(59)
ALEC
— ¡Simón!
Había escuchado al menor gritar en algún lugar de la casa, un grito que lo hizo alarmarse, empezó a buscarlo desesperado, no podía encontrarlo por ningún lado y eso estaba comenzando a producir un miedo terrible.
— ¿Simón?
Empezó a abrir las puertas de las habitaciones, no había ningún tipo de señal de su amigo, lo cual era raro, no podría haberse ido así sin más.
— ¡Alexander!—lo llamó Magnus— Alexander ven.
Sacó su espada serafín y empezó a correr hacia donde había oído la voz de Magnus, cuando llegó a una habitación vio como Magnus estaba tocando un espejo, no había nada fuera de lugar, todo parecía tranquilo y no había presencia de Simón. .
— ¿Qué sucede?—preguntó Alec.
El Nephilim comenzó a analizar el lugar tratando de ver si encontraba algo raro pero no había nada.
— Ven aquí— murmuró Magnus—mira el espejo.
No era hora de juego, tenían que encontrar a Simón, si Jonathan había venido hasta acá no habría tenido mucho tiempo para salvarle.
— Magnus necesitamos encontrar a Simón—suspiro Alec—no vernos el reflejo.
— Solo ven, Alexander—dijo Magnus.
El ojiazul caminó hasta él quejándose, no podía estar con Magnus mirándose al espejo para ver lo maravilloso que era, no era el momento indicado cuando Simón estaba quién sabe dónde.
— Mira el espejo—dijo Magnus señalando el centro— está muy fuera de lugar, es como si hubiese habido...
Magnus dejó la frase en el aire y Alec lo miró ¿Qué sucedía? ¡Por Raziel! Necesitaba saber qué tipo de magia estaba ocurriendo para hacer que Simón desapareciera sin dejar rastro.
— ¿Qué sucede Magnus?
— Acá estuvo Jonathan—dijo Magnus.
No podía ser cierto, si habían llegado a este lugar para estar a salvo, no entiende que paso, nadie sabía que vendrían a este lugar.
— No puede ser—susurró Alec sacando su celular—necesito llamar al instituto.
Vio como Magnus tocaba con sus pulgares el espejo y este comenzaba a reflejar distintos colores mostrando que había sido manipulado, no pudo dejar de verlo.
— Alec ¿Qué sucede?—preguntó Jace a través de la línea.
Alec miró los ojos gatunos del brujo mientras pasaba su mano por su pelo frustrado, ninguno de los dos espero que se llevaran al polluelo.
— Se llevaron a Simón—dijo Alec—Jonathan se llevó a Simón.
— Pero...
— Sí, fue mala idea venir a este lugar— murmuró Alec maldiciendo—tenemos que encontrarlo Jace.
No podía dejar a Simón en ese lugar con Jonathan, donde sea que estuviesen, podrían estarlo torturando o algo más, no merecía esto, era su amigo de la niñez, lo salvo y salvo a Clarissa sin dudarlo, tenía que ir por él.
— Iremos ahora mismo.
Nadie más que ellos y los integrantes del instituto sabían que se alojarían en este lugar, alguien estaba colaborando con Jonathan ¿Pero quién? Tenía que averiguar qué persona del instituto los estaba traicionando.
— Me voy a tardar un tiempo en localizarlo— explicó Magnus— tienes que llamarlo.
El ojiazul lo miró confundido ¿Llamar a quién? La mirada del brujo no le estaba gustando mucho porque por alguna razón sabía de quién se trataba, pero él no quería llamarle.
— Llama a Raphael garbancito— dijo Magnus— lo necesitamos acá.
No le gustaba esa idea, Raphael había hecho llorar a Simón y se estaba acostando con polluelos, no merecía ser llamado, ya estaba haciendo su vida y era mejor que siguiera ahí.
— Ni lo pienses.
—Vamos garbancito solo llámalo.
Vio como Magnus se acercaba hacia él para darle un casto beso y volver a su lugar para seguir en lo que estaba haciendo, solo Magnus podía convencerlo de esto.
RAPHAEL
Desde que había empezado a hacer su vida había conseguido que Camille dejará de tenerlo encarcelado en el hotel, ahora mismo se estaba preparando para salir, faltaba muy poco para ocultarse el sol y pudiera hacer sus asuntos, aunque no sabe qué hacer, no tiene un destino fijo esta noche.
— ¿Y a dónde iremos Raphael?— preguntó Tom.
— Hoy saldrá conmigo ¿O no Raphael?— preguntó Kith.
— Muchachos hoy es mi turno—dijo Rith con una sonrisa.
Pero el vampiro mayor no tenía ganas de salir con ninguno de ellos, hoy quería pasear por una plaza o ir a ver una película solo, quería disfrutar su soledad, además su pecho dolía y no sabía por qué, quiere solo estar solo.
— Iré a dar unas vueltas, solo—dijo Raphael
Empezó a caminar fuera de la sala donde estaban los demás, que estaban preparándose para irse, el celular empezó a vibrar en su pantalón, cuándo lo sacó vio que se trataba de Alexander, contestó sin dudar, a pesar de que supiera que es amigo de Simón y le daría un hilo a saber de él, cuando quiere olvidarlo.
— Alexander— saludo confundido Raphael.
— Raphael—dijo Alec molesto—necesitamos que vengas con total rapidez a la segunda casa de Magnus, el dice que sabes dónde es.
Raphael se quedó en silencio, arqueo la ceja y miró hacia una pared cercana.
— ¿Para qué?
— Solo ven ¿Sí?— preguntó Alec— a mí tampoco me agrada que vengas, pero Magnus me pidió que lo hicieras.
— No quiero ir, no quiero ver que Simón esté allí con tu hermana— musitó Raphael.
Pudo oír un ruido sordo a un golpe y cómo Alec maldecía a su persona, nunca había escuchado al Nephilim así, además él no había hecho nada para molestar a ese chico, su amigo le había lastimado a él.
— Es sobre Simón— dijo Alec— hay malas noticias ¿Vas a venir o no? A quién le pregunto, ve y sigue teniendo sexo con los polluelos.
¿Le había pasado algo a Simón? Su pecho empezó a doler más de lo que hacía y el miedo subió por su cuerpo ¿Qué le había pasado a Simón? Si él estaba bien con Magnus, si él estaba protegido con aquel brujo y con su nuevo acoston que era Isabelle, Simón no podía estar en peligro.
— Iré para allá.
Se acercó hacía la ventana, faltaban uno minutos para salir pero fueron los minutos más largo que tuvo que soportar, una parte de él decía no ir, su Simón ahora estaba con la Nephilim, le había dicho tantas cosas que lo habían herido ¿Por qué iba a ir a perder su orgullo por un vampiro así? Pero la otra mitad quería ir y fijarse que estuviera bien, es decir ambos tenían algo que les unía.
— Raphael...
Se dio vuelta chocando con Tom que estaba muy cerca de él, sintiendo los labios del polluelo en el, Tom se separó después de unos momentos.
— Llámame si quieres a alguien esta noche.
Y se fue, Raphael se tocó el pecho, su malestar estaba aumentando y podía sentir que pronto se iba a descompensar, las puertas se abrían y los ruidos de tacos empezaban a resonar, era hora, salió casi en los últimos y cuando vio que ya no había nadie empezó a correr hacia la segunda casa de Magnus, no quedaba muy lejos, y la velocidad lo ayudaba mucho.
La casa de Magnus por fuera contenía paredes brillantes de color violeta, cualquiera se daba cuenta de que en ese lugar vivía alguien con gustos raros y mucha plata mientras que a Raphael le hacía acordar a los portales de Magnus. Golpeó la puerta con firmeza.
— Pasa Raphael.
Se puso tenso al ver a la persona que había contestado la puerta, Isabelle Lightwood estaba allí parada frente a él, entró a la sala sin saludarla pudiendo ver a Alec y a Magnus con un par de Nephilim, se acercó hasta ellos.
— ¿Qué sucede?
Observó la sala, todos tenían la cara seria y Simón no se veía por ningún lado, ni siquiera la esencia del polluelo estaba en el aire.
— ¿Y Simón?
Magnus y Alec se dirigieron una mirada, como si hablarán algo en privado.
— Ven hablaremos en la otra habitación—dijo Magnus.
Raphael empezó a seguirlo, Alec también venía con ellos, cuando la puerta se cerró detrás de ellos el vampiro mayor exigió la respuesta de la pregunta que hizo más temprano.
— ¿Dónde está Simón?— preguntó Raphael cruzándose de brazos— vi a Isabelle aquí.
— Izzy no es su novia, el te mintió Raphael.
El vampiro arqueó una de sus cejas confundido, no entendía, cruzó sus brazos y los miro serio, no estaba para aguantar tantos secretos y mentiras.
— ¿Qué estás diciendo?
Vio como Magnus se sentaba en una silla y señalaba una silla frente para que se sentara.
—Siéntate Raphael vamos a contarte la verdad y después de eso te vamos a contar una mala noticia.
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