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MAGNUS
Había colocado el collar en las manos del pequeño y la rodeó con las suyas, no puede dejar de mirarlo, un pequeño brujo que no sabe el destino de su familia y que está pidiendo a grito cariño ¿Qué le impedía llevárselo a casa? había tenido a Raphael en su casa ¿Qué tan malo podría ser llevarse a un bebé? Suspiró y empezó a tratar de buscar a Joselyn viendo cómo en su mano empezaba a formarse una llama azul, escuchó la risa del pequeño y después sobre su llamas azules opacas aparecieron haciendo contraste con las suyas.
— Vieron eso, pequeño Max está haciendo esas llamas azules—dijo Magnus.
No puede esconder la emoción en su cara al ver aquella creación.
— Concéntrate Magnus—dijeron todos al unísono.
El brujo chequeó la lengua y trató de localizar, de seguir con su trabajo, sabía que ella estaba en esta mansión ¿Pero dónde? empezó a tener visiones de la mujer con una jeringa en sus manos, llevaba un vestido de seda celeste que para Magnus no le gustaba para nada, ese vestido no era el color de Joselyn y menos para la ocasión, pero la pregunta del millón ¿Por qué la mujer iba tan bien vestida en unos momentos así? la visión acabó y volvió a mirar a todos, si tenía que dar las noticias a Clarissa no le gustaría.
— Joselyn nos traicionó—dijo Magnus—tenemos que hacer algo, ella sabe que estamos aquí.
— Claro que no— dijo Clary—mamá nunca haría esto.
Y ahí estaba como lo había presentido.
— No puedo dejar que los pequeños estén en peligro—dijo Simón.
— Pero...
— Nada de pero Clarissa—dijo Luke un poco agotado— no podemos dejar que nos exponga al peligro, Joselyn ya decidió y no fue a nosotros.
RAPHAEL
No podía creer lo bien que se sentía, tener de nuevo a Simón era inexplicable, amaba como lo peleaba, sus labios no dejaban de estar fruncidos, sus ojos mostraban una chispa de furia y no dejaba de tener los brazos cruzados, pero así enojado, no dejaba de estar hermoso.
— Sabes, estuve pensando en ti todo este tiempo—volvió a intentar Raphael.
— Si claro, pensabas en mi cuando estabas en la cama con los otros—dijo Simón— estúpido.
— Extrañaba tus ojos y tus labios, todo de ti—dijo Raphael con una sonrisa—y cuando estábamos siempre en la habitación.
— Por eso decidiste ir a buscar a otros—dijo Simón.
Se había puesto en modo de no mirarlo dejando escapar algunas maldiciones en voz baja.
— Oh vamos, sabes que eso no es cierto—dijo Raphael—sabes que tu eres el único.
— Ajam.
— Y te amo como a nadie—dijo Raphael— ¿Puedes creerme en eso?
— Eres un mentiroso—dijo Simón.
— Te amo.
— Mentiroso.
— Mucho.
— Falso.
— Cásate conmigo—sonrió Raphael.
— Eres un mentiroso—dijo Simón molesto—espera ¿Qué?
— Cásate conmigo Simón Lewis—volvió a decir Raphael.
— ¡Oh cielos! una boda—dijo Magnus.
Estaba decidido, con todo lo que había pasado quería pasar toda su inmortalidad con el chico que se había metido en sus ojos.
—Dile que sí Simón—alentó Alec con una sonrisa.
—Y-Yo
—Vamos Simón di que sí, yo no le pido matrimonio a cualquiera—dijo Raphael.
—Y-Yo.
— No es hora de balbucear— susurro Izzy— responde.
El vampiro mayor observó cómo el menor lo miraba, aun con dudas en su rostro.
— No es el momento para esto, hablaremos cuando lleguemos a casa, además mira el lugar en el que me pediste esto, eres muy malo para estas cosas.
Raphael sonrió, no era una respuesta negativa, era más como un quizás, eso le daba aún esperanza.
ALEC
Había vuelto a su postura después de la escena que Raphael y Simón habían dado, quien iba a pensar que Raphael Santiago le estuviera pidiendo matrimonio a su mejor amigo, eso le alegraba porque en su mundo, en el mundo Nephilim casarse joven era un buen presagio.
— Bueno, las cosas están difíciles, si Joselyn está con Jonathan es muy seguro que ya haya dicho que nosotros estamos acá—dice.
— Sigo diciendo que mi madre no tiene la culpa—dijo Clary.
Alec trató de evitar mirarla porque no podía decirle la verdad.
— Es muy seguro que esté torturando a los demás—añadió Alec—tenemos que salvarlos, no podemos dejar que les pase lo mismo que a los hermanos silenciosos.
— Vamos a atacar— interrumpió Jace.
— Jace—lo retó Alec—no podemos dejar que los bebés estén en peligros, ya que Luke está herido sería mejor que vuelva al instituto con ellos.
— No dejaré que ustedes peleen solos—dijo Luke.
Alec suspiró ¿Cuánta posibilidad tenía de convencerlo? si fuera por él mandaría a todos al instituto y así no los pondría en peligros.
— Izzy ve tú con los niños al instituto— indicó Jace.
— No dejaré que ustedes se lleven toda la diversión—dijo Izzy molesta.
Jace había decidido lo correcto, tanto que el ojiazul saltaría a abrazarlo por haber hecho aquel comentario.
— Max está allá solo— explica Alec acercándose a ella—puede que esté en peligro, necesito que protejas a estos dos pequeños y a Max.
— Pero ustedes estarán aquí—dijo Izzy con un puchero—mamá está acá.
— Todos llegaremos a salvo—susurró Alec abrazándola fuerte— por favor cuida a los niños.
— Está bien.
Sabía que su hermana menor no estaría en peligro y eso lo tranquilizaba, la volvió a abrazar fuerte y se giró para mirar a Magnus.
— Magnus necesito un portal— pide Alec.
No podía negar que al mirar al brujo sentía una gran punzada de preocupación hacia él ¿Cómo podía estar tranquilo cuando sentía que a Magnus le pasaría algo malo? La pared empezó a cambiar de color hasta llegar al hermoso color violeta que tanto identificaba a los portales de su brujo, el ojiazul miró por última vez al pequeño Rafael junior y le sonrió, vio como Simón se acercaba hasta el bebé y le daba un beso en la cabeza para después ir hacia el pequeño brujo que estaba en los brazos de Magnus y hacer el mismo proceso, colocaron los bebés en cada brazo de Izzy y vieron como ella desapareció con el portal. Era la mejor decisión.
Alec volvió la vista a los demás.
— ¿Están listos?
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