CAPITULO 4
ELPIDA
Durante dos horas de un viaje bastante tranquilo, no podía dejar de pensar en aquello que había visto antes de irme ¿Era posible? ¿Desde cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué no me habían dicho nada?
Cierro por un momento lo ojos, quiero intentar dormir, pero la imagen de mi hermano con mi mejor amiga besándose me vuelve a golpear. No es que no me alegre por ellos, por lo contrario, estoy feliz, y mucho, dos de las personas más importantes en mi vida están juntas, pero lo que sí me duele es el que no hayan confiado en mí tanto como para contarme su secreto, ¿Por qué no lo han hecho?
— ¿Qué sucede pequeña? — Ari está sentado justo a mi lado, y toma mi mano entre las suyas, sabe que algo anda rondando en mi cabeza, ¿Qué hago, se lo digo? ¿Se habrá dado cuenta? —. Vamos, desahógate, porque no creo que sea bueno que lo mantengas en secreto, solo consigues estresarte demasiado, tanto que al final dará lástima la manicura que te has hecho, y eso sería tirar el dinero que has pagado.
Y me sonríe, sabe que así no puedo negarle nada.
— Pienso en mi hermano. —digo sinceramente.
— Estará bien, y con muy buena compañía. —me giro para poder mirarlo mejor, y su sonrisa es de un niño que ha hecho alguna maldad, mostrándome su perfecta dentadura.
— ¡Lo sabías! —lo acuso, y le regalo un golpe en su hombro el cual sé que ni siquiera ha sentido.
— Perdón, perdón —levanta las manos en modo de rendición—. Discúlpame, pero creía que ya te habías enterado, y encima no me lo han dicho ellos ―me explica cuando voy a protestar—, los vi un día en tu casa, pero me di cuenta de que se andaban escondiendo, así que no creí prudente decir algo.
— Pero ¿por qué no me han dicho algo? ¿Por qué?
No sé lo que me sucede hoy, por el cansancio, por las diferentes despedidas y los sentimientos, que estaban a flor de piel durante todo el día, de pronto, desde mis ojos comenzaron a correr lágrimas que no podía detener, nunca había sido una niña llorona, pero simplemente hoy era un día bastante difícil.
— Ven aquí — pasa su brazo por mis hombros y me atrae hacia él —, no te pongas así, tendrán sus razones. Tranquilízate por favor, cuándo puedas hablas con Nefeli te sacará de dudas. —Me acaricia el pelo, de forma tan suave que comienzo a relajarme de inmediato.
En algún momento lo escucho que me habla a lo lejos, pero poco a poco se escucha cada vez más cerca.
— Dormilona, despierta, que estamos por comenzar el aterrizaje y tienes que abrocharte el cinturón de seguridad. —enderezo mi asiento, el cual está totalmente recostado, y no recuerdo haberlo hecho yo, mientras por la ventanilla puedo ver esta maravillosa ciudad, que los próximos tres o cuatros años será mi hogar.
Después de sacar las maletas, y cuando por fin logramos salir de este inmenso y maravilloso aeropuerto, nos dirigimos a unos asientos en la salida para esperar la llegada de Mijaíl, que me llevará a su casa, Ari se quedará con unos amigos, hasta localizar una vivienda cerca de la universidad para irnos juntos.
— ¿A qué hora le dijeron que llegaríamos? —me pregunta Ari un poco molesto, porque ya llevamos esperando veinte minutos.
— La misma hora que te dije hace diez minutos, eso no cambia. —le respondo irónicamente.
— Voy por algún café porque veo que el señor "Súper Stars" no es muy exacto con sus citas.
Aprecio como se aleja de mí, y algunas chicas que se encuentran en su camino lo desnudan con su mirada. Si puedo decir que es un hombre que está como quiere, tiene un cuerpo de pecado, cada día hace deporte y cuida de su alimento, se viste con ropa de marca y de las últimas colecciones, siempre parece haber salido de una revista de moda masculina.
Me siento en un lugar donde puedo ver quien llega al parking.
"¿Crees que comienzan así los cuentos de hadas? Lo espero de verdad, porque estoy cansada de ser la niña enferma que ha perdido a su padres en una tragedia."
No es que no me entristezca el haberlos perdido de tal manera, porque de verdad que sí, he sufrido mucho y cada vez mis ojos se llenan de lágrimas y mi corazón se quiebra del dolor al recordarlos, pero ya es el momento que debo dejarlos ir. Han pasado casi diez años y nunca he quedado sola, porque mi hermanito, Strato aunque en este momento si lo tuviera delante mío se daría cuenta muy bien de lo enfadada que estoy con él por no confiar en mí, pero siempre ha sido mi apoyo, se convirtió en mi madre y mi padre juntos, con Sofi logramos los dos terminar con nuestros estudios.
¿Dónde había quedado? Ah sí, en los cuentos de hadas. Estoy por fin en España, para hacer mi especialización en la Universidad de Salamanca, en el ramo de Fisioterapeuta, serán cuatro años para luego volver a Atenas e iniciar una clínica, para así poder ayudar a gente que lo necesita de verdad. No los ayudas simplemente físicamente, pero mucho del trabajo que haces tiene que ver con la psicología del paciente, y con el querer de cada uno salir adelante.
Así que también he decidido tomar unos cursos de psicología, sé que será todo muy pesado, pero me conozco y sé que lo que me proponga podré sacarlo adelante, de seguro que no tendré vida social así que no me importa el estar todo el día metida en los libros.
El haber logrado hacer este viaje ha sido todo un reto, ya que mi hermano no quería por ninguna razón dejarme venir, pero gracias a la ayuda de todos logramos que cambiara de opinión, pero claro no todo es tan simple, Mijaíl tenía que aceptar que me quedara en su casa, y como el buen amigo que es no dijo que no, y tendría que aguantar tenerlo cerca de mí.
Espero que pase rápido el tiempo, porque el tenerlo cerca será una mierda para mí, sé que todos me dicen que no me guie por lo que escriben de él, que es un hombre que me sorprenderá, la verdad es que mi hermano siempre me habla bien de él, siempre nos estuvo apoyando y yo, aunque llevo siete años ocho meses y cinco días, Dios no estoy nada bien si me acuerdo exactamente cuánto tiempo llevo sin verlo, pero tengo razón del porque lo hago y sé que la última vez fue en el cumpleaños de mi hermano, ahí estaba él, tan guapo, tan hombre, y claro, a mí solamente me miraba como si fuese su hermana pequeña, yo me recuerdo siempre derritiéndome por él, no es el hombre que toda mujer caería rendida, ya que no tiene esa belleza común, pero para mí siempre ha sido perfecto hasta cuando estuvo con ese parche en su cara, por un golpe que le dio mi hermano con una puerta, ganándose una cicatriz de por vida en la ceja, su nariz no es elegante, algunas personas las encuentran hasta un poco más grande de lo común, con un metro noventa y tanto y unos ojos de un color azul como el cielo que resaltan por el color oscuro de su pelo y piel.
Recuerdo el pasar los veranos en su casa de la playa con nuestros padres juntos, y luego sin ellos, Mijaíl ha estado en todo momento en los más bellos y en los más tristes recuerdos; como y donde sea él siempre está presente.
Le debo mucho, hasta podría decir que ni mi vida alcanzaría para pagarle todo lo que ha hecho por nosotros, pero eso es algo que ha quedado en el pasado, ahora él es un hombre que tiene a la mujer que desea, si no me equivoco hace como un mes lo volví a ver en un periódico, estaba celebrando su cumpleaños número treinta y dos, y a su lado estaba esa chica, que por lo que me he enterado, es su novia de turno, recuerdo que la tenía tomada de la cintura y los dos reían el uno al otro, pero la sonrisa de él no llegaba hasta sus ojos, pero yo que sé, no lo conozco así que de seguro estoy equivocada.
Mi secreto quedará así por siempre, y sobre todo ahora con lo que sucede entre nuestros hermanos, no quiero estar presente cuando se entere que su hermana esta con el mío porque arde Troya.
Vuelvo a mirar mi reloj, ya han pasado más de cuarenta minutos y no hay rastro de él, busco también a Ari pero está desaparecido, menos mal que me puse mis guantes y mi gorra, porque hace un frío infernal, aunque estemos a principio de Marzo esta todo nevado, ha sido uno de los más duros inviernos por lo que estuve leyendo, cierro los ojos y me recuesto en el asiento a esperar.
Después de no sé cuánto vuelvo a levantarme, porque mis pies están un poco adormecidos, alguien me toma por la espalda, hunde su nariz en mi cuello y me besa, justo por encima de mi tatuaje, me relajo totalmente en su brazos, siempre ha sido así; Ari tiene ese poder, es como un oso de peluche inmenso que te regalan y está encima de tu cama, lo abrazas cuando estas feliz y te duermes con él cuando sufres por alguna razón, así es él porque es inmenso, yo soy solo su mitad y él es mi doble, es bastante más alto que yo y rubio.
— ¿Qué pasa, pequeña? —su respiración en mi cuello al hablarme me hace cosquillas, y trato de apartarme de su agarre pero no me lo permite y me atrae mucho más.
— No me tortures, por favor. —digo entre risas.
— Sabes muy bien que mis torturas son mucho más intensas. —Dice volviéndome a besar el cuello—. Ahora dime, ¿Qué es lo que te tiene tan nerviosa?
Me giro para quedar frente a él, y poder mirarlo directamente a los ojos, él no me suelta de su agarre en ningún momento, y me encanta sentirme así: protegida y querida.
— ¿Crees que logre salir victoriosa de todo esto, y no herida?
— Pequeña ¿Cuántas veces lo volveremos a hablar? —dice, y me acaricia el pelo mientras yo relajo mi cabeza encima de su pecho, me besa encima del pelo y sigue diciendo— sabes que no estás sola, yo estaré contigo en cada momento, puede que las cosas no sean tan fácil, pero escúchame muy bien, daría mi vida por ti y no me importa si tengo que arrancarle las cojones a Mijaíl o a quien sea.
— Ari. ―lo reprendo por la manera de hablar.
— ¿Qué quieres que lo diga más dulce?
— Sería un detalle.
— Nena, cortaré la incubadora de su espermatozoide, para que no pueda reproducirse.
— Idiota. —la verdad es que cuando quiere me hace olvidar todos mis problemas, y ahora el más grande que tengo tiene nombre, y un cuerpo de pecado.
— Idiota o no, tú me adoras, así que ánimo que España espera por nosotros. —posa su mano en mi cintura y me tira hacia atrás como en las películas, y vuelve a hundir su rostro en el hueco de mi cuello, quien nos viera en este momento pensaría que somos la pareja más romántica, por todo este espectáculo que estamos dando, mientras estoy viendo el mundo al revés alguien llega justo delante nuestro, aprecio unos botines oscuros, un clásico, pero son justamente los que me gustan que lleven los hombres, mi vista sigue subiendo por los vaqueros desgastados, que visten unas piernas bien trabajadas, sin querer mi mirada se para en un lugar que debería estar prohibido ¡Mierda! mi boca se ha secado, ¿pero qué estupidez estoy haciendo? trato de levantarme pero Ari no me deja.
— Levántame que creo que ha llegado. —le hablo al oído, manteniendo aún mi cuerpo en esa postura, él levanta la vista y lo veo como frunce el ceño.
— ¿Se le ha perdido algo? —pregunta en el español que aprendió durante las clases que tuvimos antes de hacer el viaje, y la verdad es que se escucha muy sexy.
— ¿Elpida? —dice Mijaíl mirándome un poco extrañado por la manera en la que me ha encontrado, y su voz me ha hecho una vez lo mismo que esta mañana.
— ¿Mijaíl? —digo como si no supiera que es él.
Ari por fin me deja enderezar, pero no deja su agarre y me mantiene a su lado, protegiéndome de no caer, porque me conoce tan bien, que hasta las reacciones de mi cuerpo ante un mareo las ha aprendido.
Doy gracias a Dios por que lo haga en estos momentos, mis piernas no reaccionan, este hombre esta como el buen vino cada año que pasa se pone mejor para degustarlo, siento un calor insoportable de solo mirarlo. Tantos años viéndolo solo por fotos y ahora me doy cuenta lo equivocada que estaba ¿Puede ser alguien tan perfecto? No deja de mirarme y eso me pone peor, se me seca la boca y las mariposas que sentía en el estómago ahora han bajado un poco más. ¡Por Dios Elpida reacciona no seas tonta! De seguro que él ya está agotado por estas reacciones.
Lo veo como escanea al hombre a mi lado, y comienza a molestarme, así que decido presentarlos.
— Ari te presento a Mijaíl, amigo de familia y donde me quedaré un tiempo, —como si él no supiera todo esto—. Mijaíl él es Ari, mi amigo. ―Los dos estrechan sus manos, pero veo como mantienen una lucha de testosterona entre ellos, los hombres y sus juguetes como diría Irene.
— Mucho gusto. —dicen a la vez.
Vale, dos Dioses griegos y yo en medio, siento calor aunque este nevando.
— ¿Vienes con nosotros? —pregunta molesto Mijaíl a Ari.
— No, yo simplemente le hacía compañía a mi pequeña hasta que llegaras tú. ―Le responde muy tranquilo, y sin dejar de mirarme por ningún momento. El muy imbécil le está dando a entender que estamos juntos, por la manera en que me tiene abrazada a él. Más tarde me escuchará.
— No te preocupes, estará bien en mi casa.
— Sí, por un tiempo, porque estamos buscando un lugar cerca de la universidad y podernos ir a vivir juntos.
En ese momento miro a Mijaíl, y veo como sus manos están hechas puños y su mandíbula está tensa, ¿por qué le molesta tanto?
— Será mejor irnos. —Digo para poder romper toda esta situación—. Me llamas cuando llegues a casa y quedamos mañana. —le digo a Ari, y cuando le voy a dar un beso le susurro en el oído—: ¡A ti yo te mato!
k!~~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro