Fuera de control.

Ariel:

La guío con mi mano a través de las personas y apenas me doy cuenta del temblor de su mano. Ella está tras de mi y no quiero verla, no justo ahora que se que esta a nada de colapsar. No se el vínculo que tenga con ese tipo, pero es fuerte. Tan fuerte que me dan ganas de darle su merecido por hacerla reaccionar de esta forma.

Llegamos a la carretera y buscó el único transporte que tengo fuera del Instituto. La guío hasta mi motocicleta negra y me giro solo para ver su cálido rostro con una expresión angustiante. Me molesta que tenga esa expresión por la simple presencia de ese tipo fuera del Instituto.

—¿Estás mejor? —pregunto cómo un tonto, cuando es obvio que no lo esta. Pero cualquier gesto es positivo para manejar la ira que esta creciendo en mi interior.

Ella me observa con sus ojos negros tan comunes, pero tan malditamente especiales y se que ella es la única mujer que me hará sentir lo que siento en este instante con solo tener su mirada sobre mi. Me siento tan jodidamente bendecido de haber aparecido en su vida y que ella me haya dejado entrar tan abruptamente así de la nada, me hace sentir importante para ella.

Su respuesta nunca llega pues, en lugar de decir una frase o palabra, toma mi mano entre las suyas y la aprieta durante unos segundos, para después responder una sola frase realmente corta y angustiante para mi corazón.

—Estoy un poco mejor, gracias por sacarme de ahí—responde en un tono temeroso. No se que decirle o hacer para que se sienta mejor, no se como actuar frente a ella en situaciones normales; me siento totalmente perdido en este tipo de situaciones.

Una sonrisa se forma en mis labios, mientras observo cada facción de su rostro. Es tan hermosa que doy gracias a Dios todos los días por permitirme verla cada mañana y así de cerca.

—No es nada, después de todo soy el señor sireno—bromeó un poco, haciendo que rostro se ponga rojo como un tomate.

—Tu no tenías que escuchar eso—susurra colocando sus manos en su rostro, dándome una vista realmente tierna.

—Osea que si no te hubiera escuchado por accidente, nunca me habrías dicho.

Digo lo obvio, pues estoy seguro que su vergüenza jamás le habria permitido decirme algo tan vergonzoso.

Por lo menos yo no he sacado a relucir mis apodos...

—Es un hecho, que no te habrias enterado en medio de esta situación.

—¡Oh! Eli, creeme que si me hubiera enterado en otra ocasión no estaríamos teniendo esta conversación. En su lugar estaríamos haciendo algo más práctico, algo que necesita músculos que no tenemos en los brazos y las piernas.

—Ok, entiendo tu referencia, y agradecería que no mencionaras tus perversiones en momentos como este—responde rapidamente moviendo los brazos de un lado para el otro de forma rápida y confusa.

Me causa gracia como un comentario tan normal le hace perder la compostura tan rápido.

—Creo que tienes muchos apodos igual de vergonzosos para mi Eli—exclamó entrecerrando los ojos de forma acusatoria.

Sus pequeños ojos se abren en grande y sus mejillas se tornan carmesí nuevamente, y no se porque pero creo que algo pervertido esta pasando por su pequeña cabecita en este instante.

—Eso no es cierto, ese era el único.

Doy por terminada la conversación cuando ella se cruza de brazos y entiendo que el tema le da mucha pena.

Aunque averiguare el resto de apodos tarde o temprano....

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Elizabeth:

—Eso no es cierto, ese era el único.

Doy por terminada la conversación, ya que si sigo negandolo se que va a sacarme información. Y no me apetece decirle a Ariel que mi mejor amiga y yo le decimos "sexy sireno pelirrojo". Aunque de pelirrojo no tenga nada, pues su cabello es totalmente negro.

Nos quedamos en silencio un rato, tiempo en el que se me olvida por completo mi estado de pánico y paso un buen rato con Ariel. Es de este tipo de silencios donde la comodidad reina y no sientes ningún disturbio en la atmósfera que nos rodea.

Pero todo el buen tiempo se va al carajo, en el momento en que veo a Alex aproximarse hacia nosotros con cara de pocos amigos.

Mi pulso aumenta y creo que Ariel se da cuenta de que algo anda mal por mi postura reacia o simplemente me lee la mente y sabe que quiero morirme en este mismo instante.

Alex se apresura a llegar hasta nosotros, pero yo tomó de la mano a Ariel girandolo bruscamente hacia mi. Mi mano va a su nuca por instinto y jalo fuertemente su rostro hacia el mío, haciendo que nuestros labios choquen con brusquedad, creando un beso lleno de ganas y necesidad de parte de Ariel, pero de desesperación y miedo de mi.

El contacto con nuestros labios envía descargas de electricidad de mi boca hasta mi vientre, haciendo que mis piernas se aprieten por necesidad de calmar ese lugar tan íntimo.

Una de las manos de Ariel toma mi cintura, mientras la otra se traslada a mi espalda prolongando el beso con fuerza.

Cualquiera que nos viera pensaría que somos unos adolescentes hormonales tragándose el uno al otro por simple placer, pero este caso es muy distinto.

Detenemos el beso por falta de aire y mi vista va directamente hacia Alex, que desde unos metros nos observa con algo de dolor y desesperación en sus ojos. Se que lo que acabó de hacer es muy bajo, pero era necesario.

Ariel sigue mi mirada y se aparta de mi. Su tacto me hace falta. Lo veo y su expresión se torna herida y dolorosa. Da pasos en reversa y lo veo protagonizar una batalla campal en su mente entre sí quedarse o irse. Finalmente decide irse y mi corazón se rompe cuando se sube a su motocicleta, y se va sin mirar atrás.

Notita: Este capítulo esta lleno de errores de narración y creo que ortografía. Voy a editarlo cuando termine de editar los otros que tengo pendientes. Así que sin más, dejó que disfrutéis vuestro capítulo y no culpen a la pobre Elizabeth, ella solo se deja llevar por la situación y no piensa antes de actuar. 💚