—Ya no podemos hacer nada, mejor vámonos. Hora de dormir, ¿qué tal?

—¿Y soñar que fue una pesadilla? claro, con gusto.

El trio de héroes se encaminó en silencio, apenas percibiendo, pues continuaba la niebla. Al líder se le venían recuerdos de la nada sobre ella.

«¿Y si ese ninja tuvo que ver con que se fuera?»

Su mirada triste se esfumó y se reemplazó a una muy molesta, Catboy sentía que su fuerza de voluntad se estaba yendo. No entendía esa sensación, en ese momento le estaba siendo difícil calmarse.

••

Ninja Nocturno al detenerse, fue directo al parque. Con la vista clavada en el piso y las manos moviéndose igual a la velocidad en la que iba.

—Luna y Romeo son el caos en persona, no puedo creer en lo tonto que fui al tenerlos como "socios" por mucho tiempo. Soy un torpe ninja, ni siquiera sé si seré un héroe para esta ciudad. Sólo sé que... podría intentarlo o ¡ay no sé! —Para Ninja Nocturno estaba siendo un escándalo, ni siquiera un escándalo sería la mejor analogía para todo lo que sentía. Era mucho el peso que cargaba.

«Perdóname, An yu, te estoy fallando»

—Quisiera, desearía que esto no sea más difícil, debo contarte cuanto me cuestan las cosas y... la soledad que muchas veces siento. Me equivoco tanto... pero por ti, haría lo que sea con tal de verte sonreír —confesó el pelinegro.

La niebla poco a poco desaparecía, esto para él fue repentino. De pronto, escuchó la llegada de unas personitas.

Y al darse la vuelta, supo que eran los héroes. Catboy, precisamente tuvo ganas de acercarse al ninja para discutir.

—¡El bien y el mal no combinan! ¿qué te pasa? —gritó el de traje azul—. ¡Los héroes pretegemos la ciudad, todos están a salvos por nosotros. Los villanos siempre buscan beneficio propio y yo... voy a defenderlo aunque cueste todo!

—Catboy, relajate, ¡por favor! Esto ya es pasarse, nosotros somos buenos el deber está en... —La heroína fue interrumpida.

—¡Estoy harto! —le replicó el mayor.

El menor de los tres intentó hacer algo, pero cada vez que lo hacia su amigo lo apartaba.

—Lo entiendo, es... eh, es imposible que me creas —murmuró el ninja.

—¡Si, no te creo! ¡mientes y nada más!

El ninja lo observó con pena, no iba a pelear, anhelaba paz.

Tras Catboy iniciar una discusión, en la cual el ninja sólo bajaba la cabeza en silencio, dejando que este pudiera gritarle lo que sea en la cara. No hacia más que volver su situación a un completo caos. Ni Romeo lo hacia sentir peor.

Y hablando del científico, este corría por las calles con Robette recién reparada, esta había enloquecido y en ese momento quería deshacerse de todo a su paso.

—¡Oigan, cuidado! —advirtió él.

Ninja Nocturno de inmediato lanzó al héroe lejos junto a sus amigos, estos se quejaron al sentir el suelo bajo suyo. Pero eso no quedó así.

—¡Robette, estas loca!, ¡cómo Luna y todos!

El de gafas se retiró de ahí con ayuda de Robot.

—Auch —se quejó el ninja ante el dolor.

—¿Qué? ¿por qué nos ayudó?, seguro hace esto porqué quiere salirse con la suya. No cambiaré de parecer. —Ante su alrededor, el moreno no se daba cuenta de lo que realmente ocurría. El ninja se hallaba herido, por una rasgadura en su mejilla izquierda, aún así no era muy visible, la causante: la misma Robette.

—Eso es grosero, debes ser héroe...

—Mmm, ninja, dime ¿por qué me ayud...

—Cuando eres héroe, tu deber es ayudar a todos. —El Ninja Nocturno se dirigió a Catboy. Este quedó sorprendido, no solo por lo dicho del ninja, sino porque se dio cuenta de que se equivocó. Tarde.

Sintió inmensas ganas de llorar al ver que huía, iba a detenerlo, pero en vano fueron esos pensamientos porque se había ido.

••

Una niña mitad humana y mitad dragón dejó caer en el suelo un regalito que hizo. Bebió una última taza de té de flor de la montaña, estaba invirtiendo lo mejor posible los postreros minutos.

Esperaba al ninja.

No lo hallaba.

Entonces se dirigió a la salida de La Pagoda, sonrió para si misma.

«Es lo correcto»

Las puertas se cerraron para ella, se notaba a la Montaña Misteriosa alegre. La brisa fresca mezclada con las hojas cayendo, era relajante y gélido a la misma vez. Parecía una melodía en su cabeza.

—Ninja...

Al cruzar la planta baja, divisó una figura conocida.

—¡An yu! —El ninja llegaba corriendo.

—No supe que llegarías. Es temprano, y madrugada —anotó ella.

—Eso lo sé, quería verte.

«Fue complicado...»

El chico notó que la peliazul guardaba algo detrás de su espalda, por lo que alzó una ceja en duda, ¿le estaba guardando algo? De cualquier modo, al ninja le causó curiosidad.

—¿Qué haces aquí afuera?, ¿y por qué te noto rara?

—Ehh —titubeó sin saber como empezar, entonces, tragó en seco y habló—. Ninja, me parece que lo que formamos no fue lo mejor. Creo que soñar no está mal, sino, las consecuencias que trae...

—¿De qué hablas?, ¿soñar trae consecuencias?

Ella negó con la cabeza.

—La montaña me pidió retirarme, di lo que tenía que dar y ahora este es mi destino...

—¿Qué?, yo no quiero que te vayas... —susurró devastado—. Quizás si he llegado tarde... Perdóname mi Dulce Dragona. Tan sólo, sólo quería estar por siempre a tu lado, y nunca logré decirte lo que me ponía mal, los problemas que enfrentaba y... eso...

—Tampoco fue lo que quise, pero es el mejor camino. Ahora harías lo que te hace feliz, salvarías la ciudad, te encargarías de ayudar a los héroes... —La de cabellos azules miró por un momento el cielo y luego, envolvió al ninja en un cálido abrazo—... Que agraciado es sentir el frío y calor a la vez.

—¿Frío y calor?, ¿cómo por ejemplo? —preguntó el ninja, en un intento que seguirle la emoción y a la vez una tristeza lo inundaba al darse cuenta que estaban a minutos de jamás volverse a ver. Puso sus manos sobre la cintura de la niña dragón de forma armoniosa.

—Frío porque esta madrugada está helando.

—... ¿Y calor?

—Porque estas tú; la calidez que encontré eres tú...

—... An yu, siempre me pareciste la niña más dulce de este mundo. Tú lo fuiste siempre... —recordó el momento exacto cuando el gong de la dragona fue descubierto por él y cuando le dio un golpe con el mazo.

Sonrió, pensándolo con nostalgia, An yu le mostró un regalo.

—Quiero que lo abras, es para ti.

—Bueno, está bien. —Ninja Nocturno abrió la pequeña caja, encontrándose con una flor de papel.

—¿Te acuerdas de cuando te di una margarita de la montaña?

Él asintió.

—Bien, hice esta flor de papel para que puedas conservarla por mucho más tiempo, es igual a la asteracea que te obsequie que seguramente murió. Nomas no dejes que haga contacto con la lluvia.

—Muchas gracias, mi Dulce Dragona.

—No hay de qué.

An yu caminó junto al ninja lentamente, este la estaba acompañando. Pero el ninja no se sentía tan conforme con un abrazo, además, la niña le había dado algo inolvidable. Él quería hacer algo antes de despedirse.

—Mmm, An yu... —dijo nervioso y algo rojo.

—¿Qué pasa?

—¿Me dejas hacer algo?

—¿Qué... cosa? —interrogó con un leve sonrojo.

—Algo... sólo cierra los ojos, por favor.

—Está bien, puedes hacer lo que quieras. —Confiando en él, cerró los ojos y de pronto, sintió a alguien al frente suyo.

El Ninja Nocturno se subió la máscara hasta dejar ver su boca y seguido de eso, con torpeza se acercó a la peliazul. Al estar muy cerca, unió sus labios en un beso con ternura. El ninja era inexperto en esas cosas, no sabía si ir rápido o lento, pero si haría que fuera especial y se dejaría llevar por un momento.

La peliazul se sobresaltó al sentir unos labios ajenos, nunca había oído hablar de los besos, era distinto a los abrazos que se daban. Pero sabiendo que él tomó la iniciativa no la hizo pensar mucho, por lo que correspondió con temblor.

Cuando ambos se separaron, el pelinegro se bajo la máscara y jadeo ruborizado.

—Eso fue... nuevo, interesante. —An yu estaba contenta.

—Esperaba darte algo que te hiciera feliz. Gracias por todo.

—La madrugada se acaba y aún no quiero irme —informó ella.

Dieron las 6:58 AM.

—Es hora de irse...

—Si.

El Ninja Nocturno la abrazó otra vez—. Me ayudaste, hiciste de mí algo nuevo, eres en quien confío... An yu, siempre pensé en hallar respuesta a todos los secretos y misterios de la montaña, pero fue difícil. —Suspiró mirando el cielo—. Pero nada se comparó a ti. Ningún misterio...

Tú, Mi Mayor Misterio

••

Luego de que An yu se marchó, el ninja se dedicó a mirar el cielo sentado en un edificio. A oscuras y con el frío que se congelaba hasta en el corazón.

—Ella es tan diferente y especial. Al verla todo es interesante y su amor es mágico —contó a la nada.

Desde esa noche, el ninja sin descansar totalmente derramaba lágrimas tras lágrimas por las siguientes noches. Con un aura melancólico. Con un dolor profundo, al no verla, al no "encontrarla" y a vivir sin temer, porque los superheroes nunca lo supieron como tal. Pero aprendió mucho en esas memorias y llevará su recuerdo por siempre.

~FIN~

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Este es el final! Que les pareció?, comenten que les ha parecido esta historia. La verdad yo amé escribirla, sentí que conecté más con el ninja y An Yu, fue una experiencia interesante.

Vean ↓

Lo dibujé yo :)
falta mejorar un poco más pero hice lo que pude.

El significado que le di:
Comer helado para calmar este dolor que sienten, el frío y el calor son distintos, pero el frío abraza al calor. El amor y el dolor se fusionan. Donde recordar vivencias es lo que te llena.