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MAGNUS

Se despertó con un peso en su pecho, estaba adolorido por la posición que estaba en el sillón y un poco mojado en la parte de su clavícula, cuánto trató de subir una de sus manos para poder pasarla por sus ojos sintió tocar un pequeño cuerpito. Había estado tan sumido en su sueño con Alec que la verdad se había olvidado que en su pecho estaba Max junior, abrió sus ojos y lo miró con una sonrisa, sus ojitos estaban abiertos mirándolo con una pequeña sonrisita su boca largando saliva a su camisa, sus cuernitos pequeños y su piel azul lo hacían ver más que hermoso bajo los últimos rayos de sol, él sería su hijo y no podía creerlo.

Lo ponía feliz saber que tendría una familia, había vivido muchos siglos, había hecho muchos viajes y había estado en muchas fiestas, había conocido a muchas personas y se había acostado con la mayoría, pero estaba seguro que formar una familia era mucho mejor que la mayoría de lo que había hecho antes. Además formaría una familia con alguien que no había puesto excusas o lo había dejado al entender que él era inmortal, había esperado mucho por esto, había esperado mucho para estar con alguien como Alexander.

— ¿Despierto tan temprano palomita?— preguntó Magnus— niño travieso.

El pequeño le contestó con una sonrisa, Magnus lo agarró y trató de sentarse escuchando como su espalda sonaba en el proceso, se asustó a sentir que sus pies tocaron algo y las subió asustado, al mirar hacia abajo vio el cuerpo de Alec en el suelo boca arriba, sus brazos estirados hacia arriba y su boca media abierta haciendo que un hilo de saliva saliera por ella, amó verlo así.

— Mira palomita, papi no ha resistido dormir lejos de nosotros—dijo Magnus con una sonrisa.

Dejó a Max en el piso cerca del cuerpo de Alec viendo como el pequeño comenzaba a jugar con su pelo mientras que Magnus trato de pararse y estirarse para que después no sufriera de dolor, buscó a Rafael junior, se había olvidado de que lo había dejado con Simón, la cuna del bebé estaba vacía y Simón no estaba, Magnus se desesperó.

— Alexander—lo llamó Magnus—Alexander despierta.

Pero no recibió respuesta de su parte, al contrario vio cómo Alec se daba vuelta y le dio la espalda al bebé, no pudo evitar sonreír y alzó al pequeño dejando que su garbancito descansara bien, se lo merecía.

— Palomita vamos a buscar a panquesito— dijo Magnus.

Amaba colocarles apodos a las personas, salió de la sala con el niño en brazos y empezó su búsqueda.

— ¡Simón! ¡Panquesito!

Cuándo iba entrando a la cocina los encontró, Rafael estaba riendo mientras Simón intentaba preparar algo en alguna olla con dificultad.

— La verdad que no tengo idea de cómo se hace esto, pero no quiero salir afuera— murmuró Simón— mi piel está sensible al sol.

El bebé balbuceaba algunas palabras que no se entendían pero que eran respuesta a las palabras de Simón.

— No sé cómo te voy a alimentar, soy tan inútil— siguió murmurando Simón riendo— tendré que aprender.

Magnus con una sonrisa chequeó sus dedos e hizo aparecer un biberón en las manos del pequeño y otra a Max que empezaron a tomarlo con gusto.

— Magnus me has salvado— dijo Simón suspirando—Rafael estaba hambriento.

Vio a Simón caminar hasta la mesada y colocar a Rafael allí mientras él se quedaba a su lado por si acaso.

— Ha dormido muy poco—siguió diciendo Simón— tiene la energía de miles de niños.

Magnus se adentra a la cocina y se queda cerca de ellos colocando a Max cerca de Rafael mirando con atención, Simón y el pequeño bebé se veían tan unidos.

— Panquesito y tú parecen tan unidos— dijo Magnus con una sonrisa.

— Me hace acordar tanto a Raphael— comentó Simón sonriendo— y la verdad me encanta su compañía, es tan lindo.

Simón tenía razón, Rafael junior era medio morenito, sus ojos avellanas y su pelo era ondulado, era muy parecido a Raphael, hasta podría decirse que es su hijo si no fuera porque Raphael como vampiro es estéril como él.

— Magnus, antes de que Alec se durmiera estuvimos hablando—dijo Simón rascándose el cuello— y él me dijo que si yo quería podía adoptar a Rafita, pero no quiero que te molestes, sé que querías a los dos para ti y no quiero arruinarlo.

Magnus se asombró al principio.

— ¿Quieres adoptarlo?

Vio a Simón mirarlo en pánico, negando y asintiendo a la vez.

— Bueno si, pero si tú quieres tenerlo entonces no, yo puedo adoptar después, tú lo necesitas creo más que yo—dijo Simón—no, no de esa manera, en enserio perdón por querer eso.

Magnus negó con una sonrisa mirando como Rafael junior tocaba con su manito el brazo de Simón, no podía negar a su pedido, el menor había sido el héroe de ambos niños.

— No Simón, tú fuiste quién rescató a estos pequeños— comentó Magnus— no me molesta, solo estoy sorprendido, pero que puedes hacerlo.

El brujo quería ese niño para él, pero no podía hacerlo cuando la cara de Simón parecía llena de ilusión, además podía imaginar a Raphael recibiendo la noticia de Simón que serían padres y verlo formar una familia, Raphael era un hijo para él y si esto le daba más alegría entonces no diría nada para arruinarlo, de igual manera podría tener a su pequeño palomita.

— Gracias Magnus— dijo Simón sonriendo— quería pedirte otro favor, ya sabes Alec me contó que estás emocionado por la posible boda que tendremos.

Magnus torció un poco su cabeza mirándolo confundido, obvio que estaba emocionado por ello todos lo sabían y sabían que él sería el de los preparativos pero no sabía por qué lo decía ¿Quería sacarlo?

— El punto es que tú y Alec también, si quieren, se pueden casar junto a nosotros— dijo Simón alzando a Rafael— ya sabes, como el episodio de Glee.

Magnus no pudo evitar mirarlo más que confundido.

— No entiendo, Simón— dijo Magnus confundido— ¿Episodio de qué?

— Casamiento doble ¿Qué te parece?

El brujo no sonrió y pudo ver cómo la sonrisa de Simón se esfumaba por completo.

— No te gustó, creí que te agradaría— dijo Simón— creí que...

— No Simón— interrumpió Magnus— claro que me encantaría, la verdad es que la relación con Alexander ha ido mucho más que rápido y bien, pero él es un Nephilim y los Nephilim tienen un ritual para sus casamientos ¿Quién soy yo para prohibirle eso? Quiero que él aún tenga sus costumbres y pueda cumplirla, no quiero que se case conmigo y no pueda tener la auténtica runa de casamiento ¿Me entiendes?

Vio a Simón abrir los ojos y morderse el labio pero no lo estaba mirando, estaba mirando a algo sobre su hombro.

— ¿Qué sucede aquí?

Magnus volteó mirando a Alec que estaba cruzado de brazos y apoyado en el umbral de la puerta con cansancio y con un semblante molesto.

— ¿Desde cuándo estás escuchando?

El ojiazul se adentra a la cocina pasando por al lado de él y alzando a Max junior que de inmediato se puso a jugar con su pelo.

— Desde que Simón quiere que tengamos una boda doble y tú te niegas— dijo Alec sin mirarlo.

— Creo que me voy de acá—susurró Simón incómodo— me llevaré a Max para que juegue con Rafita.

Magnus lo miró de mala manera porque él había empezado esto, tenía que quedarse y mejorar lo que había dicho, pero no, Alec le dio al niño y se fue del lugar, ahora debía venir el momento de discusión y la verdad que no sabía cómo afrontarlo.

— Alexander yo...

— No digas nada— interrumpió Alec caminando a la heladera— te entiendo no quieres casarte, eres inmortal y yo viviré poco años así qué ¿Para qué casarse si sabes que no estaré en un siglo?

Magnus caminó hasta donde estaba él y colocó una mano en su hombro.

— No garbancito, no es así—dijo Magnus— no has entendido.

Alec se dio vuelta mirándolo.

— ¿Entonces qué?

— Solo quiero que tengas una boda como la tienen los Nephilim, con sus marcas, con los hermanos silenciosos y esas cosas— explicó Magnus— no una boda normal como lo mundanos suelen tener, y aunque es encantador no quiero eso para ti, además la clave no lo va a aprobar, ni creo que nos dejen quedarnos con los niños.

Vio al ojiazul suspirar.

— Tienes razón— dijo Alec con tristeza— creí que... Bueno nada.

— ¿Creíste qué?

— Nuestra relación es tan fuera de lo normal—dijo Alec riendo con amargura— dijiste que íbamos a saltar algunos niveles, pensé que no te importaría una estúpida regla cuando estamos por adoptar a un niño.

Magnus lo miró con ternura.

— Pero cariño ¿En serio quieres hacer esto?— preguntó Magnus— ¿Quieres evitar el sagrado ritual que tienen por mi?

Alec bufó y se cruzó de brazos.

— Eres tan...

El brujo esperó que continúe.

—...Agh.

Lo vio alejarse e irse de la cocina quejándose y dejándolo solo, Magnus caminó detrás.

— ¿Entonces si quieres casarte conmigo?

— Agh.

— ¿Eso es una afirmación?

— ¡Agh!

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