(21)
MAGNUS
Estaba en pánico, ese niño había dicho algo que había hecho correr un escalofrío por todo su cuerpo, el niño ahora estaba inconsciente tratando de recobrar energías. Magnus estaba preocupado por Alexander, el chico demonio ya no estaba en sus cincos sentidos, ya no es un Nephilim, ahora es un loco desquiciado como su padre y debía de estar torturando al ojiazul metiéndole sangre de demonios como si fuese su rata de laboratorio, esperaba de estar equivocando, tenía que ir a ayudarlo.
Su pecho se contrajo, su respiración empezó a dificultarse, un calor subió por su cuerpo ¿Qué le estaba sucediendo? se agacho como autoreflejo, tenía que controlar esta nueva emoción sus pupilas empezaron a brillar de una manera extraña, mostrando una alucinación, vio a su pequeño ojos zafiros agonizando en media de una habitación oscuras el brujo no estaba allí con él, pero podía sentir la sangre de demonio envenenando sus venas.
"¡Está sufriendo! ¡Va a morir!"
Gritaba Magnus con un nudo en su garganta ¿Por qué estos Nephilim eran así? ¿Por qué querían jugar con los demonios? ¿Por qué estaban haciendo daños a otro Nephilim? ¿Por qué le dolía tanto ver sufrir a Alexander? Sintió unas manos en su espalda, volteó viendo el rostro de su amigo con preocupación.
— ¿Estás bien?—preguntó preocupado Raphael.
— Oh, si— mintió Magnus.
Simón fue tirado hacia ellos cayendo de espalda, Magnus vio como en un movimiento Raphael ya estaba delante del menor, sacando sus colmillos y flexionando sus piernas en modo de ataque.
— ¿Qué te sucede Nephilim?—escupió Raphael.
Simón ya se había puesto de pies y había ido hacia Raphael poniéndole una mano en el hombro y tranquilizándolo mientras que Magnus miraba todo aquello, su recuerdo lo llevo a ese callejón cuando su cliente licántropo quiso atacar, pero justo había venido Alexander para salvarlo ¡Tenía que salvar a Alexander! Se levantó de nuevo, su respiración estaba normal ahora y la calor que sentía se había sustituido por una temperatura normal, sacudió su ropa, nunca había que perder el glamour, miró el área, viendo como Simón tenía la cabeza bajada, delante de él estaba Raphael y este tenía en su cara una sonrisa, como si lo que acabara de pasar hace rato no hubiese pasado. Caminó hacia los Nephilim que estaban arrodillados alrededor del cuerpo del niño, aunque no se viese mucho por la oscuridad Magnus podía ver el pelo castaño del niño, desde su distancia y la misma piel blanca nívea que tiene Alexander.
— El niño necesita ir urgente al instituto y recibir ayuda de los hermanos silenciosos—aconsejó el brujo.
Ninguno de los tres Nephilim le contestó, solo se lamentaban de ver este asunto, Magnus se molestó más por su indiferencia mientras él estaba muriendo de preocupación.
— Mientras estamos aquí, Alexander está siendo inyectado con sangre de demonio— Añadió Magnus.
— ¿Qué?
Todas las miradas posaron en él sorprendidos después de aquella palabra.
— Tenemos que ir a salvarlo antes de que muera— dijo Simón.
El vampiro había caminado hasta estar detrás del brujo para defenderse por si acaso.
— Tú no sabes de lo que habla— dijo Jace.
Que se había levantado y señalaba al vampiro menor con molestia, al parecer aún no acepta que Alexander tenía secretos y uno de ello es que tenía un amigo.
— Jonathan y Valentine están usando a su amigo como un experimento— dijo Raphael.
Raphael también se había colocado a su lado para mostrar que estaba defendiendo a Simón, cruzando los brazos para tratar de intimidar.
— ¡Ellos no son malos!— gritó Clarissa— ¡Ustedes mienten subterráneos asquerosos!
— ¿Entonces tu hermano hizo todo esto para invitarnos a una tarde de té?—preguntó Raphael.
— No te pases vampiro— advirtió Jace.
— ¡Cállense!—sollozo Izzy— hay que salvar a Alec.
Y por segunda vez Izzy hizo callar a todos como alguien hacia cuando estaba al mando, al brujo le gustaba el comportamiento de la chica, y más en esta ocasión donde ninguno podía ponerse de acuerdo para ayudar a Alexander.
— Bueno, ahora que estamos tranquilos—dijo Magnus— propongo que las damas vayan al instituto con el niño.
— ¿Qué? ¡No! ¡Yo quiero ir con ustedes!— dijo Clary ofendida.
Magnus la miró, la cara de la chica de rizos rojizos era de súplica, pero este sabía que no era para ir a salvar a Alexander ¿Quién iría a salvar a un compañero si los mismo atacantes eran sus familia? Nadie, y tiene como un aura de que no es confiable.
— Hoy no será tu día.
Vio cómo el niño de cabellera rubia lo miraba con los labios apretados y una ceja arqueada pidiendo explicaciones del comportamiento a negarse a llevarla.
— ¡Vamos Nephilim! ¿No te das cuenta?
— ¿De qué me tengo que dar cuenta? — preguntó Jace molesto.
— Estamos yendo a algo peligroso, si debemos luchar contra su padre o hermano, ella los defenderá—dijo Raphael— ¿O cree que va a decidir a Alexander por encima de su familia?
— Eso no es cierto—mintió Clary.
— Tú eliges Nephilim, llevar a tu novia y que arruiné el plan o ir a salvar a tu Parabatai— dijo Magnus mirando a Jace.
El brujo sonrió al ver que Jace se llevaba a la chica de cabellera rojiza para hablar, apartándose un poco de todos.
JACE
Sabía que esta vez el brujo tenía razón aunque quisiera mucho a Clary no podía dejarla ir con ellos, ella no estaba tan segura de ir a salvar a Alec cuando se llevaban algo mal, ella no sabía que Valentine ahora era algo desagradable y si Jonathan estaba con él, algo le debe haber hecho para que se comportara de esta manera.
— Déjame ir—suplicó Clary— ¡No les hagas caso!
— No Clary— dijo Jace en un suspiro— necesito que te quedes y ayudes al instituto por si algo sale mal.
— ¿Le crees a ellos?— dijo indignada la chica.
— Solo quiero sacar de allí sin errores a Alec—dijo Jace pasando una mano por su pelo.
— Yo te ayudaré en eso.
— ¿Si tuviéramos que luchar con tu padre o tu hermano tú lo harías? — preguntó Jace.
— Si lo haría— dijo ella con dificultad.
— ¿Si?
— No.
— Entonces con ese error podría costar una vida y es la de mi Parabatai Clarissa— dice Jace— amo a mi Parabatai sobre todas las cosas.
— Podríamos hablar con mi padre y pedirle que lo suelte.
— Tu padre está metido con los demonios— dijo Jace irritado— ¿Acaso no lo estás viendo?
— ¡Mi padre no es malo!— exclamó Clary— ¡Todos tomamos decisiones por algo!
— Ve al instituto con Izzy, por favor.
Vio a Clary asentir y bajar la mirada y suspiró, a veces era difícil controlarla, camino hacia Izzy cual estaba acomodando a Max entre sus brazos y la miró.
— ¿Estarán bien?—preguntó Jace.
— Si, por favor salva a Alec.
— Juro por el ángel traer a salvo a Alec.
Jace le dio un beso en la frente y al pequeño Max, no sabía con que se iban ser todo allá adentro, si podría enfrentarlo y no sabía si iba a volver, pero por su Parabatai haría todo.
— Tú también tienes que venir a salvo— susurró Izzy.
— Lo haré— sonrió Jace.
Camino de nuevo hacia Clary, la cual no se había movido ni un poco y la abrazó, no quería estar así con ella, si pudiese la llevaría con él, pero su Parabatai lo necesita ahora y él es muy importante.
— Lo siento— susurró Clary.
Jace la beso en los labios con cariño, él la amaba y se sentía bien al saber que ella estaría aquí a salvo esperándolo.
— Volveré— susurró Jace.
Y se separó caminando hacia los tres subterráneos pero antes comprobó que todo estuviera en su lugar, sus armas estaban, su estela también, ahora tenían que ir a patear traseros de demonios para rescatar a su Parabatai.
— Vamos, es por aquí—dijo Magnus señalando dos árboles— allí, entre esos dos árboles hay un portal.
— ¿Cómo sabes?— preguntó Jace.
— Soy un brujo— dijo Magnus.
Alzando los hombros como si fuera lo más obvio, todos caminaron hacia el portal, debía admitir que estaba agradecido de que los tres subterráneos lo acompañaran, sería más rápido para salvar a Alec. Los primeros en cruzar fueron Raphael y Simón, después Magnus y después él, sin olvidarse de mirar a las dos chicas de atrás como forma de despedida. Dentro del portal todo era negro, su peso había cambiado a algo más débil, se sentía como una pluma, sentirse flotar, pero el momento paso rápido para sentirse caer en algo solido.
CLARISSA
Clarissa se la denominaba por algo "No hacer caso y meterse en problema" y hoy no era la excepción, ella quería ir a ver a su padre y abrazarlo, preguntarle porque estaba haciendo esto y nada, ni nadie le cambiaría eso. Espero que Jace atravesará el portal, si él no la quería llevar, ella iría por su cuenta, miró a su compañera que había empezando a caminar, era ahora o nunca, empezaron a correr, su corazón a bombear con fuerza, la adrenalina a subir y salto, salto hacia el portal, sin haberle hecho caso al brujo, ni a Jace, ni a nadie, sin ver las consecuencias que se venían.
— ¡Clary!
Pudo escuchar el grito de Izzy, pero ya era tarde para volver.
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