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MAGNUS

Después de ser el último en pasar cerró el portal detrás de él, el lugar tenía aroma a azufre y otras sustancias más, no se debía ser genio para saber que en el lugar había presencia de demonios.

— ¿Dónde estamos?—preguntó Luke.

— Estamos en Dublín—contestó Magnus.

La mansión en la que estaban no daba señales de acabar por los dos grandes pasillos que se colocaban a cada lado de ellos, era muy parecido al otro lugar donde habían venido a rescatar a Alec solo que ahora las paredes eran de un color carmesí y del techo colgaban elegantes lámparas de vidrios negras que si no fuese porque estaban rescatando a Simón, Magnus hubiese ido a averiguar dónde habían conseguido tal hermosura.

— Hay que separarnos—dijo Joselyn.

Magnus la miró extrañado, porque eso podría ser peligroso para todos.

— Claro que no—dijo Magnus—puedes ser Nephilim y tener a un novio licántropo, a tu hija Nephilim y a su novio, pero no voy a dejar que se metan en peligro, los Nephilim son muy traviesos y busca problema cuando quieren.

— Magnus tenemos que separarnos— repitió Raphael detrás de él—será más rápido.

Miró a Raphael, no quería poner en peligro la familia de Alexander pero Simón era parte de su familia y tenía que salvarlo.

— Está bien, Raphael y yo iremos por aquí—dijo Magnus señalando el pasillo derecho—y todos los demás por el otro pasillo.

— Espera—escuchó decir a Alec—yo iré contigo Magnus.

El brujo se volteó para mirar a aquel Nephilim que le estaba pidiendo ir juntos.

— Tienes que ir con tu Parabatai Alexander—dijo Magnus—serán más fuertes a la hora de alguna batalla.

Vio como Alec empezaba a negar reiteradas veces.

— Tú solo quieres librarte de mí—dijo Alec —pero no lo harás, Jace me entenderá, yo no dejaré que vayas por ahí solo.

Magnus sonrió, no iba a poder hacerle cambiar de opinión a Alexander, era más que testarudo a esta hora de discutir, vio como se acercaba a su Parabatai y le decía algunas palabras cual no pudo escuchar, pero sabía que se debía a algún argumento para que se pudieran separar y Alec de esa forma ir con él.

RAPHAEL

Estaba parado mirando la pared, algo iba mal o solo era que no podía creer que estaba en el mismo lugar donde estaba Simón, tenía miedo de no encontrarlo, había muchas cosas que le impedían salir corriendo por el lugar en su búsqueda, el plan de rescatar a Simón fracasaría y pondría en peligro a todos los que habían venido a ayudarlos o ya habían pasado tantos días separados que no sabía cómo Simón reaccionaria al verlo o él como lo haría.

— Listo vamos.

Vio como Alec terminaba de hablar con su grupo y se acercaba a ellos, miró por última vez a través de los hombros de Alec estaban colocándose runas, la hermana de Alec estaba colocando runas con ayuda de Jace, mientras que Joselyn se lo colocaba a su hija, y después rotaban.

— Antes de irnos—sintió decir a Magnus—ve y que tu Parabatai te haga un par de runas, por si acaso.

Alec volvía hasta el rubio para tirarle el brazo, podía escuchar como la estela quemaba la piel del Nephilim, después de unos momentos y muchas runas puestas, y un Magnus cansado, Alec volvió hasta ellos.

— Tengan suerte.

Raphael arqueó una ceja, Joselyn había hablado pero algo había hecho que la mirará con confusión ¿Joselyn estaba preparada para luchar? ¿Y si se encontraba a Jonathan? ¿Sería capaz de matar a su propio hijo? ¿Por qué había venido?

— Vayan con Raziel—contestó Alec.

Cada uno se dirigió por su camino, Alec había sacado su arco y una flecha por si acaso, mientras que Magnus iba a su lado diciéndole piropos que lo hacían desconcentrar, Raphael intentaba descifrar las nuevas dudas que se habían plantado en su cabeza, Alec había dicho que alguien había delatado el lugar donde estaban ellos, en el segundo hogar de Magnus ¿Y si las personas culpables estaban acá? ¿Y si Joselyn y Luke eran los delatores? ¡Podían estar en peligro los tres Nephilim!

— Esperen.

Se paró frente a Alec y a Magnus que lo miraban como si se hubiese vuelto loco, capaz estaban en la razón, capaz la pérdida de Simón estaba destruyéndolo y haciéndolo alucinar cosas que no eran.

— Hemos cometido un gran error—dijo Raphael.

Se sentía seguro, él era Raphael Santiago, jamás estaba en dudas de algo, si las cosas debían salir bien necesitaba comportarse como era, dejar las lamentaciones de lado y la preocupación por Simón también, solo por un rato.

— ¿Qué sucede?—preguntó Magnus.

— Creo que los delatores están acá—dijo Raphael.

— ¿Qué? Claro que no— negó Magnus.

Raphael lo hizo callar y miró a Alec sabía que él lo entendería, sabía que ataría cabos como lo estaba haciendo él.

— Si, Joselyn y Luke vinieron acá—dijo Raphael—ellos dos.

— Estás delirando—empezó a decir Magnus.

— Espera...—lo calló Alec—sigue Raphael.

Vio como Magnus levantaba los brazos quejándose porque nadie quería escucharlo.

— Joselyn es la madre de Jonathan, una madre jamás mataría a su hijo, aunque sea lo que sea—dijo Raphael caminando de un lado a otro— ella planeó venir por algo y después pidió separarse.

— Es para hacer más rápido la búsquedas—se quejó Magnus—tu diste la aprobación.

— Joselyn estaba actuando extraña—dijo Alec— ¿Y Luke?

— Ama a la mujer, él haría cualquier cosa por ella— explicó Raphael— ¿O no?

Vio cómo Alec dirigía la mirada a Magnus y este asentía ¿Ya eran tan cercanos qué se entendían con una simple mirada? Raphael recordó cuando hacía eso con Simón, cosas de pareja.

— Bueno, vamos a ver qué trama Joselyn primero y después salvaremos a nuestro amigo— dijo Magnus.

Los tres habían comenzado a caminar al principio del lugar.

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