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Capítulo 2

La soledad de la habitación lo asfixia, a pesar de estar completamente iluminada tanto por luz natural como por luz artificial Taehyung la siente en completa oscuridad. Su alma se siente vacía. Su corazón está en completa penumbra. Su mente se niega a aceptar lo que pasó, su lobo parece haberse ido a un lugar muy lejano. No responde, sólo suelta aullidos lastimeros, el calor desapareció, se apagó. Taehyung se siente desecho, desamparado y olvidado. ¿Cómo es que el destino decidió jugarle de esa forma? ¿Qué hizo él para merecer tal castigo? ¿Por qué arrebatarle todo de la peor forma posible? No lo comprende, no lo entiende. Una lágrima solitaria y ácida recorre su mejilla, está cansado de llorar, pero quiere seguir haciéndolo.

No se da cuenta de los golpes en la puerta y mucho menos de cuando alguien entra a su habitación, sin embargo, es la voz de la enfermera SoHee que lo saca de su lío de pensamientos.

—Señor Kim, haré el chequeo correspondiente —anuncia la enfermera para comenzar a checar su presión arterial y demás signos. — ¿Ha sentido alguna molestia en su brazo y pierna?

Taehyung no quiere responder. No encuentra la fuerza para hablar, sin embargo, lo hace.

—Sólo picazón —su respuesta es concisa, su mirada perdida en la ventana. La enfermera asiente y para no incomodarle observa disimuladamente la gasa que cubre su marca, no hay sangre visible. Cuando está a punto de retirarse su vista recae en una mancha, una mancha que anhela vida, una vida que ya no está.

—Señor Kim, debo cambiarlo —dice sin entrar mucho en detalles, sabe que es un tema difícil, sabe qué tan doloroso es. Taehyung por fin voltea a verla sin comprender a qué se refería, acababan de bañarlo y cambiarlo en la mañana, no entendía. Un chillido de su lobo le agita el corazón, presta atención a la mirada de la enfermera SoHee y es ahí cuando lo comprende, baja su vista a su bata de hospital y lo ve, una mancha, una mancha de lactancia.

Las lágrimas no tardan en agruparse en sus ojos, arden, ignora el dolor en sus articulaciones y en su ojo izquierdo. Ese dolor no es nada comparado a lo que duele su alma. Su alma está destrozada, su lobo no deja de llorar. Taehyung se pregunta cómo es que todo puede derrumbarse tan fácil, no se suponía que las cosas fueran así. Esa mancha de leche no debería de doler así. Las lágrimas corren por sus mejillas, y el dolor en su garganta es agudo, quiere gritar, quiere llorar, quiere ahogarse en sí mismo y nunca más despertar.

—Taemin… Está leche era para mi pequeño Taemin —su voz rota, rota al igual que todo él. —¡¿Dónde está?! ¡Quiero a mi niño! ¡Denme a mi niño! ¡Llévenme con él! —Los gritos desesperados del omega alteran a la enfermera SoHee, el ritmo cardíaco de Taehyung rápidamente elevándose, se mueve como puede en la camilla, importándole poco su salud y lesiones. La enfermera presiona el botón ubicado a un lado de la cama para pedir ayuda. Los demás enfermeros y el doctor no tardan ni dos minutos en llegar, son conscientes del caso tan complicado que enfrentan, y saben que es cuestión de tiempo para que todo vaya en picada.

—Enfermero Cha, una dosis de benzodiacepina —indica con rapidez, tratando de sujetar a un Taehyung frenético por las emociones. Aplica la dosis y poco a poco el omega se relaja. Su voz pierde fuerza y sólo los susurros anhelantes son escuchados.

Susurros que aclaman a su cachorrito Taemin.

Susurros que aclaman a su pequeño Seokmin.

Susurros que aclaman a su alfa Seokhwa.

Susurros que aclaman a su familia.

Antes de salir de la habitación el doctor vuelve a revisar los signos del omega, asegurándose que poco a poco su presión baje de nuevo. Al salir se topa a Yeosang, el alfa luce bastante mal, las ojeras en sus ojos siendo más que notables, la ropa arrugada, los cabellos despeinados.

—¿Cómo está? Llegué y la enfermera me dijo que lo tenían que sedar —su preocupación es palpable, el doctor no sabe ni cómo decirlo, bastante tuvo con decirle sobre el fallecimiento de sus sobrinos y de la pareja de su hermano.

—Señor Kim, tuvimos que sedar a su hermano debido a una fuerte crisis que presentó. Tenemos miedo de que se haga daño, él está muy dañado, su lobo está muy dañado —dice con sinceridad, notando el temblor de manos en el joven frente a él.

—Pero ¿mejorará? —una pregunta con miles de probabilidades, su corazón desea que sean más buenas que malas. El doctor traga con pesadez. Yeosang siente su alma caer.

—Honestamente las probabilidades son nulas, es cuestión de tiempo para que su hermano caiga en una depresión profunda y su lobo muera. Si eso sucede no podremos hacer nada más por él. Señor Kim, el omega Taehyung perdió toda razón para vivir, perdió todo de golpe —la completa honestidad en sus palabras logra estremecer a Yeosang, en qué momento pasó todo esto. El alfa siente su corazón oprimirse. — ¿Ya se comunicó con sus padres?

—Sí, lo hice desde ese día, sin embargo, por el clima en Tailandia no habían podido viajar, llegan mañana —avisa, el doctor asiente y parece debatir entre si decirle algo o no. — ¿Pasa algo más?

—Verá, la situación del joven Kim es delicada, medicamente estamos haciendo todo lo posible para salvarlo, tanto a su lobo como a él —comienza, pero Yeosang presiente que lo siguiente que saldría de sus labios terminaría de romperle el corazón. — Pero, en caso de que su lobo muera el joven Kim quedaría en coma. Su corazón no lo soportaría, una depresión, pero en sueño, sin esperanzas de despertar. Tienen que estar preparados.

Preparados.

¿Cómo te preparas para enfrentar a la posible pérdida?

¿Cómo te preparas cuándo aún no terminas de enterrar a los que recién se fueron?

Sus papás aún no llegaban, ¿cómo les diría esto?

El alfa deja correr las lágrimas que llevaba aguantando desde aquel día del accidente. Qué más daría él por regresarle su vida a su pequeño hermano, qué más daría él por quitarle el sufrimiento y darle paz y felicidad. Se dirige al área de espera topándose con un alfa de mirada apagada y olor agrio. Yeosang lo entiende y desea que pronto acabe su dolor, que pronto la tormenta cese y el sol vuelva a brillar.

Una semana y tres días habían pasado desde que su omega había muerto y desde que su pequeña cachorra luchaba por su vida. Una semana y tres días desde que Jungkook se siente muerto en vida. La esperanza es casi nula, sin embargo, el alfa mantiene la fe, tiene fe en que el destino no es tan malvado, tiene fe en que la vida no será tan cruel con una pequeña niña. Tiene esperanza en que sí existe una posibilidad de que todo salga bien. De volver a casa.

Suelta un suspiro de frustración, su alfa se encontraba arrinconado, triste y desolado desde ese día después de desmayarse, sólo sale cuando le permiten cargar a su pequeña Goo. La explicación del doctor fue simple: “Tantas emociones en poco tiempo surgieron un efecto negativo en su alfa, la pérdida no es fácil de soportar y su lobo se niega a aceptarlo, se niega a aceptar que lo está perdiendo todo.” Palabras concisas pero duras. Jungkook no sabe cómo está de pie todavía. Voltea ver a su padre quien cabeceaba sentado en el sillón de la sala de espera del área de pediatría, al verlo tan cansado y preocupado le genera sentimiento, quiere llorar como un niño pequeño y refugiarse en los brazos de su padre, y justo eso hace. Camina hacia él y se sienta a un lado apoyando su cabeza en el hombro, aspira hondo llenándose del cítrico olor a mandarina, y eso es todo, se rompe. Inevitablemente su padre se tensa en preocupación, abrazando rápidamente a quien siempre sería su cachorro.

—Mi niño, mi pequeño gran alfa —su voz es tranquila mientras acaricia con parsimonia su espalda. Jungkook deja todo salir, las lágrimas fluyen, su olor a chocolate se vuelve triste.

—Papá… Ya no sé qué hacer —su voz sale entre hipidos, aferrándose al omega que lo esperó con tanto cariño, al omega que lo vio crecer y que siempre ha estado para él. — ¿Qué voy a hacer si pierdo a mi cachorra? No la quiero perder a ella también, papá. Si ella se va me muero.

El llanto desgarrador de su hijo le destroza el corazón, KookGi nunca había visto sufrir así a su pequeño alfa, y de todo corazón él deseaba que ese sufrimiento acabara, él deseaba que su pequeño alfa deje de llorar y sufrir que mejor ría con felicidad y sea amado profundamente.

—No digas eso Jungkook, van a estar bien. Así tenga que arrancarme el alma como tributo para tu felicidad, lo haré —asegura con firmeza, Jungkook sólo llora más y más, soltando todo aquello que había estado guardando esa semana. Agradece tanto el tener a su padre con él.

Luego de unos minutos logra calmar un poco su llanto, conteniendo la respiración cuando ve al doctor acercarse a ellos, su expresión no le gusta, su expresión le asusta. Siente a su lobo llorar.

—Señor y Joven Jeon, lamento informarles que no tengo buenas noticias.

Su alma, su alma siente miles de cuchillas atravesarle el cuerpo, su lobo siente como le arrebatan un pedazo de su corazón, su corazón siente como los latidos se detienen. Jungkook… Jungkook siente dolor, mucho dolor, un dolor insoportable.

Su padre lo sujeta con más fuerza a la espera de las palabras del doctor.

—Hable, por favor —KookGi pide, soltando feromonas tranquilizantes buscando que estas surjan efecto en su hijo.

—El tratamiento no está funcionando, rechaza la comida, la leche, el medicamento no está siendo aceptado por su cuerpo, sólo duerme, parece no querer despertar. Sólo está despierta cuando usted está con ella, pero su cuerpo sigue débil, su lazo no es suficiente —cuchilla tras cuchilla, Jungkook no quiere que siga. — No quiero decirles esto, pero si la pequeña continúa así deben prepararse para lo peor.

“Deben prepararse para lo peor.”

Deben prepararse…

Prepararse para lo peor…

Lo peor…

Prepararse.

Las palabras del doctor resuenan con fuerza en su cerebro, como un choque, como una bala. El jadeo de tristeza de su padre suena lejano a pesar de tenerlo a menos de medio metro de distancia. Siente como sus piernas fallan y cae en el sillón, cae, así como toda esperanza que juntó. Cae como todas aquellas experiencias que se imaginó con su cachorra y su omega.

Gayoung sonriéndole a Goo y a él. Gayoung cargando a la cachorra. Él abrazándolas y dándoles mimos. Ellos peleando por ser la primera palabra de Goo. Él viendo con asombro y orgullo los primeros pasos de su pequeña. Goo riendo. Goo viviendo. Todo cae.

Capítulo 2 y la verdad es que sigo en shock, extrañaba mucho escribir.

Espero les guste!!!

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