CAPITULO 16
MIJAIL
Echaba de menos encontrarme en el mar, la última vez fue cuando estaba confundido con lo que sucedía con Elpida y me había desaparecido, pero ahora, ahora era completamente diferente, veníamos a disfrutar, a estar todos juntos en familia, sí nuestra familia, con nosotros venían mi hermanita con mi mejor amigo que ahora en realidad era mi hermano; también nuestros amigos Ari y Gabriela junto a Hans y en el camino se nos uniría mi hermano.
Después de todo lo que había sucedido estos meses necesitábamos vacaciones y qué mejor que hacer un tour por las hermosas islas griegas.
Estoy solo en la cubierta superior, ya es bastante tarde y todos estaban agotados así que se han ido a dormir. Detrás de mí hay un jacuzzi pero la verdad es que solo, no tengo ganas de probarlo, me inclino por la borda de donde me encuentro y tengo a la vista el mar y el cielo que se unen en una oscuridad sin límite.
Mi pensamiento me lleva hace un tiempo atrás no muy lejano.
·······································································································
Llevo conmigo seis cervezas, sé que Elpida y Nefeli han ido al cine y mi amigo está solo, así que creo que ha llegado el momento de tener la conversación que tanto hemos retrasado.
Toco el timbre y Strato abre la puerta, se ve mucho mejor ya no lleva el yeso pero si una muleta para no poner todo el peso en el pie golpeado.
-Creo que llegó el momento de convertirte en hombre. -lo molesto mostrando las cervezas.
-Eso lo veremos. -Me saluda como siempre- nos sentamos en el balcón, las chicas han dejado algo para picar preparado y poder ver el partido.
-Bien. -así que me dirijo a donde me señala y claro como anunció, habían platos con quesos, otros con diferentes jamones y otros con diferentes verduras.
Al principio nos sentamos en un incómodo silencio, no sabía cómo comenzar la conversación que tanto me angustiaba.
-Sabes. -dijimos los dos a la vez. Nos reímos como dos niños, algo que hacíamos hace años, algo que me dio a entender que todo este ambiente era una mierda, éramos amigos, no, éramos algo mucho más que eso, éramos hermanos de vida y ahora en un futuro no muy lejano nos convertiríamos en familia.
-Bueno. -Dije- como mayor el turno es mío para hablar primero. -me burlé.
-Está bien viejo, tú dirás. -se recostó en el asiento donde se encontraba y me miró atentamente-. Pero primero que nada, respóndeme algo.
-Dime.
- ¿Por ella es que te fuiste del país?
-Sí. -No podía seguir sentado, necesitaba decirle todo lo que sucedía hace años-. Era imposible seguir a su lado y sentirme de tal manera -lo miré directo a los ojos- no aguantaba cuando me decías que llegaban pretendientes a la casa por ella y la última vez que la vi supe que estaba perdido. -paso mis manos por el pelo, esto es como estarle pidiendo la mano de la mujer que amas a tu suegro o mucho peor, porque estoy seguro que podría ganarme un puñetazo sin más de su parte.
- ¿Por qué no me dijiste nunca nada?
- ¿Qué querías que te dijera? ¿Sabes Strato estoy enamorado de tu hermanita que aún no había cumplido bien los dieciocho? -Hago una mueca con la boca- ¿Crees que habrías reaccionado bien? Porque para serte sincero yo no lo hubiera hecho y más encima, nunca supe de los sentimientos de ella hasta ahora.
-Tienes razón, no sé cómo hubiera reaccionado entonces pero debiste haberme hablado y te hubieras ahorrado el alejarte del país, de nosotros, tú familia.
- ¿Sabes? No me arrepiento de nada -le soy sincero- todo esto nos ha ayudado a los dos a madurar y creo que es lo mejor, ahora estamos los dos listos para entregarnos el uno al otro y poder tener un futuro juntos.
- ¿La amas?
-Con mi vida, es la única mujer a la que he querido nunca a mi lado y aunque seas su hermano te lo diré, es a la única mujer en mi vida a la cual le he hecho el amor.
-Mierda Mijaíl eso no era necesario decírmelo. -me corta tratando de parecer afectado.
-No seas imbécil que estoy seguro que haces lo mismo con mi hermanita -lo acuso y el muy desgraciado se ríe de mí-. Bueno creo que yo ya he acabado ahora te toca a ti.
-Una cosa más.
-Tíralo, para que acabemos con esto.
Se levanta y se acerca a mí y con un dedo señalando directamente mi pecho.
-Como la vea una sola vez llorando por tu maldita culpa, te juro que te arrancaré las pelotas y te las daré de comer ¿De acuerdo? -su amenaza no pasa por alto, está completamente serio, pero lo mismo hago yo diciendo lo mismo que él, sé que es cómico pero si llega el momento en ninguno de los casos nos echaremos a reír.
-Bien, ahora que lo mío con Elpida ha quedado claro, ahora tú, ¿me puedes explicar, cuándo y cómo sucedió todo?
-Pues la verdad, es que no lo sé -se hundió en sus hombros- solo sé que un día ya no la veía de la misma manera y que me importaba demasiado y no como una hermana que era hasta ese momento. Traté de alejarme -lo veo como camina nervioso de un lado para otro y me doy cuenta que de la misma manera hablaba yo, estas chicas sí que nos habían embrujado-. Te juro, hice el intento, hasta me puse de novio con María ¿Te acuerdas de ella?
-Esa tía nunca me gustó para ti -le digo la verdad- era demasiado estirada y nunca le habló bien ni a Sofi ni a Elpida, pero espera un momento, -me doy cuenta que hace tres años que rompieron y estuvieron como un año juntos, y la verdad me golpea sorprendiéndome- ¿desde cuándo Strato? -pregunto para estar seguro.
-Dos año de tu partida -me explica- pero no fue hasta que ella dio el primer paso hace más o menos seis meses que estamos juntos -levanta las manos desesperado- yo no tenía idea de sus sentimientos y una noche que se quedó con Elpida en casa, me los confesó -me mira esperando que diga algo pero la verdad es que quiero escuchar que hizo mi hermanita y quiero verlo un poco sufrir, si lo sé soy bastante desgraciado-. Era tarde y había llegado agotado después de una operación que no había salido bien, -se vuelve a sentar y sé que está perdido en ese momento- Elpida me había dicho que Nefeli se quedaría en casa porque algo tenían que hacer temprano el día siguiente así que me sentía tranquilo, sabes era como estar en tu verdadero hogar sabiendo que ella estaba segura en nuestra casa, no sé si lo entiendes.
-Créeme que sé de lo que hablas, me pasa lo mismo. -me siento frente a él y sigue con la historia.
-Entré a la casa y traté de no hacer ruido para no despertarlas ya que era bastante tarde, así que me fui directo al bar, me serví un trago y me senté en la oscuridad, lo único que quería era relajarme hasta que me sentí observado y al abrir los ojos ella estaba ahí con un vaso de leche en mano -sonríe pero para él- parecía tan pequeña, tan dulce, no le hablé, solo la miraba, no podía apartar mi vista de ella y ella no dejó en ningún momento mis ojos.
- ¿Por Dios me lo contarás con detalles? -no estaba seguro si podría soportar escuchar que había hecho al fin mi hermana, pero mi amigo me ignoró por completo y siguió.
-Caminó hasta llegar a mi lado y se sentó conmigo en el sillón, no dijo nada solo colocó su mano en mi mejilla y te juro viejo -dice sorprendido mirándome- todo cansancio desapareció, sentí que ella tenía ese poder.
-Se exactamente lo que te refieres. - eso es lo que siempre me sucede con Elpida ella es mi hogar, mi remedio a todo.
-Pues sin más tu hermana me besó, me sorprendió y la alejé -está nervioso y pasa sus manos por la cara- nunca la había visto tan enfadada y triste a la vez, en el mismo momento me arrepentí de hacerlo -me mira fijo- pero lo primero que me vino a la cabeza en el momento que sus labios me tocaron fue tu maldita cara.
-Jajajajajajajajajajaja -no me pude aguantar me lo imagino y no puedo parar de reír y cómo puedo le pregunto- ¿Pensaste que me besabas a mí? -no podía dejar de reír a carcajadas algo que lo molestó y me tiró un vaso de agua helada.
-Deja de reírte imbécil -dijo volviéndome a tirar una toalla para secarme- que para mí fue el peor momento que viví, el tener algo que deseaba tantos años y mi maldita conciencia jugando en mi contra.
- ¿Y qué pasó? -pregunté ya un poco más tranquilo.
-Comenzó a alejarse para ir a esconderse y llorar en la habitación donde se quedaba pero se lo impedí apenas reaccioné y bueno ahí conversamos y desde ese momento ella me dijo que siempre fui su primer y único amor, pero siempre estabas tú por medio -me señala culpándome y no puedo aguantar reírme de nuevo- y que nunca creyó que podría sentir lo mismo por ella.
-Pues amigo creo que nuestros caminos estaban cruzados desde siempre.
-Sí, eso parece.
- ¿La amas? -le pregunto y no me hace esperar para nada su respuesta es un gran "Si"
-No puedo pensar estar lejos de ella, lo es todo y por eso que te comprendo.
-La haces feliz. -admito.
-Tú también. -dice.
-Claro es mi hermana, como no la haré feliz.
-No seas imbécil, quiero decir que Elpida contigo a pesar de lo que sucedió con Sofi cuando está contigo se ve realmente feliz y te conozco, sé que la cuidarás.
¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨
Siento unas manos envolverse en mi cintura y me vuelven a la realidad.
- ¿Dónde te encuentras? -Me pregunta besando mi espalda.
Me doy la vuelta y la envuelvo en mis brazos.
-Solo pensaba en estos meses.
- ¿Y qué conclusión has sacado?
-Que han sido los mejores meses de mi vida. -le digo y la beso con todo el deseo que despierta en mí- si no fuera por la pérdida de Sofi, hubieran sido perfectos.
-Creo que tienes razón. -esta vez ella me atrae y me atrapa con sus labios. Me doy cuenta que lleva puesta una bata de baño blanca, que está amarrada con un lazo negro en la cintura y un escote que deja a la vista el nacimiento de sus pechos.
-Me gusta cómo se ven mis chicas así -digo pasando mi dedo por su escote- pero para mis ojos las prefiero libres -mi sonrisa no deja mis labios y ella hace algo que esta vez me hace abrir la boca por la sorpresa. Se aparta de mí lentamente y con movimientos sensuales se deshace del lazo dejándolo caer al suelo siendo acompañado de inmediato por la bata, quedando desnuda de cintura hacia arriba y solo unas pequeñas braguitas que cubren un poco su culo.
-Me parece que te ha gustado la sorpresa. -afirma.
-Pues creo que tendré que comenzar a hacer exámenes al corazón desde hoy porque estoy seguro que en algún momento sufriré algún infarto -ríe y eso a mí me hace el hombre más feliz de la tierra- soy un puto cabrón con suerte -le digo y la vuelvo a abrazar-. Sabes que puede venir alguien en cualquier momento, ¿Cierto?
-No te preocupes que nadie tiene el permiso para venir y más encima están todos dormidos -dice desabrochando lentamente la camisa de lino que llevo puesta- y la verdad es que quería que cumplieras una fantasía que tenía contigo.
-Soy todo oído. -ella ha demostrado, en el tiempo que estamos juntos que no le da vergüenza expresar las cosas que realmente quiere que hagamos y yo como todo un caballero no le niego nada y esta no será la primera vez en hacerlo.
-Me gustaría que me hicieras el amor bajo las estrellas, aquí -me mira directamente a los ojos- sin que te importe dónde estamos, lo único que quiero es que me demuestres cuanto me deseas.
La atraigo a mi cuerpo sin dejar ni un solo espacio entre los dos, con un brazo rodeo su cintura y con la otra mano sujeto su nuca para que no se aparte de mí.
-Lo cuanto te deseo ya lo sabes mi amor. -le beso el cuello haciéndola gemir- pero puedo decir que me encanta cuando me das sorpresas de esta manera, tus deseos son órdenes que felizmente cumpliré siempre de corazón.
Me quita la camisa por completo y yo la ayudo a deshacerme de mi pantalón quedando desnudo ante su atenta mirada la cual se dirige a mi miembro que está listo para ella. Veo en sus ojos el deseo y a la vez como se humedece los labios pidiendo permiso para probarme, cosa que no alcanzo a conceder porque ella se arrodilla justo delante de mí tomándome entre sus manos.
Me toma con descaro y sin dejar de mirarme en ningún momento lame la punta de mi pene, me sostengo del jacuzzi para estar firme y dejarla hacer lo que ella desea.
Introduce mi miembro por completo en su boca, puedo sentir como golpeo su garganta. Me sostiene firme desde el culo para que no me aleje demasiado así que comienzo a follarle la boca como ella desea.
-Eres un pecado -gimo- así, así necesito sentir tus dientes mi amor. -le exijo y ella obedece de inmediato, haciéndome perder la cabeza. El verla de rodillas follándome y con la luz de la luna iluminándola, convierte este momento en el mejor de mi vida.
Sostengo su cabeza, con fuerza necesaria para no lastimarla.
-Eres mi Diosa -es la verdad- No puedo más, mi amor me correré. -anuncio por si quiere apartarse pero ella sigue decidida y con mucha más fuerza. Una, dos y tres embestidas más y me derramo en su boca, me sostengo como puedo para no caer.
Se pone de pie y aprecio como brillan sus labios invitándome a comerlos y es exactamente lo que hago, la beso y puedo sentir mi sabor mezclado con el de ella y es una puta delicia, la tomo en brazos haciendo que envuelva sus piernas en mi cadera, aparto un poco sus bragas y me hundo en su interior haciendo que se le escape un pequeño grito que ahoga en mi boca y así en el interior de ella me introduzco en el jacuzzi sentándome la dejo a ella a horcajadas.
-Vamos mi cielo muévete. - le pido pero no comienza a moverse arriba y abajo, sino que hace una danza sensual en círculos, algo que me vuelve jodidamente loco y pierdo la cabeza agarrándola con fuerza desde su cintura y comienzo a follarla como un animal, soy consciente que en este momento no hay nada de dulzura, pero sus gemidos me demuestran que ella lo está disfrutando a lo máximo.
Los primeros rayos de sol comienzan a molestar mis ojos, ¡maldita sea! Se me olvidó cerrar las persianas por la noche.
Busco a mi lado, aún con los ojos cerrados a la mujer que me quita mis sueños, y en estos momentos es la pura verdad, ya que anoche me mantuvo follando durante horas, si porque eso fue lo que sucedió, le había cedido toda mi completa sumisión y no me arrepiento de haberlo hecho, ha sido una noche inolvidable.
No sólo no la encuentro, sino que su lugar en la cama también está frío, lo que significa que hace horas que no está conmigo, me levanto como puedo y corro a encontrar un traje de baño para salir en su búsqueda.
Debe de ser muy temprano. Ya debemos estar en Kefalonia, según el programa deberíamos de llegar durante la noche.
Salgo de mi cabina y al primer lugar que me dirijo para encontrarla es la cocina, porque es al primer lugar donde yo iría en estos momentos, tengo tanta hambre que me comería hasta la comida del perro... si es que tuviera uno.
Para mi sorpresa solo están las chicas del servicio preparando todo para el desayuno.
Luego de salir de la cabina del capitán, me voy directo donde me ha indicado Gianni.
Encuentro una escena única, los colores del sol recién tocando el turquesa del mar, una pintura que la naturaleza se dedica a regalarnos cada día y nosotros no paramos para apreciarlo.
Pero lo que de verdad me corta la respiración es Elpida saliendo del mar, su cuerpo tapado en las partes exactas con un bikini color violeta, el agua que se desliza por su cuerpo, acariciando lo que hace unas horas estuve disfrutando. Su melena negra, la cual estruja para que se vaya todo el líquido restante.
La temperatura no es como al mediodía y ella lo siente ¿cómo lo sé? Muy simple, porque puedo apreciar sus pezones que sobresaltan de la tela que los cubren. Esa imagen despierta al instante a mi fiel amigo, esa es la reacción de mi cuerpo hacia ella cada vez.
- ¿Te quedarás mucho tiempo ahí parado? -se está divirtiendo a mi costa.
Poco a poco comienzo a ir a su encuentro, como un lobo feroz listo para cazar a su presa.
-Resulta, -digo y mi voz sale más gruesa de lo normal- que la vista de una sirena me dejo embrujado. -la escucho reír, y ese es mi canto de sirena. En el momento que está descuidada la tomo en mis brazos y nos lanzo al mar.
Nos sumergimos bastantes metros bajo agua, pero sin ningún problema salimos a flote.
La mantengo pegada a mí cuerpo y ella enreda sus largas piernas alrededor de mi cintura.
-Buenos días amor. -besa y chupa mis labios y eso es lo que me enloquece de esta mujer, donde estemos ella demostrará sus sentimientos.
- ¿Me puedes decir a qué hora te has levantado? -coloco mis manos en su culo y la pego más a mí para que sienta mi creciente erección y oigo como gime.
-No lo sé. -Dice y me regala una de esas sonrisas traviesas- aún no había salido del todo el sol, pero estaba tan sereno que no me pude resistir. -vuelve a besarme.
- ¿Por qué no me despertaste para estar contigo? -chupo su cuello que tiene un sabor salado y a ella.
-Te veías tan lindo, que me dio pena hacerlo. -Me besa en la nariz como un niño pequeño- anoche no dormiste demasiado y quería que descansaras.
-Sabes muy bien que prefiero estar contigo y hundirme en ti. -empujo mi cadera para que me pueda sentir y que le quede claro, ella gime y eso me hace seguir. Con una mano la sostengo aunque no es necesario ya que ella me tiene encarcelado con sus piernas en mi cintura y sus brazos en mi cuello; con los dedos de mi otra mano acaricio su coño que aunque estemos dentro del mar sé que está listo para mí, introduzco dos de ellos en su interior y ella echa la cabeza hacia tras- shhh... tendrás que ser silenciosa o de otra manera seremos escuchados. -se muerde su labio inferior y me mira directo a los ojos.
-Será rápido amor. -digo en el momento que retiro mis dedos y cómo puedo dejo libre mi miembro y logro hundirme en su interior por completo, cosa que la hace ahogar un grito mordiendo mi hombro y la verdad es que no me importa ser marcado por ella.
La tomo por la cadera ayudándole a que me cabalgue con fuerza.
- ¡Por Dios, me estás rompiendo! -dice entre gruñidos.
-Eres mía y puedo hacer lo que quiero contigo. -veo en sus ojos un brillo que nunca antes había visto.
-Sí, soy tuya y tu mío. -me besa con desesperación, queriendo demostrar con eso todos sus sentimientos.
-Lo soy. -le aseguro-. Siempre lo seré. -y así entre promesas y besos llegamos los dos a nuestra liberación. Nos quedamos por un momento tratando de componernos. Cuando lo logramos nos ponemos a nadar por unas pequeñas cuevas, pero no las recorrimos por completo, por única razón que nuestros estómagos se estaban quejando de hambre.
Cuando regresamos al yate, la mesa con el desayuno ya estaba lista y todos en sus sitios, saludamos a cada uno de los presentes y nos pusimos a comer, cuando el ruido de un helicóptero comenzó a molestar, menos mal que había avisado con anticipación y nuestra mesa se encontraba lo bastante lejos para no ser afectada.
Claro ahí venía don Juan, tenía que hacer su súper entrada.
- ¡Wow! -Escucho a Hans-. ¿Puedo ir a dar una vuelta en eso? -pregunta entusiasmado.
-Iremos, pero en otro momento. -lo tranquilizo.
-Ja... tenemos a nuestro Grey. -dice Gaby y no tengo la puta idea de quién es ese Grey pero Elpida y Nefeli se largan a reír dándole la razón.
-Espero que no tenga el cuarto de dolor. -dice mi mujer.
Mientras todas ríen y yo trato de que me digan quien es ese tío del que hablan y el cuarto que nombraron llega mi hermano y no tengo ninguna respuesta.
-Buenos días. -saluda Kyriako repartiendo a cada chica dos besos y a nosotros la mano como todo un hombre de traje.
En el momento que se iba a sentar llegó una de las jóvenes del servicio para tomar su bolso.
- ¿Señor, me da sus cosas para dejarlas en su cabina?
-Sí, gracias. -dijo mi hermano y por primera vez puso atención en aquella mujer que le hablaba y pude ver como su cuerpo se tensó, frunció su ceño y miro extrañado a la chica.
Miré a mí alrededor pero aparte de Elpida que también estaba atenta a lo que sucedía, los demás ya habían vuelto a sus desayunos y conversación anterior. Lo único que salió de la boca de él fue un "tú" que sonó como si le hubieran dado un golpe en el estómago sacándole todo el aire que contenía.
No sabía exactamente lo que sucedía, pero de lo que estaba seguro era que los dos estaban bastante afectados. La joven no le dio la oportunidad a decir nada más desapareció de nuestra vista y en el momento que mi hermano se propuso ir detrás de ella, mi chica ya estaba a su lado sosteniéndolo de un brazo.
-Tranquilo, voy yo. -y sin más se fue, dejando a Kyriako bastante descolocado.
-Vamos. -le hago señas para que me siga y así nos dirigimos los dos juntos al primer nivel del yate donde hay unas hamacas y con mi refresco en manos me siento en una de ellas y justo a mi lado lo hace él.
Después de un momento en silencio, el cual no he querido romper hasta que él demuestre que está listo para decirme lo que sucede.
Kyriako puede que sea mi hermano mayor y que tengamos más de cinco años de diferencia, pero siempre hemos sido muy unidos y nos conocemos tan bien que muchas veces no son necesarias las palabras.
-Athiná. -Lo miro sin entender nada en este preciso momento de que mierda me habla, aunque tengo una pequeña idea de que se trata de la mujer que lo tiene así- Así se llama ella. -aclara.
- ¡Ah!
-Hace dos años la conocí, tuvimos una relación por unos meses y luego desapareció -pasa sus manos por la cara- la busqué. -Me mira- la busqué por donde no te puedes imaginar, pero era como si la tierra se la hubiera tragado.
-Entonces, ella sabía que te vería, quiero decir, si está trabajando aquí.
-No. -Asegura- nunca le dije quién era de verdad.
- ¡¿Qué?!
-Eso. Sabes muy bien cómo se acercan a nosotros solo por conocer nuestro apellido, estoy cansado de eso Laki. -Ese era el apodo que me había puesto desde el día que había nacido-. Y como a ella la conocí por completa casualidad se me dio la oportunidad.
-Pero vivías en una constante mentira. -lo acuso.
-Solo en lo que era mi apellido, mierda hermano, de verdad me enamoré de esta chica y ella demostraba cada día cuanto me quería.
-Entonces ¿qué pasó? ¿Por qué desapareció? -pregunto porque la verdad es que no entiendo nada.
-No lo sé, un día estábamos bien y al otro cuando fui a buscarla a su casa, no había nadie. -Aunque tiene treinta y cinco años, ya es uno de los hombres más poderosos del país y no por el nombre de nuestro padre sino que por su propia cuenta; en estos momentos se ve débil y agotado. Sin pensarlo dos veces paso mi brazo por su hombro en algo parecido a un abrazo, le doy dos golpecitos en su espalda.
-Tranquilo. -Digo- ella está aquí, ahora podrán aclarar de una vez por todo lo que sucedió. -No me responde, así que continuo-. Si es que quieres estar con ella, o sino que te aclare su desaparición y luego te olvidas y sigues con tu vida.
-Es que ese es el problema hermano, -me mira- en estos momentos no sé cómo sentirme por una parte estoy feliz de verla y quiero besarla, abrazarla para no dejarla ir nunca; pero también estoy cabreado hasta donde no te puedes imaginar.
Se pone de pie y saca sus cigarrillos, enciende uno, le da una calada intentando calmar sus nervios, no habla, trata de poner en orden sus ideas, así que simplemente lo dejo.
- ¡Tío aquí estás! -Hans llega a mi lado y me saca de esta tortura.
- ¿Qué pasa campeón?
- ¿Pues qué va a pasar? ¿Es que acaso nos quedaremos todo el día aquí? -cruza sus brazos por encima de su pecho y me mira con una de sus cejas levantada. Este chico si sabe cómo animarte.
-Claro que no, solo tengo un asunto que solucionar con mi hermano, pero ya nos vamos. -Me pongo de pie y le revuelvo el pelo- ¿Ya están listos?
-Sí, mi mami y tía Nefeli se han ido a preparar, a la tía Elpida no la encuentro -al escuchar eso mi hermano se da vuelta y nos mira- y los demás -sigue diciendo el niño-. Como siempre ya están listos y esperando, no mola mucho ser mujer. -dice haciendo una mueca con la boca, algo que hace que se nos escape una carcajada.
-Bueno, avisa que en veinte minutos nos vamos y quién no esté listo se queda.
-Vale, veinte minutos. -asegura y desaparece de la misma manera en que llegó.
- ¿Qué voy hacer? -pregunta mi hermano más para él que para mí.
-El yate quedará casi solo, aparte de Gianni y las chicas del servicio. -Me acerco a él y coloco un brazo en su hombro-. Creo que es hora de aclarar bien las cosas.
- ¿Querrá siquiera hablarme?
-Hermano, en este momento Elpida está con ella, así que te aseguro que si alguien tiene el poder de convencerla, esa es mi mujer.
-Me alegro por ti hermano. -Dice- por fin te ves feliz y la verdad es que te lo mereces como ella.
-Hola guapos. -hablando de mi Diosa, llega me da un beso en la espalda cuando sus brazos se enredan en mi cintura.
No dice nada, solo nos mira y mierda, se ve enfadada ¡Joder hermano! te lo has buscado solito.
- ¿Me seguirás torturando por mucho? -pregunta el un poco molesto al ver que ella no dice nada.
-Da las gracias a que hago solo eso y no te planto una bofetada como te la mereces. -Los dos la miramos sorprendidos- y eso es solo porque ella me lo pidió.
Una pequeña sonrisa comienza a dibujarse en los labios de mi hermano, pero desaparece de inmediato cuando Elpida se le acerca.
-Como mujer te juro que la mentira es la peor traición. -lo golpea en el pecho- y de "Tú" mentira se enteró hace menos de quince minutos - ¡joder, eso es por lo del apellido!- pero sus razones para desaparecer eran demasiado fuertes y no es mi deber decírtelo, así que vete a tu cabina donde te está esperando. -mi hermano quedó tan sorprendido que ni se mueve. Mi chica se le acerca y lo abraza, algo que me produce unos tremendos celos y ganas de golpearlo, pero sé que soy un completo imbécil, así que decido no decir nada.
Algo le dice al oído y él asiente, la separa después de un momento y la mira directo a los ojos.
-Gracia pequeña. -Le dice- por eso traes loco a mi hermano tantos años. -le da un beso en la frente y antes de irse se acerca a mí, susurra un "Cuídala hermano" y desaparece dejándome solo con mi mujer.
-Eres lo mejor mi amor. -la abrazo y me pierdo en su beso.
- ¡Por el amor de Dios encuentren una cabina! -grita Ari al llegar a nuestro lado.
-Lo haríamos pero tengo un compromiso que cumplir -le respondo y sigo- ¿Están todos listos campeón? -le pregunto a Hans que se encuentra justo detrás de nuestro amigo y él asiente-. Pues nos vamos...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro