Capitulo 6
Dos personas.
Entro a mi casa después de ver cómo mi acosador personal se pierde en la oscuridad de la noche. Un suspiro brota de mi garganta y escucho la risa de Monse atrás de mi.
Por un momento me había olvidado completamente de ella.
—Algo me dice que no solo el tiene sentimientos por ti—volteo hacia ella y la observo detenidamente. Su mano derecha está en su cintura y su rostro demuestra picardía total. Alzo una ceja por su comentario pero la bajo porque se que me atrapó.
Una sonrisa boba tiñe mis labios y me acerco con cautela hacia ella.
—Me atrapaste—alzo las manos en señal de rendición y la sonrisa que tiene se agranda demasiado para su pequeño rostro.
—Osea que te gusta—afirma para si misma—Y tu también le gustas....
Eso ya me lo dejo claro el sireno sexy. Se que le gusto, pero lo que no se; es porque. Me dijo que le gustaba pero no se en que momento lo fleche.
Monse se sienta a mi lado y me abraza—Gracias por darte otra oportunidad—susurra con suavidad—No sabes el miedo que tenía de que nunca encontraras la felicidad.
Sus palabras calan en lo más profundo de mi ser, se que todos tuvieron miedo. Hasta yo misma me había rendido, pero la llegada de Ariel lo cambió. Con una sola sonrisa cambio todo y aunque no lo conozco, se que el me hará feliz por un largo tiempo.
Mis acciones pasadas demuestran cuán inestable era. Y prometí no serlo de nuevo. Mi madre casi me interna en un sanatorio mental. Mi dolor era más que sentimental y lo sabia. No quería dejarlo ir. Mis noches eran horribles por las pesadillas. Y yo lo hacía todo peor pensando que regresaría.
Poco a poco fui entendiendo que no era sano. El no era bueno para mí, mi futuro dependía de un hilo cuando por causa de una pelea casi me expulsan de uno de los tantos institutos que deje en el pasado. Todos querían saber mi pasado y los que lo lograban me observaban con lástima.
Odie su mirada, lo odié todo por un largo tiempo. En estos tres años sigo creyendo que el sigue impregnado en mi piel y corazón. No va a ser facil olvidar todo el tiempo que estuvimos juntos, no será fácil sacar el sabor de sus labios sobre los míos. Definitivamente será una guerra entre dos personas que se asentaron en lo mas profundo de mi corazón.
—Lo se—respondo, esas dos palabras describen todo lo que siento para ella.
Me aprieta contra ella con fuerza haciendo que yo envuelva su cuerpo con mis brazos para seguir abrazadas por un largo momento.
—Tengo que irme—susurra después de un tiempo—No avise que saldría.
Hago un puchero pero de todos modos la dejo ir. Ella se levanta del sofá y sale de mi casa con dirección a la suya.
Tengo que buscar como no volver a decepcionar a todos. El me marcó como nadie lo había hecho. Pero yo no me merecía todo el dolor que me causó.
Me abrazo a mi misma levantándome a ponerle seguro a la puerta para subir a mi habitación. Había sido un día muy agotador y esperaba poder dormir toda la noche, sin que una pesadilla me atacara nuevamente.
(....)
Me levanto con la alarma de mi teléfono. Mi vista está borrosa debido al sueño, pero aún así me siento ansiosa por llegar al instituto.
Me alistó rápidamente para bajar las escaleras con una sonrisa boba plasmada en el rostro. Al llegar al ultimon escalón encuentro a mi madre sentada en la isla de la cocina bebiendo su café mañanero.
—Buenos días—Saludo llegando a ella, tomo una manzana de la canasta que adorna la isla y me la llevo a la boca para darle una mordida.
—Buenos días, cariño— devuelve el saludo con una sonrisa y una mirada llena de curiosidad—¿Se puede saber el porqué de esta hermosa sonrisa?.
Su comentario solo hace que mi sonrisa se ensanche y me mire como una niña enamorada. Ella me mira de pies a cabeza y sus ojos se abren de sorpresa. Por primera vez me había arreglado para ir al instituto.
—Te vez.....tan.... hermosa tesoro—termina su oración llevándose una mano a la boca tratando de no liberar las lágrimas de felicidad que abordaron sus ojos en cuanto miro mi cambio.
—Gracias madre—agradezco al borde de las lagrimas. Las dos sabemos que esto ocurrió por que yo quise, no por alguien más. Ayer decidí cambiar para mi misma, Monse me dijo algo muy significativo y me hizo entender que no solo debo ser una nueva persona por dentro; también debo cambiar por fuera. Sentirme cómoda con mi cambio y eso hago hoy.
Oigo a lo lejos la madera de la puerta ser golpeada por Monse. Se que quiere verme de pies a cabeza, no por nada la llame a las tres de la madrugada para que me diera consejos de moda.
Me dirijo hacia la puerta para abrirla y me sorprendo al no encontrar a Montserrat ahí. Ariel el sexy sireno está parado frente a mi con una rosa en su mano derecha. Tiene una sonrisa de oreja a oreja y me tiende la rosa para que la tome entre mis manos.
Mi mirada nunca deja la suya cuando huelo la rosa detenidamente a la vez que sonrio. Siento como mi madre se para detrás mío y el temor se extiende por los ojos de mi acosador personal.
Me trago una carcajada a la vez que volteo hacia mi madre. Ella se ve demasiado feliz de que un chico como Ariel esté en nuestra casa.
Ella siente mi mirada y entiende la indirecta. La veo irse con una sonrisa plasmada en el rostro y ya imagino a Monse con ella cuchicheando sobre la visita inesperada de Ariel.
Cuando veo que no hay rastro de ella me volteo hacia Ariel quien está ligeramente inclinado hacia mi.
Alzo una ceja antes de acercarme un poco más tentando su valentía. Quiero saber hasta dónde es capaz de llegar. Su rostro se acerca al mío, hasta tal punto donde nuestros alientos se mezclan en uno solo. Pero no ocurre nada. Nos quedamos en la misma posición sin hacer ningún movimiento. Es raro volver a sentir a alguien que no sea él cerca de mi.
Me separo un poco para verlo a los ojos. Esos hermosos ojos negros que parecen escrutar hasta lo más profundo de tu alma.
Ninguno quiere deshacer el silencio cómodo que nos envuelve. Y eso me hace pensar en que hubiera pasado si no hubiera conocido a Alex.
<<Si tan solo hubiera conocido a Ariel antes de toparme con Alex Rowell.>>
Estoy segura que todo el sufrimiento y el dolor no habría pasado. No me habrían destrozado como lo hicieron.
La realidad vuelve a mi en el momento en que siento como algo suave presiona mis labios. Es en ese momento cuando caigo en cuenta que Ariel me está besando y yo no hago nada para devolverle el beso.
Su caricia no me causa nada, y es ahí donde el pánico me arraiga. Mi pulso se acelera con cada segundo que pasa, mi mente empieza a divagar y el aire pesa en mis pulmones.
Me odio por tener sentimientos hacia alguien que no vale la pena.
Me separo lentamente de Ariel, quien me observa confundido por mi rechazo. Estoy avergonzada y furiosa conmigo misma. Su mirada se torna dolida y triste por un momento. Trato de avanzar hacia el, pero retrocede. La vergüenza tiñe su expresión, y eso me hace sentir sumamente culpable hasta más no poder.
—Lo siento —pronuncio en un tono bajo— Quiero esto hacerlo, pero no estoy lista.
Trata de asentir torpemente, pero se que solo esta tratando de terminar esto rápidamente para irse de aquí.
—Si, lo se —responde con torpeza— me tengo que ir, te veo en el instituto.
Mi pecho se estruja cuando lo observo caminar por la acera, sus pasos son suaves y su rostro está cabizbajo. Me decido a que debo detenerlo, no puedo dejar que se marche sin una explicación. El me importa, trataba de empezar una nueva relación sana con el
Camino apresuradamente hacia el y lo jalo hacia mi. El se voltea sorprendido, y no tiene tiempo para preguntar cuando estampó mis labios con los suyos. Nuestros labios se mueven en un baile urgente y apasionado. Sus manos se instalan en mi cintura, en cambio las mías aprietan la camisa de seda que lleva puesta. El beso se siente tan bien, es como una liberación para mi.
<<Ahora hay dos hombres que han besado mis labios.>>.
Pienso, Alex jamás me habría dejado besar a alguien más. Alegaba que solo el era dueño de mis labios y corazón.
Sonrío entre el beso para pegarme más a su cuerpo. Mi cuerpo no reconoce al Ariel como el autor de las caricias. Pero mi mente si lo hace.
Nos separamos cuando el aire se acaba y nuestros pulmones nos piden con ansias más oxígeno.
—¿Q-que fue todo eso?—cuestiona y mi risa no tarda en llenar el silencio que se torna después de su pregunta.
—Eso fue...... un beso —termino de completar la frase consiguiendo una sonrisa de su parte.
—Se lo que es un beso—dice mirándome a los ojos— lo que quiero preguntar es ¿porque?¿porque me besaste después de rechazarme?
Sus preguntas me pegan duro. El piensa que lo hice por lástima. Y no se que responder a eso.
—Fue un beso Ariel, tómalo como quieras—definitivamente esto no es como lo imaginé — Fue una muestra de lo que siento por ti. ¿Acaso es tan malo?.
—No, no lo es— responde serio—Elizabeth me tengo que ir.
—Esta bien—esto es malo— ¿Te veo en el instituto?—su mirada es severa pero no dice nada, se que esta molesto. Pero no puedo decirle nada más, no sin antes sentirlo.
Notita:
Wenas, wenas...
Este capítulo está dedicado a todos ustedes. Lamento si la narrativa está mal. Apenas estoy empezando jeje.
Se que es un poco largo, pero lo bueno es que hay más para leer.
Muy bien.
Habiendo dicho esto, me despido.
Se les quiere.
Att: Adri G.
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