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7. La sorpresa.

Capítulo Siete.

La sorpresa.

Mia hobbs.

El timbre acaba de sonar el cual me indica que ya nos podemos ir a nuestras casa, estuve hablando un poco con una chica que conocí se llama Olivia es muy amable creó que seremos buenas amigas.

Salgo del salón con mis libros en las manos los dejaré en mi casillero me parece algo innecesario cargar una mochila todos los días. Sigo caminado y cuando por fin llego, abro el casillero saco mi teléfono de la mochila, dejo todos lo libros allí para luego cerrarlo.

Camino a la entrada de la universidad con el teléfono en la mano, le escribiré un mensaje a Amber y esperaré a que responda. Bueno, si es que quiere responder.

Yo: Amber, ¿A donde fuiste? :'(

Amber: Me apetecía un bocadillo:)

Yo: ¿Vendras por mi?

Amber: Oh, lo siento Dolly no puedo:'(

Yo: Tranquila, entonces iré caminando:P

Amber: No, nada de eso. Ya te mande a alguien, ¡Disfrutalo, bye!

¿A alguien?...

Una corneta me hace levanta la mirada, mis ojos se abren de par en par cuando veo a Alex parado en la puerta del auto.

Yo: ¡Amber! ¿Que hace Alex aquí?

Amber: Mi regalo para ti:P

Yo: ¡¡Amber, ven por mi ahora!!

Amber: huh, lo siento Dolly tendré que  apagar el teléfono pues se me descargo:')

Yo: Amber, ¡Ash! ¡Te odio!

Amber: Claro que no me odias:D

Yo:  Sabia que no habías apagado el teléfono  -_-

Amber: Anda y disfrutalo, ¡Te lo besas y te lo manoseas! Byeee. ;)

Yo: Te mataré.

Esta hija de su madre me las pagara.

— ¿Vendrás? O tendré que ir a buscarte, — Mi corazón se acelera con tal solo escuchar su voz.

— Voy.

Empiezo a caminar hacia él, cuando me encuentro parada frente a el levantó la vista mirándolo a los ojos, creó que se puso mas guapo. No no creó, Esta más guapo.

— Hola, princesa ¿Nos vamos?, — Pregunta sonriendo.

— Si, por favor, — Volteo hacia atrás y todos lo están mirando con una expresión de miedo que me confunde, — ¿Porque te miran así?

— ¿Cómo?

— Con miedo, — respondo cuando ya estoy sentada en el asienta del copiloto.

Este cierra la puerta y le da la vuelta al auto, cuando se sienta me mira, — No lo sé.

Solo recibe como respuesta un 'Uhm'

Es que me parece extraño que lo observen así, mayormente las chicas les fueran llegado y le fueran coqueteado pues ya es común en ellas hacerlo.

Ya hemos salido de las instalaciones del instituto, él maneja pero siempre me esta mirando ya es costumbre que lo haga, creó.

— ¿A donde vamos? — preguntó después que han pasado unos minutos en el auto.

Es que hace unas cuadras atrás queda la casa de Thomás y no precisamente vamos para allá.

— A mi casa.

Su respuesta me confunde, — ¿A tu casa?

— Eso e dicho, — Esta tan relajado que no me parece una broma.

— Pero, pero Amber me dijo que me ibas a llevar donde ella, — Expresó un poco preocupada y creó que se me nota.

— En efecto ellos están en mi Casa, debes calmarte no te pasara nada conmigo.

— Lo siento.

Alex coloca su mano en mi pierna haciéndome sobresaltar por el tacto, no estoy acostumbrada a que alguien me agarre una pierna tal vez piensen que soy una estúpida pero a mi no me criaron así.

— No te disculpes por todo, princesa, y por cierto te vez hermosa con esa falda.

Puedo sentir mis mejillas arder no siempre recibo halagos y menos de un chico muy lindo.

— Gracias, — Le sonrió agarrando su mano entre las mías. Empiezo a jugar con un anillo que lleva en su dedo anular.

La ida a su casa no resulto tan incómodo como pensaba, aun así estoy nerviosa y me tiemblan las manos. Una parte de mi no creé que estoy sentada en el auto del chico que me beso, trató de no mirarlo a los ojos no quiero enfrentarme a esa linda cara que tiene y que me desarma.  Sin embargo, mis ojos curiosos viajan por su definidos brazos y formadas piernas. No se que hace que le sienta tan bien, tiene un cuerpo atlético que lo hace lucir fuerte. Me preguntó si él podría levantarme con facilidad mientras lo beso apasionadamente como Noha levanta a Ellen en el Stand de los besos.

— Sí podría.

¡Mierda! Necesitó dejar de pensar en voz alta.

¡Controla tus pensamientos lujuriosos, Mia!

— Lo siento de verdad no quise decir eso, ¡Ash! — explicó frustrada, — Definitivamente me odio.

Su risa retumba en mis oídos lo cual me hace mirarlo aún sonrojada, — Cuando quieras te demuestro que si puedo, princesa.

Tierra tragame...

No le respondo la cuál él vuelve a reír, veo como nos estacionamos al frente de una casa, bueno es una mansión ya me entró la duda de saber donde trabaja carros últimos modelos y ahora una mansión genial ahora que viene.

Nos bajamos del auto en rotundo silencio y Alex da la vuelta quedando al frente de mí, agacho la mirada. Tengo una duda y quiero la respuesta necesito la respuesta.

Tomo valor y hablo, — Sobre... El beso que me diste ayer...

— Te lo puedo dar hoy otra vez.

Si más me agarra de la cintura apegándome mucho más hacia el para luego estampar sus labios con los míos, nuestros labios encajan perfectamente lame mi labio inferior haciéndome enloquecer. Paso mis brazos por su cuello para luego ser yo la que estampa nuestros labios en un tierno beso.

Alguien se aclara la garganta...

¡Maldición!

Y hay es donde mi cerebro hace clic estamos parados al frente de su casa y no estamos solos por lo visto, la vergüenza me consume haciendo que agache mi cabeza de inmediato dándole la espalda a esa persona que nos ha interrumpido.

Solo a mí me pasan estas cosas. Dios, ten piedad de mí no soy tan inocente como pienso que soy.

— Mi querida Dolly, — ¡Joder! De todas las personas en este mundo tuvo que ser Amber, — ¡Te lo besuqueaste!, — Chilla emocionada.

— Perdonadme la existencia señor, — susurro pasando una mano por mi rostro.

Alex me agarra de la cintura haciéndome mirar a los chicos a los ojos, — No tienes porque avergonzarte,— susurra Alex en mi oído.

Mi vista vuelve hacia los chicos y ahora si los visualizó Amber esta alado de Thomás junto a katy mientras Andrés esta atrás sonriendo alado de Carlos. Así aquí estaban los hijo de sus madres, me las pagaran.

No hay ninguna duda todo ha sido planeado, pero, ¿Alex sabia de esto? No lo sé y no lo sabré, creó.

— Alex, hermano tenemos un problema.

— Vamos al despacho, — Thomás y Andrés caminado adelante mientras Alex se voltea para mirarme, — Sientete como en tú casa princesa y recuerda que no debes avergonzarte, eres preciosa.

Me da un beso casto en la frente y se aleja dejándome como la propia pendeja soriendole a la nada. No me lo vas a creer pero esas simples palabras son tan poderosas que le suben el autoestima a cualquier chica sin importar como se sientan.

Nos dejamos llevar por lo que dice la sociedad y nos olvidamos de ser nosotros mismos por tener miedo a ser juzgada. Hoy en día chicas de quince años pierden su virginidad solo por llegar a la etapa de la madurez más rápido y no saben que lo que pierden es niñez y eso no regresa nunca.

— Vamos a dentro no te quedes ahí parada como una pendeja, — Habla Amber haciendo reír a los demás, la fulminó con la mirada.

— No eres la indicada para hablar, sigo molesta con todos ustedes, — me miran con ojitos de corderito, — Y no me miren así.

Pendejos, así todos pendejos los adoro con todo el alma.

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