(73)
RAPHAEL
Observa como el Nephilim estaba hablando algo con su Simón, ellos dos juntos era un imán al peligro y no tenía que dejarlos juntos por mucho tiempo, trató de escuchar con más atención, quería asegurarse que su futuro esposo estuviera bien y no estuviera planeando su muerte junto a aquel Nephilim.
— Eso es peligroso—dijo Simón— sabes que si te pasa algo Alec lo sentirá.
— ¿Crees que no lo sé?— preguntó Jace— quiero protegerlo al igual que a Clary.
— Pero puedes encontrar otra forma—dijo Simón— algo menos suicida.
El mayor frunció sus labios al escuchar eso ya que no le sentaba bien.
— Solo sé que Jonathan quiere matarnos— explica Jace— tú solo tienes que alejar a los demás, que ni Clary ni Alec me sigan.
Raphael sabía que Jace era alguien que se dejaba llevar por sus impulsos, pero no a este nivel tan alto.
— No, si quieres hacer esto déjame ir contigo, te ayudaré a acabarlo.
¡No! Simón no podía hacer aquello, si lo perdía por sus pocas habilidades entonces no se lo podría perdonar.
— No puedo dejarte hacer esto vampiro—musitó el Nephilim—no podemos dejar que Alec pierda a sus dos amigos.
— Vamos a salir vivos los dos—dijo Simón— me caes un poco mal, pero se lo de vínculo Parabatai y no dejaré que a Alec le suceda nada.
Pudo ver como la mirada del Nephilim rubio iba hacia él y trato de disimular que estaba escuchando toda la conversación.
— Raphael nos descubrirá Simón.
Pero volvió la mirada porque quería que el Nephilim supiera que los estaba escuchando, además quería que se retractara y diera marcha atrás.
— Haremos lo que dijiste— dijo Simón— quiero acabar con esto de una vez por toda.
Raphael se enderezó y se preparó para caminar hacia ellos, lo que estuviesen planeando no le gustaba y lo daría a saber, pero Magnus apareció frente a él para interrumpir el momento.
— Raphael necesito que me ayudes a controlar a Alexander, está por perder la cabeza.
Miró a su costado y tenía razón, el ojiazul parecía muy nervioso y movía su mano hacia todos lados como si en verdad ya hubiera perdido la cabeza, sus quejas se escuchan desde donde están y nadie parece querer acercarse.
— ¿Intentaste con un beso?
— ¿No estás viendo? si lo intentará Alexander ya me hubiese pateado la cara con lo nervioso que está.
Una sonrisa divertida se le apareció en la cara.
— Alexander— lo llamó el vampiro.
Vio como el Nephilim venia hacia donde estaba, con un semblante molesto.
— ¿Qué necesitas? estoy ocupado con esto, parece que se lo toman a chis...
El chico Nephilim no pudo terminar de hablar por qué Raphael lo golpeó justo en la cara.
— ¡¿Y eso?!
Raphael sonrió.
—Estabas por perder la cabeza, además me clavaste una flecha en la pierna, estamos a mano.
ALEC
Caminó lejos de Raphael y Magnus, no está perdiendo la cabeza, está preocupado, sus sentidos Nephilim le decía que algo malo pasaría. Nunca había tenido la mejor relación con sus padres, pero si era ese el presentimiento si a ellos le había pasado algo él se derrumbaría ¿Cómo podría decirle a sus hermanos que le había pasado algo a sus padres? miró hacia todos lados buscando a su Parabatai encontrando como hablaba con Simón, eso lo hizo extrañar.
— Jace—lo llamó.
Jace no demoró en acercarse a él.
— ¿Qué sucede Alec?
— Necesitamos colocarnos las runas.
Podía sentir un nudo formarse en su garganta sintiendo como su Parabatai le daba una palmadita en la espalda.
— Alec esto es una lucha más—dijo Jace—eres el mejor luchador que conozco.
El ojiazul aprovechó para agarrarle el brazo y empezar a colocarle las runas.
— Tengo un mal presentimiento—confesó Alec.
— Todo saldrá bien, saldrás de aquí y estarás feliz junto a Magnus como una pareja—dijo Jace.
— Saldremos, habla en plural Parabatai.
Vio como Jace corría la mirada, haciendo que Alec lo mirará.
— Jace.
Pero el rubio no contestó en vez de eso parecía tener una charla de miradas con Simón ¿Qué sucedía acá?
— Jace si estas planeando algo dímelo ahora.
Vio cómo lo volvía a mirar.
— No estoy haciendo nada.
— Júralo Jace, Júralo por el ángel.
Sintió como el rubio sacaba su estela y estiraba su mano pidiendo que le diera su mano.
— Confía en mi Alec, solo confía en mí, estaremos bien.
— Solo no hagas nada que te haga poner en peligro.
El chico asintió y el pudo respirar con tranquilidad, cuándo terminaron de colocar las runas caminó hasta Simón que lo había visto alejado de todos.
— Simón.
El vampiro menor levantó la vista mostrando lo tenso que estaba.
— ¿Te sientes bien?
Asintió.
— Solo estoy preocupado.
— Estaremos bien—dijo Alec.
Dedicándole una sonrisa para dar media vuelta y caminar hasta Magnus.
— Espera—dijo Simón—quiero decirte que eres la mejor persona que he conocido, me alegro haberte conocido Alec.
Alec se dio media vuelta para mirarlo.
— No digas eso, parece como una despedida.
Había soportado lo de Jace pero dos casi despedida a la vez era doloroso.
— Gracias por ayudarme cada vez que lo he necesitado—dijo Simón.
El vampiro comenzó a alejarse dejándolo solo, esto era en los momentos donde entraría en crisis, parecía como si todos se estuvieran despidiendo de él, sintió unas manos en su caderas dándolo vuelta y abrazándolo.
— ¿Qué sucede garbancito?
El ojiazul colocó su cabeza en el hombro del brujo escondiendo su cabeza allí y largando un par de lágrimas de frustración, quiere maldecir, no sabe qué hacer, es la primera vez que se tiene que hacer cargo de esto.
— No quiero que nadie muera.
— Nadie lo va a hacer—dijo Magnus.
— Necesito protegerlos, a todos y a ti.
Sintió como Magnus reía un poco.
— Yo puedo protegerme al igual que puedo hacerlo contigo—dijo Magnus—no tiene que preocuparte por todos.
Se alejó un poco y le dedicó una pequeña sonrisa a Magnus.
— Te protegeré Magnus, tú eres mi prioridad, no te alejes de mi lado.
Vio como Magnus sonreía y se acercó a él para besarlo.
— Es muy adorable de ti querer protegerme garbancito—dijo Magnus— tanto que quiero llevarte a una de las habitaciones de acá cerca.
Alec dejó escapar una carcajada.
— Arruinas el momento.
El brujo lo agarró para besarlo y Alec siguió olvidándose de todo cómo sabía sucederle cuando se besaban.
— Raphael tenía razón, el beso funcionaría—dijo Magnus en sus labios.
Alec volvió a reír.
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