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MAGNUS

Entraba a cada rato para a ver si Alexander seguía allí y si estaba descansando como se debía, lo revisaba y de paso podía contemplar el abdomen lleno de runas, el Nephilim lo había salvado y aunque Magnus había sido salvado por otros Nephilim antes esta vez se sentía especial, la sensación de cosquilleos en su estómagos se habían presentado y no eran tan malos, pero su pequeño debía descansar y no despertaría en unas horas hasta que la energía se le renovará.

Caminó hacia la sala y vio muchas personas, no estaba acostumbrado a esto, a tantas personas en el Loft, el amanecer se hizo presente por la ventana, un cielo rojizo mostrando que pronto el sol saldría, así que hoy Raphael y Simón se quedarían acá, los dos Nephilim estaban sentados en el sillón abrazándose.

— Vamos es hora de dormir, mucha acción por estos días.

El dúo del vampiro fueron tomados de las manos hacia la habitaciones a la cual ellos se habían adueñado, ellos no dormirían ya que no podían, pero harían otra cosa por las caras pícaras que llevaban en sus caras, de seguro Raphael se cobraría el mal susto que recibió hoy y Simón para no tener que escuchar un sermón lo complacería. Magnus giro para ver la pareja de Nephilim.

— Hay una habitación desocupada, puedes descansar allí y mañana pueden ir al instituto—dijo Magnus.

Señalando el pasillo por donde se había ido la pareja de vampiros.

— ¿Y Alec?— preguntó Jace que se había parado junto a Clarissa.

— En mi habitación, va a descansar ahí ya que hay solo dos habitaciones— respondió Magnus.

— Está bien brujo, está bien— murmuró Jace dirigiéndose con la chica al pasillo— gracias.

El brujo los miró hasta que desaparecieron por el pasillo y sintió el apellido Herondale en el rubio, eran tan orgullosos pero en sus ojos notaba la lealtad, giró y se dirigió hacia su habitación para ir a acostarse al lado de aquel chico.

ALEC

El comienzo de la mañana se hacía notar por la ventana y Alec la observó maravillado, el color celeste con el naranjo y el rojizo se mezclaban en el cielo dando un espectáculo de arte, se sentía cómodo en esta cama, la primera vez que había aparecido en este lugar fue cuando creyó haber perdido su virginidad y solo había sido una broma del brujo, pero ahora no era esa situación y se sentía familiarizado con el lugar, la sabanas de seda, el colchón y la almohada suaves se acurrucó en ella sintiendo el perfume que debería ser de Magnus, flores silvestres. No quería dormir, aún no, no cuando acababa de despertar de aquel mal lugar.

Sintió como alguien se acercaba a la habitación y volteó viendo como el brujo entraba sacándose la camisa en el camino, Alec se sorprendió y al ver que aun no lo notaba que estaba despierto vio que el brujo se estaba desprendiendo el pantalón, Alec solo se tapo los ojos.

— Alexander, creí que estabas durmiendo.

— Sí, no, bueno recién despierto— dijo con torpeza Alec.

— Vamos mírame, ya me he prendido el pantalón— dijo divertido Magnus.

El ojiazul destapó de a poco sus ojos y vio como el brujo lo miraba con una pequeña sonrisa en sus labios y con un abdomen a la vista porque no tenía intenciones de colocarse su camisa.

— Me iré a cambiar, ponte cómodo— comentó Magnus que había comenzado a caminar hacia el armario.

— ¿Qué?

— Que te pongas cómodo para dormir— dijo Magnus riendo— puedes darte un baño si quieres.

Y desapareció dentro del armario, Alec se destapó y prendió su pantalón, se paró para caminar hasta la ventana y miro los rayos de sol que estaban empezando a aparecer, abrió la ventana como pudo y el viento mañanero chocó con su cara moviendo un poco de su pelo sucio, aspiró el aire y cerró los ojos disfrutando el momento.

— ¿Alexander?

Giro para ver al brujo con un pantalón con estampado de leopardo y su pelo revuelto, sus ojos estaban sin maquillaje ya, sintió vergüenza al ver que él estaba sucio y que el brujo parecía tan higiénico.

— Creo que si necesito asearme—dijo avergonzado.

La sonrisa del brujo se ensanchó y sus ojos se hicieron más brillantes.

— Ahí está el baño, adentro está todo lo que necesitas.

— Gracias— murmuró Alec.

— No demores—se escuchó a los lejos.

Miro el baño y vio cómo estaba decorado con velas rojas, cerró las puertas detrás él y se acercó a la ducha abriendo la manija del agua caliente viendo como la habitación se llenaba de vapor, se empezó a despojar de la ropa para controlar el agua y se meterse bajo ella temblando por el escalofrío que le acababa de pasar al tener su cuerpo contacto con agua, disfrutó del agua un largo rato y después busco algún acondicionador para su pelo, encontrando uno con aroma a vainilla, Alec sonrió, Magnus había hecho todo esto por él porque el cabello de Magnus olía a menta por lo cual significaba que no usaba este producto.

Se enjuagó el pelo viendo como la dureza y la suciedad del cabello se iban, quedando suave, jabonó su cuerpo llevándose un terrible dolor a pasarlo por donde debían estar los golpes cual todavía no sanaban ¿Cómo una persona podría ser tan desagradable? ¿Qué ganaba con inyectar sangre de demonio? Era una tortura lo que había pasado, y si él tendría que convertirse en un Valentine o en lo que era actualmente Jonathan preferiría morir. Cerró el agua y vio que su ropa sucia no estaba en el piso donde él lo había dejado, y que había solo toallas para secarse, no tardó en prender un toallón en la cintura y salir del baño pensando si Magnus estaría esperando aquel momento.

Al salir pudo ver como Magnus estaba acostado de boca abajo y en la orilla de la cama había un par de ropa doblada, se acercó despacio, si el brujo estaba durmiendo no lo molestaría aunque haya hecho de su travesura, cuando se acercó hasta la ropa el cuerpo de Magnus se dio vuelta y Alec pudo ver como el brujo con los ojos medios abiertos lo miraban y se sentaba

— Necesito ropa.

— ¿Para qué? si así te ves muy bien— murmuró Magnus con picardía— ese toallón está arruinando toda mi vista.

— Magnus, por favor—dijo Alec avergonzado.

— Está bien, la ropa que está en la cama es para ti, la otra estaba destruida y la tire— explicó Magnus.

— Gracias.

Tomo la ropa y se metió al baño otra vez para secarse y colocar en su cuerpo unos bóxer negros muy parecido a los que tenía antes y un pantalón suelto también negro, cuando llego a la parte de la remera vio que en la parte delantera en palabras brillantes decía "Pertenencia de Magnus Bane" Alec dejo escapar una bufido y dejo la remera en el baño porque si se lo ponía significaba que aceptaba lo que estaba ahí. Salió hacia la pieza y caminó hasta la cama escuchando los pequeños y casi inaudibles ronquidos del brujo, la espalda morena de Magnus se mezclaba con las sabanas de sedas blancas, el Nephilim no pudo evitar quedarse observándolo, iba a dormir en la misma cama con alguien, otra vez.

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