Y oficialmente podemos arrancar la historia :D

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Capítulo 1: Tercer mundo

— ¡Llegaremos tarde!

— No si tomamos un atajo — debatió un rubio al tomar la mano de su compañero.

Aquellos dos jóvenes apresuraron al paso, puesto que no quedaba mucho para que las rejas de la U.A se cerraran. El rubio tiró de la mano de su amigo todo el camino, lo cual hizo que el chico de pelo violáceo frunciera el ceño, pero se mantuvo en silencio.

No se detuvieron hasta que, tras ingresar a la institución, llegaron ante su salón y entraron en este. El rubio dirigió su mirada al reloj de pared, y soltó un suave suspiro cuando vio que todavía les quedaban unos minutos antes del timbre.

— Em, Katsuki... — al principio su voz carraspeó — ¿Puedes soltarme la mano?

— ¿Qué? Oh sí, claro Yamikumo — asintió el chico.

— ¡Ya-chan! — una chica castaña se les acercó, abrazando al chico peli-violáceo por el cuello, con una gran sonrisa — Ah, hola Katsuki.

— Buenos días, Uraraka-san — el rubio forzó un poco la sonrisa debido al trato de la chica para con él.

— Buenas — asintió el de pelo violeta, separándose de ella.

— Ne, Ya-chan~ — le habló la chica — Después de clases, ¿Podríamos-...?

— Katsuki-kun, Yamikumo-kun, Yuu-san. Hagan el favor de sentarse, la clase está a punto de comenzar — pidió el maestro al ingresar al salón.

— Me lo dices luego — susurró Yamikumo, antes de tomar asiento.

— Claro...— y la castaña resopló — Siempre es lo mismo...

Esos chicos se trataban nada más y nada menos que de Uraraka Yuu, una jovencita mayormente seria y levemente paranoica, con el Kosei de gravedad cero. Bakugou Katsuki, la estrella del salón 1-A de la U.A, un genio por excelencia y el chico más empalagosamente simpático. Y Midoriya Yamikumo, el estudiante más particular del primer año del departamento de héroes, también el menos sociable.

El profesor en turno, se trataba de Aizawa Shouta o, mejor conocido, como Eraser Head. Aquel maestro, héroe profesional, parecía más la niñera de sus alumnos que su instructor. Pasaron alrededor de unos 20 minutos, en el que la mayoría se concentraba en seguir los apuntes anotados en la pizarra, cuando alguien tocó la puerta.

— Tsk, ¿Puedo pasar? — preguntó un joven mientras se rascaba la nuca.

— Tenya-kun, es la quinta vez que llegas tarde en el nuevo semestre, ¡Y apenas llevamos una semana de haberlo empezado! — le riñó Aizawa, frunciendo el ceño.

— Sí, sí, lo siento ¿Vale? — le restó importancia al asunto — ¿Puedo pasar? De lo contrario regresaré a mi casa para seguir durmiendo, odio levantarme temprano...

— Ah, pasa. Por favor, procura llegar más temprano, Tenya-kun — pidió Shouta, dándose por vencido.

— Sí, sí. Lo que usted diga...— murmuró Tenya, para dejarse caer pesadamente en su silla.

— Eres muy irresponsable, lida — Mineta fue el segundo en regañarle apenas tomó asiento — Como presidente de clase, tengo la obligación de-...

— Mineta-kun, quiero retomar la clase. Después puedes hablar con Tenya-kun con respecto a su irresponsabilidad — murmuró Aizawa, volviendo a escribir en la pizarra.

— ¡Lo siento mucho, Aizawa-sensei! ¡No volverá a ocurrir! — exageradamente, Mineta hizo una reverencia.

Aquello fue observado por Yamikumo, quien realmente no tenía interés en los problemas de sus compañeros, simplemente fue inevitable voltearles a ver. Digo, era humano, es normal que sintiese curiosidad. Siguió haciendo sus apuntes, y de vez en cuando, tenía que acomodarse el largo flequillo que le tapaba uno de sus ojos.

Ese día venía especialmente aburrido, y ¿Por qué no admitirlo?, igualmente venía algo cansado. Los entrenamientos con Super Hero para mejorar su uso con el One For All era agotador, tanto física, como mentalmente gracias a Katsuki... Muchas veces se cuestionaba ¿Cómo alguien cómo Katsuki era amigo suyo?

— Yamikumo...— escuchó la voz lejana del blondo.

— ...— sentía pesados los parpados.

— Yamikumo...— nuevamente le oyó.

— ...— no respondió, estaba tan cansado.

— Midoriya.

Fue entonces cuando abrió los ojos de manera perezosa, desconcertado, muy pocas veces el rubio le llamaba por su apellido. Dio un largo bostezo y vio a Katsuki sentado frente a él de modo inverso en una silla, con el ceño levemente fruncido. Se talló un ojo, luego se estiró y se rascó la nuca. Se fijó en que el salón se hallaba casi vacío, aunque claro, las mochilas de todos aún seguían en el salón.

— Te volviste a dormir a mitad de clase — le recriminó el blondo.

— ¿En serio? No me di cuenta — murmuró tratando de desperezarse.

— Aizawa-sensei dejó que durmieras ya que consideró que estarías cansado — dijo mientras se apoyaba de brazos cruzados en el respaldo de la silla — Ten.

— ¿Esto...? — Yamikumo  miró lo que su amigo le había entregado — Katsuki...

— "Esto" es el desayuno. Supuse que se te olvidaría traer tu bentou, así que, como siempre traje uno por si acaso — respondió el oji-carmín alzándose de hombros, para abrir su soda y beber un poco.

Yamikumo suspiró, era la tercera vez que se quedaba dormido a media clase, y odiaba ese hecho. Vamos, sabía que dominar su Kosei no sería nada fácil, pero desearía que por lo menos no le dejase tan cansado. Al punto de orillarlo a dormirse en la escuela sin que estuviese consciente de ello. Por un momento se planteó si esa vez no se había desmayado.

Ambos escucharon el chirrido de la puerta al abrirse, era leve y solamente lo escuchabas si había silencio. Asomándose detrás de la puerta, apareció un hombre de traje, pelo rubio y buena musculatura. Cualquiera lo reconocería al instante, se trataba de Super Hero, el héroe número uno e igualmente maestro por un año en la U.A.

— Joven Yamikumo, ¿Desayunamos juntos? — cuestionó el hombre, enseñando su propio bentou.

— "¡Parece una doncella!" — pensó Katsuki, sin poder evitarlo escupió parte de su bebida.

— Yo...— murmuró Yamikumo, vio de reojo a Katsuki.

— ¿Qué pasa? Sabes que el joven Katsuki también puede venir, después de todo él es tu confiable mejor amigo ¿Cierto? — dijo Super Hero, sonriendo.

— Sí — asintió el de cabello violeta.

Sí, otro pequeño detalle acerca de Katsuki, era que sabía sobre el One For All. Era su mejor amigo, su único y querido mejor amigo... Se conocían desde que tenían memoria, lo cual hacía más dolorosa para el chico su cercanía. Después de las pruebas que Aizawa les hizo el primer día, le fue inevitable contárselo al rubio.

De hecho, Katsuki simplemente le dijo "Me alegra que desarrollaras tu Kosei" con una sonrisa, y fue suficiente para que Yamikumo le soltara toda la sopa. Siempre pasaba lo mismo, el rubio nunca le presionaba y le daba su espacio, ocasionando que él mismo se auto-agobiara y se sincerara.

— ¿Cómo siguen sus heridas, Super Hero? — cuestionó Katsuki respetuosamente.

— Ya estoy mejor, Joven Katsuki — estando en la oficina de maestros, el héroe tornó a su apariencia demacrada — Gracias por preguntar.

— ¿De qué querías que hablásemos, Super Hero? — cuestionó esta vez Yamikumo, con mucho interés.

— Bueno, Aizawa me comentó que te estás quedando dormido en clases, así que pensé que sería mejor bajarle un poco el ritmo al entrenamien-...

— ¡Estoy bien! — el chico se levantó abruptamente de su asiento, sorprendiendo a sus acompañantes — Puedo seguir el paso, no volveré a quedarme dormido, lo prometo.

— Joven Yamikumo...— susurró Super Hero — Aun así, me preocupa hacer que te sobre esfuerces y temo que llegues a lastimarte.

Yamikumo se dejó caer en su asiento, viendo atónito al héroe profesional, estando pasmado. ¿Tendría que bajar el ritmo? Eso significaba que tardaría más en aprender a usar correctamente su Kosei, y tiempo era justamente lo que menos tenían, eso era claro debido a lo corto que se volvía el periodo en el que el símbolo de la paz podía ser héroe.

Katsuki mantuvo la mirada sobre su amigo, y suspiró, luego vio a Super Hero. Siendo sincero, aunque a Yamikumo le pareciera todo lo contrario, le costó digerir la noticia. Bueno, no todos los días tu mejor amigo acudía a ti diciéndote "Mira, nuestro héroe favorito me ha heredado su Kosei, ¡A que mola!". Bien, no había dicho textualmente eso, pero se hacían una idea. Reaccionó bien ante aquella revelación, y trataba de serle de ayuda, aunque fuera con cosas insignificantes.

— Puede seguir entrenando como hasta ahora — la voz del rubio menor les llamó la atención.

— Katsuki...— susurró el de ojos jade.

— Está bien, Super Hero — el de ojos carmín miró al susodicho — Si veo que el desgaste es mucho para él, te lo haré saber y entonces reducirán su ritmo.

El mayor vaciló un poco ante eso, pero al ver la determinación en los rubís y la súplica en los jades, suspiró y aceptó la oferta. O, mejor dicho, aceptó la negociación. Contaba con que Katsuki sería sincero en cuando a la situación de Yamikumo, sabía que le preocupaba la salud de su amigo y que el de ojos carmín era pésimo mentiroso.

Tan pronto terminaron su desayuno, se quedaron hablando de cosas triviales para ellos, pero que serían toda una novedad para el resto del mundo. Ambos muchachos tuvieron que retirarse de ahí, no porque quisieran, sino porque el timbre había sonado. Dejaron que Super Hero arreglara sus cosas, y tornara a su apariencia musculosa, en pocos instantes los alcanzaría en el salón.

— G...Gracias —murmuró Yamikumo, algo apenado con la vista clavada al suelo.

— ¿Ah? — Katsuki le volteó a ver, intentando verlo a los ojos, realmente no alcanzó a escucharle.

— Gracias por convencer a Super Hero de que no bajara el ritmo de mi entrenamiento, ¿Feliz? — masculló al final, pensando que el chico simplemente quería que se lo repitiera, por lo que frunció el ceño.

— No es nada, no tienes que agradecerme, en lo absoluto — el blondo le quitó importancia haciendo gestos de mano — Los amigos se ayudan ¿Cierto?

— Claro...— susurró el peli-violáceo, mirando nuevamente el suelo.

— Y hablando de ayudar...— murmuró Katsuki, rebasando a su amigo por un par de pasos — Después de clases quizá vaya a tu casa para explicarte la clase de hoy, aunque te escribiera notas lo más detalladamente posible estoy seguro que no entenderás absolutamente nada — una leve risa burlona acompañó lo último, a tono de broma, y sabiendo lo que venía se echó a correr al salón.

— Katsuki...— el chico cerró los ojos y frunció el ceño — ¡No soy un inútil! — e inmediatamente se fue tras él para perseguirle.

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OMAKE:

Katsuki estaba en su casa, ya atardecía y el hambre le atacó. Estaba vestido con ropas comunes, puesto que hacía horas habían acabado las clases y aprovechó de darse un baño de una buena vez.

Los deberes escolares los había hecho en el instituto, no le gustaba llevarse tarea a casa y además era relativamente fácil. O, bueno, al menos así lo veía él. Sirvió la comida que un rato atrás había ayudado a su madre a cocinar, y tras echarle una buena cantidad de salsa picante a la suya, juntó las manos teniendo los palillos entre los dedos, listo para comer... Y sonó el timbre.

— ¿Quién será? — preguntó Masaru, su padre, puesto no esperaban visitas.

— Ah...yo voy — resignado, el chico de las explosiones se levantó de su asiento.

Ante la mirada curiosa y atenta de sus padres, tomó unos platos y un vaso más, en los que respectivamente sirvió una ración de comida y vertió jugo de uva. Después, se dirigió a la puerta, por la ubicación de la cocina, sus padres simplemente tuvieron que ladear un poco el cuerpo para ver.

— Yamikumo — la voz de Katsuki no mostraba sorpresa, pero sí un matiz contento.

— Katsuki, sobre la tare-...

— Sí, sí, te ayudo — sin esperar a que terminara, puso una mano en la espalda del chico para hacerlo ir hasta la cocina y con la mano libre empujó la puerta, cerrándola en el acto — Pero primero, cenemos, me muero de hambre.

—S-Sí...— asintió, tras lavarse las manos se sentó y comenzó a comer después desaludar a los padres de su amigo — "Al final no entendí nada..." 

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He aquí el capítulo 1 :3 Espero que les esté gustando la historia. Si mis cálculos no fallan, actualizaré cada sábado. Hasta el siguiente cap:

Próximo cap - Capítulo 2: Segundo mundo