Ahí la veo, yaciendo en la nube
su piel blanca como la nieve
piel pura, suave terciopelo.

Mirando a la nada, tan indefensa
estas manos frías reclaman su belleza.

Soy el Sur buscando el Norte
esa camisa de colores,
tantos botones, libero a tirones.

Mis manos conquistan su reinado
estos labios tocando el cielo,
la nieve, el terciopelo.

Su olor me lleva a la gloria
soy un esclavo en clamor
deseando su cuerpo.

Mis labios dibujan su hombligo
dejo mi firma, territorio mío.

Dulce amargo que me encadena
castidad convertida en pecado
soy un pecador,
cambié de religión.

Su pecho con dos luceros
caramelos sin sabor
míos, toda mía
bella flor, solo para mí.

Recorro su cuello,
calienta mi cuerpo
el mentón que beso
soy su prisionero.

Estos labios frente a los míos
jugosos pidiendo ser devorados,
soy la gula queriendo comerla toda.

Seré Romeo,
beberé de su néctar,
moriré en ella, siempre ella.