo a su té.

—Bien, fue muy bueno conmigo.

—Te quiere.

Asiento.

—Y yo a él. Es bueno saber que cuento con un amigo después de todo. O creo que es más bueno saber que tengo un amigo, cuando creí que eso no iba a volver a pasar jamás.

—No todas las personas te van a lastimar, Mack.

—Lo sé, sólo que cuesta un poco.

—Pero lo estás intentando, y eso vale mucho. No todos confían luego de una traición.

Vuelvo a asentir, y Aiden aprovecha el silencio para beber otro poco de su té.

—¿Y cómo estás tú? Ya no hablemos de mi, por favor.

—De acuerdo. Yo estoy bien, no te preocupes por mí.

—¿Has hablado con Camille?

Frunce el ceño y hace cara como si hubiera olido a mierda. Aunque si se lo piensa más detenidamente... es el rostro acertado si de ella se trata.

—Por supuesto que no, y mejor así, no quiero saber nada de ella.

—¿Tyler no te ha preguntado nada?

Niega con la cabeza, suspira y deja la taza.

—No, ya no me pregunta por su madre. Ya no me dice de llamarla, o de ir a buscarla.

—Eso si bien tranquiliza, es un tanto doloroso.

—Lo es, pero es algo que estamos lidiando juntos. Y creo que ahora lo estamos llevando de mejor manera.

Sonrío a modo de respuesta, y él me devuelve la sonrisa. Nos quedamos por un largo momento así, mirándonos fijamente a los ojos, con una media sonrisa en nuestros rostros.

Su sonrisa se vuelva más extensa, y logra que sus hoyuelos se hagan presentes.

—¿Qué? —pregunto y niega con la cabeza— Anda, dime —vuelve a negar— Insisto.

—Sólo pienso que eres hermosa.

Mis ojos se ensanchan, y mi rostro arde. No me esperaba algo como eso en absoluto, y Aiden al notarlo medio que se ríe a causa de sus nervios notorios.

—Tú si que estas mal.

Se sigue riendo, y su risa se convierte en mi sonrisa.

—Yo no estoy para nada mal. Tú estás mal si no ves lo hermosa que eres.

Me río y niego con la cabeza. Aiden se pone de pie y con pasos lentos se acerca hasta donde estoy.

Mi corazón se acelera, pero esta vez no ante el encierro, sino ante el acercamiento que Aiden está teniendo conmigo. Estoy nerviosa, pero no quiero que se aleje.

Una vez que se encuentra frente a mí, gira el taburete con sutileza y hace que lo mire. Espera por una reacción negativa de mi parte, pero al no recibir una señal de ese tipo, sonríe y lleva una de sus manos hacia mi rostro.

Me acaricia con sus ojos puestos en los míos, y pese a esta cercanía, sigue a la defensiva de que en cualquier momento lo aleje.

Pero no lo voy a hacer, no quiero que se aleje. Incluso hasta me encuentro deseando que Ty no se despierte.

—En verdad eres hermosa —dice al fin— Entiendo que en estos momentos no te veas así, pero sé que tarde o temprano lo harás.

—Hubo una vez que me sentí así, pero tenía diez años.

—Siempre puede haber una segunda vez para todo. Las segundas partes son mejores para mí.

Mientras hablamos, no deja de acariciarme, y no dejamos de mirarnos a los ojos.

—¿Crees en eso?

Sus ojos caen sobre mis labios unos segundos, luego vuelve a mirarme fijamente.

—Creo en ti.

Frunzo el ceño, y él sonríe.

—¿Y qué tiene que ver eso con lo que estamos hablando?

—Tiene mucho que ver —su mano deja de acariciar mi rostro, y cae sobre mi cintura, dejando una caricia hasta llegar a su destino— Siento que tú eres mi segunda oportunidad, mi segunda parte en esto de entregarme por completo —abro la boca para decir algo, pero coloca su dedo índice sobre mis labios para que me calle.

Pero aún así, con su dedo sobre mis labios, hablo de todas maneras:

—Creo que comienzo a sospechar que las segundas partes son las mejores.

Aiden sonríe, pero yo no tengo idea de donde salieron esas palabras, o el por qué lo dije con tanta seguridad y sinceridad.

Pero lo cierto es que cuando estoy con Aiden me siento a salvo, protegida. Siento que estoy en mi propio refugio, uno que hace poco comenzó a construirse.

En presencia de Jeremy, los pensamientos malos seguían presentes en mí. Pero con Aiden aquí, los olvidé por completo, los dejé atrás.

Vuelvo al momento presente, y dejo de divagar por mi mente. Aiden está a pocos centímetros de mi boca, y se acerca cada vez más. Este juego de acercarse lento me gusta, pero quiero que me bese. Ya.

Así que coloco mis manos sobre su nuca, y sello la poca distancia que hay entre nosotros. Su boca hace contacto con la mía, y mi piel se eriza como primera reacción.

Sus manos se presionan sobre mi cintura, y en ese momento, abro la boca y su lengua hace con la mía. Ambas danzan a un ritmo lento, pero delicioso.

Abro las piernas y Aiden se acerca aún más a mí, haciendo del beso un poco más intenso. Sus manos se depositan sobre mi espalda, y me acaricia de arriba hacia abajo unas dos veces.

Quiero más, mucho más. Y es un deseo que pensé que nunca más iba a tener, como el hecho de volver a llamar amigo a alguien.

Pero luego recuerdo que está Tyler, y que el más que quiero, no va a ser posible esta noche. Me alejo de su beso, y ambos tenemos la respiración un tanto acelerada, como si ambos estuviéramos deseando más.

Y con sus manos sobre mi cintura, las mías sobre su nuca, con su cuerpo un poco inclinado sobre el mío, y con sus labios rozando los míos, nos sonreímos.

* * *

Hola!

Si me dicen que no fue un buen capítulo, entonces fallé al sentirme emocionada mientras escribía la parte del beso. 

Ah no amiga, al fin se besaron! Y no sé, pero fue tanta la tensión sexual, que casi saco a Tyler del capítulo. Bueno no... o si.

Espero que les haya gustado tanto como me gustó a mi escribirlo, y nos leemos la próxima <3


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