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Caballo que trota

Caminaba por los pasillos del instituto camino al salón, y a medida que iba avanzando, escuchaba más y más bullicio.

Por supuesto, no me sorprendí al ver a Milo peleando con DM en las escaleras; mientras que muchos los insitaban a seguir.

-¿Pero qué...

-Increíble como algo puede escalar tan rápido.

Casi muero del susto al escuchar la voz de Camus. Este apareció a mi lado tomando su juguito en caja.

Tengo que ponerle un cascabel.

-¿Por qué se están peleando? -pregunté.

-Bueno... cuando llegue ya estaban discutiendo. Me acerque a ellos para llevarme a Milo y cuando estaba a punto de hacerlo, DM me dijo: "Bombón, que bueno estas", y ya sabes el resto -explicó.

-¿Por qué no los volviste a detener?

-Lo intente; pero ninguno me hizo caso. Poco a poco empezaron a llegar los demás, así que decidí unirme como espectador -aclaró, bebiendo de su juguito.

Sería inútil intentar separarlos en este punto; así que al igual que todos, me limité a ver los golpes y patadas que se daban ese par.

Por un momento aparte la vista de los protagonistas del momento y la pasee en la gente que se encontraba en el lugar, rápidamente encontré al peli-lila que sobresalía del resto por obvias razones. Se encontraba reposado en la esquina de los casilleros, viendo en silencio como esos dos se sacaban la madre.

-¿Por qué no vas con él? -llamó la atención el que tenía al lado.

Voltie mi vista hacía donde estaba y con ignorancia pregunté-: ¿Ir con quién?

Camus bufó y negó con la cabeza, mientras fruncia el ceño.

La pelea se vio interrumpida por una tercera persona que se hizo presente en el lugar, con intenciones de separar a los dos pelis azules.

-¿Qué les pasa? -habló firme.

-Ese mal parido vio demás a mi novio -gritó Milo, con furia.

La mayoría de los presentes dirigieron su mirada hacía Camus, el cuál se limitó a ponerme en frente como escudo.

-Estoy seguro que el pobre sufre al tener un novio que apenas lo puede proteger -soltó DM.

Milo se prendió en llamas, y hubiera tirado una patada mortal de no ser por la persona que los detuvo anteriormente.

-¡Ya es suficiente! Ambos darán una vuelta por la oficina de la señorita Saori.

El peli azul tomó de la muñeca a los otros dos pelis azules, y casi arrastrandolos, se los llevó del lugar.

Todos los presentes empezaron a movilizarse, mientras murmuraban.

-¿Estará bien?

El mirada fría suspiro y negó con su cabeza.

-Camus, Shaka...

Una voz dulce llamó nuestra atención. La persona dueña de la voz se detuvo junto a nosotros con el aura calida que lo caracterizaba.

-¡Buenos dias Mu! -exclamé, sonriendole.

-Buenos dias Mu -Saludo Camus.

El borreguito devolvio el saludo y dijo con preocupación-: ¿Creen que Milo estará bien?

-Estará bien, no tengo pruebas pero tampoco dudas -contesté.

-Iré a abogar por su pellejo -hizo saber Camus-. Nos vemos después.

Camus camino hacia la dirección por donde los tres peli azules se habían ido.

-¿En serio crees que Milo estará bien? -dijo entre murmullos el peli lila, y formando un puchero con su boca.

-Estoy seguro -limité mi respuesta-. ¿Tan preocupado estás por él?

-Claro que sí -afirmó con la cabeza en alto-. Además también está DM.

Solté una risita t negué con mi cabeza.

-Tranquilo, estarán bien.

El borreguito sonrió y exclamó-: ¡Tienes razón! Además, Saga está con ellos.

Sentí como si me hubieran dado un golpe en el estómago y no pude evitar reflejar mi molestia a través de un sonido ahogado.

-¿Eh? ¿Estás bien Shaka? -pregunto desconsolado.

-¡Ah! Si, si estoy bien -tosi un par de veces, y sonreí de nuevo-. ¿Vamos al salón?

Mu sonrió y asintió con su cabeza.

-¿Después de clases?

Milo asintió con desánimo, mientras Camus acariciaba su espalda.

-Mira el lado positivo ¡Ya no estudiaras para Matemáticas y cálculo! -recalcó Aioria.

El que estaba sufriendo levantó su puño hacía donde estaba el castaño, con intención de pegarle y cerrarle la boca.

-¡No hablo! ¡No hablo! -grito asustado el pobre Aioria.

-Lamento tu mala suerte amigo -hablo Shura.

Milo negó con la cabeza y dijo-: Es un pequeño precio que tengo que pagar para proteger el honor de Camus ¡No me arrepiento de nada!

El peli azul se aferró a la cintura del mencionado, que mostraba un sonrojo en la punta de sus orejas.

-¿DM se quedará también?

Milo asintió con una expresión en su rostro que demostraba repulsión.

-¡Oh! Mu perdoname -manifestó Milo, como si se recordara de algo.

El mencionado levantó un ceja y la expresión en su rostro mostraba confusión.

-¿Por qué? -pregunto el peli lila.

-No podré acompañarte a casa hoy -aclaró el peli azul.

Mu sonrió y negó con su cabeza.

-No es problema, puedo irme solo. No soy un niño que no sabe el camino a su casa ¿Sabes?

-Si pero podría pasarte algo de camino a casa, ya sabes, por tu...

El peli azul se detuvo en seco, como si lo que estuviera a punto de decir iba hacer que su lengua ardiera.

-¿Pero que cosas dices? ¡Ya te dije que estaré bien! -exclamó Mu, con buen humor.

-Yo... cof* puedo acompañarte si quieres.

Esa simple oración hizo que me ganará las miradas de todos, haciendome sentir incómodo. No dije nada fuera de lugar ¿Verdad?

-Te lo agradezco, pero vivinos muy lejos ¿No lo crees? No quiero causarte molestias -rechazo, con una sonrisa.

-¡No!.. no... cof*... no es ninguna molestia, no hay problema si llego un poco tarde a casa -insistí entre murmullos.

-¿Estás seguro?

Moví rápidamente mi cabeza de arriba a bajo, sin ninguna pizca de duda en mí.

-¡Esta bien! Si no tienes problema con ello, no me molesta -exclamó.

Sonreí de igual manera, pero lo deje de hacer al notar las reacciones de los demás.

Shura y Aioria estaban de espaldas abrazandose a ellos mismos, mientras movian sus manos por sus espaldas. Les hice señas a los dos graciosos para que se detuvieran antes de que Mu se diera cuenta y se incomodara.

-Bueno, al menos no se va a ir solito -murmuró Milo.

Eso era nuevo. Normalmente se niega un par de veces antes de que acepté dejar ir a su "pequeño" conmigo, pero su cambio no es algo que me desagrade.

Estaba parado en una esquina esperando a que Mu terminará de hablar con ese engreído.

Había salido hasta ahora ya que el profesor Docko me pidió que le ayudará con unos documentos, le dije a Mu a que se alentara y me esperará en la entrada. Ya se inaginaran mi sopresa al ver a Saga hablando con Mu cuando llegué.

No me acerque más solo por educación, pero mientras más veía, más rápido se iban perdiendo mis principios.

Una caricia en la suave mejilla del peli lila fue lo que hizo que actuara.

-... Tienes a alguien detrás de ti.

-¿Shaka? -nombró Mu desconsolado, al notar mi presencia.

Me había colocado detrás del borreguito para no verme tan mal educado y fingir un poco.

-Ya termine Mu ¿Nos vamos? -propuse, sonriendole.

-¿Nos va... ¿Él es el que te acompañara? -habló el peli azul, levantando una ceja.

El borreguito sonrió y asintió con su cabeza-: Saga él es Shaka.

-Un gusto -saludó, con un tono más seco que el desierto.

-Mn.

-Hombres de pocas palabras -mencionó, pero no respondí.

-Shaka ¿Qué tienes? -pregunto el peli lila.

Cambié mi expresión dura solo para sonreirle a Mu.

-Nada ¿Por qué tendría algo? Deberíamos irnos, se nos hará tarde.

-Tienes razón -respondió sonriendo-. Nos vemos mañana Saga.

-Vayan con cuidado. Cuándo llegues a casa llamame ¿De acuerdo?

¡Pf! ¿Quién eres? ¿Su papá?

-De acuerdo.

Saga fijó su vista en mí, y con una sonrisa demasiado forzada pidió-: Cuidalo.

-No lo tienes que pedir -respondí, sin fingir ni una pizca de amabilidad.

Tome al borreguito de la mano y nos aleje lo más rápido que pude del lugar.

Ninguno de los dos habló hasta después de medio camino.

-¿Qué te pico? -llamó la atención mi acompañante.

-¿¡Eh!?

-¿Por qué te pusiste a la defensiva con Saga?

-¡Pf! ¿Quién se puso a la defensiva?

-Tú -se limitó a responder.

-¿Por qué tendría que ponerme a la defensiva?

-No lo sé, tú dime.

-Considero que no viste bien -exclamé ofendido.

-Si tú lo dices -habló entre dientes-. Que raro eres.

-Lo se. Nací raro, soy raro y me voy a morir raro.

-Bajale a tu tono -ordenó, mostrando molestia.

Cerré la boca ¡Por voluntad propia! No por qué él me lo ordenara, ni por miedo a que se fuera a molestar y ya no me quisiera hablar.

-Suelta mi mano.

-¿¡Eh!?

El borreguito se limitó a señalar hacía nuestras manos unidas.

¿Pero por qué quería que lo soltara? Así estabamos bien.

-Considero que no hay necesidad de eso.

Mu fruncio el ceño y empezó a apretar mi mano al punto de que empezará a doler.

-¡Ay! ¡La suelto! ¡La suelto! -me resigne.

De mala gana separé nuestras manos. Se mira todo delicado y frágil, pero su fuerza es todo lo contrario.

Seguimos caminando en silencio un buen rato, hasta que de pronto ya no escuche más pisadas detrás de mí.

Al voltear a ver, pude notar que Mu se había detenido unos cuantos pasados detrás de mí, se miraba como si fuera a...

Logre atraparlo antes de que callera al suelo.

-¿Mu? -llamé, intentando no mostrarme alarmado.

-Nms... Estoy bien, solo me marée un poco -hablo, con un hilo de voz.

-Estas frío, y te miras un poco pálido ¿Seguro que no es nada más?

-No soy mentiroso.

-...

Cuando me asegure que estaba bien, le ayude a que se estabilizara.

-¿Puedes caminar? -pregunte.

-¡Pf! ¡Pero claro! -contestó, pero luego su expresión cambio al igual que su tono de voz-. Aunque... me están empezando a doler las piernas y no quiero caer de nuevo.

-¿Qué puedo hacer para ayudarte?

El borreguito me regaló una sonrisa, y con la misma dulzura en su voz dijo-: Pues...

Tengo que aprender a no dejarme manipular por unos ojitos lindos.

-¡Arre, Shaka! ¡Arre! -gritaba intusiasmado el joven en mi espalda.

Ya que sus piernas se "debilitaron" después de decir que podía caminar perfectamente, como buen futuro esposo que soy le pregunte que podía hacer como un idiota ¿Y qué creen? Me pidió esto ¿Y qué creen que hizo cuando me negué? Así es, me puso ojitos de tacuache aplastado y al final termine sediendo.

-¡Ay! No jales mi cabello -pedí.

-🎶 Caballo que más le trote si, caballo que más le trote no, caballo que más le trote, le mando, le mando una burra. Más, más, más, y a trotar y a trotar. Más, más, más, y a trotar y a trotar. Cuaco, cuaco, cuaco, cuaco malo. Cuaco, cuaco, cuaco, cuaco ¡Yahaay!🎶

-Lo disfrutas ¿Verdad?

-¡Shi!

-Tienes maldad en tu corazón.

-Pero así me quieres -exclamó, abrazando mi cuello, y frotando su mejilla contra la mía.

Sonreí ante tal acción y sentí mis mejillas un poco calientes.

-¿Oh? ¿Por qué tu mejilla está hirviendo?

-¡No lo está!

-¡Aquí es! -exclamó, señalando la casa.

Quién lo diría, su casa si está en frente de la casa de Milo.

Al llegar a la puerta lo baje, y por arte de magia sus piernas retornaron toda su energía y salió corriendo a tocar el timbre.

-Linda casa -hable, acercandome a él.

-Te la regalo -bromeó.

-Solo si tú vienes incluido.

-¿Qué cosa?

-¡Nada! Qué no cof* tengo calor.

El peli lila soltó una risa traviesa y se acercó más a mí.

Sin permiso, se abalanzó sobre mí, rodeando mi cuello con sus brazos. Por reflejo, posé mis manos en su cintura.

-¡Mu! -grite, por la sorpresa.

-¡Mis piernas no sirven! -canturreo, con buen humor.

-¿No te enseñaron a no tirarte de ese modo? -regañe con cariño.

-Shaka es lindo cuando se avergüenza.

-Mn ¿Quién está avergonzado? -hablé entre dientes.

Dirigí mi vista al que tenia en brazos. Una gran sonrisa, y unos ojos brillantes con un tono carmesí debajo de ellos me recibieron, haciendo que devolviera la sonrisa.

-¿Interrumpo algo?

Continuara 🐑

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