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~Capítulo 12~


Un vestido corto y de color vino yace sobre mi cama deshecha. Mi celular se encuentra al lado, con la pantalla encendida mostrando el número de Aiden. Y a la izquierda, está la notebook con mi casilla de mail abierta. Tal parece que el dueño quiere conocer al nuevo personal, ya que a última hora del día de ayer, nos llegó a todos la invitación, seguida de una breve disculpa.

Ir sola o ir con Aiden, esa es la cuestión. Aunque también hay una tercera opción, y es no ir. No quiero sentirme debilitada ante la negación de beber alcohol, me aterra que me pase lo mismo que me pasó estas dos últimas veces que estuve con Aiden en el bar, o en su casa.

El timbre del departamento suena, y tal sonido logra asustarme. Tanto pensar en el evento y la invitación de Aiden, me olvidé de que llamé a Jeremy para que venga a ayudarme con mi dilema antes de ir al hotel. Y el hecho de que esté aquí, también me va a llevar a responder a todas sus preguntas.

Al abrir la puerta, me encuentro con Jeremy y un cambio de look. Pues ya no lleva su pequeña coleta castaña, ahora su cabello está corto y perfectamente ordenado.

Al ver que observo su cambio, posa cual modelo publicitario y me hace reír.

—¿Es un mal cambio? —me pregunta.

—Para nada. Creo que hasta prefiero más esté look.

Sonríe y lo invito a pasar. Le ofrezco algo para beber, pero me dice que ya tomo un café en el camino.

Busco mi vestido y mi celular, para luego volver a la sala con él.

—¿Irás con ese vestido? —se lo muestro aún mejor— Lucirá bien en ti.

—Es lo único formal que tengo, y no quiero salir de compras sólo por este evento.

Me siento a su lado en el sofá, y resoplo exageradamente.

—Antes de que me llegara la invitación, Aiden quería que vaya con él.

Jeremy ensancha los ojos, y me hace reír al ver como se sienta más cómodo para empezar con sus preguntas.

—Eso me recuerda a que no me has contado nada aún.

Y entonces lo hago, empiezo a hablar sobre Aiden, y sobre por qué conmigo no lleva la cara de pocos amigos como con el resto. Aunque claro, el motivo de que le caigo bien, no parece ser razón suficiente para Jeremy.

—Espera, ¿quién es Tyler?

Dudo sobre si contarle o no sobre él. Y creo que no estaría mal decirle que es su hijo, sin tocar el tema de Camille, ya que eso es más bien personal.

—Su hijo —sonrió, y Jeremy vuelve a poner los ojos como platos— Fue su cumpleaños, y me invitaron.

Se queda en silencio, como si estuviera analizando la situación como todo un investigador profesional.

—Vaya, eso no lo esperaba en absoluto.

—¡No yo! Pero tienes que saber que es un gran padre. Da todo por Ty —vuelvo a sonreír.

Jeremy me mira fijamente a los ojos, para luego sonreír.

—¿Y la madre del niño? —mi sonrisa se borra— ¿Tan mala fue mi pregunta?

Ladeo con la cabeza.

—Es un tema delicado, y personal de Aiden. No puedo hablar sobre ello.

—Entiendo. O sea que, estuvieron hablando de cosas personales, y conociéndose —asiento— El cara de perro no es tan malhumorado contigo —sonrío, y niego con la cabeza. Me pregunto dónde va a terminar todo esto— Te presenta a su hijo, te invita al cumpleaños del niño, y te quedas en su casa cuando todos los invitados se fueron —no hago ningún movimiento, sólo lo observo. Creo saber a dónde quiere llegar— Y ahora quiere que vayas con él al evento del hotel, porque sólo contigo no se aburriría.

—Porque somos amigos, y le caigo bien.

Jeremy larga una fuerte carcajada, y frunzo el ceño.

—Y la risa es porque...

—Porque mi lado vidente me dice que esto no va por el camino de la amistad.

—Te equivocas, Aiden no me dió señales de nada, ni yo a él.

—... Aún.

—¡Oh, por favor! —se ríe— Y no estamos aquí para hablar de mi amistad con Aiden. Mi dilema era sobre si ir o no al evento.

—¿Por qué no irías? —me encojo de hombros— Mack, ¿por qué no irías? Trabajas en el hotel, y el mismo dueño te invito. Quiere conocer a su nuevo personal, te quiere conocer. No veo nada de malo en ir.

—Sí, es sólo que... que... no lo sé.

Mordisqueo mis uñas ante el nerviosismo, y Jeremy me observa de manera interrogante.

—¿Esto es por Aiden? Porque puedes ir al evento sola. Y que no te preocupe el trato que tienen, eres su amiga, así como también eres mi amiga.

—No es por Aiden.

—¿Entonces?

Lo miro, y realmente pienso en ser sincera con él. Quisiera contarle más sobre mí, pero la verdad es que no puedo. No me sale. Prefiero esconderme.

—Sólo... ¿y si no le caigo bien al dueño y me despiden?

Jeremy se ríe, y parece que se creyó mis palabras.

—¿Eso te preocupaba? Eres una tonta. Creo que es mejor que te conozca a que no lo haga, eso dirá más de ti que cualquier otra cosa. Además, eres buena en tu trabajo, no va a influir que le caigas o no bien.

—Tienes razón.

Sonrío, y respiro profundamente para calmar el fuerte latido de mi corazón ante la casi confesión.

—La pregunta es, ¿irás sola o con Aiden?





Estoy en el vestuario, con el vestido colgando de la percha. El resto de las chicas ya se encuentran en el salón que hay en el hotel, disfrutando del evento.

Jeremy me acaba de enviar un mensaje diciéndome que Aiden parece impaciente observando a cada minuto su celular. Incluso me pide que, por favor, me ponga el vestido y deje de estar encerrada en el vestuario.

Tomo valor, y me dirijo al contacto de Aiden para escribirle un mensaje.


Soy Mackenzie, y estoy en el vestuario.

Espero por su respuesta, y mientras me coloco el vestido. Me observo en el espejo, y a decir verdad, me siento a gusto conmigo misma. Me gusta como me veo.

El celular suena, y al desbloquearlo, me encuentro con su respuesta:


Hola, Mack. Vas a venir?


Sí, ya estoy casi lista.


Bien. Entonces creo que ya no es necesario pasar por ti.


No lo sé, tú me invitaste primero. El dueño se acordó un poco tarde de mí.

Mis dedos teclearon con total seguridad, y no tuve los típicos segundos de duda sobre si mandarlo o no. Escribí con seguridad, y con la misma seguridad lo envíe.

—Oh Dios... —digo cuando leo lo que puse, como si no hubiera sido consciente de ello. Cuando veo que se pone en línea, salgo de su chat con rapidez, y lo dejo a un lado, lejos mío.

El celular suena, y me tomo mi tiempo para leer su respuesta. Soy una tonta, ¿por qué me comporto de tal manera?


Buen punto de vista, te espero afuera del vestuario.


Mi corazón se acelera, y los nervios me recorren cada partícula del cuerpo. No comprendo el motivo por el cual me estoy poniendo así.

Siento que estoy a punto de experimentar mi primera cita. Sí, literalmente siento que tengo dieciséis años, y que estoy yendo al cine con el chico que conocí en la clase de arte.

Lo bueno de todo esto, es que me estoy riendo de mí misma mientras me termino de preparar.

Una vez lista, me doy una última ojeada al espejo, y me siento aún mejor que antes. Casi que no reconozco a la mujer que me devuelve la mirada, pero me gusta. Me gusta porque no luce tan rota como en verdad está.

Le sonrió a mi reflejo, y me ato el cabello en una coleta alta. El vestido amerita a que lleve el cabello recogido.

Mi mano está sobre el pomo de la puerta. Al otro lado está Aiden. Nuevamente los nervios me vuelven a invadir.

Tranquila, Mack. Estás bien, y vas a estar bien toda la noche.

Me doy la seguridad que necesito, y abro la puerta. Aiden está apoyado sobre la pared blanca, vistiendo un traje azul oscuro. No lleva corbata, porque siento que sabe que luce mejor con los primeros botones de su camisa desabotonados.

Cuando salgo, deja de observar su celular, y sus ojos caen en mí. Me mira de pies a cabeza, y no de una manera vulgar, así que no me siento para nada intimidada.

Sus ojos vuelven a los míos, y me sonríe tan natural, tan perfecto. Tanto que su sonrisa se transforma en la mía.

—Te ves preciosa, Mackenzie.

Mis mejillas son fuego, arden y mucho. Bajo la mirada porque no quiero que me vea colorada como un tomate.

En cuanto creo que el calor de mi rostro baja, lo miro a los ojos y lo encuentro con una sonrisa, formándose en ella sus tan conocidos hoyuelos.

—¿Lista para ir?

—Eso creo.

Salimos del área de vestuarios, y nos dirigimos al salón. Luces tenues rodean cada rincón del lugar, una banda en vivo está haciendo un cover de Selena Gomez. Unos cuantos mozos pasean por el salón, ofreciendo bebidas o un pequeño alimento, que desde donde estoy, se me es difícil saber qué es. Pero lo que sí sé con exactitud, es que si hay solo eso, al salir de aquí me comería una Big Mac.

Una chica pasa con su bandeja de copas con champagne, y Aiden coge una para cada uno. El momento llegó, y espero no perder públicamente. Menos aún en mi lugar de trabajo, con el dueño dando vueltas.

—Por los diez años del hotel —dice Aiden para proponer un brindis.

—¿En serio vamos a brindar por eso? —se encoge de hombros y niego con la cabeza— Por Tyler.

Sonríe.

—Y por Albóndiga.

Me río.

—Y no olvidemos a Chimuelo.

—Eso nunca.

Ambos nos reímos y luego brindamos. Un brindis que fue sin dejar de mirarnos a los ojos. Aiden corta la mirada para beber un poco de champagne, y yo lo imito.

—¡Mírate nada más! —Jeremy se presenta ante mí, extendiendo los brazos como si estuviera presentando un producto— Miren lo que tenía oculto mi amiga —me río negando con la cabeza— Estás muy linda.

—Gracias, y tú no estás nada mal.

—Nunca me gustó ese término, ¿acaso no pueden decirnos que nos vemos lindos, bellos o algo así? —vuelvo a reírme. Jeremy observa a Aiden y sonríe de manera amistosa— Hola Aiden.

—¿Qué tal, Jeremy? Por cierto, te ves lindo.

Tanto Jeremy como yo nos reímos, mientras que Aiden sólo sonríe.

—Bueno, gracias. Y tú no estás nada mal —Aiden se ríe— ¡Dime si eso no te molesto un poco!

Entre risas niega con la cabeza. La banda deja de tocar, y un señor de mediana edad sube al escenario.

—Simón, el dueño —me susurra Aiden, y es ahí cuando lo observo con más atención.

Su cabello es corto, negro, con unas pocas canas. Su traje es el más elegante de todos los presentes, obviamente que sí.

—Buenas noches a todos —saluda y empieza con su discurso sobre el hotel, sus empleados, y sobre lo feliz que está por estos diez años de trayectoria. Finaliza sus palabras con la copa en alto, y todos brindamos con él.

La banda vuelve a subir, y a hacer un cover de otra canción conocida. Nuevamente los invitados volvemos a lo nuestro.

Jeremy nos dice algo rápido que ninguno logró entender, para luego ir detrás de Michelle, quien al verlo sonríe. Creo que comienzo a ser tan vidente como Jeremy.

Aiden está a mi lado, tarareando la canción que la banda está tocando. Cuando me doy cuenta de que lo estoy mirando tan fijo, estudiando todos sus movimientos y reacciones, pongo mi atención alrededor. Y es ahí cuando me doy cuenta de que dos de las recepcionistas nos están mirando sin disimulo, aún sabiendo que las estoy viendo, y hablan entre ellas.

—Nos están viendo —digo— Realmente no saben lo que es mirar con disimulo.

Aiden se ríe.

—Rachel y Ginger así son siempre, no te preocupes. Ahí viene Simón a conocerte.

Y dicho esto, Aiden desaparece, y el dueño se presenta ante mí sonriente.

—Espero no equivocarme como me pasó con un empleado nuevo como tú. Un tal Jeremy se indignó, y me gustó que no haya disimulado sólo por ser yo.

—Así es él —me río.

—¿Mackenzie?

—La misma.

Sonríe tranquilo ante su acierto, y comienza a hablarme para conocerme más.

A la distancia, Aiden me observa, no me quita los ojos de encima. Incluso aunque tenga a Max a su lado hablándole de manera animada.

Un mozo con copas se nos acerca, dejo la que está vacía y cojo otra. Mientras escucho a Simón, y observo cada tanto a Aiden, me termino otra copa de champagne.




A mitad de la noche, todos se encuentran bailando. Todos menos yo, que soy una bailarina de puertas adentro en mi departamento, y Aiden que está hablando por teléfono con Nancy, quien se quedó a cargo de Tyler.

Llevo cuatro copas de champagne encima, y no me parece suficiente. Pero no quiero beber más aquí, no en este lugar, no frente a estas personas.

Salgo del salón, y veo a Aiden sentado en el sofá que está en la entrada del hotel. Termina su llamado con una gran sonrisa al decirle buenas noches a su hijo.

Guarda su celular en el bolsillo de su pantalón, y me mira.

—¿Ya te vas? —asiento— ¿Estás cansada o algo?

—No, sólo quiero irme.

Se pone de pie, y pasa una de sus manos por su cabello, dejándolo un poco desordenado.

—¿Quieres hacer algo?

—¿No te espera Tyler?

—Mmm no, creo que la pasa mejor con mi hermana.

Me río.

—Es feliz a su manera con cada uno, mucho más contigo.

Suspira, y asiente.

—No me has respondido aún.

Ahora soy yo la que suspira, y pienso en la respuesta que debo darle.

—Pensaba en ir a un bar.

—Un bar será entonces.

Nos subimos al auto de Aiden, y emprendemos viaje hasta el bar más cercano del hotel. El lugar no se encuentra tan lleno como es de esperarse, pero me agrada que así sea.

Nos sentamos en la barra, y pedimos por nuestras bebidas. Aiden pide cerveza, mientras que yo voy por ron con coca.

—¿Hace cuánto que estás en el hotel? —pregunto para sacar tema mientras bebemos.

—Dos años al volante.

—¿Y no te cansaste?

—En absoluto. Me gusta viajar, me gusta que las personas me compartan cómo fue su día, y muchas veces, cuando el viaje es largo, hablamos de más temas no tan personales. He trabajado en oficinas, como mozo, y en una heladería. Pero mis últimos dos trabajos fueron siendo chofer.

—¿Cuál es la historia más linda que has escuchado arriba del auto?

Sonríe, y busca en sus recuerdos.

—Con una señora. En la mitad del viaje la llamaron para darle la noticia de que iba a ser abuela. Tendrías que haberla visto, Mack —sonríe. O tal vez nunca dejó de hacerlo— Fue la sonrisa más feliz que vi en mi vida. No dejaba de llorar, ni de gritar —se ríe— Iba a ser su primer nieto, de su único hijo al que tanto le llevó tiempo ser papá. Recuerdo que su energía fue contagiosa, mi día después de eso fue mucho mejor. Todo por una extraña feliz de que iba a ser abuela.

Sonrío ante su historia, ante la manera feliz en que la relata.

—¿Alguna historia triste?

—Supongo que las tristes fueron por un corazón roto. Hombres y mujeres llorando en silencio, para luego desahogar sus penas conmigo.

—Tu trabajo es fantástico.

Hace una mueca ante una media sonrisa.

—No salvo vidas como los médicos.

—¿Qué sabes tú? Quizá con tus palabras lograste que un corazón roto duela menos.

—No lo sé. Un corazón roto duele mucho, y sólo el tiempo lo cura.

Observa su botella con absoluta atención.

—¿Aún la amas?

Y es ahí cuando me mira. Estoy a punto de disculparme por mi pregunta, tal vez fui demasiado lejos. Pero no lo veo incómodo, molesto o triste. Está más bien tranquilo.

Mi pregunta me hace pensar en Jared; ¿aún lo amo? ¿Quiero saber la respuesta?

—No. Creo que su traición me hizo verla como un monstruo más que como la gran mujer que creía que era. Creo también, que las veces que lloré, fue más por Tyler que por mi y mi corazón roto.

Suspira y termina de beber su cerveza.

—Ambos merecen lo mejor del mundo.

—Yo ya lo tengo, es él.

Sonrío.

—Y el te tiene a ti.

Logro que sonría, y me siento bien con esa simple acción.

Aiden pide por otra cerveza, mientras que yo me pido otro ron con coca. El hecho de estar sumando esta otra bebida alcohólica al champagne, me hace sentir un tanto mareada. Pero mis manos están temblando, mi boca se siente sedienta, y mi cuerpo quiere experimentar más de cerca la sensación del alcohol.

Así que, me termino el ron con más rapidez que antes y pido otro vaso. Aiden entre risas me dice que tranquila, y yo me río y le digo que estoy bien.

Pero Aiden no sabe todo lo que estoy pensando, no sabe todo lo que estoy sintiendo, e incluso, ni siquiera nota el temblor de mis manos. Él no, pero el barman sí, quien al darme el vaso con ron y coca, me miró más fijamente, para luego observar a Aiden y enviarle un tipo de señal o lo que sea.

Pues que le den al barman. Que les den a todos en este maldito bar, más a la morena que mira a Aiden de manera pornográfica. Que le den al mundo entero.

¡Y que vivan los diez años del hotel!

Me río de mi misma, algo que Aiden no entiende, y sigo bebiendo.

¡Que te den a ti también, Aiden!


* * * 

Hola! 

Perdón por no subir el capítulo antes, como dije en el anterior.  El día no se me presentó como esperaba, y no pude escribir. Pero aquí les traigo el capítulo.

Prometo no decir algo para después no cumplirlo jajaja.

Gracias por entender, por esperar, y por leerme. 
¿Les va gustando la historia?
¿Qué piensan de Mack, y su alcoholismo?
¿Y de Aiden?

¡Los leo!
Hasta pronto (:

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