(11)
ALEC
Ya había pasado horas caminando solo, porque los demás del grupo se habían ido por su cuenta, por un momento eran un grupo escuchando una banda tocar y después ¡Pum! desaparecieron, al principio no le dio importancia porque los encontraría en su camino, pero siguió escuchando la música de los mundanos, sus disfraz lo revelaba, aunque aún no entendía porque los mundanos estaban invitados a la fiesta de un brujo y en un lugar lleno de subterráneos. Estaba molesto con el anfitrión de la fiesta, Magnus ni se le había acercado y él había creído que sería distinto, que lo estaría acosando toda la noche, pero no fue así, cuando se cansó de aquella noche se quedó apoyado en una de las paredes, ya estaba aburrido y frustrado por la fiesta, él no quería esto, quería al brujo sexy rogándole por un beso. Pero solo suspiró.
Observó la sala y vio que muchos de los vampiros se iban, algunos quejándose y otros tambaleándose riendo mientras mostraba sus afilados colmillos, siguió mirando y encontró a Izzy coqueteando con Merliot, un Seelie, como los viejos tiempos así que sabía que ella no volvería esta noche al instituto está noche. Suspiro por segunda vez. Vio a Clarissa y a Jace bailando y besándose riendo de alegría, Alec enfureció al ver aquella imagen porque envidiaba la felicidad de su Parabatai, al que amaba, estuviese disfrutando del amor mientras que el miraba desde la pared como se le rompía más el corazón. Mando todo a volar, esta noche sería él a quien llevarían arrastrando a casa por haber tomado mucho, vio a una pequeña mesera llevando tragos y este le saco una bebida, era bebida para hadas, el vaso contenía un líquido plateado que le haría perder la cabeza, volviendo a la locura.
— Este líquido es como una droga, si tomo un poco olvidaré todo e iré corriendo por la avenida desnudo ¿Pero qué pierdo? — se susurra
Colocó el contorno del vaso en sus labios y lo dejó ahí dudando si lo haría o no, tenía sus pros y sus contras, y él era un chico racional sobre todas las cosas, no quería meterse en problemas ni a él ni a los demás.
— Sabes que si tomas eso correrás desnudo por la avenida ¿No?
Alec dio vuelta para ver al lado suyo, sonriendo y con una copa en la mano con un liquido amarillo oro, a Magnus reluciendo a través de las luces con aquella hermosura que tenia por sí mismo.
— No es que no quiera verte desnudo, pero sería una vergüenza para los cazadores de sombra que el hijo de un Lightwood haga eso—dijo Magnus tomando un trago con una sonrisa traviesa.
Alec dejó escapar una risa por lo bajo, pero a los segundo volvió a la seriedad que sabía tener, bajando un poco el vaso de sus labios, tenía razón al decir que él como un Lightwood y el primogénito tenía que tener responsabilidad de su imagen, pero a su vez tiene su corazón roto.
— Necesito divertirme un poco—dijo Alec.
— No necesito decirte que hacer o no, Alexander—dijo Magnus.
Era verdad lo que decía el brujo, no necesitaba que nadie le dijera que hacer o no, y menos en una situación como esta donde tenía propia voz de sus decisiones, ya que sobre todo sigue siendo un joven adolescente en plena juventud.
"Decídete Alec"
Asintiendo, sin dejar de mirar al brujo, le da un trago largo al vaso dejándolo a la mitad, esta vez sonríe a la persona frente de él porque sabe que hoy ha cometido algo loco, pero a la vez divertido porque es una rebeldía que nunca antes se hubiese atrevido a hacer.
— Tienes razón, tú no puedes decirme qué hacer.
Cuando acabó la frase sintió que la bebida hacía efecto, su vista se nublaba, el piso se empezó a mover y comenzó a reír sin control, porque todo su alrededor se veía diferente, se movía y le parecía divertido, muy divertido, lo último que escuchó, antes de caer a otro mundo, fue unas palabras de aquel brujo.
— Nephilim estúpido.
MAGNUS
— Nephilim estúpido— dijo Magnus.
Mientras mira como el Nephilim de ojos azulados caía en efecto de la bebida, y solo suspira porque va a dejar que el Nephilim se haga cargo de sus consecuencias sin intervenir, así que se dio media vuelta para irse de ahí al ver la poca conciencia madurez de aquel chico, pero no pudo, por alguna razón no quería dejar al pequeño haciendo travesuras por ahí, menos que otros hombres o mujeres lo vieran corriendo desnudo porque Magnus sabía que cada Nephilim que tomaba bebida de las Seelie correría desnudo por las avenidas o cualquier lugar. Cuando volvió a dar media vuelta para enfrentar a Alec, este ya no estaba, miró hacia todos lados preocupado y comenzó a buscarlo.
— ¡Alexander! ¿Alexander?—empezó a gritar Magnus buscándolo por la sala.
Mientras recorría la sala con nervios vio muchas cosas extrañas, como una mujer lobo teniendo cercanías íntimas con un brujo sin magia, también vio a la Nephilim de cabellera rojiza que estaba abrazada al Nephilim de cabellera rubia casi teniendo un cariñoso juego de manos, pero no había signos del Nephilim de ojos zafiros, hasta quiso parar la fiesta para preguntar si no lo habían visto, pero sería raro que él cortara una fiesta por un simple Nephilim.
"Él te salvó la vida, mereces dejarlo a salvo."
Empezó a caminar por la sala viendo si lo encontraba, entonces las luces del escenario improvisado se encendieron, este no miró porque le parecía insignificante, debían ser de nuevo los tontos mundanos que cantaban que había encargado Elías, si llegaban a tocar de nuevo usaría su magia para hacerlos desaparecer, pero no fue así, la música que empezó a resonar era suave y movible, esta vez sí miró y encontró a quien buscaba bailando allá arriba, vio a Elías sonreír y aplaudir como culpable de lo que había hecho.
— ¡Ese traidor! Quiere aprovecharse de mi Alexander.
Alec empezó a hacer movimientos suaves con sus piernas mientras que sonreía al público, sus ojos azules estaban perdidos a causa de la bebida y vio como empezaba a desabrocharse la camisa para que su abdomen quedará a la vista haciendo que una ola de silbidos se escuchará en la sala, eso lo hizo enojar mucho más, ya que Magnus no le gustaba que nadie mirara lo que era suyo.
— ¡Brujo! ¡¿Que le has hecho a mi Parabatai?!— grito el chico rubio.
Magnus dio una media vuelta para ver si el mocoso no venía corriendo hacia él con una daga cómo lo sabía hacer los de su raza, pero no, esté venía corriendo porque estaba siendo sostenido por la pequeña pelirroja.
— ¿Qué le has dado? ¿Por qué se está desnudando?—preguntó Jace cuando estaba cerca de él.
— El pequeño revoltoso ha tomado bebida de las Seelie, no me culpes a mí—dijo Magnus volviendo su vista al escenario.
Allí estaba Alec moviéndose y sonriendo sin vergüenza, sacándose la ropa de a poco, Magnus comenzó a quejarse ya que estaba viendo como los demás se acercaban al escenario a gritarle perversiones y silbarle como si fuera un cualquiera, no le gustaba para nada lo que estaba presenciando.
— Has algo Magnus Bane—dijo Jace ya más calmado.
Magnus asintió chequeando sus dedos y de este una llama azul salieron, indico con su dedo a Alexander haciendo que la llama azul saliera volando hacia él, en ese instante cuando estaba desabrochando sus pantalones cayó inmóvil al suelo, todos soltaron un gran quejido, pero el brujo no estaba para soportar a nadie en estos momentos sentía una gran molestia a ver que el niño no pudo controlarse, pero también sentía muchos celos, porque por sus propias emociones su noche se había acabado. De paso detuvo la música y prendió las luces.
— Fuera todos, la fiesta se ha acabado, fuera—dijo Magnus con una gruesa y fría voz.
Todos fueron saliendo excepto los tres Nephilim que necesitaban saber qué hacer con Alec que estaba en un modo inconsciente.
— Gracias brujo— dijo Jace de mala manera.
Magnus asintió como forma de que recibir aquellas palabras difíciles de decir para ellas.
— ¡Ahora cómo lo haremos! No podemos llevarlo por las calles así— le dijo Izzy a Jace.
"No, no y no Magnus ni se te ocurra."
— Puede quedarse aquí, en una de las habitaciones de huésped— dijo Magnus.
"¡Rayos!"
Todos lo miraron, la que debía ser hermana de Alexander ya que sus parecidos eran iguales excepto por sus ojos, sonreía con disimulo como si supiera muchas cosas a pesar de no conocerlo, pero el Parabatai de este chico inconsciente, ese niño gruñón descendencia de Will y la chica de rizos rojizos miraban con el ceño fruncido a Magnus después de tal comentario.
— ¿Te quieres aprovechar de él brujo?
— Yo soy Magnus Bane, yo no me aprovecho de nadie—dijo Magnus con una sonrisa fingida—al contrario, ellos vienen a pedirme a mi diversión, ahora la pregunta ¿Van a dejarlo o se lo llevaran a las rastras por las calles?
Vio como el chico rubio le dedicaba una mirada a la chica Lightwood y esta asentía como forma de respuesta a las preguntas.
— Lo dejaremos, pero si te aprovechas de él te buscaré y te mataré—amenazó Jace.
— Lo mandaré cuando se despierte— dijo Magnus—ahora váyanse, la fiesta terminó aquí.
Vio por un momento la mirada de pelea del muchacho, pero después la chica que parecía ser su pareja lo agarró y se lo llevó, atrás iba Izzy saltando como niña pequeña como si acabara de hacer una travesura. Cuando no los vio mas, soltó un gran suspiró que tenía guardado y fue hacia donde estaba el Nephilim inconsciente, su pelo negro tapaba parte de su cara y su pecho desnudo subía y bajaba con lentitud, el brujo volvió a remojar sus labios para seguir observándolo, el pantalón estaba desprendido dejando ver un hermosos abdomen, movió sus dedos haciendo que las llamas azules lo rodearan a él y al cuerpo de Alec, haciéndoles aparecer en la habitación.
Lo dejó acostado en la cama y fue a ponerse cómodo, se despojó de toda su ropa y se colocó un pantalón sueltos, cuál era su pijama y camino hacia el lado desocupado de la cama, cuando miro al Nephilim sonrió divertido, mañana este se llevaría un gran susto por haber hecho lo que hizo esta noche, con un movimiento de dedos lo dejo en bóxer para después acostarse a su lado, contemplando su cara hasta que el sueño lo invadió, en la mañana limpiaría el desorden de abajo, mañana podría hacer que el pequeño ojiazul se muriera de vergüenza, mañana seria otro día mejor.
JONATHAN.
Se había ido después de haberse separado del grupo, estaba decidido, iba a irse con su padre, no lo quería hacer pero la pelea que había tenido con su hermana había cambiado su decisión por completo. Cuando salió de esa fiesta decidió ir a la búsqueda de su padre, sacó el anillo cual le había dado y lo coloco en su dedo, lo movió un poco y espero, todavía se escuchaba la música sonar por una fiesta ridícula que tuvo que participar pero que se llevo una decepción; sintió como en la pared un portal se armaba y salía su padre vestido todo de negro con una sonrisa, Jonathan a verlo sonrió también porque aun no podía creer del todo que esta persona está frente a él.
— ¿Te has decidido, hijo?
— Si, iré contigo— dijo Jonathan.
Vio como la sonrisa de Valentine se ensanchaba, el chico creyó que era por la emoción de estar juntos de nuevo, pero nunca sospechó que su padre estaba loco.
— Vamos hijo, hay mucho que hacer—dijo Valentine poniéndole un brazo al hombro—piensa en Idris.
Y Jonathan obedeció, recordando a Idris donde quería volver desde su niñez, entonces dio un paso adelante hechizado por aquel lugar que casi recordaba, detrás de él Valentine se había quedado para mirar hacia a todos lados y sonreír con malicia.
— Tú y yo, hijo mío, dominaremos el mundo—susurró Valentine.
Entrando por el portal y así desaparecer de la ciudad como si nunca hubiesen estado ahí.
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