Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPITULO 5


MIJAIL

¡Joder! Por fin logro llegar al aeropuerto, este maldito tráfico hoy está en mi contra, claro, si fuera un hombre como corresponde, y no un cabrón, hubiera estado a la hora que acordamos que llegaría, pero de verdad, pensándolo fríamente; ¿existe un solo hombre que hubiera perdido la oportunidad de follar con una mujer que se te ofrece sin más? No lo creo, y si por alguna extraña razón lo hubiese, ya te digo que ese no soy yo.

Si se entera Strato que dejé plantada a su hermana, con el frío que hace, y no diez minutos, sino casi dos horas, me corta los cojones, y los aprecio demasiado como para dejar que eso ocurra, de verdad espero que Elpida no lo haya llamado para decírselo, porque si es así no me salva nadie.

Y además hoy todo está en mi contra, porque tengo que estar casi diez minutos buscando un lugar donde aparcar, porque ni loco dejo mi coche en cualquier parte, para que venga un gilipollas y me haga algún roce en la chapa, o cualquier guardia que no tiene nada que hacer, decida que es divertido ponerme una multa, y si se lo lleva a cualquier depósito encima tendré que pelearme con él, y... ¡Elpida! ¡Joder! Seré cabrón... Venga a pensar tonterías, y aquí sigo parado como un gilipollas en vez de correr a buscarla, dos horas tarde sí, pero aquí estoy.

Me coloco mis gafas, aunque afuera esté casi nevando, no tengo ganas de que me estén parando cada dos por tres para pedirme alguna foto, o algún autógrafo, así que me pongo también un gorro de lana, y salgo al encuentro de la mujer que hoy ha hecho que mi mundo se convirtiera en una mierda.

Busco por todo el maldito aeropuerto, y no logro encontrarla por ninguna parte. Este lugar está repleto de gente ¿Es que acaso a todos se les ha ocurrido viajar hoy? sigo mi búsqueda, hasta que decido salir por si es que me espera afuera. ¡Me cago en la puta! y no puedo llamar a Strato para pedir el número de su hermana, porque ahí sí que lo tendré en menos de que cante un gallo en frente de mí para torturarme. Lo único que logro ver es una pareja que está dando un espectáculo de romanticismo, están abrazados muy íntimamente.

La mujer tiene un cuerpazo, un culo de infarto, el tío le besa el cuello haciéndola reír, ¡¡Maldición!! Esa risa la conozco, y aunque llevo años sin escucharla, en mis recuerdos está tan viva que no queda ninguna duda ¿Elpida? ¿Pero qué coño sucede aquí? Nadie me dijo que vendría con su novio.

El cabrón hace un movimiento hacia delante, y justo en ese momento la chica en sus brazos hace su cabeza hacia atrás dejando caer su pelo, que por cierto es bastante largo y al final, por fin logro ver su rostro, y yo tenía razón, ¡Mierda! Tenía razón... es ella, aunque no tenía ninguna duda.

Ese tío la hace reír, y de verdad se ve feliz en sus brazos, pero sigo viendo como la besa y la manosea, joder, me dan ganas de partirle la cara, conozco desde pequeña a esa niña, que ahora no es tan niña, y siento que tengo que protegerla de todo y todos, incluido ese manos largas que no aparta sus manazas de ella, por ella, por Strato, y por mí. ¡Joder! Sí, por mí mismo porque... porque... ¡Es Elpida! Mi Elpida, quiero decir, la hermana de Strato, sí, eso, la hermana de Strato, intento auto convencerme a mí mismo.

Mierda Mijaíl ¿Qué cojones te sucede? ¿Qué te importa con quién está o no? Tú acabas de follar con una tía hace menos de dos horas, como yo mismo he dicho: Elpida es un fruto prohibido, y ahora es peor, está con alguien quien de verdad la hace feliz.

No me doy cuenta de cuando sucede, pero ya estoy plantado justo frente a ellos, y ninguno de los dos se ha dado cuenta de mi presencia.

De repente su risa se congela, y comienza a escanear mi cuerpo, así es cariño, aprecia al hombre que tienes delante de ti , su mirada sube poco a poco, y para por un momento en la parte baja de mi cadera, pero no dura más que unos segundos, y totalmente colorada sigue subiendo su mirada hasta que se topa con mis ojos, pero los aparta de inmediato, y veo como le susurra algo al tipo que la sostiene y él me mira directamente a los ojos y me pregunta si se me ha perdido algo ¡Maldición! Claro que sí se me ha perdido algo, y en estos momentos la tienes en tus brazos, capullo de mierda.

Paso de él.

— ¿Elpida? — la miro, y de verdad es que no me gusta para nada verla tan a gusto en los brazos de ese cabrón.

— ¿Mijail? — dice ella a la vez, y me pasa lo mismo que me pasó en la mañana, que hablamos por teléfono, de solo escuchar decir mi nombre me pongo duro.

Por fin el cabrón la levanta y deja que se aleje de él, sí, ya estaba bien que lo hiciese, pero nunca apartándose de ella por completo, demuestra ser un capullo que no deja el espacio a nadie para que le quiten lo que cree suyo.

El ambiente está pesado, y cuando ella nos presenta y nos damos las manos, es una lucha entre los dos, quien se quedará con la chica. "Amigo perdón, pero si pudiera tú estarías perdido".

— Ari, te presento a Mijaíl — escucho que dice ella y me lo presenta como un amigo, pero ese cabrón demuestra otra cosa.

¿Será que no son nada más que eso? Bueno, y a mí que me importa lo que tienen.

Mijaíl, estás totalmente jodido hombre. Espero que no venga con nosotros a casa, porque eso sí que no lo soportaré.

— ¿Vienes con nosotros? — pregunto para poder salir de la duda.

Cuando me dicen que no, me siento aliviado pero en el momento que Ari me explica que están buscando un lugar para irse los dos a vivir me tenso una vez más, y de verdad si no fuera que Elpida está presente, le hubiera plantado un puñetazo en la cara ¿Pero dónde mierda está lo malo, Mijaíl? Son una pareja y tienen ese derecho ¿A ti que cojones te pasa?

En estos momentos tengo que tomar una decisión, y solo una puede ser, tengo que mantenerme lo más alejado de ella que pueda, y conociéndome, será una lucha que estoy seguro que perderé.

Veo como se despiden, y me dirijo con Elpida hasta mí coche, puedo ver que se impresiona, claro, seguro que esperaba que tuviera uno de esos que cuestan más de cien mil euros, pero no, este coche lo he comprado con mi primer sueldo, después de los dieciocho, ya tiene sus añitos, pero para mí aún me sirve, y no encuentro la razón para cambiarlo.

El trayecto lo comenzamos con un incómodo silencio, ella se saca la gorra y los guantes, pero se queda sus gafas y yo hago lo mismo. Enciendo la radio para así poder romper este silencio, y suena de inmediato una canción de Enrique Iglesias, menos mal que es bastante animada porque de otra manera haría las cosas peor.

La miró de reojo, y la veo como comienza a mover sus hombros, está totalmente relajada, ella me da vistazos de vez en cuando, pero trato de que no se dé cuenta de lo que me afecta. Cuando comienza el estribillo ella lo canta en voz muy baja, tímidamente, para no ser escuchada como si estuviera mandando algún mensaje secreto que solo ella conoce, pero estoy seguro que es simplemente idea mía.

No me digas que no, no me digas que no.

Yo me quedo contigo, aunque sea prohibido.

No digas que no. No me digas adiós.

Que tus labios no mienten yo sé lo que sientes.

No digas que no.

Veo que le encanta, así que en el momento que voy a subirle el volumen ella hace exactamente lo mismo, y nuestros dedos se entrelazan por unos segundos, haciendo que su toque me ponga totalmente duro ¡Por Dios! Hombre, no eres un adolescente.

Ella se sorprende pero no los quita, está como demasiado afectada por el toque para reaccionar, yo tampoco quiero apartarlos. Sus dedos encajan demasiado bien en mi mano, le acaricio con el pulgar su palma y se escapa de su boca un suspiro.

¡Reacciona, cabrón! No le puedes hacer algo así. Separo nuestras manos, y coloco las dos mías en el volante, me siento jodidamente frustrado, no puede ser que con un simple toque mi cuerpo reaccionara al de ella ¿Cómo sería entonces si follásemos? Si en vez de su mano tocara sus pechos, o su culo. ¡Céntrate en el camino! Porque si sigues así tendrás muy serios problemas, y no exactamente por la manera que estás conduciendo.

Elpida no habla, no dice nada, y eso me tiene nervioso, simplemente se recuesta en el asiento con la vista hacia afuera, la hora y pico que dura nuestro trayecto, no cruzamos palabra y tampoco hay ningún roce más entre los dos, yo la miro pero para ella es como si no existiera, como si fuese un cero a la izquierda. En algún momento se remueve, y pronuncia mi nombre llevándose la mano a su cuello, se ha quedado completamente dormida, mi cuerpo tendrá siempre la misma reacción al escuchar mi nombre salir de su boca.

Disfruto de ella mientras puedo, en cada semáforo que paro en rojo, admiro sus labios entreabiertos, y de inmediato pienso como sería morderlos al terminar un beso.

Ha abierto un poco su chaqueta y ahí resaltan sus tetas, me remuevo para poder acomodar mi dolorosa erección, que me ha provocado ella sin darme alguna razón, bueno, con solo existir me la provoca, y ni que decir de tenerla tan cerca de mí.

No alcanzo a aparcar el coche en la entrada de mi casa, y mi móvil cobra vida, al ver la pantalla quiero apagarlo de inmediato, porque estoy seguro de lo que me espera. ¡Mierda!

—Está sana y salva, ya hemos llegado a casa —. Le digo sin esperar que él me reproche nada.

—Eres un cabrón de mierda, Mijaíl — está más que cabreado —, se supone que me llamarías hace más de dos horas, y no he tenido una puta noticia de vosotros.

—Hombre, relájate, que ya llegamos, solo que había mucho tráfico — miento en parte —, y aparte se me olvido avisarte de que ya estaba con ella.

— He pasado las dos horas más duras de mi vida — llevaba años sin escucharlo tan angustiado —, la he llamado no sé cuántas veces y sale apagado. — ¡Gracias a Dios no sabe que la he dejado plantada! —. Estaba listo para salir a España, imbécil.

—Strato hazme caso por una puñetera vez, relájate —de verdad que lo está pasando mal—, y por lo que vi estaba bastante bien acompañada, así que no creo que le podría haber pasado lo que sea.

—Sí, lo sé, Ari siempre la cuida muchísimo, pero a ti te la encargué.

Ahí vamos de nuevo, pero creo que es mi oportunidad de conocer cuál es la relación que tienen ellos dos porque quiero estar seguro ¿Para qué lo quieres saber? ¿No se supone que es un fruto prohibido? Hombre, piensa las cosas ¡NO PUEDES HACER NADA CON ELLA! Al final me volveré loco, si es que no lo estoy ya, he comenzado a hablar conmigo mismo, como un puto imbécil.

— Pues si ella tiene novio ¿Tú por qué no te tranquilizas de una puta vez? Al final nos volverás locos a todos.

Escucho como se ríe con ganas al otro lado del teléfono. Salgo del coche para no despertarla aun, quiero saber más.

— ¿Ahora me puedes decir qué coño te pasa que te ríes? —estoy comenzando a enfadarme de verdad.

— Veo que Ari volvió a jugar su papel.

— ¿Qué quieres decir con eso?

— Pues amigo, lo que ellos tienen es algo más allá de lo normal, pero te aseguro que no están enamorados el uno del otro —por fin me relajo con toda esta mierda—, pero te digo una cosa por tú bien.

— ¿Por mí bien?

—Sí.

—Dilo de una puta vez y déjate de rodeos.

— No le hagas daño a mi hermana, porque aparte de mí para matarte, primero lo hará él, y te aseguro que no lo pensará dos veces.

— Ya, claro.

— Mijaíl, no estoy jugando con eso, en su relación no se mete nadie, ni siquiera yo.

— ¿Te puedo hacer una pregunta?

Tengo que hacerla, porque es algo que me anda rondando por mi cabeza desde que lo vi.

—Escucho.

— ¿Lo conozco de alguna parte? quiero decir su rostro me parece familiar, pero no lo puedo recordar para nada.

—Si lo conoces, pero yo no puedo decir nada, eso lo harán ellos cuando quieran, pero por último, te aseguro que no son novios, aunque a veces parecen más matrimonio que nada. —El muy imbécil vuelve a reír, lo está disfrutando.

— Bueno, a mí me da lo mismo lo que sean, pero me molestó el que no me avisaras que no estaría sola, porque me angustiaba sin ninguna razón. —eres un cabrón mentiroso, claro que te importa, pero eres tan egoísta que no lo aceptarías ni que te torturaran.

—Bueno tienes razón, perdona, pero no quería que la dejaras plantada. —no me podré esconder nunca de él.

—Bueno ya puedes relajarte, que estamos en casa.

—Está bien, pásamela para hablarle. —lo pienso un poco porque la verdad es que disfruto viendo como duerme.

—Hermano, resulta que aún está en el coche y sigue dormida, así que le digo que te llame apenas despierte.

— ¿Se encuentra bien? ―pregunta preocupado.

—Mierda Strato, por una vez en tu jodida vida ¡Relájate! Ella está bien, solo que cansada, apenas despierte y pueda, te llama.

—Está bien, está bien... y una vez más hermano, gracias.

Corto la llamada sin responder, este hombre te vuelve loco al minuto y lo tendré por bastante tiempo dando la puñetera guerra.

Me quedo unos minutos mirándola, viendo como duerme, pero al ver que ya está bastante oscuro, y de verdad que hace un frío que te congela hasta los huesos, decido despertarla para que entremos a la casa.

Abro la puerta, y me agacho para poder estar a su altura, se ve tan preciosa, paso por encima de ella para poder desabrochar su cinturón y al volverme hacia atrás, ella hace un movimiento dejándome su tetas justo en mi cara, es una maravillosa tortura, joder, que bien huele, hace que cada parte de mi cuerpo reaccione, me incorporo no sea que despierte y me encuentre en esta manera.

— Elpida. —la llamo pero no hay ninguna reacción. Saco con cuidado sus gafas y aún sigue con sus ojos cerrados.

Le acaricio su rostro pero ella no reacciona a ningún toque y la verdad es que si seguimos aquí lo más posible es que los dos suframos una neumonía, así que no queda otra que cargarla hasta el interior de la casa.

Con mucho cuidado la tomo en mis brazos, que daría por estar en otras circunstancias. ¡Mierda, Mijaíl! ¿Es que no puedes pensar en otra cosa que no sea hacerla tuya? Con la punta del pie cierro la puerta, y camino hacia mi casa, lo bueno es que es bastante la distancia así que voy lo más despacio que puedo para poder disfrutar del momento.

Sin darse cuenta se abraza a mi cuello, y hunde su nariz en él. ¡Mierda! Con solo este gesto, ya estoy preparado para ella.

Me vuelve a llegar su aroma, no puedo más, y sin pensarlo beso sus labios y en el momento que me separo la veo mirándome, sin decir una sola palabra, mis piernas no reaccionan, sus manos no dejan mi cuello. Hay una electricidad entre los dos, ella lo siente tanto como yo.

¡Mierda! Acabo de meterme en dos líos; uno: no sé ahora cómo voy a bajar la puta erección, y dos: ¿cómo cojones hago que aquí no ha pasado nada?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro