Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPITULO 7

MIJAIL

Llevo sentado en este maldito bar no sé cuánto rato, unas cuantas horas, ha sido un día de mierda.

Por la mañana tuve que salir muy temprano a correr porque el beso que le di a Elpida no me dejo pegar ojo durante toda la noche. Esperando que estuviera aún dormida cuando regresé, me sorprendí encontrarla sentada conversado con mi madre, sé que me comporté como... como el mayor de los imbéciles, pero no conozco otra manera para que ella me desprecie y así no tener ninguna oportunidad.

La verdad es que se veía tan hermosa y molesta por mis modales; como dijo mi madre, que estaba listo para volverla a besar ¡Mierda, hombre! ¿Es que no te puedes decidir que harás con ella? ¿Quieres que te odie o te desee?

Luego de que mi madre me diera "La charla" lo pasé encerrado en mi habitación. Hoy no había quedado con nadie, así que era hora de descansar, bueno tratar de descansar porque en mi cabeza no tenía otra cosa que no fuera a ella y sus labios.

Ese beso había sido un gran error, lo sé pero no me pude aguantar las ganas y la verdad es que no me arrepiento, ha sido el mejor beso de toda mi puta vida, ella lo respondió hasta me dio la sensación de que lo anhelaba tanto como yo.

Estoy perdido en mis pensamientos cuando la puerta se abre, y es ella.

— ¿Has perdido algo? — le digo furioso por meterse en mi habitación.

—Pues creo que tú lo has hecho, y yo vengo a dártelo — me dice y se deshace de su pantalón lentamente.

Me he quedado de piedra.

—Elpida me puedes decir ¿qué estás haciendo?

Ella no responde, y sigue quitándose la ropa, se queda solo con su ropa interior la cual es de color negro todo de encaje.

Me encuentro completamente duro, y cuando ella comienza a caminar como un gato por encima de mi cama es peor. Estoy inmóvil pero me encanta lo que estoy viendo.

Se ve tan diferente, tan sexy, una completa Diosa y la tengo en mi cama.

Me separa los pies y pasa entremedio de ellos, al llegar justo por arriba de mi miembro... lo besa por encima del pantalón, un jadeo que no alcanzo callar escapa de mi boca.

Ella pasa la lengua por su labio inferior y lo muerde, sigue subiendo.

Cierro los ojos por un momento y al abrirlos ella se encuentra justo frente a mí, haciendo que su aliento caliente mis labios. Voy a agarrarle la cabeza y ella tiene amarradas mis manos a la cabecera de mi cama, trato de desatarlas pero es imposible.

¿En qué momento me amarró?

Empieza a bajarme el pantalón librando mi erección. Al dejarme completamente desnudo toma mi miembro en su mano y sujetándolo pasa su lengua lamiéndolo todo a lo largo y tomando las primeras gotas que salen de él.

¡Dios mío! No lo soportaré, no lo soportaré por más tiempo y como leyendo mi mente, se sienta a ahorcajadas y comienza a cabalgarme.

—Eres preciosa — le digo, ella no responde pero comienza a moverse cada vez más rápido haciendo que a cada instante me acerque más a mi orgasmo.

En el momento que voy a llegar a mi liberación suena un maldito teléfono, no hago caso y sigo. No quiero parar, no quiero salir de su interior.

Pero el maldito móvil sigue sonando y Elpida desaparece, y me encuentro solo en mi cama, ¡Maldición! Era solo un sueño que me ha dejado con una dolorosa erección.

Por un momento el teléfono para de sonar pero no por mucho y vuelve a la carga.

— ¿Quién? — pregunto sin siquiera saludar.

—Oh cariño creo que no te encuentro en un muy buen momento — Dice Gaby y sé que está aguantándose las ganas de burlarse de mí—. Parece que te he cortado en lo mejor.

"Ni que lo digas" pienso.

—Para nada — aclaro mi voz que por el sueño que tuve aún sigue un poco ronca —, solo es que me has despertado. ¿Sucede algo?

—Ups perdona, solo te llamaba para invitarte a la fiesta que da esta noche la empresa después del desfile de moda para la nueva colección.

—Gaby de verdad, gracias, pero no me encuentro bien.

—Cariño más te vale venir—. Dice sin dejarme opción alguna —. Así que te espero a las 9 en el bar, para las fotos.

—Está bien — acepto de malas ganas.

—Así me gusta. —y sin responderle corto la llamada. Esta mujer nunca aceptara un no de mi parte, y la verdad es que no quiero negarle nada porque no sé cómo reaccionaría.

Pasé casi toda la tarde aprendiéndome la parte que me pertenecía en la obra de teatro que estaba por comenzar, así que no me di ni cuenta cuando ya eran las ocho y media.

Ni aunque sucediera un milagro llegaría a la hora indicada. Así fue, llegué pasadas las diez de la noche, al verme Gaby comenzó acercarse lentamente para que todos le tomaran atención, con dos pasos llego a su lado y la tomo de la cintura para saludarla, sé lo que me espera, pero ni modo, tendré que aguantarme todo lo que se viene.

—Mijaíl cariño —posa sus manos en mi pecho y me da dos besos pero antes de separarse de mí me susurra al oído—. El que me hayas dejado plantada más de una hora aquí, me lo tendrás que pagar, y sabes muy bien que me lo cobraré bastante caro —dice tranquilamente—, así que ahora sonríe para poder irnos a tomar un trago.

No lo podía dejar tan simple tenía que molestarla porque me encantaba como se vengaba después, Gaby es una mujer que no le gana nada ni nadie.

—No sonreiré por que las fotos salen mucho mejor cuando estoy serio, y eso a ustedes le pone mucho —le digo y le guiño un ojo—, o dime que no te gusto para nada. —apenas hago un movimiento y la atraigo hacía mí.

Antes de poder decir algo comienzan los flashes a caer como lluvia, y todos los periodistas preguntando diferentes cosas. Ella con una sonrisa falsa me dice.

—Con el show que estás haciendo te patearé el culo cariño y sí me gustas es otra cosa pero eres tan imbécil que mejor te quedas solo como mi amigo.

—Lo sé, no te podrás resistir por mucho tiempo.

—Si claro —se burla –, eso me dices hace muchos años – nosotros teníamos nuestra conversación y aún seguían sacándonos fotos.

—Pues tú pierdes amor.

—Estoy segura que no.

Posamos por unos minutos para las diferentes revistas que están presente en el evento, y una vez terminada subimos al segundo piso del club donde están ubicadas las salas VIP y hoy está completamente reservado para nosotros, así que está repleto de modelos, gerentes, actores y mucha gente más.

Me tomo un whisky más, la verdad es que estoy jodidamente aburrido, es lo mismo de siempre no faltan las tías que se creen que son lo mejor y puede que tengan un buen culo y unas muy buenas tetas, casi todas siliconadas, si fuera otras las circunstancias me tiraría a más de una, pero en estos momentos, la verdad es que mi cabeza está lejos de aquí, en alguien que no tengo idea donde mierda se ha metido en todo el día.

Me levanto y apoyo mi cuerpo en la barandilla, y veo como baila todo el mundo ¿Pero qué mierda?

No puede ser posible, entre tantos club, tantos lugares a los que podía ir, tenía que precisamente estar aquí.

Se encuentra ahí bailando sola, no veo a Ari cerca de ella, y eso comienza a molestarme porque cualquier maldito cabrón puede verla o tocarla. ¡Maldición!

De repente como si sintiera mi presencia alza su vista directo hacia mí, me sostiene la mirada, hasta que cierra sus ojos, y comienza unos movimientos que me ponen duro en el segundo.

Pasa sus manos por su cadera, por encima de sus pechos las lleva al cuello y vuelve a abrir los ojos, mierda ella está bailando para mí. Escenas de mi sueño vuelven a golpearme y mi erección duele mucho más.

-¡Me cago en la puta!

Un capullo la toma por la cintura y comienzan a bailar juntos, no es Ari, y ella se deja hacer. Sin darme cuenta el vaso que sostengo lo estampo en el suelo.

Para Gaby no pasa por alto lo sucedido, y a los segundos la tengo plantada a mi lado.

— ¿Qué sucede cariño? —de verdad se ve preocupada.

—Nada. —no puedo hablar. Elpida ha envuelto sus brazos en el cuello de eso cabrón y lo está besando.

—Mijaíl, mírame. —pone una de sus manos en mi cara para que la mire pero eso no es posible, ese puto beso debería ser mío y de nadie más.

Al ver Gaby que no respondo, se guía por mi mirada en el punto donde estoy pegado.

— ¿Quiénes son? — No respondo porque mis piernas me llevan a la pista—. ¡Mijaíl...! —escucho que me grita pero no paro en estos momento es otra la persona a la que debo hablar.

Antes de llegar a la pista veo que Ari ya está a su lado, toma a Elpida de la cintura y la separa de ese capullo, algo le dice a ella al oído pero no responde.

Los sigo hasta sus asientos, veo como Ari la regaña y le da de beber un vaso de agua.

No se han dado cuenta de mi presencia, primero lo hacen sus acompañantes quienes me miran con ojos totalmente abiertos como si fuera un fantasma.

—Buenas noches. —digo y en ese momento Elpida levanta su cara para mirarme, y veo como corren unas lágrimas por sus mejillas. Corro para encontrarme a su lado.

— ¿Qué sucede? ¿Te encuentras bien? —le pregunto tomando su cara entre mi manos.

—Si. —me dice ella, avergonzada o molesta, no lo comprendo—. ¿Qué haces aquí? ¿Acaso mi hermano te puso para que me vigilaras?

—Primero que nada, no soy la niñera de nadie y segundo en el piso de arriba hay un evento en el cual estoy invitado. —ahora sí que está avergonzada y con razón pequeña. Estoy molesto quiero besarla y borrar ese maldito beso de sus labios.

—Mijail, cariño ¿Te encuentras bien? —dice Gabriela llegando al lugar y en el instante que me ve así con Elpida me da una señal de que ya lo ha comprendido todo.

Pero en ese momento la mujer que se ha robado mis pensamientos por estos días se ve mucho más molesta que antes, y se aleja de mí pidiendo perdón para ir a los aseos.

Nos hemos quedado en un incómodo silencio, hasta que Ari lo rompe sutilmente y se presenta a mi acompañante.

—Hola preciosa. —Le dice—, como aquí no nos presentan mejor lo haré yo solo, mi nombre es Ari y ¿el tuyo?

Como siempre mi amiga no se dejará seducir por nadie y creo que Ari no será la excepción, lo escanea de arriba abajo sin ninguna vergüenza ni tampoco con el detalle de disimular en algo.

Como veo que ella no responde la presento yo.

—Ella es Gabriela, una amiga. —le explico, no quiero que haya ninguna duda en ello.

Si las miradas mataran ahora mismo estaría enterrado cien metros bajo tierra por ella, pero no sé por qué lo hice, bueno sí que lo sé, quiero que Ari esté ocupado y poder conversar con Elpida para saber qué es lo que ha sucedido.

Los dejo a ellos dos, y voy hacia donde vi perderse hace poco la mujer que me está volviendo loco.

No sé cuánto estoy esperando afuera de los baños, pero pierdo la paciencia y sin importarme si mañana estaré en alguna revista... entro, menos mal que no hay mucha gente, la busco... pero nada, ella no está aquí. ¡Maldición!

Lo único que queda es que haya salido a la calle, sin avisarle a nadie salgo en su búsqueda, y ahí está, parada en la esquina, recostada en una muralla con la cabeza hacia el cielo, y sigue llorando.

—Elpida. —parece que la he asustado por que se sobresaltó al llamarla. Trata de esconder su rostro para que no vea que está llorando, pero no la dejo, le sostengo las manos— ¿Qué sucede? —trato de que mi voz la relaje, y que no suene demasiado molesta.

—Nada.

—No mientas Elpida, dime ese capullo que te besó... ¿Te lastimó? —No sé qué voy hacer si su respuesta es positiva. Lo buscaré y le cortaré las pelotas.

—Soy una estúpida. —claro que lo eres, te dejas besar por otro que no sea yo. Mijaíl céntrate.

—Por favor preciosa, dime ¿te lastimó? y si es así... te juro que le romperé la cara.

—No es nada de eso, simplemente estoy cansada y quiero irme a casa. —sus ojos están bañados en lágrimas que poco a poco derrama.

—Vamos a buscar tus cosas, y nos vamos para la casa.

—Pero tú no te puedes venir conmigo, y dejar plantada a tu novia.

— ¿Mi novia? —Está completamente borracha si cree que he venido con mi novia.

—Sí, la mujer que llegó contigo, y te llamo cariño. —está hablando de Gaby, por ella está así. Cree que es mi novia, pero por que le molesta tanto ¿Será que...?

—Ella no es mi novia, es simplemente una muy buena amiga. –le digo, aunque no debería de estarle dando explicaciones pero no quiero que crea lo que no es—, y te puedo decir que en estos momentos Ari está haciendo de muy buen acompañante.

No entiende lo que le digo, así que la tomo delicadamente por la cintura para caminar hacia el interior del club, ella se balancea un poco, por lo mareada que se encuentra así que pone su cabeza en mi hombro, y caminamos como una pareja de enamorados, lejos de la verdad.

Al llegar Ari está solo, y tiene una cara que no la puedo descifrar.

— ¿Dónde está Gaby? —le pregunto.

—Pues después que te has ido desapareció sin más, pero hombre... que mujer. –Oh si, ha caído rendido a su encanto, pobre chico porque conociendo a esa mujer no será para nada fácil.

— ¿Pequeña, te encuentras bien? — le pregunta en el momento que llega a nuestro lado y le repasa el rostro que aún tiene las huellas del llanto.

—Sí, solo me quiero ir a casa—. Habla pero ni siquiera abre los ojos.

—Yo la llevo, y si quieres te vienes tú también para que no la dejes sola. ―Tengo miedo de cometer el mismo maldito error de la noche anterior así que si está él será mejor.

Se lo piensa por unos minutos hasta que decide que si lo hará, me dice que va avisarle a sus amigos y que nos encontraremos en el parking y el traerá las cosas de Elpida.

Salgo de ahí con ella abrazada a mí, y aviso a que me traigan mi coche en eso llega también Ari, quien se sienta detrás para dejar a Elpida a mi lado.

Al llegar a casa, y aunque me muera de ganas por cargarla yo y sentir su cuerpo pegado al mío, dejo a su amigo a que la cargue hasta su habitación.

Los dejo a los dos en el dormitorio que ahora es de ella y me voy directo al salón a prepararme un whisky solo, necesito tranquilizarme. El verla a ella besándose con otro ha hecho que me dé cuenta que no la quiero cerca de nadie pero sé que eso es imposible, así que lo único que queda es alejarme de todos y de todo por un tiempo.

Una mano se posa en mi hombro y me hace salir de mis pensamientos, lo peor es cuando veo a Ari parado delante de mí.

— ¿Puedo? —me dice señalando el lado vacío que se encuentra en mi sillón.

—Claro, ¿Quieres algo de tomar? —le pregunto.

—Un Whisky, gracias.

Le sirvo uno a él, y me vuelvo a llenar mi vaso, se lo entrego y nos sentamos por un momento en silencio sin que ninguno diga nada.

Quiero preguntarle tantas cosas de Elpida pero por primera vez en mi vida estoy cagao de miedo y no sale ni una sola palabra de mi boca.

—Ella ya está bien, está completamente dormida —habla pero en ningún momento me mira.

—Bien. —digo sin más.

— ¿Te puedo preguntar algo? Aunque no te conozca necesito saber algo. —me dice.

—Si puedo ayudarte, dime.

— ¿Qué es lo que sientes por ella?

Su pregunta me deja descolocado, ¿Qué siento? ¿Cómo que qué siento por ella? Si supiera la maldita respuesta ya no tendría tanto dolor de cabeza, mejor dicho la respuesta si la tengo pero no puedo aceptarlo en voz alta y que luego todo se derrumbe. Que respondo a eso, que mierda digo.

—Está bien no respondas, pero te aseguro una cosa que si no tienes claros tus sentimientos hacia ella será mejor que te alejes ahora que es temprano y no ha sucedido nada entre ustedes, no le des esperanzas que luego la maten.

— ¿Qué es lo que dices, qué esperanzas? yo nunca le he demostrado nada en absoluto... – le confirmo.

—Por eso mismo te lo digo, ahora que no has hecho nada de eso; porque solo con verte como reaccionas a ella uno se puede dar cuenta. Así que piénsalo muy bien, Elpida no se merece nada malo, basta con todo lo que ya le ha sucedido.

Es un buen amigo, como me dijo Strato, eso lo puedo reconocer y de verdad es que me alegra que no esté sola en este país.

—Tranquilo, no haré nada que la lastime, porque la verdad es que me importa demasiado -reconozco—, es la hermana de mi mejor amigo —y no solo eso.

Nos quedamos en silencio, tengo que irme por unos días debo alejarme.

— ¿Te pido un favor?

—Claro.

—El lunes ¿puede llevarlos alguien a la universidad? Tengo que viajar en unas horas y no creo estar aquí.

—Sí, no te preocupes —su voz se escucha más tranquila, estoy seguro que quería verme lejos de ella y estoy de acuerdo con él.

En el momento que me paro para despedirme, lo único que se me ocurre decirle es que la cuide y él me lo promete.

Antes de subir me sorprende al llamarme, se ve avergonzado pero no puedo entender la razón.

—Mijaíl... ¿podrías darme el teléfono de Gabriela?

—Te advierto — le digo —, te lo pondrá muy difícil, ella no es común.

—Ni Elpida tampoco — dice él de inmediato, y tiene razón, ellas dos son muy diferentes a todas las demás.

—Está bien — aunque sé que luego tendré una guerra con esa mujer, creo que este joven es la horma de su zapato.

Y con eso en mente me dirijo a mi dormitorio hacer una pequeña maleta, mientras más rápido me vaya, más rápido podré aclarar mi cabeza. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro