tu falta de querer
abrió con pesar sus ojos, tratando de adaptarse a la oscuridad de la habitación. el reloj en la mesita de noche marcaba las 17:29 p.m y supo que debía levantarse y comer aunque sea un pan.
se restregó los ojos y los entreabrió hasta que su vista se enfoque del todo. giró su cabeza y miró a la almohada vacía a su lado. la acarició con nostalgia sintiendo el frío en aquel lado de la cama que alguna vez estuvo impregnado de calor.
se levantó lentamente y se quedó sentado al borde del colchón unos minutos antes de entrar en el baño para lavarse la cara. al ver su reflejo en el espejo pudo ver lo que ha llevado viendo los últimos tres meses: un chico perdido y demacrado, con ojeras y labios secos y rotos. y, como cada mañana, se lamentó en silencio. ¿cómo es que terminó así?
odiando el reflejo en el espejo, se retiró del baño y se dirigió a la cocina. el lavamanos a tope de platos sucios desechables de la comida rápida que pedía todos los días.
abrió las puertas del refrigerador y sacó un plato lleno de fresas las cuales devoró sin pensárselo mucho. las fresas le recordaban a sus labios rosas y gruesos, además de su sabor a aquellas frutas rojas.
al terminar, se dirigió a la pequeña sala y se sentó en el mueble de dos personas. frío, como el lado vacío de su cama. sintió un pequeño bulto subirse a sus muslos descubiertos. era su gatito, ya estaba algo viejito pero seguía siendo igual de cariñoso y mimoso. por inercia, comenzó a darle caricias sacándole ronroneos y sonriendo ante la imagen del tierno animal.
miró a su alrededor, todo se veía tan triste y gris, era un desastre. todas las cortinas cerradas, basura acumulada, latas de cerveza tiradas.
inconscientemente su vista cayó en aquella foto enmarcada en la mesa de centro frente a él. era una foto de su primer aniversario, una pequeña cena en la playa con el atardecer a sus espaldas; hyunjin le besaba la mejilla y felix sonreía a la cámara. una sonrisa nostálgica apareció en su rostro y sus ojos comenzaron a picar.
inhaló hondo retirando con cuidado al gatito en sus muslos. se volvió a dirigir a la refrigeradora y sacó un six pack de cervezas y agarró una botella medio llena de vodka que estaba en la isla de la cocina. regresó al sofá, tirándose en él para comenzar a beber como lo ha estado haciendo desde aquel día en que hyunjin lo dejó por alguien más.
felix aún recuerda claramente cómo, de repente, hyunjin había comenzado a rechazar sus caricias y repudiar sus besos, todas las veces que felix trasnochó esperando con la comida fría al más alto para que este jamás llegara sino hasta la tarde siguiente diciendo que el trabajo había sido pesado.
pero felix no era estúpido. claro que había notado la colonia de otra persona en las camisas arrugadas de hyunjin, claro que había notado el sabor de alguien más en los labios ajenos, claro que había notado cómo hyunjin ya no lo veía con el mismo cariño.
él se había dado cuenta que había alguien más; de que hyunjin ya no lo amaba.
aún recuerda a la perfección lo pequeño y mutilado que se sintió el día en que ambos por fin se enfrentaron. y es que felix ya estaba cansado de tanto llorar y esperar, entonces encaró a hyunjin una de esas veces que llegó muy de madrugada, oliendo a alcohol y a alguien más, comenzando a reclamarle su falta de responsabilidad afectiva, sus bruscos toques y el cómo lo apartaba. hyunjin simplemente veía con indiferencia al menor gritarle hasta que terminó su discurso y el mayor simplemente dijo con el mismo rostro inexpresivo con el que lo veía el último mes: "felix, ya no te amo. terminamos".
una vez felix abofeteó con ganas la mejilla contraria, lo empujó hasta la salida y volvió a ingresar al departamento para ir a la habitación y bajar con las ropas de hyunjin, las cuales les tiró en el rostro con odio y remordimiento, las lágrimas bañando su rostro, soltandole al alto mil y un insultos e infinitos "te odio". y, cuando ya hubo lanzado todo fuera, me cerró la puerta de golpe. ahí apenas pudo permitirse llorar correctamente sin ganas de retener sus quejidos de dolor.
hyunjin nunca más volvió, y felix simplemente se hundió en su miseria.
ahora felix ya llevaba la séptima cerveza y el segundo vaso de vodka. con su vista nublada por el dolor y las lágrimas y su cabeza dando vueltas, agarró su celular entrando a la aplicación de llamadas y aplastó sobre el único número que tenía en favoritos. se colocó el aparato en el oído y se escuchó una, dos, tres veces el pitido cuando la llamada fue contestada.
— ¿hola? —se escuchó al otro lado de la línea y felix no aguantó más el sollozo que tenía atorado en su garganta. cuánto había extrañado escuchar su voz.
— hyunjin... —murmuró reteniendo la segunda ola de lágrimas que amenazaba con aparecer. el nombrado se sorprendió al escuchar la voz de aquel hombre que tanto amó y destrozó.
— ¿pasó algo? —sonó algo preocupado.
— cuéntame la verdad, hyunjin. —pidió felix en un susurro.
— ¿de qué hablas?
— tenme piedad y dime por qué, por favor. —no sabía cuánto más podría sostener su llanto.
— felix, no te entiendo. —sonaba confundido y un poco hastiado.
— ¿cómo fue que me dejaste de amar, hyunjin? —soltó con su voz quebrandose nuevamente, y el silencio estuvo presente unos segundos.
— simplemente pasó, felix. dejé de amarte. —hyunjin se sentía un poco mal, pero no había nada que pueda hacer ahora.
— pero... yo aún podía soportar tu tanta falta de querer, hyunjin. —terminó por romper en llanto— por ti soportaría incluso el mismísimo infierno. —juró entre lágrimas.
— felix, no hagas esto, por favor. —suspiró hondo el mayor, sintiendo pena por el pecoso. sonaba tan demacrado y herido que hasta a él le dolió.
— hyung, yo siempre estuve ahí, te escuché, fui tu cómplice. dime, ¿qué hice mal, hyunjin? porque para mí no había nadie más que tú en el mundo. —estaba temblando por el llanto desesperado que no paraba de brotar desde lo más profundo de su ser.
— basta, lix. —hyunjin quiso sonar serio, pero la lágrima que resbaló por su mejilla fue inevitable. aún así, trató de mantener su compostura firme y volvió a hablar— lo nuestro fue hermoso, pero ya terminó. es hora de pasar página, lixie. —fue lo último que dijo antes de colgar la llamada y dejar que un par de lágrimas más humedecieran su rostro. "perdóname, lixie", se dijo en su mente esperando que mágicamente el menor recibiera sus disculpas.
felix lanzó su celular a la pared, rompiéndolo.
el temblor en su cuerpo iba en aumento y su llanto era cada vez más fuerte. y así estuvo gritando con dolor durante horas hasta que sintió que no tenía más lágrimas para derramar. sus ojos ardían, su garganta dolía y su cabeza daba vueltas.
— ya no tiene sentido seguir con esta mierda. —murmuró apenas, levantándose con dificultad del suelo para dirigirse tambaleante al baño.
abrió las compuertas del espejo y agarró aquel frasco de antidepresivos que comenzó a tomar desde que ya no tenía más al amor de su vida junto a él.
con sus manos temblorosas abrió el frasco y vertió casi todo su contenido en sus manos para luego meter el gran puñado de pastillas a su boca. abrió la llave del lavamanos agarrando agua para tomarla y pasar las pastillas por su garganta.
cuando sintió cada píldora en su mecanismo, soltó un hondo suspiro y comenzó a caminar a pasos lentos hacia su habitación. una vez en el cuarto, se lanzó sobre el colchón y se acomodó de lado, con su rostro mirando al lado vacío de la cama. sintiendo con sus pequeños dedos el frío de la almohada a su lado, comenzó a recordar cada beso, cada caricia, cada abrazo y cada hermoso momento junto a hyunjin con una preciosa sonrisa en su rostro demacrado. su mente en ese instante era una película de su vida junto a él.
comenzó a sentir sentir sueño luego de unos minutos y, sin darse cuenta, cayó en un sueño profundo. sintió paz, esa que no sentía hace meses.
felix jamás despertó, y hyunjin no quería despegarse de ese ataúd al cual se aferraba con fervor entre lágrimas.
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