—Chicos, vamos a ver a An yu —ordenó Catboy a los héroes.

Estos habían tenido una misión y aunque pudieron haber optado por volver a sus casas decidieron visitarla. Sus amigos accedieron sin reprochar, los tres corrieron a la Montaña Misteriosa.

Mientras Gecko y Ululette jugaban por quien tomaba la delantera en el camino, el mayor de los tres caminaba recordando el abrazo que se dio con la peliazul. Con una sensación de pena por esa inquietud que le demostró a la protectora de la montaña, suspiró frustrado.

«Creo que eso no fue correcto, que mal me comporté» pensó arrepentido.

Siguió el camino junto a los demás, en tanto, en la montaña estaban An yu y el ninja paseando.

—¿Cómo están tus ninjalinos? para mí son importantes, de hecho, me parecen adorables —dijo con una sonrisa.

—Oh, ellos se están divirtiendo, son muy fieles. Las personas creían que eran mis hijos. —Soltó una risita.

—A decir verdad, eso no parece mentira. Yo me lo creí.

El ninja posó su mirada al cielo y sonrió, para después acariciar el mentón de la peliazul con cariño. Deseaba quedarse así por siempre, sintiéndola a su lado por la eternidad.

—An yu...

—Dime.

—Me gustaría que pintaramos nuestro propio mundo, o sea que podamos ser nosotros mismos con los héroes y los villanos, sin tener rencores al lado o prohibiciones de cualquier tipo. —Suspiró y pausó un momento—. Sin necesidad de ocultar este amor que siento por ti.

An yu comprendió lo que quiso decir el ninja, sentía lo mismo, ya quería dejar de ocultar la relación que habían comenzado.

«¿Pero los héroes que dirán de mí?, esto a pesar de todo no es correcto, me duele creerlo pero es verdad» pensó ella.

—Sería lindo expresar lo que siento libremente, pero a veces no es fácil afrontar la realidad. —Posó su mano sobre la del ninja, y la acarició con mucho amor.

—Aja. Mi An... —Él no terminó de completar la frase ya que oyeron unas voces.

—An yu, somos nosotros, los Pj Masks.

«¡Oh, son los héroes, son los héroes!»

—Estan aquí. —susurró ella, An yu tomó la mano del ninja y lo alejó discretamente—. Corre hacia allá.

Ninja Nocturno asintió algo triste, ya no podría compartir esos minutos con ella.

Cuando se alejó de la vista de los héroes en pijama, estos se acercaron a la protectora de la montaña.

—¡An yu! ¿qué tal?, te estuvimos buscando. Te estuvimos esperando en la entrada de La Pagoda, pero como no te vimos entramos sólos...

La peliazul los observó con curiosidad.

—Supimos el código.

—Ah, no es problema. Hablé con mi bastón hoy, me ha confesado algunas cosas. —Los héroes asintieron, queriendo saber ese misterio que tanto daba a entender ella. Aunque uno de ellos se quedó pensando en la actitud de ella.

—¡Espera! —interrumpió Catboy, levantando una mano para luego suspirar y acercarse—. Quisiera hablar contigo, emm, tú y yo...

An yu lo miró desconcertada.

—¿Sobre qué quieres hablar?

—Sobre la vez que nos vimos aquí sólos.

—Oh, está bien. Pero sueltalo ya, no tengo mucho tiempo, la montaña me necesita —dijo la niña dragón.

••

El ninja caminó por las calles de la ciudad, a los pocos minutos decidió saltar para entretenerse un rato. Al momento, escuchó la voz de Romeo a centímetros.

—Pero si no lo hice yo, ¿de qué hablas?

—Tuviste que ver en el asunto, bobo.

—No me llames bobo, mejor dejame en paz.

De inmediato, el ninja reconoció la segunda voz que respondía a Romeo. Se acercó a verlos.

—¿Qué haces aquí?, ¿no se supone que huyes de nosotros, miedoso? —dijo el de cabello bicolor.

—No soy un miedoso. Pensé que estaban hablando sobre...

—Sobre ti, ¿no? —El científico se acercó al ninja—. ¿Siempre crees que hablamos de ti? que tontería, es una perdida de tiempo. No eres mas que un egoísta peor que yo, será mejor que te vayas.

—¡Oye, Romeo! —exclamó la niña al lado del científico.

—No te metas, Luna.

—No hables así de él. —La albina se puso en frente del ninja para defenderlo—. Él es lindo y caballeroso, no entiendo porque lo tratas igual que siempre.

Al Ninja Nocturno se le erizó la piel al oír lo que acababa de decir, sin embargo, negó el hecho de empezar a sospechar.

Romeo sólo rodó los ojos disgustado.

—¿En serio dirás eso?, ¡estas rara!

—No digas eso.

—Bueno, que cansador es hablar con ustedes. Cuéntenme otra cosa, pero no toquemos ese tema otra vez.

El científico, a fin de cuentas, daba por terminado discutir sobre "cosas" que no llegaban a nada. Media hora pasó, hablaron sobre sus vidas, mientras que Luna de vez en cuando se acercaba al ninja a propósito.

••

Ninja Nocturno corrió tan rápido como pudo hasta la Montaña Misteriosa, mantuvo una respiración acelerada al estar cerca.

—¡An yu! —exclamó con emoción.

No percibió a nadie, entonces continuó con su paso, mirando las estatuas de dragones entre la oscuridad.

Escuchó como alguien se aproximó a La Pagoda, su sonido parecía a un estruendo al tocar el suelo, por lo que cerró sus ojos, temiendo de quien pudiera sorprenderlo. No fue hasta que abrió sus ojos, y se encontró a An yu en frente.

—¡Ay, me asustaste! —expresó el ninja, tapándose el rostro bastante colorado.

La niña dragón se aguantó una pequeña risa—. Perdón, en serio. Sólo quería sorprenderte ¿tardé mucho?

—No te preocupes, no tardaste demasiado; esperaría una eternidad por verte y me seguiría sintiendo feliz contigo.

Ambos se sentaron en el suelo, el ninja rodeó con su brazo los hombros de la peliazul, ella esbozó una sonrisa y recargó su cabeza sobre el hombro de él. Los dos miraron el cielo, en tranquilidad.

«Los dos sabemos lo que sentimos por el otro, no me interesa nadie más y no temo porque me enseñaste lo que es ser valiente»

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Estamos a pocos caps de terminar este libro, estén atentos a los últimos pues tengo una sorpresa (o eso creo).
Bueno, gracias por leer y pronto el siguiente.

Es todo por hoy!!