~05~
—¡A ti. Las traes! —gritó Amaya, para después correr lejos.
—¡Claro, deberás apurarte porque daré mi mayor esfuerzo! —Rió su amigo. Se encontraban en el parque, los dos estaban jugando mientras esperaban a Greg, que se había ido a pasear con sus padres.
Al rededor de media hora los niños se sentaron en el pasto, Amaya con una sonrisa y Connor igual.
—Me gusta pasar tiempo contigo, aunque también con Greg. Ya quiero que regrese —comentó Connor.
—A mí igual. Mmm... hay que pensar que podremos hacer esta semana —dijo su amiga pensando.
—¿Dices que esta semana no ha pasado nada interesante?
—No, Connor, no es eso...
—¿Entonces?
—¿Te acuerdas de los villanos? —susurró ella. Asegurándose de que nadie pudiera oírlos.
—Aja. Las últimas veces nos enfrentamos a Romeo y después a Luna, no entiendo que ocurrió con el ninja hasta ahora, ¿tú que dices?
—Estoy pensando que quizás podría estar planeando algo, ya sabes. —La castaña se quedó pensando por unos minutos, aún escuchando a Connor.
—Supongo, con otro de los villanos seguramente. Amaya...
—¿Qué pasa?
—Me gustaría saber que pasó con An yu estos días, creo que no la hemos visto desde la vez que nos enfrentamos al Ninja Nocturno.
—Si, puede que la veamos hoy, ¿te parece? Cuando llegue Greg se lo contamos. No hay que dejar a un héroe fuera. —Se levantó del suelo junto al castaño.
—Eso es verdad.
Después regresó el menor del trio de héroes y se la pasaron charlando toda la tarde.
La noche no se hizo esperar, por lo que cuando llegó la hora, los niños se transformaron en superheroes. Al llegar a su cuartel, todos dirigieron sus miradas a Robot en pijama.
—¡Robot en pijama! te necesitamos. Hay que ver que sucede esta noche —llamó Catboy. Corrió hasta donde se encontraba la pantalla y los botones del cuartel.
El Robot en pijama les cuestionó que había pasado.
—Pues, estamos preguntandonos porqué solo supimos de unos cuantos villanos mas no del ninja.
—Catboy, a lo mejor se está tomando unas vacaciones. ¿Mejor no? —preguntó Gecko intentando suavizar las cosas.
Ululette y Catboy lo miraron con una sonrisa burlona, pero sin malicia alguna. Simplemente les sorprendía que aún a pesar de todo su amigo siguiera tan humilde como lo fue en un principio.
—Sería mejor si fuera verdad, pero, estoy seguro que no lo es. —Su líder se cruzó de brazos.
—Está bien, no hay que negar que por lo menos no hizo nada.
«Al menos...» pensó Gecko.
—Mmm, es cierto. Pero aún así, no podríamos cambiar nada de lo que si hizo.
—Estuve pensándolo la verdad... —asumió Ululette.
—¿El qué? —preguntaron los demás héroes.
—Que quizás An yu tenía razón... El Ninja Nocturno nunca va a cambiar.
El menor los observó con ciertas dudas. En cambio, Robot en pijama también los miraba examinando las cosas, no podía estar más de acuerdo con los superheroes. Entonces, los héroes salieron a ver las calles de la ciudad, pensando en revisar que no hubiera un mal que tratar.
••
Mientras que los héroes seguían verificando todo en la ciudad, el ninja corría por los edificios y hogares. Desde la última vez que había tenido un parvo momento con ella, se la pasó pensando en ello, como un bobo sin duda; según él. Pero no le importaba. ¿Quién le quitaría aquella dulce sonrisa que ahora adornaba su rostro? nadie, no quería que nadie le borrara esa muestra sincera del corazón.
—¡Ninjalinos, vengan un momento!... Tengo que decirles algo.
En respuesta, los pequeños aprendices llegaron luego de comer helados. En especial el pequeño ninjalino, quien estaba orgulloso de que su líder sonriera por más tiempo.
Se aclaró la garganta—. Esta noche será distinta, tomense la noche libre hoy, pero no hagan escándalo. —Los ninjalinos se marcharon no sin antes agradecer.
Suspiró tranquilo, para posteriormente encaminarse al lugar que tanto le fascinaba, porque solo ahí podía encontrarse con aquella persona de dulce mirada y sonrisa que tanto le encantaba. Donde solo tendría aunque sea unos minutos para compartir un momento.
Luego de pasar por el muro que lo transportó a la montaña, se estaba acercando a poco de subir las escaleras, cuando de repente, la protectora de la montaña hizo su presencia. El ninja se sorprendió de felicidad, desde la última semana se habían hecho mucho más cercanos.
—An yu, no supe que me esperarías —El más alto se emocionó al verla, ¿tanto tuvo que esperar para un momento como este, el cual se pudieran hablar sin nada que lo interfiera? Era algo con mucho valor para el villano.
—Hola, ninja. Hoy quiero enseñarte cosas que he ido aprendiendo con el tiempo. Espero que lo escuches —dijo ella sonriendo.
—Te escucharé —aseguró el ninja.
Juntos comenzaron a caminar por toda la Montaña Misteriosa, entre sonrisas intercambiaron conversaciones simples.
—La montaña siempre ha sido un hogar para mí, no hay mejor lugar en el que quisiera estar que este. Por eso al meditar me siento calmada; aquí es donde pertenezco. Hay cosas que me falta perfeccionar para estar a la altura de "protectora de la montaña", quizás también tienes cosas que se te complican, ¿no?
—Pues si —respondió él—. Pero, An yu, no deberías dejar que esos pensamientos te impidan seguir lo que intentas. Porque si hay problemas con los que no puedas no sientas como si te estuvieran acorralando —An yu lo observó sorprendida por lo que decía.
—Tienes una buena reflexión filosófica, me agrada.
—¿Eso debería tomarlo como algo que me enorgullesca? —interrogó el ninja, ya que aún creía que An yu era difícil de fascinar.
—Aja. La sabiduría me aporta, cuando la das tú. —Ella le sonrió, entonces, fue acercándose a él para luego acariciar su hombro con calidez. Él se mantuvo igual de callado, porque aún no podía asimilar que estaba allí con la peliazul, se sentía como en un lindo sueño.
A los pocos minutos se le ocurrió algo, tomó valentía y lo hizo.
—Vamos a ver que tan ágil eres. —Después de lo dicho, tocó el brazo de An yu, de ahí inició un juego divertido con la niña dragón.
—Mmm ¿un juego? de acuerdo, supongo que me puedo dejar llevar. —Sonrió en complicidad y corrió con el afán de atraparlo.
Los intentos de atrapar al Ninja Nocturno se hicieron eternos, pues se esmeraba en saltar muy alto y de que An yu tuviera que esforzarse más.
—Que difícil es... atraparte... —respiró agitada, corría por el piso de piedra y saltaba en el aire, en eso ella se tropezó con su propio pie y descendió al suelo.
Por suerte, el Ninja Nocturno miró aquella escena y no se quedó de brazos cruzados. Alcanzó la mano de An yu y la agarró atrayéndola hacia él, en un intento de ayudarla. La protectora de la montaña no podía evitar estar asombrada, ¿qué era todo eso?
—Estas bien, podríamos hacer otras cosas... si te parece.
—Bueno. Gracias por eso, ahora si... —Ella se alejó, el ninja la miró—. Sígueme...
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Gracias por leer ;)
Es todo por hoy!!
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