CAPITULO 24
MIJAÍL
Después de lo que dijo Ari no me quedó otra alternativa que hacer lo que pedían. Él tenía razón esas palabras se las había dicho yo en su momento y no fui capaz de seguir mi propio consejo.
¿De verdad es posible que lo haya jodido todo por ser simplemente un imbécil? ¿El ser orgulloso y no aceptar la ayuda de quienes me quieren por la simple razón que fuera por lastima?
No tengo idea de dónde vamos, Ari va conduciendo y a su lado está sentada Gaby, que ahora que puedo verla mejor se ve preciosa, está feliz y eso se refleja en su rostro y como sonríe al mirar de vez en cuando a su novio. No decimos nada solo escuchamos la música en la radio, yo como siempre voy perdido en mis pensamientos así que no me doy cuenta en donde estamos hasta que el coche se detiene.
Abren mi puerta y con la ayuda del mecanismo del coche bajo de el.
Ari va a mis espaldas guiando la silla. El lugar es una mansión reconstruida, debe de ser de los años sesenta o setenta de un color café o ladrillo, no estoy muy seguro. Está rodeada por arboles inmensos y césped que lo cubre todo con excepción de pequeños caminos que hay para poder cruzar el patio o para que se estacionen los coches.
Ingresamos y hay por lo que puedo ver enfermeras y médicos vestidos con batas blancas.
―Ari ¿Qué significa esto? ¿Dónde estamos? ―mis inseguridades una vez comienzan a jugarme una mala pasada y quiero desaparecer y encontrarme en la seguridad de mi casa.
―Tranquilo, no te he venido a dejar aquí. ―dice riendo―. Por lo menos no todavía-. No puedo responderle porque nos detenemos justo en lo que parece la recepción de este lugar.
―Buenas tardes señorita. ―La saluda Gaby―. Podría decirme donde se encuentra Nikos Kiusis.
―Un momento. ―Dice la joven mientras busca algo en su computadora y luego nos dice―. Ahora mismo está terminando sus logoterapias. Si desean pueden ir y espérarlo en el café y yo misma le aviso que están aquí.
―Es usted muy amable. ―Agradece esta vez Ari dándole una sonrisa que estoy seguro que se le llagaron a bajar las bragas y Gaby pone los ojos blancos, tratando de aguantar la risa. Nos despedimos los tres y nos dirigimos a lo que creo que es el café del lugar, pero esto pare un restaurante de lujo.
―Me puedes decir donde mierda estamos. ―Digo una vez que ellos ya han tomado asiento.
―Este es un centro de rehabilitación. ―Admite Ari― y estamos aquí para que conozcas a alguien que creo que te ayudará bastante.
― ¿Qué quieres decir con eso?
―Ya verás. ―Dice y se levanta para ir por nuestros cafés.
Ahora que estoy solo con Gaby, estoy tentado a preguntar por Elpida pero no sé si estoy preparado para lo que sea que me responda.
―Ella está bien, claro está, físicamente por que la dejaste hecha una mierda. ―Dice sin siquiera mirarme. Y esas palabras me hacen darme cuenta de la falta que me ha hecho mi mujer. ¡Sí, es mi mujer!― Fuiste un gran imbécil al alejarte de todos y te juro que si quieres que te perdone tendrás que llorar sangre.
―Gaby aun no estoy listo para volverla a ver.
―Eres un hijo de... no puedo decirte lo que debería porque tú madre es una santa para aguantarte todo este tiempo. ―Cubre su cara con las manos y ahoga un grito furioso― Eres tan imbécil y egoísta que solo has visto lo que sientes tú.
―No estás en mi lugar.
―Si claro y dime ¿Ahora si quieres que te tenga lastima? ―pregunta más molesta aún, si eso es posible.
―Gabriela, yo no les pedí que vinieran por mí.
―Claro y nosotros tenemos la culpa por pensar en ti, en tu hermana que no ha tenido un embarazo tranquilo y feliz como se lo merece por qué ha pasado todo este tiempo pensando en ti, en Elpida que no vive, solo estudia y si se alimente es porque Ari la obliga a hacerlo. Tú madre que ha envejecido todo este tiempo por verte a ti sufriendo y no poder estar contenta por su hija que la hará abuela ¡Joder Mijaíl! ¿Es que no lo puedes entender?
Tiene razón he sido demasiado egoísta todo este tiempo creyendo que lo mejor era irme y encerrarme en mi mundo, pero que equivocado estaba, ¿Cuánto daño hice?
Estamos los dos en silencio hasta que llega Ari y deja nuestras bebidas, Gaby trata de limpiar su mejillas por las lágrimas que dejo correr por el cabreo. Mi amigo la mira pero no pregunta nada solo me mira a mí con los ojos entrecerrados y en el momento que va a decirme algo una voz masculina no se lo permite.
―Buen...nas Ari. ―Nos saluda un joven que no debe de tener más de treinta años. Se sostiene con una mano en un bastón y la otra entrelazada con una joven que nos presenta como su novia. Los dos se sientan en nuestra mesa.
― ¿Cómo va la rehabilitación Niko? ―le pregunta Ari y el joven sonríe haciendo más notable las cicatrices de su cara.
―P...pues ya me ves. ―Dice entre cortado― Aún me q...quedan al...gunas tera...pias pero mí mé...dico dice que mi avan...ce es único. T...tú mis...mo lo has vis...to y tam...bién me has ayuda...do.
―Bueno eso es porque tú mismo pusiste todo tu empeño a salir de todo esto. ―Le dice Ari quitando la importancia en la labor que tuvo él sobre los logros de su paciente―. Niko quiero presentarte a mi amigo Mijaíl.
―Mucho gusto. ―Saludo yo y el me tiende su mano para estrechar, también puedo más sentir que ver algunas cicatrices.
―Es...pera un momen...to. ―Dice y me mira determinadamente por unos minutos como tratando de recordar algo―. Yo a ti te conoz...co.
―No lo creo. ―Respondo y esta vez sí quiero irme. Me siento agobiado, no estoy listo para todo esto.
―C...claro que si te conoz...co. ―Afirma―. ¡C...claro, ya sé! Eres el ac...tor Mijaíl Án...gelo Reni...eris ¿Te acue...rdas mi vida que fuimos al tea...tro y lo vimos?―le pregunta esta vez seguro a su novia.
―Sí, lo recuerdo amor.
―Es...tábamos de aniver...sario con A...froditi y habí...amos decidi...do tener una cita román...tica. ―Nos relata pero en ningún momento aparta los ojos de su novia, sonríen el uno al otro, se ven completamente enamorados―, y un amigo me con...tó sob...bre su ob...bra y es ahí don...de te vi por p...primera vez. ―Dice esta vez señalándome a mí―. C...claro que des...pués casi te odié, ―una sonrisa traviesa aparece en su boca y mira de reojo a su acompañante―. Ya que ver a mi mujer bab...vean...do por ti en todo momen...to no fue mi mejor par...te.
― ¡Niko...! ―se queja la chica que se ha puesto completamente colorada y lo golpea en el hombro― a ver si el accidente no te cortó la lengua y te la saco yo. ―Todos se ríen con excepción a mí, como es posible que diga algo así y a nadie le importe ¿Es que acaso no estuvo tan grave?
―Mijaíl. ―Me llama Niko al verme que me he quedado mudo y de seguro con mala cara―. No pien...ses dema...siado.
―Es que no sé cómo pueden bromear con algo así. ―Digo más brusco de lo que hubiera querido.
―T...te ex...plicaré en...ton...ces como puedo b...bromear con algo así y luego te quedará bas...tan...te claro. ―Se acomoda en su asiento y comienza a narrar su historia―. Hace casi dos años esta...ba feliz por que recién hab...bía podido com...prar...me la moto de mis sueños, vivía con mi novia en nues...tra casa, tenía un muy buen t...trabajo y todo iba como corres...pondía. ―Toma aire y sigue―. El p...primer lunes que decidí ir al t...trabajo con ella me ol...vide por com...pleto de mi cas...co, estaba tan entusias...mado que volaba en una nube, lle...gué al lugar don...de t...trabajaba sin ningún p...pro...blema y todos miraban mi bebe, ―dice esto último y ríe por lo bajo. Su novia no ha dejado su mano y tampoco a apartado los ojos de él― al ter...minar mi horario la...boral ya casi había lle...gado la noche y una leve lloviz...na caía. No me p...preocupé pen...sé "Bueno así como lle...gué por la mañana, así igual lle...garé a mi casa" en el camino, un men...digo bor...racho se me c...cruzó y yo para no gol...pear...lo lo es...quivé, pero sien...do nueva la moto y más g...gran...de jun...to a la humedad en la calle se me hizo im...posi...ble man...tener...la como corres...pon...día y perdí por com...pleto el con...trol. Al caer mi cabeza gol...peo con los coches que es...taban es...taciona...dos; por un momen...to perdí la con...ciencia hasta que alguien llego a mi lado g...gritan...do mi nom...bre, mi p...primo her...mano, había salido después de mí y lo había visto todo. La am...bulan...cia no tardó en llegar y cuan...do llegamos al hos...pital ya me daban por muer...to si no fuera que al...guien al p...pregun...tar por mis familiares y decir mi nom...bre le res...pon...dí yo, me hubieran dejado en el olvido. El resul...tado fue la man...díbula que...bra...da por com...pleto, quedar...me sin diente, tener...me in...troducido en un coma por un mes y pico ya que tenía no sé cuántos hematomas en la cabeza y temían por un derrame cere...bral. ―Se detiene por un momento para tomar un poco de agua y yo no puedo ni siquiera pestañear por la impresión.
―T...teníamos, bueno mejor dicho tenían porque yo ni en...terado, p...pro...blemas con los hos...pitales ya que nin...guno tenía cama en cuidado in...ten...sivos o en el área de ne...uró...logo. Casi a los dos meses me sacaron del coma pero yo aún tenía las maquinas en mi gar...gan...ta para res...pirar y me alimen...taban por suero, por la simple razón de que mi man...díbula tenía que ser recon...s...truida y temían que no aguan...tará la operación. No me acor...daba de muchas cosas pero de otras si ¿Sabes que fue lo más im...por...tante en todo esto? Es que día y noche mi familia es...tuvo ahí y mi mujer tam...bién. Puede que sea egoísta de mi par...te pero ellos fueron la razón para seguir. Te juro que fui un hijo de puta...
―Doy fe de eso. ―Dice Afroditi riendo―. Solo a patadas no nos trataba.
― ¡Exac...to! Pero los necesitaba tan...to que nun...ca los alejé de mí, y si me ves ahora en este es...tado es g...gracia a ellos. Los médicos p...primero dijeron que no sabían si vol...vería a hab...blar, y aquí estoy hab...blan...do aun...que tar...tamudee un poco. Decían que lo más posib...ble era que quedara con algún t...tras...torno. ―Mira a su mujer como preguntándose algo que solo ellos dos entienden y luego dice― No, eso defi...nitivamen...te no es t...tras...tor...no. ―Los dos ríen y se dan un casto beso en los labios y los envidio―. Tam...bién dijeron que no vol...vería a caminar y aquí estoy con ayuda de este bas...tón; pero no me im...por...ta y más en...cima me hace ver más sexy. ―Todos en la mesa ríen y esta vez yo también―. Y esa, Mijaíl ―dice señalándome en el momento que sonrío― es la razón por la que b...bromeo ¡Es...toy vivo! ¡Ten...go una según...da opor...tunidad! Y esta vez la viviré como corres...ponde. Reconoz...co que aún tengo un t...trayec...to lar...go para decir que estoy com...pletamen...te recon...s...truido.
―Pero no puedo obligar a mi familia que sufra y pase por esto.
― ¡¿Es que hom...bre estás ciego?! No ves que eso mis...mo estás hacien...do ahora. Aun...que no lo creas nadie des...can...sará has...ta que te levan...tes de esa silla, y te aseguro una cosa ―se inclina hacia mí y me muestra su índice― nadie estará a tú lado si sien...te las...tima, los que es...tarán ahí son aquellos que te quieren de ver...dad. ―Dice respondiendo a mis pensamientos― y por una vez en tu vida ¡Se egoís...ta! Pide lo que mereces y lo que quieres.
Me quedo pensativo, nadie dice nada y hay un silencio en nuestra mesa no sé por cuanto hasta que escucho a Ari maldecir.
―Ya vuelvo. -Se disculpa. Veo como se acerca a una mujer que no alcanzo a ver por qué él la cubre con su cuerpo. Pero mi cuerpo se estremece como siempre lo ha hecho solo con una persona y estoy seguro que es ella, mi Elpida. Parecen que discuten porque Ari mueve sus manos y tira de su cabello, en un movimiento de él puedo verla y nuestras miradas se cruzan y se convierten en una como tantas veces lo habían hecho, pero esta vez sus ojos no sonríen, al mirarme están apagado y sé que soy completamente culpable.
Al fin ella suspira y veo como se rinde a lo que le haya pedido su amigo, y tomando una nueva postura y su actitud de me importas una mierda, se acerca a donde estamos nosotros. Mi corazón reacciona a su cercanía y recuerda como es latir dentro de mi pecho. Después de mucho tiempo siento el aire llegar a mis pulmones.
―Buenas tardes, ―saluda a todos y Afroditi se levanta de su asiento y la abraza.
― ¿Cómo estás Elpida? Hoy nos toca piscina. ―Le dice entusiasmada Afroditi, pero ella no aparta sus ojos de mí y yo no puedo articular una sola palabra―. ¿Vendrás con nosotros?
― ¡Por supuestos! Por eso mismos los andaba buscando. ―Su vista va desde Niko y su novia y una dulce sonrisa aparece en sus labios―. Y compórtense hoy, que luego no nos dejaran seguir haciendo las fisioterapias juntos. ―La pareja se levanta y se despiden de nosotros y quedan con Elpida dentro de quince minutos en la piscina.
Nos quedamos los cuatro por unos minutos en silencio, ninguno sabe que decir.
―Esos dos ―dice Ari y señala por donde se perdieron nuestros acompañantes minutos antes―. Serán padres antes de terminar con todo esto, ―señala con su mano el lugar―. Parecen conejos. ―Gaby como siempre golpea a su novio cariñosamente en el hombro― ¿Estás celosa amor? ―le pregunta haciendo unos graciosos gestos con sus cejas y sin darle ninguna oportunidad a mi amiga la toma en brazos, ella deja escapar un pequeño grito, escucho a Elpida reír y siento que mi vida vuelve a tener color y no puedo evitar sonreír yo también.
― ¡Bájame! ―se queja Gabriela tratando de no gritar demasiado―. Ari no seas niño.
― ¿Niño yo? Ahora te demostraré lo niño que soy. ―Antes de alejarse mucho se da la vuelta y nos dice― compórtense regreso en media hora, espero que no se maten.
― ¡¿Media hora?! Tú ni siquiera dos minutos necesitas. ―Le dice Elpida y veo como lo mira con ganas de matarlo.
Ari la mira pero no dice nada, sabe lo que hace y dándole la mejor de sus sonrisas desaparece de nuestra vista. Y los dos quedamos mirando el punto de donde se perdieron. Mis ojos no dejan de apreciarla, está demasiado delgada, sus ojos no brillan y tampoco sonríen como lo hacían cuando estábamos juntos.
―Será mejor que vaya donde Niko, de seguro me estarán esperando. ―Hace el intento de levantarse pero reacciono bastante rápido y la sujeto de su mano―. Mijaíl. ―Se aparta rápidamente de mi toque. En sus ojos hay enfado y tristeza.
―Elpida, por favor escúchame. ―Suplico.
― ¿Por qué? Tú decidiste una vez más por nosotros y no quisiste escucharme cuando te decía que estaba contigo porque te amaba y no por lastima. ―Se levanta de su asiento y coloca sus manos en la mesa y me mira fijamente―. Ahora yo no quiero escuchar. ―y dejando esas palabras en el aire ella se aleja de mí, y aunque me siento que la he perdido sé que ya es tiempo de reaccionar y retomar la vida de donde la dejé. Y volver a revivir nuestro amor que estoy seguro que existe en su corazón o de otra manera no estaría tan enfadada conmigo. Pero sobre todo tengo que ganarme su confianza y demostrarle que haré lo que sea para que me perdone, aunque tengaque arrastrarme o como dijo Gaby, llorar sangre.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro