(72)
MAX
Estaba sentado al lado del cuerpo del hermano Zachariah, ahora que analizaba todo sabía que la mujer había sido Joselyn, ella no se había dado cuenta que se le había caído una de sus dagas, y es que hace unos meses atrás había estudiado los apellidos y su simbología con sus significados, viendo ahora en el mango de la daga donde hay dos pequeñas alas sabía que era el significado de la familia Fairchild. Se acordó de su hermano mayor y como lo elogiaba de la rápidas conclusión que sacaba y lo inteligente que era, lo que Alec no sabía es que trataba de copiarlo, ser igual a él, ahora estaba preocupado por sus padres, no quería que le pasara nada, pero estaba más preocupado por sus hermanos.
Trató de imaginar la vida de los hermanos silenciosos y porque se convirtieron en ellos ¿Estaban sufriendo? ¿Tuvieron que pasar momentos malos? ¿O ver muchas muertes? Porque para hacer un voto de silencio y estar encerrado bajo tierra, solos, eso era como si se culparan y decidieran eso como castigo. Miró una de las paredes y notó como empezaba a cambiar de color, el centro de la pared paso del rojo de la pintura a un violeta brillante ¡Era un portal! unos de los portales del novio de su hermano, se empezó a parar ansioso ya queriendo saltar hacia los brazos de quien viniera pero al observar a Izzy pasar sosteniendo a dos bebés y los pequeños que no dejaban de llorar, miró la escena sorprendido y confundido quedándose en su lugar ¿De dónde sacó a dos niños?
— Izzy.
— ¡Oh Max!—gritó Izzy—ven sostén a Rafael junior.
— ¿Raphael junior?
Los niños no dejaban de llorar y al parecer no querían dejar de hacerlo, Max tuvo que agarrar al bebé que se parecía mucho a un mundano.
— Es un mundano con visión—dijo Max asombrado.
Había leído de ellos pero nunca creyó que vería a uno, sintió como Izzy pegaba un grito de horror al ver toda la sala y la masacre que ha ocurrido.
— ¿Qué sucedió aquí?—preguntó Izzy— ¿Y por qué sigues aquí? no tendrías que estar viendo esto.
Max alzó la daga que había estado observando y se lo mostró a Izzy para que viera sus sospechas.
— Joselyn estuvo aquí—dijo Max—todos los adultos tenían algo escondido, pero parece que se terminó, por eso Joselyn se los llevó, estaba tratando de ocultar algo.
— Eres muy pequeño para saber estas cosas.
Izzy trataba de hacer callar al niño de piel azul casi zarandeándole con mucha brusquedad.
— ¿Eso es un bebe brujo?
Mientras el niño que tenía en sus brazos, el pequeño Raphael junior se había dormido.
— Este niño inquieto—dijo Izzy con un poco de molestia—es el pequeño Max junior.
— ¿Y Alec? ¿Dónde está Alec?
— Se quedó con los demás—dijo Izzy molesta—mientras yo hago de niñera, ellos están peleando con demonios.
— ¿Qué? ¡No! ¿Y si le pasa algo?— pregunta Max preocupado.
— Alec tiene a Jace, su Parabatai, tiene a Magnus y tiene a la pareja de vampiros— consoló Izzy— él volverá, todos volverán a salvó Max.
— Eso no ayuda, tengo un mal presentimiento Izzy.
— Él volverá— repitió Izzy—ahora ayúdame con estos bebés que no sé cómo tratarlos.
SIMÓN
Estaba tratando de seguir molesto con Raphael, el vampiro mayor no había dejado de ser sentimental todo el momento, pero lo había engañado con tres chicos ¡Con tres!, pero también no puede evitar echarse un poco de culpa, lo había dejado y le había dicho que tenía que seguir su vida pero llevaban días nomás de separados ¡Tenía que respetar el duelo! ¿Quién no respeta el momento de duelo de una ruptura amorosa? Pero, cielo, había extrañado tanto a Raphael que era un poco inútil no derretirse con todas las palabras que su ex pareja le dice.
— ¿A dónde quieres ir de luna de miel Bebé?
Ahora el mayor se le había plantado todo lo del casamiento, no iba a mentir que casi se había caído de trasero cuando le había propuesto a que se casaran, lo había tomado tan de sorpresa pero no era el momento para decidir una respuesta aunque quisiera saltar a sus brazos y aceptar.
— Aún no sabes si aceptaré.
— Lo harás, estoy seguro—dijo Raphael.
— Cállate.
— ¿Por qué no me callas tú? —dijo Raphael con una sonrisa.
Simón rodeó los ojos y se alejó, tenía que controlar sus impulsos y seguir con el plan, hacer sufrir a Raphael por darle unos cuernos más grandes que el techo.
— Tiene que salir todo al plan ¿Oyeron?— preguntó Alec—nada de muertes ¿Entendido? los quiero a todos vivos.
— Raphael y Simón ya están muertos—bromeó Jace.
El vampiro menor vociferó por lo bajo, era el chiste más malo que podían hacer.
— Tus bromas no son graciosas y son ridículas ¿Lo sabías?—dijo Raphael
— Presten atención—dijo Alec a punto de perder la cabeza—todos a prepararse, estamos entrando en algo serio.
— Garbancito cálmate— susurró Magnus.
El menor siguió alejándose de allí hasta quedar apoyado en una de las paredes, también estaba preocupado, había visto a Jonathan y le había temido ¡Había matado a su propio padre! ¿Qué clase de hombre mata a su padre sin tener un poco de lástima? Además sus ojos, el chico era un demonio y de los peores.
— Clarissa te colocaré un par de runas— habló Alec—Jace revisa las armas.
¿Cuándo esto va a acabar? Simón quería descansar del peligro sentarse en un sillón, y mirar a la nada por horas o ver alguna serie y comer, su estómago se quejó de ello.
— Magnus necesito sangre— susurra Simón—sigo un poco débil.
El brujo chequeó los dedos y hizo aparecer un vaso de sangre en su mano izquierda mientras que a Raphael en la otra, el menor tomó con calma mirando a todos, cada uno para ir a la batalla sin importar si era peligroso, observó a Jace que se acercaba a él mirando hacia todos lados como si no quisiera que lo descubrieran.
— Simón— susurró el rubio.
— ¿Por qué estamos susurrando?
— Shh, Alec no nos puedes escuchar.
— ¿Sabes que susurrar levanta más sospecha?
— Sí, lo sé pero escucha, tenemos que hacer unos cambios en estos planes— dice Jace.
— ¿De qué estás hablando?—preguntó Simón— Alec te matará.
— Trataré de parar a Jonathan.
— ¡Estás loco!—gritó-susurró Simón— él está bien chiflado.
— Por esa razón tengo que detenerlo—dijo Jace—si no nos matara a todos.
Ser cómplice en el plan del Parabatai de su mejor amigo no era una buena idea.
— Lo hago para que todos salgan vivos—volvió a decir Jace— Simón necesito que me ayudes.
Pero el menor solo lo miró ahora dudando, también conocía a Jace desde que tuvieron que verse en persona, Jace también estaba algo chiflado.
— Simón necesito tu ayuda.
— Está bien ¿En qué tengo que ayudarte?
No era una buena decisión, pero de todas formas ya había aceptado.
— Escúchame bien y presta atención— dijo Jace.
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