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ALEC

No entendía ya como su mente funcionaba, hace unos días estaba sufriendo por su Parabatai el cual rompía su corazón pero desde que Magnus había aparecido en su vida todo había cambiado, todo. Es que el brujo había atrapado toda su atención desde el principio y hacía temblar cada parte de su ser con solo una mirada o una sonrisa ¿Por qué ahora mismo estaba imaginando a su lado de Magnus? ¿Por qué se imaginaba una de sus sonrisas dedicada para él? ¿Por qué? El sueño al fin lo atacó y trató de que todos sus pensamientos no aparecieran en un sueño para así descansar.

SIMÓN

Ayudaba a decorar un poco la sala de fiesta viendo al brujo un poco apagado, no sabía cómo empezar a hablarle o sacarle algún tema para contarle lo que le pasaba, sabía que tenía que ver con Alec ya que todo había pasado después de su partida.

— Simón ¿Qué te pondrás para esta noche?—preguntó Magnus.

El brujo había comenzado a tomar desde temprano.

— No lo sé ¿Y tú qué te pondrás?

— Tampoco lo sé, pero tengo que buscar algo fabuloso—dijo Magnus—esta noche olvidaré...

— ¿Olvidaras a...?—pregunto curioso Simón

— A nadie ¿Has probado este whisky? Es fantástico.

El brujo trató de cambiar el tema con rapidez haciendo que Simón riera un poco porque pudo darse cuenta que se refería a aquella persona.

— ¿No es muy temprano para tomar?— preguntó Simón.

— No hay hora para la felicidad—dijo Magnus.

— ¿Y cuándo es la hora para el amor?— susurro Simón.

— ¿El amor? yo no creo en el amor, Simón.

El brujo carcajeo y el menor lo miró con tristeza e intentó saber porque de esas palabras, porque esa amargura en su voz para hablar del amor, que pasó por su vida inmortal para que tuviera que sufrir esto.

— Creí que...

— Creíste que lo que tenía con Alexander era amor— término la oración Magnus—eso no es amor, era ayuda, le estaba devolviendo el favor.

— ¿Y entonces por qué te notó tan apagado después de que se fue? ¿Por qué estás tan triste Magnus?— preguntó Simón.

Ya estaba molesto por las palabras de Magnus, vio cómo lo miraba y caminaba hacia la ventana donde el sol estaba y se quedó allí en silencio contemplando afuera, Simón cual no podía acercarse abrió la boca para volver a hablar y tratar de que aquel hombre reflexionara bien la situación

— Esperaba que Alexander se diera cuenta que mi servicios eran más que ayuda— dijo Magnus dándose vuelta y mirándolo— Pero tu amigo no lo vio, le gusta su Parabatai y no puedo hacer nada.

— Magnus.

— Estamos muy melancólicos Simón— sonrió— ¿un Whisky?

Simón dejó escapar una carcajada y negó con la cabeza.

— No tomo.

— Que lástima, no sabe de lo que te pierdes—dijo Magnus.

El brujo había hecho llenar la copa otra vez.

*HORAS DESPUÉS*

ALEC x2

Ya estaba despierto sonriendo por el instituto, había podido descansar y pensar un poco, él era Alexander Lightwood, un cazador de demonios, un guerrero, él iba a poder con Magnus esta noche, el iba a enfrentarlo y le iba a preguntar porque su mal comportamiento, iba a tener que contestar a sus pregunta. Reunió a su hermana y a la pareja que estaba sentados esperándolos para hablar, en su momento de descanso había podido llegar a una conclusión, se había vuelto a enamorar y esta vez no tendría miedo como le había pasado con Jace, esta vez no se iba a ocultar sino enfrentar, confesar lo que siente y esperar cualquier cosa como respuesta, miró a todos y sonrió.

— ¿Quién me va a acompañar esta noche a la fiesta de Magnus Bane?— preguntó Alec.

— Claro que yo— dijo Izzy.

Asintió y miró a la pareja, ya no le molestaba tanto después de descubrir a su nuevo amor, Jace seguía con la mirada preocupada pero la chica pelirroja le sonreía y por primera vez a Alec no le estaba irritado.

— ¿Irás después de cómo te trato?

— Claro que sí, tengo que descubrir porque me trato así—contestó Alec.

— Estarás perdiendo tu dignidad por un subterráneo.

— Cuando alguien está enamorado hace cualquier cosa.

Había dicho en voz alta sus sentimientos y eso le hizo sonreír porque nunca esperó que sucediera.

— Tiene razón, vamos por ese brujo entonces.

— Ven, tengo que prepararte hermanito, no puedo creer que al fin hayas hecho esto— dijo Izzy.

Alec se vio siendo agarrado por su hermana y como lo llevaba a su habitación.

— Yo tampoco lo creo—susurro Alec—es todo tan nuevo.

— Si Magnus no te acepta o te ignora— dijo Izzy— es porque es ciego.

— O capaz no soy de su interés—dijo Alec alzando sus hombros.

— Claro que no—dijo Izzy—y si lo fuera con solo verte a ti cambiaría de parecer.

— Gracias Izzy.

— Cuando te fuiste y tuvieron que ir a salvarte sentí que yo decaia, tú eres mi sostén Alec—dijo Izzy seria—y ahora que estás acá sano y salvo, y a punto de hacer algo loco, no me imagino otra cosa más que apoyarte.

— Jamás te dejaría sola..

Alec la abrazo con cariño para demostrarle que decía la verdad, no sabía que pasaría en el futuro con toda esta situación de Jonathan, pero nunca dejaría solos a sus hermanos mientras estuviera de pie.

— Magnus te salvó ¿Lo sabías?

— Claro que sí, él me cuidó todo el tiempo que estuve inconsciente.

— Él es el indicado— señaló Izzy.

La chica sonrió y caminó hacia el armario para buscar ropa.

— No creo que me acepte, tampoco sé porque me trato mal— murmuró Alec— ¿Por qué es tan difícil esto?

— Ya lo entenderás—dijo Izzy empezando a tirarle ropa—vamos no nos queda mucho tiempo.

El ojiazul empezó a mirar toda la ropa que estaba empezando a caer en su mano y arqueó sus cejas porque la ropa masculina a pesar de ser de su estilo es rara.

— Esta será una larga noche—susurró Alec.

MAGNUS

— Magnus— dijo Raphael un poco sorprendido— creí que te pondrías mucho más extravagante.

El brujo se miró al espejo que estaba cerca y después miró a Raphael con una expresión seria porque no sabía a qué se refería.

— Estoy fabuloso así—dijo Magnus con una sonrisa.

Volvió a mirarse, tenía razón, no tenía tanto colores, llevaba un traje de color negro con detalles dorados y abajo una remera negra de seda, su pelo no estaba ya tirado para un lado teñido en las puntas, si no se la había tirado hacia arriba y no tenía rastro de colores, sus ojos iban delineados y un poco de brillo a los costados, y faltaba el antifaz.

— ¿Ustedes piensan que me veo muy aburrido?—preguntó Magnus preocupado.

Miro a la pareja de vampiros para buscar una segunda opinión, no quería lucir aburrido siendo el anfitrión de la fiesta.

— Claro que no...—dijo Simón.

— Solo que nos sorprendió verte con negro, nada mas— continuó Raphael acomodando la chaqueta de Simón— pero te ves fantástico, a él le vas a encantar.

— ¿Qué? ¿A quién le voy a fascinar?— preguntó el brujo sorprendido.

Vio como los dos vampiros se miraban y no respondía, quería pensar que no era lo que estaba sospechando.

— Díganme que no invitaron a Alexander.

Los vampiros sonrieron con complicidad y huyeron antes de que Magnus dijera algo, miles de cosas empezaron a cruzar por su cabeza y aunque había dicho que olvidaría al Nephilim de ojos zafiros, se le iba a hacer imposible sabiendo que él iba a estar aquí. Caminó hacia la sala para distraerse viendo que todo ya estaba preparado, la música, los tragos, la luces, todo, no era difícil planear una fiesta cuando ya era una costumbre hacer esto, solo faltaba las personas y aunque Magnus quisiera negarlo estaba un poco impaciente por ver si el ojiazul era capaz de venir.

ALEC x3

— Izzy ya llevo poniéndome más de quinientas prendas— se quejó Alec exagerando un poco— ¿Puedo ponerme cualquier cosa?

— No, intenta con este último.

Se quejó y se metió al baño a cambiarse, consistía en una chaqueta azulada con parte de cuero negra, una remera negra con detalles no se acordaba si era de él o de Jace y su pantalón negro, se colocó los borcegos y salió, su hermana lo esperaba con una mirada neutra como si estuviese analizando su vestimenta y al final sonrió.

— Es perfecto—dijo Izzy—es más de tu estilo, coloca los guantes de batalla que sabes usar para ponerle más estilo.

— ¿Es necesario?

— Claro que sí, los detalles son todos y ahora es mi turno de irme a cambiar.

Vio como su hermana se iba hacia la puerta mientras va tarareando una canción mundana.

— Izzy— la llamó Alec.

— ¿Si?— dijo Izzy.

Dándose vuelta para mirarlo.

— La fiesta es de antifaces— informó Alec.

— Creo que tengo algunos por mi habitación—dijo Izzy.

Que le dedicó una sonrisa y caminó fuera de la habitación, mientras que él fue hasta el cajón y buscar sus guantes, se los colocó y se miró al espejo, no podía creer que haría una locura como esta, iba a ir a enfrentar a un subterráneo y no le importaba ya ni los acuerdos, ni su padres, ni nada y lo peor de todo es que se sentía ansioso por hacerlo.

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