(12)
SIMÓN
Despertó con un dolor terrible en la parte de la espalda, cuello y cabeza, también sintiendo un escalofrío recorrer cada parte del cuerpo, le costó en sentarse porque todo le dolía ¿Desde qué hora estaba durmiendo en el piso? Trato de mirar sobre la oscuridad para ver si encontraba algo podía ayudarlo, pero solo podía ver una pequeña ventana donde resaltaba una luz blanca, pero nada más que esto, todo estaba cerrado. Tocó su cabeza sintiendo que palpitaba y dolía con intensidad pero no le dio mucha importancia, no cuando había recordado todo lo que había sucedido aquella noche, estaba aterrado, una vez Alec le había contado sobre criaturas como estas, mentes malignas y asesinas, chupasangres en cuerpos de ángeles y manipuladores. Son vampiros.
Se maldijo mentalmente, no se había dado cuenta que esa fiesta era del mundo mágico y por eso el había visto a todas las personas rara, no eran raras, ¡Eran criaturas mágicas! se abrazó a él mismo para hacerse ovillo, estaba encerrado en algún lugar con muchos vampiros esperándolo para matarlo todo por su irresponsabilidad. Se paró un momento después, no iba a quedarse a esperar como unos vampiros se lo vinieran a comer sin luchar, con el reflejo de la luz que entraba por la ventana miro la habitación con atención para ver si encuentra algo para ayudarse llevándose un susto, había muchos ataúdes dentro.
— ¿Los vampiros dormirían aquí?
Fue hacia uno de los ataúdes y trató de abrirlo haciendo fuerza, pero estaba cerrado con algún tipo de candado como si se quisiera impedir que se viera lo que está dentro, escucho como la puerta se abre y toda la habitación se alumbra, entonces Simón comenzó a temblar y trató de arrimarse lo más que pudo al ataúd intentando camuflarse de aquella persona que ingreso, no quiere morir, es muy pronto.
"Me vienen a matar" gritó Simón "Solo por ir detrás de Raphael"
Comenzó a sollozar sin poderlo callarlo, no quiere morir aún, está bien con su vida mundana como está.
— No llores, mundano.
"Esa voz con acento la he escuchado antes, esta misma noche."
Se dio vuelta para mirarlo, ahí estaba Raphael apoyado en la puerta, tan brillante como cuando lo vio antes, con la misma expresión seria y con otra chaqueta de diferente color, no le quedaba mal pero ahora mismo lo estaba odiando.
— ¡Maldito traidor! ¡Maldito monstruo!— gritó entre sollozos Simón.
Quería ir y partirle la cara pero a la vez tenía miedo ¿Y si venía a matarlo? Pues ahora sabe que la persona frente a él es un vampiro, y por lo que tiene conocimiento este tipo de persona es muy fuerte que puede romper un cuerpo en un segundo
— Cálmate mundano — dijo Raphael dando paso hacia el— Camille te está esperando.
— ¿Quién es Camille? ¿Por qué me espera? ¡No iré contigo!— gritó Simón sentándose en el suelo.
— ¡Vamos!— bufa Raphael— ¿Vas a hacer eso? ¿Cómo un niño pequeño?
— ¡Sí! ¿Ahora qué vas a hacer vampiro?
Sintió como Raphael reía y movía su cabeza negando divertido, se estaba burlando de él otra vez, paso aproximadamente un segundo y el vampiro ya estaba frente a él con los brazos cruzados resaltando sus grandes brazos trabajados haciendo que Simón comenzará a sentir su boca reseca porque se había quedado callado, aterrado porque no sabía lo que le espera en el futuro con este chico.
— ¿Lo vamos a hacer por las buenas o las malas Simón?— preguntó Raphael arqueando una de sus cejas.
Trago saliva nervioso porque la pregunta sigue dando miedo.
— No iré aunque me mates acá mismo.
Aunque sus labios temblaban de manera descontrolable porque tenía mucho miedo, vio como el vampiro dejaba escapar como un tipo de suspiro aunque no sale ningún tipo de aliento en él ya que está muerto.
— Está bien, tendré que cargarte.
Entonces vio como comenzaba a arremangarse los puños de su chaqueta como si lo que dijo se iba a cumplir, y sintió ser cargado a los hombro de aquella persona, comenzó a gritar y a dar patadas para ser bajado, pero Raphael no se inmutó, como se dijo tenía mucha más fuerza.
— ¡Raphael! ¡Raphael suéltame!
Pero el vampiro no dijo nada más, solo se podía escuchar cómo iba tarareando una canción sosteniendo con una mano la parte baja de su espalda como si no le importara lo que está haciendo.
— Parezco una mujer cómo me sostienes— dijo Simón— Todos los programas de Disney hacen estas cosas, pero yo soy un hombre.
Las carcajadas del vampiro entraron por su oído erizaron su piel a más no poder.
— Tienes que dejar de ver programas mundanos.
— Tú no me dices que hacer, ahora suéltame—ordenó Simón.
— Como usted diga, damisela—dijo Raphael
Y lo colocó en el suelo para arreglar su propia ropa para quitar evidencia de lo que había sucedido, este chico frente a los ojos de Simón es que se ve muy formal.
— ¡No soy mujer!
— Cierra la boca Simón, la señora Camille está del otro lado—dijo Raphael.
Y golpeó la puerta con un pequeño ritmo como si se tratara de un tipo de contraseña para tener permiso de entrar hacia la persona que está del otro lado.
— No me dejes solo Raphael—suplicó Simón.
Lo miro a los ojos, el enojo desapareció para convertirse en miedo, sabía que Raphael era un vampiro, pero le parecía ser una buena persona más que la mujer vampiro que estaba dentro de la habitación porque después de toda aquella mujer había mandado a sus subordinados a atrapar a alguna persona inocente.
RAPHAEL
— No me dejes solo Raphael— dijo Simón.
El vampiro sintió culpa, culpa por traer a Simón con Camille, culpa por arrebatarle su vida, culpa por querer ser él en saborear su sangre y no dárselo a otra persona, y culpa por hacer daño a un mundano inocente. Golpeó con más fuerza mirando de reojo al mundano, este seguía con esa cara y por primera vez en su vida sintió lástima al llevar este proceso, sintió la necesidad de huir y traer a cualquier otra persona.
— No lo haré, Simón— susurro.
La puerta se abrió, ahí estaba Camille y su ropa dejando nada a imaginar, Raphael rodeo los ojos algo asqueado ya que esto hacía siempre, vestirse así para facilitar el ataque a su presas una vez que lograba encantarlos o hacer algo diferente para su satisfacción.
— ¡Oh! Raphael, me has traído a mi mundano— se emocionó Camille— vengan pasen.
El vampiro hizo una seña a Simón para que pasara siendo obedecido sin ninguna queja, paso detrás de él pudiendo observar a Camille como iba en la búsqueda de caza del menor, no pudo evitar ver a Simón que la miraba horrorizado, pero le sorprendió que este no la ojeaba como muchos otros mundanos hacían, solo vio como el menor se avergonzaba y bajaba la mirada para no ver nada. Raphael arqueo una ceja, era muy interesante lo que él estaba viendo, pero Camille también lo miraba, con extrañeza como si no comprendiera que estaba pasando y por qué no recibía respuesta a sus encantos, de pronto ella dio vuelta la cabeza y miró Raphael molesto.
— Vete Raphael, quiero estar a solas con mi mundano.
Raphael se dio media vuelta, no podía desobedecer a alguien con una jerarquía mayor, colocando la mano en el picaporte para comenzar a girarlo, se odiaba en este momento, cuando...
— ¡No!—dijo Simón— que se quede, por favor.
El mundano estaba pidiendo que se quedara, volteó su cara para verlo su cara tenía un tinte rojo y tenía los ojos hinchados después de llorar anoche hoy, sus lentes estaban hechos trizas por causa del golpe anterior y su cuerpo todavía tenían unos temblores notables, sentía como sus latidos estaban con fuerza a causa del miedo, quería protegerlo pero después de todo él tenía la culpa de que él estuviera aquí, a punto de un cambio en su vida.
— Raphael te he dicho que te vayas— murmuró Camille.
Miro por última vez a Simón y salió por la puerta, sintiendo una opresión en el pecho que nunca había sentido, la puerta se cerró detrás de él, poniéndole fin a la vida mundana del chico y haciéndolo renacer como un hijo de la noche como todos los demás.
SIMÓN x2
Estaba en medio de la sala, la mujer vampiro estaba a unos centímetros de él mirándolo cómo cuando alguien se preparaba para cazar, estaba acercándose con pasos lentos rodeándolo. Simón no había sentido nada a verla, su pelo ondulado y recién teñido ya lo había visto en muchas mujeres, su cuerpo debía de estar ejercitando mucho, pero a Simón no le causo ningún efecto, solo los colmillos, cual sentía tanto terror, fue lo único que llamó su atención porque estos colmillos en Raphael le causaba un diferente sentimientos.
— Dime pequeño ¿Cómo te llamas?— preguntó.
Seguía dando pasos hacia él para colocar un dedo en su pecho.
— Simón, Simón Lewis.
— Yo soy Camille— susurró la mujer.
Tembló cuando vio que la chica se había acercado hasta su oído de una forma provocativa, aunque no le generaba más que miedo.
— ¿Qué quieres de mí? Soy un simple humano— dijo Simón— o como ustedes dicen ¿mundano?
— Quiero tu sangre — dijo de manera directa.
Siguió con la mirada como la chica se movía para quedar a su espalda haciendo erizar todo el vello de su cuerpo, mientras reía.
— Tengo sida —mintió— ¡Es eso! Si no te quieres intoxicar déjame libre, mi sangre es de repugnancia.
Vio como Camille reía una vez más tocándolo.
— Puedo oler tu sangre pequeño, esta pura, fresca y sana, de todo un mundano virgen.
Simón sintió su cara arder, si Camille sabía que él era virgen, los demás debían saberlo, él debía saberlo, esto era mucho para él.
— ¿Sabes la sangre de vírgenes son las más deliciosa? — preguntó Camille— ¿Pero sabes que es mejor?
— No, no sé.
— Sacarle a un virgen su pureza— susurro Camille cerca del oído.
Simón hizo algunos pasos hacia adelante tratando de alejarse, ahora si estaba aterrado, una vampiro quería aprovecharse de él y después tomar su sangre, se había vuelto doble tortura, porque no quería esto.
— Dale pequeño—dijo Camille volviendo a caminar hacia él— te estoy dando una buena oportunidad.
El menor comenzó a quedarse sin aire, iba a contarle a la primera persona un secreto personal y todo para que no lo obligara a tener sexo o lloraría una vez más en la noche
— Soy homosexual.
CAMILLE.
— ¿Qué? —preguntó asombrada.
— Soy homosexual— repitió Simón.
— Oh ¿En serio? ¿Por eso mirabas tanto a mi Raphael? ¿Por qué eres gay?— dijo molesta.
— Raphael es lindo— dijo Simón.
— Era una pregunta retórica — murmuró la vampiro— entonces no me queda otra alternativa.
Camille se abalanzó sobre él sacando sus colmillos y presionando en su cuello sin ningún tipo de preparación, el chico gritó bajo de ella y comenzó a llorar pero Camille no paró, siguió con lo que estaba haciendo porque la sangre de un mundano virgen era exquisito como la de los Nephilim, cuando vio que el mundano ya no hacía nada se detuvo, el chico estaba casi muerto. Pensó unos minutos, tenía que hacer que su nuevo polluelo tomara de su sangre, busco una daga que tenía de recuerdo de Scott y corto la palma de su mano mostrando como su sangre comenzaba a salir, con la mano desocupada abrió la boca de Simón y con la otra la ponía en la boca de este haciendo que las gotas de sangre comenzaran a caer hacia el objetivo, hubiera sido más fácil si Simón no fuese homosexual, pero no podía tener todo lo que quisiera, a veces la vida era cruel. Después de un momento se paró del piso y fue en búsqueda de Raphael, abrió la puerta de la habitación quedándose en el umbral.
— ¡Raphael!
Vio como el vampiro en un instante estaba frente a ella, como si esperara aquel llamado.
— ¿Qué sucede señora?
— Ve, completa su transformación y enséñale a encajar en el clan.
Vio como este asentía y entraba a su habitación, tenso mientras se acercaba al cuerpo inmóvil del mundano y lo alzaba con cuidado ¡Camille no podía creerlo! Raphael lo sostenía como si fuese un bebé, jamás había visto un afecto así de parte del muchacho hacia alguien y ahora estaba lo veía, como si fuese un jodido milagro.
RAPHAEL x2
Salió por la puerta sosteniendo a Simón entre sus brazos, no miro a Camille cuando salió, solo quería revivir al menor de nuevo, sintió como la puerta se cerró detrás de él y frunció el ceño ¿Hasta cuándo Camille iba a seguir haciendo esto? Caminó hacia la salida del hotel cuando llegó a las afueras supo que necesitaba ayuda y el único que podía ayudarlo con esto era Magnus Bane.
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