XIV. Mentiras
Mierda... Nate me está llamando.
-Tengo que contestar -digo.
Me pongo la ropa interior rápidamente y cojo el móvil, temblando, tengo miedo. Mucho miedo. Me encierro en el baño y contesto a la llamada.
-Hola, Nate -saludo yo, tan natural.
-¿Dónde estás? Es la una de la mañana -pregunta-. Ya he terminado de trabajar, y no te encuentro. Tampoco encuentro a Brooks.
-Eh... Verás... -¿Qué le digo? ¡Ya sé!-. Es que le he acompañado al FBI, querían interrogarle de nuevo.
-Bueno, no tardes, porque tengo que hablar contigo.
¿Que quiere hablar conmigo? ¿Sobre qué? ¿Acaso...? ¿Acaso ha encontrado la nota? No, por Dios, lo que me faltaba ya.
La angustia se apodera de mí, la sorpresa se refleja en mis ojos. Lo peor que me podía pasar se puede haber hecho realidad. Mi mano no deja de temblar, el simple hecho de que Nate haya encontrado la nota que me dejó Brooks 2 hace que mi corazón se encoja.
-¿Sobre qué?
-He encontrado a alguien para trabajar con nosotros aparte de Brooks 2 -explica. Suspiro aliviado-. No te preocupes, es una chica. Eslovena, como tú. Y es lesbiana, así que no te preocupes porque no se pillará por ninguno de los dos. A menos que le parezcas una chica -suelta una carcajada.
Una chica lesbiana trabajando con nosotros, que somos pareja... Esto no se lo cree nadie. Pero no parece tan mala idea, no tengo que preocuparme si se enamora de mí o de Nate. Y es eslovena, qué alegría. Así puedo hablar con alguien de mi país. El tiempo que llevo yo sin hablar esloveno... Los pensamientos de antes no cuentan.
Sonrío, el alivio hace que mi corazón siga latiendo, y mi mano deja de temblar.
-Vale, ¿cuál es su nombre? -le pregunto, curioso, haré lo que sea para no volver allí-. ¿Cómo es?
-Se llama Jolanda Novak, tiene dieciocho años, es muy inteligente y bastante simpática. Su novia también puede servirnos de ayuda, ha dicho que es detective. Se llama Avgusta Kopitar, de veinte años...
No escucho nada más a partir de ahí. "Kopitar"... Ese apellido... Es de un amigo de mi padre. Esa chica es su hija, era una de mis mejores amigas antes de que... Llegara a la Wammy's House después de la muerte de mi padre. Kopitar nunca me ayudó, Avgusta se sintió muy mal, y nunca supe nada más de ella.
De hecho... Fue la primera persona de la que me enamoré... Hace quince años. Tal vez pueda volver a recuperar su amistad. Sí, pero no te dejes llevar, Mihael, ella tiene novia, es lesbiana, le gustan las mujeres. Y yo tengo a Nate, le amo con locura, y me siento muy culpable por ponerle los cuernos.
Tranquilo, todo estará bien. Voy a volver a ver a Avgusta... Qué bien, qué alegría.
-Mihael, ¿me estás escuchando? -vuelvo a la realidad-. ¿Pasa algo?
Voy a decírselo, no puedo decirle que Brooks 2 me ha amenazado con matarle si no follo con él, pero puedo decirle que conozco a una de las candidatas.
-Resulta que Avgusta era mi amiga de la infancia -le explico-. Y la primera persona de la que me enamoré. Pero no te preocupes, lo tengo olvidado, no siento nada por ella.
Se queda unos segundos en silencio, claro, no es muy agradable que te digan que tu novio va a reencontrarse con la primera persona por la que sintió algo más que amistad. Pero no pasará nada, yo quiero a Nate con locura y nada podrá cambiar eso. Ni nadie.
-¿Puedo confiar en tu palabra? -me pregunta-. ¿Me prometes que no pasará nada entre ella y tú? Quiero decir, no sólo romperás nuestra relación, Avgusta parece querer mucho a Jolanda.
Puedo prometerlo... Pero no estoy seguro de que se vaya a cumplir esa promesa. Puedo prometerlo... Pero creo que ese amor que le tuve a Avgusta puede surgir de nuevo. Aún así, eso fue hace mucho tiempo, así que voy a prometerlo... Por Nate.
-Sí, Nate, te lo prometo -le digo, ocultando la inseguridad de mis pensamientos-. Evitaré que pase algo entre Avgusta y yo. ¿Necesitas que te lo de por escrito?
-No, si sé que puedo confiar en ti es suficiente -siento su sonrisa al otro lado-. ¿Os queda mucho? ¿Ya han terminado de interrogar a Christopher por segunda vez?
-Sí, ya estamos de camino a casa. Te veo ahora. Te amo, Nate.
-Yo también te amo, Mihael. Te espero en la habitación para hablar de Jolanda y Avgusta.
Cuelgo, sonriendo, al final no van a ser todo desgracias. Salgo del baño, suspirando, me encuentro a Brooks 2 ya vestido, con mi ropa entre sus manos. Me lo lanza todo a la cara, me contengo para no meterle dos hostias, y vuelvo a entrar en el baño para vestirme.
[...]
Y estamos de vuelta en el edificio de la ICE, el viaje ha sido muy largo, a pesar de que está a la vuelta de la esquina, y muy silencioso. Ni Brooks 2 ni yo habíamos hablado, yo por odio, y seguro que él porque lo encontraba innecesario. Yo me mantuve lo más lejos de él que pude, lo que me faltaba era que Nate nos viera tan apegados desde la ventana.
No sé cuánto tiempo durará lo de ser el esclavo sexual de este imbécil, pero espero que no sea por tiempo. Espero que no sea como su hermano, quien siempre insistía, nunca se cansaba de joder, y eso. Ya he hecho la parte difícil, que era entregarme. Ahora sólo queda obedecer todas las órdenes que me de sin rechistar. Voy a acabar convirtiéndome en Sebastian Michaelis, y no me entusiasma mucho, siendo franco. No quiero. Me niego. Pero no dejaré que le haga nada a Nate tampoco. Si alguien debe morir aquí soy yo. Por abandonarlo sin razón hace cinco años, por serle infiel y por mentirle un millón de veces.
Le temo a la muerte, para qué engañarnos. Sí, he sido mafioso, he intentado encontrar a Kira, y sin embargo, tengo miedo de morir. Aún así, si tengo que enfrentarme a Brooks 2, lo haré. Porque no quiero morir, pero tampoco dejaré que ese capullo asesine a Nate frente a mis ojos. Sería mi peor pesadilla y una buena forma de torturarme.
Antes de que Brooks 2 me vuelva a dejar entre la espada y la pared, me dirijo rápidamente a mi habitación. Bueno, la que comparto con Nate. Llamo a la puerta, jugando con mis manos, nervioso, escucho los pasos de Brooks 2 acercarse cada vez más. Justo cuando le veo doblar la esquina, la puerta se abre. Sonrío y entro corriendo, envolviendo a Nate entre mis brazos. Cierro la puerta con el pie, dándole una patada sin que mi albino se diera cuenta, y lo alejo un poco de mí. Le doy un beso en los labios, beso al que él corresponde con una sonrisa, mientras poso mis manos en sus caderas. Me separo de él por falta de aire. Puto oxígeno, el amor es más importante que tú.
Nate me mira abajo, y puso cara de confusión. Claro, por mi ropa, yo no soy de ponerme pantalones cortos.
-¿Por qué vas así vestido? -pregunta, mirándome a la cara, intentando ocultar sus ganas de reírse.
-Fue lo primero que encontré -esa excusa siempre funciona.
Suelta una carcajada y me dice:
-Ni que fueras una chica.
-Hablando de chicas -digo, soltándole-, no tienes que preocuparte por Avgusta, ¿vale? Confía en mí, juro que ya no siento nada por ella. Si ni siquiera me acordaba de que existía. Eso fue hace quince años.
-De acuerdo, confío en ti -sonríe-. Vienen por la mañana, nos encontraremos con ellas a las diez de la mañana en la entrada de abajo, sin excusas.
-Vale, vale, no me quedaré dormido -río.
-Pondré el despertador por si acaso.
Vuelvo a abrazarle, acariciando sus cabellos blancos. Él también ríe y coloca sus manos en mi espalda.
Avgusta... Me alegro de volver a verte.
[...]
Los tres estamos en la sala principal de la ICE, Nate y yo esperando a las chicas y Brooks 2 mirando fotos de las víctimas anteriores de Death Star. ¿Te suenan de algo, cabrón? Me giro hacia él, y veo que él también me está mirando con una sonrisa. ¿Qué le pasa? ¿Habrá dejado otra nota?
Dirijo mi vista hacia el escritorio, y veo un sobre encima del teclado. Me levanto rápidamente, caminando hacia mi escritorio, y tomo el sobre entre mis manos. Lo abro y desdoblo el papel que hay dentro. Efectivamente, ha sido Christopher.
Querido Mihael,
anoche estuviste increíble, no me imaginaba que fueras tan bueno. Lo disfruté mucho.
En fin, como sabrás, esto ha sido sólo un aperitivo, dentro de poco vendrá el plato fuerte,
así que vete preparando. Nate no tiene porqué saberlo, y las lesbianas nuevas tampoco. A
menos que quieras que se enteren que en realidad estás loco por mí.
Nos vemos mañana, en el bar "Crazy Night" a las once de la noche. Esta vez nadie debe
interrumpirnos y nada debe salir mal. ¿Queda claro?
Por lo visto, Nate no sospecha nada, ¿verdad? Se te da muy bien mentir. Que sepas que, si se
llega a enterar de esto, me tienes a mí para sustituirlo. Seguro que disfrutaste más conmigo
que en todas las veces que lo has hecho con él juntas, ¿verdad? Si lo único que quieres es
sexo, ven conmigo, con alguien que tiene experiencia. Yo nunca te fallaré, y lo sabes,
¿verdad? Entonces, ¿a qué esperas? Si yo sé que en el fondo me deseas.
Si te vas a duchar, hazlo solo. No querrás que Nate vea esa horrorosa marca en tu
cuello, ¿no? Digo "horrorosa" porque sabrá que no te la ha hecho él. ; )
Christopher
Me cago en... ¿Me ha dejado un chupetón? Joder... ¡Y encima dice que le deseo! Bueno, bueno, bueno, esto ya es el colmo. Este se droga o algo.
Arrugo el papel entre mis manos, y lo tiro a la cesta debajo de mi escritorio.
-¿Va todo bien, Mihael?
-Sí, muy bien.
Vuelvo junto a él.
El juego no ha acabado. Sólo acaba de empezar.
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