SIMÓN

Los besos volvieron a sentirse, el deseo que sentían estaba saliendo a la luz y risas nerviosas empezaron a resonar por las paredes de la habitación, el calor de los cuerpos se hacía notar con simples roces, largado descargas que hacía satisfacer a ambos, el menor agarró de su chaqueta e intento sacarla con torpeza, fallando al intento, al final Raphael lo ayudó con ello y tiró aquella prenda lejos de la cama sin siquiera ver donde caía, nunca había visto a Raphael sin ella y ahora no entendía porque el mayor no mostraba su cuerpo, sus brazos trabajados y su abdomen marcado se notaba a través de la remera negra y era fascinante, y lo mejor de todo es que hoy este hombre iba a compartir cama.

— ¿Te gusta lo que ves?—preguntó Raphael.

Simón alzó la mirada viendo una sonrisa pícara en la cara del mayor.

— ¿Te gusta lo que ves? ¿Quieres ver más?

El calor subió por todo su cuerpo y el comentario fueron a dar una grata reacción a su entrepiernas, el vampiro mayor agarro de su remera y la subió con lentitud viendo su piel media morena por la transformación daban una combinación perfecta, cuando la remera cruzó sus brazos hacia arriba, el menor tragó saliva y remojo sus labios, el chico que tenía al frente era hermoso, su cuerpo entero era hermoso, Simón quedó mirando la cruz de oro que colgaba de su cuello y después siguió analizando hacia abajo.

— ¿Qué pasa bebé?—dijo Raphael— ¿No quieres tocarme?

No sabía qué hacer, su inexperiencia hace que se quedara quieto ¿Debía tocarlo? ¿Le gustará? empezó a subir la mano con timidez hasta que llegó al abdomen colocando su mano con miedo, sintió sus pulgares en la piel suave y trató de sacarlo por vergüenza pero la mano de Raphael en su muñeca se lo impidió.

— Tócame sin vergüenza—dijo Raphael—deseo que me toques.

Simón asintió a la súplicas y empezó a acariciar tratando de sacar sus nervios y timidez para poder satisfacer al vampiro mayor, uso sus dos manos acariciando con sus pulgares sus oblicuos donde sintió que Raphael largo algo parecido a un suspiro, miró hacia los pantalones de él y vio un gran bulto, se sintió nervioso y trato de mirar hacia otro lado para seguir acariciando el abdomen del vampiro, Raphael se quitó la cruz con cuidado y la dejó en la mesa de luz del por precaución. Unos labios lo tomaron por sorpresa y dos brazos desnudos se colocaron a cada lado de su cabeza.

— ¿Estás listo?— preguntó Raphael— ¿Me dirás si quieres parar?

Simón no entendía por qué tanta inseguridad, él quería esto ¿Por qué Raphael se lo preguntaba tanto? asintió esperando que entendiera el mensaje y pudieran proseguir antes de que algo les sacará el momento.

RAPHAEL

Se colocó entremedio de las piernas de Simón y empezó a hacer un movimiento despacio haciendo que sus extremidades, ya despiertos, hicieran fricción y pudieran empezar el juego, las caricias de Simón y sus caras habían sido los culpables de que se sintiera tan estimulado, en cada movimiento Raphael podía sentir pequeños quejidos de parte del vampiro menor y eso eran música para sus oídos, empezó a besar a su cuello donde dejó pequeños besos, bajando hacia su hombro, le fascinaba cada parte del cuerpo del menor y nunca se cansaría de decirlo.

Empezó a bajar hasta el pecho del menor donde tendría que estar latiendo su corazón y dejo besos para comenzar a bajar hasta sus caderas dejando un gran recorridos de besos y algunas marcas que no podía controlar dejar, el mayor empezó a dar besos en el contorno de su pantalón y abdomen haciendo que Simón perdiera la cordura, tenía que aumentar de nivel ¿Pero se sentía seguro? ¿Estaba preparado? Miró como Simón tenía los ojos cerrados y su boca estaba entreabierta, el mayor quería esto, perder algo que había guardado por años solo con el vampiro menor.

Volvió a sus labios sin dejar de acariciar el abdomen de Simón, mientras que chupaba con cuidado el labio inferior de sus labios, el menor agarró de su cabello y empezó a besarlo transmitiendo que estaban ardiendo de deseo, Raphael bajo la decidió ir más allá, bajando la mano hasta los pantalones del menor y desprendiéndolo para poder invadir su privacidad y motivar que Simón también hiciera lo mismo con él, acariciándose y produciendo sentimientos en el otro tanto que se sienten en el cielo.

— Ra-Raphael ¡Por favor!— suplico Simón.

El mayor beso su cuello y después fue hasta su oreja cual mordió y chupó con suavidad haciendo que Simón se vuelva loco.

— ¿Qué me estás pidiendo Simón? — Su voz se había vuelto más ronca por la situación.

— Hazlo, por favor —Suplico Simón.

— Te haré sentir bien, lo prometo.

Raphael siguió besándolo mientras comenzaba a preparar el cuerpo de su menor para poder llevar a cabo lo que tanto ambos buscaban en ese momento, unirse y demostrar al otro los sentimientos que se tenían, entregando con una muestra de amor aquello que evitaron entregar a otra persona. Raphael beso, acarició cada parte de ese cuerpo y en la unión de ambos cuerpos trato de hacer lo posible para que el menor no sintiera dolor, llegando al punto de verlo estremecerse bajo sus movimientos y besos, verlo dejar escapar ruidos de sus labios que fueron música para sus oídos. Al finalizar aquella muestra de amor, ambos terminaron cansados acostados uno al lado del otro, Simón acomodó sus brazos bajo su cabeza, ya que estaba boca abajo, y Raphael acarició con cuidado la cicatriz de su espalda.

— Oficialmente estamos desvirgados— bromeó Raphael— ahora descansemos un poco, tenemos que salir en unos minutos a ver a Magnus y a Alec.

Se acomodó un poco más al lado de Simón y lo abrazó para relajarse un poco, tapando la desnudez de ambos y empezando a platicar de cosas triviales para que la situación no se convirtiera incomoda.