CAPÍTULO 5
Me levanto de la cama agitada por el sueño tan raro que he tenido. Tomo dos respiraciones profundas antes de dirigirme al baño y entrar en la ducha. Cuando vuelvo a mi cuarto me visto con unos vaqueros negros ajustados, un top gris, unas botas estilo militar y mi amada chaqueta de cuero.
Cojo mi mochila con el logo de Black Veil Brides y agarro una manzana para comérmela por el camino. En la mochila meto el móvil y llevo en la mano las llaves de la moto.
Conduzco mientras me como la manzana. Al llegar algunas personas me miran pero los ignoro a todos. Tiro a un papelera el corazón de la manzana y me cuelgo la mochila de un hombro. Cojo el móvil y lo silencio.
Max y Lucinda están de la mano y Blake detrás de ellos poniendo los ojos en blanco por algo que han dicho. Me acerco a ellos y Blake viene corriendo a abrazarme mientras yo lo miro extraño.
- ¡Eres mi salvación! -me dice Blake cuando deja de abrazarme- estos dos -señala a Max y Lucinda- me van a matar con tanta cursilería y romanticismo.
Yo río y veo como Max y Lucinda lo fulminan con la mirada.
-¿Que os toca ahora? -pregunto- a mi biología.
-Lengua. -dice Max.
-Matemáticas -responde Blake mientras mira su horario, quedan tres semanas para que acabe el curso y no se lo sabe.
-Yo biología. -dice Lucinda- así que vamos juntas, adiós chicos- se despide me agarra del brazo y me arrastra con ella a biología cuando nos despedimos a los chicos, que se van a sus respectivas clases.
A la hora del almuerzo nos sentamos los cuatro acompañados de algunos chicos más que nos caen bien. Son todos parecidos a nosotros, van casi por completo de negro y todos están muy buenos.
Más que buenos.
Interviene mi conciencia, aunque para mi suerte o desgracia no tanto como un chico de ojos esmeraldas, o ámbar en algunos casos.
Comemos y charlamos de cosas sin mucha importancia hasta que suena la campana. No estoy muy pendiente a la conversación, pero ellos no se percatan de ello, así que no comentan nada al respecto. Después de comer me toca francés, al igual que Max así que vamos juntos.
-Lucinda y tú hacéis buena pareja -le digo mientras vamos a clase.
Él me sonríe y me cuenta que lleva gustándole Lucinda desde hace unos meses, pero no se lo había dicho a ella ni a nadie porque pensaba él no le gustaría as ella. Yo lo miro asombrada ya que no tenía idea de eso. Él ríe por mi expresión. Los dos se lo tenía bien callado.
Llegamos a clase y entramos. En primera fila está Esteph y su séquito de amigas. Y como no ellas son las más perras, y no lo digo por como visten, su exageración de maquillaje o su ropa corta y estrecha, pienso que una mujer puede vestirse y hacer lo que le plazca con su cuerpo, pero ellas son unas perras, las más perras de todo el instituto. Hacen la vida imposible a mucha gente, sobretodo chicas, las que ellas dicen que no son tan guapas o tan delgadas como ellas. Han hecho tantas cosas por acostarse con un chico con novia que dan asco, buscan romper relaciones, se acuestan con un chico y al día siguiente lo presumen, la novia de ese chico se entera y queda humillada, pero el chico queda empoderado y las perras, como yo las llamo disfrutan así.
Paso de ellas y me siento al lado de Max en última fila.
La clase es muy aburrida y las que le siguen después no se le quedan atrás. Al sonar la última campana me despido de mis amigos y salgo a la calle. Al lado de mi moto hay otra moto y en ella apoyada esta Luke. ¿Este es millonario o que?
Es el alfa de los alfas, así que si es millonario y más seguramente.
Me recuerda mi conciencia.
Me acerco a él y, a su esplendida y gran moto. Es enorme y no puede evitar fijarme en ella.
-¿A donde vamos a ir? -pregunto.
Supongo que esto es una cita, aunque no estoy segura.
-A un bar que queda a dos calles de aquí. -responde.
Yo sonrío y asiento. Saco las llaves de mi moto y me monto en ella.
Yo lo detrás de él, siguiéndole. Llegamos a un pequeño bar que no esta muy lejos, aunque si bastante lleno. Cuando entramos un dulce olor a chocolate caliente recién hecho. Pedimos algo para comer y nos sentamos en un pequeño sofá en una de las esquinas del establecimiento.
-¿Que tal si jugamos a las veinte preguntas y así nos conocemos mejor?.
Asiento, y veo que esto es muy cliché. Él es el primero que pregunta.
-Nombre completo.
-Becky Anastasia Fox. -respondo, admitiendo cual es mi segundo nombre, el cual odio- ¿El tuyo?
-Luke Alexander Smith.-dice.
-¿Qué edad tienes? -pregunto dándole un bocado al donut que me estoy comiendo, tendré que hacer bastante ejercicio después, porque como siga comiendo así voy a engordar un montón sin remedio.
-Veintitrés -responde él.
Y veo que acerté cuando calcule mentalmente su edad. Es dos años mayor que yo, no es mucho.
-Yo veintiuno - él asiente en respuesta.
Veo como la duda se asoma en sus ojos antes de preguntar:
-¿Como sabias de la existencial de los hombres lobo? -pregunta currioso, es raro que una humana sepa de su existencia, y yo lo sabía.
Inmediatamente me vienen recuerdos de cuando vivía, de pequeña, en mi manada y esperaba feliz mi primera transformación pero ahora nada de eso es posible, me lo quitaron todo. Decido contarle la verdad, no hay razones para ocultarle algo.
-Antes vivía en una manada, feliz y esperando mi primera transformación. -suspiro antes de continuar y evito mirarle a los ojos- Todos los niñas esperamos ese día con ansia, pero un día vampiros y brujos atacaron. Mi padre y abuelo murieron, y no los volví a ver nunca. Yo, con mi abuela, logré escapar. Ahora vivo con mis tíos que son humanos y mi abuela, que ya es muy anciana para transformarse y vive en un pequeño piso a las afueras.
Cuando giro mi cabeza y volvemos a conectar me doy cuenta de que él no ha apartado la mirada de mí.
-Sabes -comenta- llevó buscándote desde hace más de quinientos, tengo veintitrés años en apariencia de hombre, pero en edad lobuna tengo quinientos veintitrés años.
Yo lo miro boquiabierta.
-Eres un viejo! -gritó/susurró haciendo que él ría y yo lo acompañe,- aunque te conservas bien.
Seguimos hablando y descubro que su color favorito es el negro, al igual que el mío, su manada está a una hora en coche de aquí. Me informa un que son muy buenos luchadores, la manada más fuerte que hay. Y que cuando termine el curso en la universidad me tendré que ir a vivir con él, ante eso yo trago saliva fuerte, no quiero cambiar así mi vida, estar rodeada de hombres lobo... siento que esa vida ya no es para mí, la deje atrás hace diecisiete años.
Le digo que me lo pensaré, pero se que tiene razón, al encontrar a tu mate y estar separado nos puede hacer daño física y mentalmente, aunque no quiera, se que lo tendré que hacer.
Tiene una hermana de siete años, su padre -antiguo alfa de los alfas y señor que se está haciendo cargo de la manada mientras él no está- y su madre están en su manada, él me asegura que seguro que les caeré bien, eso espero.
Dice que a los doscientos años de no encontrarme se volvió un mujeriego, yo no me enfado por eso, en realidad lo entiendo. Él asegura que ya no volverá a estar con ninguna mujer por que me ha encontrado. Y yo me derrite un poco cuando me lo dice y espero que sea así si no se va a enterar de quien es Becky Anastasia Fox.
La tarde se nos pasa volando y llega la hora de despedirnos, aunque él decide acompañarme a mi casa.
-Hasta mañana -me despido.
Las dos motos están aparcadas en la puerta de mi casa. Yo tengo que entrar ya, pero en realidad no quiero despedirme de él.
-Adiós, nena.
Se acerca a mi y me acorrala contra la pared de mi casa. Se me acelera la respiración al igual que él. Posa sus manos en mi cadera y a mi se me eriza toda la piel. Joder, me afecta demasiado que este tan cerca de mi.
-¿Luke... que.. qué ha... haces...? -balbuceo, viendo que la conexión entre mi cerebro y mi boca falla.
Me calla posando sus labios sobre los míos.
Al principio no no lo sigo pero al cabo de unos segundos si. Y es la mejor sensación que he tenido en mi vida.Él aprieta mi trasero haciendo que yo gima y aproveche para introducir su lengua en mi cavidad vocal. Joder, besa tan bien. Llevamos una guerra con nuestras lenguas hasta que nos quedamos sin respiración. Y para mi mala suerte tenemos que separarnos.
Él se separa de mí y posa sus labios en mi cuello. Y yo suspiro ante su gesto.
-Esto sí es una buena despedida -susurra en mi oído.
Me da un último beso y se dirige a su moto. Se monta arranca y observo como se va a toda velocidad, desapareciendo de mi vista. Salgo de mi trance por el beso al cabo de algunos minutos.
VOTEN Y COMENTEN 🥰
JULY
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