—Robot, oí por aquí un ruido. —Desvió su vista por un lado y volvió a mirarlo—. ¿Puedes revisar? —preguntó Romeo.

—De acuerdo, amo.

Mientras el científico esperaba a que Robot fue a ver en donde podría estar aquella niña, se encargó de renovar uno de sus inventos. Entre pensamientos que invadían su mente, se acordó de Luna.

«¿En dónde está ella?, se supone que debe haber venido en menos de 20 minutos»

—Nah, da igual que suceda con Luna. Después de todo a mí no me importa —se dijo a si mismo. Entró a su laboratorio y revisó cuidadosamente un diario escrito por él—. Mmm, basta con solo saber controlar el bastón de la niña dragón, no soy mucho de leer leyendas pero de algo puede servir. —El menor se cruzó de brazos con una cara de aburrimiento, odiaba leer "tonterías", lo único que leía eran periódicos o uno que otro libro sobre máquinas e inventos.

Cuando Robot por fin regresó Romeo salió a verlo.

—Oye, ¿supiste el porqué de tanto alboroto?, ¿algo sobre ella? —Se acercó al robot, quien lo observaba nervioso al parecer ocultando algo.

—Amo... —Robot se quedó en blanco, causándole un gran estrés al niño.

—¿Qué?, ¿por qué te detienes?

—Es que...

—¿Qué pudo haber ocurrido tan malo? —preguntó con inquietud.

—La primitiva huyó de la montaña a la ciudad.

El científico se quedó anonadado, ¿cómo era posible si ella nunca iba a la ciudad?

—¡Robot, estoy harto de tonterías, llevaré mi plan a cabo pase lo que pase!

Robot asintió, Robette se les acercó extrañada.

—¿Lograremos conquistar el mundo, verdad? —interrogó Robette mientras traía una canasta llena de frutas.

—Lo lograré, estoy seguro. —El menor caminó, dio unas vueltas por ambos robots, con sus brazos por detras de su espalda—. Vamos a apresurarnos para hallar a la niña.

En tanto esto sucedía, Ninja Nocturno seguía con temor de lo pudiera pasar. Según él, todo podría acabar mal, de alguna forma.

El corazón del ninja palpitó muy rápido al sentir el viento erizar su piel. Se sentía tomado a la fuerza, que a eso, ni a Luna le importó. Más aún en el transcurso del camino a donde el Ninja Nocturno no sabía.

—¿Luna? —soltó temeroso.

Después de media hora, en la que el ninja procesaba todo desde su perspectiva, la albina saltó al suelo. Ninja Nocturno examinó todo a su alrededor con dudas y temor. Sentía que Luna había perdido la razón, porque después de todo nunca se imaginó algo así de ella.

—¿Luna, a-acaso piensas someterme a rarezas?

Una risita se escapó de los labios de la villana, sin dudas, dejando tieso al ninja. Entre la negrura del cielo no se percibió muy bien que tipo de plan ella tenía guardado.

Ninja Nocturno escuchó como alguien se asomaba desde donde estaban, eso lo hizo sentir escalofríos.

—¿Dime, cuánto piensas en los héroes? —preguntó sonriendo de forma cautivadora.

—¿A qué va la pregunta?

—Solo responde.

—Yo, eh... —El ninja lo pensó, ¿que iba a responder?, ¿que si pensaba en ellos, o no realmente? Esa pregunta hizo eco en su cabeza.

Porque también, el pensar en los héroes significaba pensar en ella, esto para el ninja era un caos, nunca consideró proteger a los héroes en pijamas. Estaba en debate, reflexionando si le importaban los héroes tanto como a la peliazul.

—Pues, no tanto.

—¿Ah si?, es una suerte que no te importen, después de todo eres un villano y los villanos no traicionan su maldad.

—¿A qué quieres llegar con eso, Luna? —cuestionó alzando un poco la voz.

—Ashh, no te pongas así. Eres demasiado bueno como para ponerte enojon.

—Tengo emociones, tengo pensamientos, tengo sentimientos, tengo todo de cualquier niño, Luna. Porque no soy solo un villano. —Esto dejó boquiabierta a la albina, sin saber que decir, se acercó al ninja con intenciones insanas y acarició su mejilla con delicadeza.

—¿Pero qué? —Un sonrojo involuntario adornó las mejillas del Ninja Nocturno, quien estaba impactado por las caricias de ella sobre su rostro.

—Tú eres único, ninja.

El ninja se asombró por lo dicho, la niña empezó a acercarse más a su rostro. Sin embargo, un ruido los hizo paralizarse.

—¡Detenganse se los ordeno! —gritó al frente de ellos un ser con apariencia de armadillo, que vino rodando con velocidad.

Ambos enemigos del héroe se alejaron, pero el ninja más de Luna.

—Es muy sospechoso que los dos permanezcan aquí parte de la noche, están planeando algo ¿cierto? —dijo Armadylan.

—Que malas conclusiones sacas de la nada. —El ninja se tapó la cara.

—Solo hago mi esfuerzo. Mis amigos están llegando.

—¿Cómo?

Luna puso seriedad al asunto en cuanto vio que los héroes en pijamas llegaban. La albina tomó al ninja intentando alejarse con él, mientras que el villano sentía pavor.

—¡Al fin te encontré, Ninja Nocturno! —exclamó Catboy.

—¿Lo buscaban? ¿cuál es el motivo? —interrogó la única villana presente.

—Eso no te incumbe. Lo lamento.

Gecko y Ululette se acercaron a ellos. Ululette se encargó de hablar con An yu, usando un magnífico truco para comunicarse con ella aún a la distancia.

—Llevaste mucho tiempo sin hacer villanías, lo supimos, la verdad no sé que estuviste haciendo pero ahora entendí que tú y Romeo no tienen remedio.

El villano se sintió tan despreciado, tan atacado por Catboy que no pensó las cosas bien, por lo que lo empujó y este cayó al suelo. Al parecer las emociones y el pánico que sentía se acumularon en ese momento. Todos los presentes miraron pasmados lo que había hecho.

—Auch, ¿qué te pasa? ¿por qué me haces esto a mí? —interrogó enojado el moreno.

—Él viene conmigo, con Romeo hemos planeado cosas y ustedes como siempre lo quieren estropear.

Todos fijaron sus miradas en Luna.

••

A las afueras de la ciudad, una niña de cabellos azules corría tan rápido como le era posible. Habían pasado semanas desde la vez que había pisado la ciudad. Ver las estrellas que salían y sentir la suave brisa era una maravilla, un regalo que no podría disfrutar en ese momento con él.

Pensaba en él. Por primera vez en semanas, deseaba verlo y poder apreciar su compañía.

—Aunque sea sólo una vez más. Por favor, no quiero perderte.

Posteriormente, con el bastón en mano, ya que no servía su poder allí, se dispuso a buscar a alguien. Entre edificios y casas se topó con algo que llamó su atención, se detuvo a medio camino y se aproximó al lugar.

—¿Emm, Ninja Nocturno?, ¿eres tú?

La peliazul, con los nervios a flor de piel se acercó. El ninja si bien no se hallaba ahí, pero si los pequeños ninjalinos, que yacían rondando buscándolo.

Estos mismos aparecieron de entre la oscuridad. Marvin la miró extrañado.

—Ninjalinos, ¿qué tal? —An yu se agachó para estar a su altura.

Ninguno quiso contestarle, Daisy y Marvin permanecían callados al igual que los demás. Para An yu las cosas se estaban poniendo más difíciles, y al no tener respuesta se le ocurrió decir algo más.

—¿Por qué no contestan?, ¿ha pasado algo con ustedes? —cuestionó ella, ganándose el silencio de ellos—. Por favor, necesito que me contesten, no hay forma de llegar a nada con el silencio. —La niña dragón movió el hombro de Marvin repetidas veces.

—(¿Qué quieres?)

—¿Por qué...

—(Te preguntarás porqué te ignoramos quizás, pero dejame decirte que no vamos a dejar que hagas sufrir a Ninja Nocturno) —respondió Marvin en un balbuceo.

—¿De qué hablan?, yo nunca quise dañarlo. ¿Cómo que hacerlo sufrir? ¿de que manera?, oh no sé... —La peliazul meditó un momento y a su mente se le vino un recuerdo—. ¡Lo tengo!, ¿fue... eso?

Marvin algo entristecido no volteó a verla.

—El ninja se sintió mal porque Catboy me abrazó, es eso. Yo... no siento nada por el líder de los héroes, pero no sé si realmente exista algo entre el ninja y yo. Tengo tantas órdenes y preceptos que seguir, que perfeccionar y debo probar que soy mejor. Pero quiero estar con él aunque sea por última vez.

Esas palabras ablandaron los corazones de Marvin y Daisy en un segundo.

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Faltan algunos caps para que se termine este libro.
Bye!