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MAGNUS

Tenía en su mano un vaso de whisky, necesitaba sacar toda la frustración de encima de su cuerpo, no le gustaba vivir de tensión; miró a su pequeño que todavía seguía inconsciente en el sillón, rogaba que despertara rápido del sueño en el que estaba, miró a su otro lado donde estaba situado Raphael sentado con su cabeza entre sus piernas, desde hace rato que no hablaba y solo podía escuchar susurros salir de su boca. El teléfono empezó a vibrar en su bolsillo trasero viendo como Raphael alzaba la vista al instante.

— Contesta Magnus— dijo ansioso Raphael.

El brujo asintió y sacó el celular para ver qué se trataba del Nephilim rubio, contestó mientras se levantaba de su lugar.

— Jace— dijo Magnus.

Escuchó cómo los fierros chocaban y se escuchaban palabrotas por parte de los muchachos, pero no le contestaban.

— Jace— repitió Magnus.

Pero a través de la línea se podían escuchar golpes y unos gruñidos a lo lejos, gritos también con maldiciones.

— ¡Manda rescate maldita sea!— se escuchó un grito.

El brujo le pasó el celular a Raphael y se fue hacia la pared más cercana para hacer un portal, debía llevarlo donde había dejado por última vez al Nephilim.

— Pásame el celular Raphael— pidió Magnus.

El vampiro se lo llevó sin decir nada para que el brujo volviera a colocar el celular en su oído, esta vez podía sentir como corrían, la respiración acelerada de la otra persona era una de las indicaciones.

— ¿Jace?— preguntó Magnus.

— ¡Brujo! Necesitamos rescate— dijo Jace con dificultad.

— El portal está donde te deje la primera vez—informó Magnus.

Que había comenzado a morder la uña de su pulgar por los nervios.

— ¡Maldita sea! No sé donde quedo eso— se quejó Jace.

— Yo sí lo sé.

Se escuchó la voz de Simón a lo lejos, para que después la llamada se cortará.

SIMÓN

Corría adelante del grupo, sabía dónde habían quedado al principio y ahora estaban yendo hacia allá, todavía las criaturas los perseguían, atrás de él venía Jace y Clary peleando con algunos demonios que los trataba de alcanzar porque él no podía luchar, hasta había perdido su estaca casera.

— ¡Allá está!

Simón pudo ver el portal de Magnus, corrieron con más fuerza para saltar a este y caer en la sala del Loft sobre el piso.

RAPHAEL

Estaba de los nervios, en minutos Simón llegaría y no sabía si venía lastimado o no, cuando los vio cruzar por el portal y ver cae a Simón caer con torpeza en el suelo de la sala Raphael lo primero que hizo analizar si su chico estaba bien, cuando lo vio pararse y caminar hacia él alzó sus brazos y lo recibió entre sus brazos, Ahora toda su preocupación se había esfumado.

ALEC

Estaba en un sueño pero consciente a su alrededor, personas llegando para abrazarse, la voz de su Parabatai junto a Clarissa, uno gruñidos a lo lejos y unos gritos de preocupación, Alec rogaba que no pasara nada a nadie.

— ¡Con Alexander no!

Pudo escuchar el grito de su brujo ¿Su brujo? algo hizo que sus ojos se abrieran y pudiera ver el techo de madera, giro su cabeza y pudo ver como Magnus estaba a una distancia de él, sus ojos amarillos verdosos estaban brillando y sus manos tenían llamas azules, pudo ver que detrás de él venía un demonio Raum, se paro por el impulso y analizo con rapidez el lugar, vio a su Parabatai cerca y corrió hacia el casi cayéndose en el trayecto por estar mareado y le sacó una daga de su cintura para girar y tirar viendo como se le clavaba en la cabeza del demonio y chillaba mientras se desintegraba, Magnus hacia uno de sus trucos para hacerlo desaparecer.

— Alexander.

Vio cómo Magnus venía hacia él y lo analizaba de pie a cabeza, se dio cuenta que no tenía remera y estaba casi al desnudo con los pantalones desprendidos, haciendo que se enrojeciera de vergüenza.

— Despertaste.

El ojiazul asintió creyendo que era una pregunta, aunque también no tenía energía para hablar, todo había sido tan rápido.

— Magnus cierra el portal—dijo Raphael.

El vampiro estaba pisando a otro demonio Raum, Magnus no dejo de mirar a Alexander pero cerrando el portal

— ¡Alec!

Esta vez sí se rompieron la conexión de miradas viendo como Jace venía hacia él y lo abrazaba con fuerza, el ojiazul se tensionó.

— Estás despierto ¡Por el ángel! Creí que nunca ibas a despertar.

Alec bostezó y con los puños de su mano trato de limpiar sus ojos para quitar el cansancio que había caído cuando la adrenalina cayó, estaba cansado, se sentía como en un sueño, ni siquiera sabe dónde está o qué día es, todo se siente tan lejano.

— Alexander tiene que descansar—dijo Magnus—lo llevaré a las habitaciones, quiero todo limpio.

Vio como el brujo venía hacia él, haciendo que cruzara su brazo sobre su cuello y como la mano morena de Magnus cruzaba por su cintura, Alec le recorrió un escalofrío a sentirlo tan cerca pero empezaron a caminar hacia el pasillo sin pensar en lo vergonzoso que era la situación.

— Gracias por salvarme Alexander, estoy agradecido de que despertarás.

Vio una sonrisa de parte del brujo y él también sonrió.

— Garbancito— añadió el brujo.

El ojiazul dejó escapar un risa por el último comentario porque era un poco ridículo que ya había reconocido por su parte, cuando entraron a la habitación la reconoció, ya había dormido ahí antes.

— Ven, tienes que dormir.

El brujo lo ayudó a acostarse y lo tapó con cuidado para observarlo con cariño y salir de la habitación, Alec sonrió y volvió a dormir por lo cansado que se sentía, soñando esta vez algo más lindo, un sueño donde su protagonista era el brujo, ya no había pesadillas o preocupación por no despertar.

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