-¿En donde estabas?-la pregunta lo hace tensarse inmediatamemte-Solo dímelo, se que no te gusta compartir tus cosas con las demás personas pero yo soy tu novia, no quiero hacerte daño, solo quiero ayudarte.

-Si me quieres ayudar, no preguntes y déjame seguir queriéndote, no quiero que sepas mi oscuro secreto, porque se, que si algún día lo sabes, vas a huir de mi para protegerte de mi oscuridad-dice acercándose hacia mi persona.

-Mi bella Elizabeth-prosigue estando frente a mi y extendiendo su mano hasta posarla en mi mejilla- aveces me siento tan estúpido por esconderte cosas, pero te estoy protegiendo de mi mismo. Se que soy un egoísta, por decirte que te protejo de mi y aún así estoy aquí junto a ti, amándote como un desquiciado. Pero créeme que si algún dia te hago daño no me lo perdonaré jamás-susurra uniendo su frente con la mía.

Su aliento se mezcla con el mío dejándome notar que ha bebido alcohol, pero no le digo nada, simplemente extiendo mis brazos y los paso por su torso así abrazandolo y aspirando su perfume.

Me doy por vencida conmovida por sus palabras. Se que esta mal no insistirle más, que tal vez algún dia me arrepienta. Pero en este momento me conformo con su discurso.

***

La semana estuvo intensa por los trabajos en clases y tareas. Ahora mismo estoy en mi casa terminando uno que ni siquiera se que es, lo único que se, es que hay que entregarlo mañana y yo como siempre deje todo a último minuto, así que aquí me tienen tratando de hacer algo de semanas en unas horas.

Una vez doy por terminada mi labor escolar busco algo para comer en la nevera, mientras escucho Happier de Marshmello-esa cancion significo tanto para nosotros, que simplemente no pude borrarla y hacer como que nada paso.

Sus recuerdos vuelven a mi tan rápido como escucho la canción, un hueco se forma dentro de mi y el hambre se me quita casi por inercia. El me lastimó tanto que aveces siento que soy una estúpida por seguir esperándolo cuando se que no va a volver.

Aprieto el vaso que tengo en la mano con fuerza tratando de pensar en otra cosa que no sea en ese dia, en el dia que marco el fin de la Elizabeth feliz.

Avanzo hasta el reproductor para cambiar la canción, me hace mucho daño, pero aún así decidí dejarla intacta en mi lista de música. Quiero presionar el botón hasta encontrar la tranquilidad que quiero y que mis seres queridos tanto añoran para mi. Pero se que si hago eso tendré que comprar otro reproductor y no quiero eso.

Así que opto por solo cambiar la canción y subir a mi cuarto ya que el hambre se me quito.

***

Entro en el salón de clases con pereza, mis pies se deslizan lentamente por el piso del salón y mi rostro se mantiene neutro advirtiendo a todos lo que están ahí y piensan acercarse que mejor no lo hagan si quieren seguir teniendo una buena mañana.

En el transcurso de la clase me doy cuenta que todos tienen unos trabajos en mano listos para entregar y es ahí donde mi mundo se detiene. Recuerdo el porqué de mi flojera y mi pulso se dispara cuando escucho mi nombre salir de la boca del maestro. Todas las mirada están en mi. Y la vergüenza no tarda en envolver mi pequeño cuerpo. Me levanto con la mirada en alto y ocupó mi mejor mirada de aflicción para el maestro.

-Señorita, déjeme ver su trabajo por favor- pide el maestro-¿o acaso no lo ha hecho?.

-Pues....

-Solo déjeme decirle que si no lo tiene en sus manos en 5 minutos su calificación será un cero.

-Déjeme explicarle, fíjese que murió un tío lejano ayer, y no pude terminar el trabajo, pero si me da una oportunidad se lo traigo mañana sin falta.

Su mirada se vuelve dura y se en este momento que no va a aceptar.

-Señorita Elizabeth, lamentablemente no puedo hacer eso, ya que su madre está en la puerta con el trabajo en sus manos- dice haciendo que me gire bruscamente hacia la puerta para ver al Ángel que tengo en lugar de madre con mi trabajo en sus delicadas manos.

Pido permiso para verla, y me encaminó hacia ella quién me recibe con una sonrisa dulce.

-Se te quedo esto en casa. A la próxima ten más cuidado tesoro- susurra para que mis compañeros no la oigan.

-Gracias madre, en la otra prometo tener más cuidado para que no tengas que venir hasta aquí por mis errores.

-De nada cariño, sabes que por ti haría cualquier cosa.

-Lo se madre, lo se.

-Te quiero mucho-dice posando su mano cariñosamente en mi mejilla desatando un sinfín de recuerdos que trato de esquivar.

-Yo también madre-me despido de ella y me adentró al salón de clases, yendo directo hacia el maestro para entregarle el trabajo que me quitó el sueño por todo un día.

Me devuelvo a mi asiento pero me detengo al ver a un individuo en mi silla, no lo conozco de ningún lado pero por la mirada que me da pienso tal vez me tope con el en algún pasillo.

Retomo mi camino dispuesta a quitarlo de mi lugar, mi cabeza está pensando un sinfín de frases para decirle pero todo queda olvidado cuando sonríe.

Es una sonrisa donde muestra parte de sus dientes, es cínica pero también linda, lo que hace que mi pulso se dispare nuevamente y me sienta extraña.

Esta sensación ya la había sentido en el pasado y no me gusta, así que llego a mi lugar que ahora le pertenece a él y tomo mi mochila para irme hacia otro, sin mirarlo y dirigirle la palabra, me siento en otro lugar haciendo que se gire y me mire desde mi antiguo lugar extrañado.

Tal vez haya hecho eso para molestarme, tal vez lo haya hecho para hablarme pero me confío más por la primera. Ya que nadie se acerca a mi jamás.

Lucho con mi curiosidad para no mirarlo de vez en cuando pero fallo algunas veces, veces en donde lo encuentro mirándome sin disimular ni un poco lo cual me pone nerviosa hasta más no poder.

Necesito cambiarme al otro salón o este chico me volverá loca.

Notita:

Les dejo un avance de Elizabeth, se que no es mucho pero pronto tendrán más de su día a día.

Y respecto al chico misterioso, en el siguiente capítulo sabrán su nombre y todo respecto a él.

Sin más los dejo, se les quiere con todo el kokoro❤ hasta la próxima actualización.