VIII. Conflictos
Al despertar, veo que Nate no está junto a mí. Como siempre, se ha levantado temprano para ponerse al día con los casos, por lo que veo. Me levanto y me visto rápidamente, no quiero dejar a Nate solo con ese gilipollas pervertido en el edificio, aún cuando vaya a por mí. Salgo de la habitación, preparado para trabajar.
Cuando llego a la sala principal de la ICE, veo que Nate está tomando café mientras revisa unos papeles y que Brooks 2 lo mira con odio. Si quiere odiarlo, adelante, mientras no le haga nada que pueda hacerle daño a él o a mí, por mí bien. Aunque no me sentaría cómodo, me gustaría más que se quedara sus sentimientos y pensamientos para él solo. Además, ¿a mí qué me importa lo que diga o piense?
Dejando de lado los debates mentales, me acerco a Nate rodeando su cuello por detrás con mis brazos. Beso su mejilla, él sonríe y me mira. Me besa en los labios, yo me separo de él lo antes posible. No quiero problemas con Brooks 2.
-¿Va todo bien? -me pregunta mi albino-. Anoche también estabas raro.
-Sí, sí, claro, por supuesto -digo yo apresurado-. No pasa nada, todo va perfectamente. No te preocupes.
Vuelvo a besarle en los labios, pero esta vez me separo antes. Nate me mira, no muy convencido, y se hace a un lado para que yo me pudiera sentar a su lado.
-Este es el interrogatorio al que Collin fue anoche. Veámoslo, pero el FBI ya me ha dicho que es muy improbable que él sea Death Star.
-Nunca se sabe. A ver.
Nate me mira antes de hacer clic en el vídeo que habían mandado por correo electrónico. Me da un auricular, yo lo pongo en mi oído derecho. Empezamos a verlo, las respuestas de Brooks 2 eran perfectas, a cada pregunta que le hacían él respondía al instante, sin pensar nada dos veces. No tiene un móvil y no hay armas en su cuarto. Pero hay una cosa más importante que las pruebas cuando se trata de un crimen: una coartada.
Ni Nate ni yo podemos probar que estaba en el edificio cuando lo mataron. Pero las cámaras sí. Tengo que revisarlas para asegurarme de que este imbécil no ha hecho otra de las suyas. Me alejo de Nate y me siento en el escritorio de al lado, donde se encuentran las grabaciones de los pasillos y del exterior. De las habitaciones no, gracias a Dios. Si Brooks 2 descubre que lo hice con Nate anoche, me dejará sin caminar por una semana.
Empiezo a revisar las grabaciones de hace dos noches, y efectivamente, Brooks 2 no estuvo en el edificio esa noche. Puede ser el asesino, las cámaras lo grabaron saliendo del edificio. Lo sabía, tiene que ser él. Christopher Brooks es el asesino y, por lo tanto, Death Star. Sonrío, al final mi inteligencia ha servido para algo. Me levanto para dirigirme a Nate, quien sigue revisando unos papeles mientras juega con su robot favorito.
-Nate... -lo llamo.
-Oye, Mello -interviene Brooks 2. Su puta madre-. ¿Puedo hablar contigo un momento?
-Voy -digo, vuelvo a mirar a Nate-. En las grabaciones-
-Es urgente, es algo sobre el caso.
¿Algo sobre el caso? No me hagas reír, Brooks 2. Tú lo que quieres es comerme la oreja para que no diga nada. Y lo único para lo que tienes inteligencia es lo pervertido.
Brooks 2 se da la vuelta, saliendo de la sala principal, yo le sigo, un poco angustiado por lo que tenga que decirme. Aunque no sé si quiero saberlo, conociéndole seguro que intenta algo conmigo. Cierra la puerta cuando yo también salgo y me mira fija y fríamente. Alzo una ceja, esperando a que se decidiera a hablar.
Pero antes de que me quejara del silencio, me agarra de los brazos y me apoya violentamente contra la pared. Intento forcejear y soltarme, no obstante, no lo consigo. No sé porqué, pero tengo miedo. De él. De lo que vaya a hacerme. Intento reemplazar el dolor por el miedo, sin embargo, mis ojos seguían mostrando una expresión preocupada y asustada. Brooks 2 sonríe.
-¿Tienes miedo? -pregunta.
-No me hagas reír, Brooks -replico yo al instante-. ¿Por qué iba a tener miedo de ti?
-Sabes que yo no estaba en el edificio aquella noche, ¿verdad? Pues como le digas a Nate que las cámaras me grabaron salir por la ventana -acerca sus labios a mi oído-, lo mataré de la forma más desagradable que encuentre. Y tú serás mío.
Su fría pero sería voz hace que me estremezca y que tema por mi integridad física. Cuando se separa de mí, sus ojos se clavan en los míos con una expresión peligrosa. Su mirada me distrae, por lo que él aprovecha para besarme en los labios. Lo empujo, apartándolo de mí, y vuelvo a la sala principal con Nate corriendo antes de que aquel desgraciado haga algo más.
Nate todavía está leyendo esos papeles, ¿qué serán? Me acerco a él y me siento a su lado. Él se aparta un poco de mí, no entiendo porqué. Le resto importancia y le miro.
-Llevas una hora con esos papeles, ¿se puede saber qué son?
-¿No estás ocupado hablando con Brooks? -replica él sin mirarle-. ¿Algo “acerca del caso”?
¿Qué cojones le pasa?
-Nate, no sé a qué viene eso. Y sí, era acerca del caso, pero algo sin importancia.
-Ya, ya lo veo -deja un papel a un lado y empieza a leer otro.
-Bueno, ¿vas a responder a mi pregunta?
Suspira y me mira como si estuviera harto de mí.
-Sigo buscando gente para trabajar con nosotros, no me fío de este tío -me -explica-. A ver si nos mandan a un agente más normal.
¿Primero dice que está encantado con él y ahora no se fía? Esto es el colmo, hombre, qué bipolar puede llegar a ser a veces este chico.
-Oh, ¿no estabas encantado con él? ¿No ibas a defenderme de él?
-Mihael, precisamente lo hago por eso. Con alguien más, lo tendremos más controlado.
-No, si nos falta ponerle un guardaespaldas y micrófonos en la ropa, ¿no te jode?
-¿Tú crees que a mí ese tío me cae bien? ¿Que le veo apto para ser policía junto a nosotros?
-Pues aceptaste que viniera sin poner ni una pega.
-¡Qué! ¡Repite eso!
-¡Dejaste que trabajara con nosotros sin decir nada! ¡No replicaste, no pediste explicaciones! ¡Eres un enchufado que hace todo lo que se le dice!
-¡Me obligaron a hacerlo! ¡Yo no tengo la culpa de que los Brooks entraran en mi vida por la puerta de atrás!
-¡No, han entrado por la puerta grande porque tú les has invitado a jodernos la vida aún más! ¡Eres un albino imbécil, que no se da cuenta de lo que pretende ese tío! ¡No merecías ser el sucesor de L! ¡Si te viera, le daría el puesto al primero que se encontrara por la calle! ¡No te mereces a alguien como yo! ¡Me liaría hasta con el idiota que tenemos de subordinado! ¡Seguro que es mucho mejor que tú!
Sus ojos se abren mucho de la impresión, y veo lágrimas cubrir sus pupilas. Dios Santo, ¿qué he hecho? ¿Qué he dicho? ¿Por qué he dicho todo eso?
Nate se levanta, dándome la espalda. Aprieta sus puños y le escucho sollozar, me siento un miserable.
-Pues... -murmura-. ¡Si tan bueno es, vete con él entonces! ¡Se acabó!
Viene corriendo hacia mí, me empuja y sale de la sala. Mierda, mierda, mierda. Ha dicho que se acabó... ¿Lo he perdido para siempre? ¿Hay posibilidades de que me perdone? No lo sé, sólo sé que la he cagado pero bien.
Mihael, ¿qué haces ahí parado? Vete a buscarle, no sabes lo que es capaz de hacer.
Echo a correr en la misma dirección que Nate, intentando seguirle el ritmo y el paso. Doy varias vueltas por los pasillos, buscándole con la mirada, pero se me hace imposible. Nate, ¿dónde estás? ¿Podrías perdonarme? Esto me recuerda a lo que pasó cuando me fui de la Wammy's House, discutí con Nate igual que ahora. Y la culpa es de otra persona. Los Brooks son una familia maldita.
Me doy por vencido, cayendo rendido sobre mis rodillas. Lágrimas se acumulan en mis ojos y no tardan en salir y en caer por mis mejillas. Oigo pasos detrás de mí, me doy la vuelta con la esperanza de que sea Nate. Pero no. Es Brooks 2, me limpio las lágrimas rápidamente. Lo que me faltaba era que me viera así.
Se acerca a mí y se agacha delante de mí.
-¿Nate te ha hecho llorar?
-No, más bien... -desvío la mirada-. Soy yo quien le ha hecho llorar a él.
-Ven aquí.
Me atrae hacia sí, abrazándome, yo no le correspondo. Pero pongo mi mano en su codo para intentar apartarlo de mí. No lo consigo. Alza mi cabeza con una mano y me besa de nuevo.
-Qué pronto me has olvidado...
Empujo a Brooks 2 bruscamente para encontrarme a Nate llorando frente a mis ojos.
-¡Hijos de puta! -grita, y sale corriendo de nuevo.
-¡NATE! ¡Espera!
No me hace caso.
Nate... El que no te merece soy yo.
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