Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

45 "Quiero otro durazno"

🔴ADVERTENCIA🔴: Capítulo con contenido sexual explícito.

Los duraznos están realmente deliciosos, son muy dulces, tiernos y jugosos. Lástima que Alexis no esté aquí, ya me empiezo a entristecer.

—¡Mateo! ¡Te he buscado por todas partes! —escuche decir a alguien, gire y ese alguien me tomo de la muñeca y yo me sobresalté. Es el coordinador Carlos.

Ay no, no otra vez...

—¿Qué pasa? —dije y lo seguí, está caminando muy rápido.

—Mateo, ¡si quieres te pago! Pero necesito, necesito urgentemente a que me ayudes con algo por favor —dijo desesperado, yo fruncí el ceño y solo asentí.

Salimos por la parte de atrás, pasamos por una cocina llena de cocineros y hasta nos llamaron la atención, el coordinador aprieta un notebook con fuerza contra su pecho. Llegamos a una parte, como a una casita detrás del lago. Forzó la puerta y paso sin más, yo fruncí el ceño.

—¡Pasa rápido! —me dijo y yo me sobresalté, lo hice y cerró de un portazo. No es por nada, pero ya me empiezo a asustar...

Dejo su computador en una mesa, donde hay martillos y clavos, es una cabaña, pero es como el garaje de una cabaña. Empezó a teclear rápidamente, yo mire y no entendía nada, son muchos códigos extraños.

—¡Damasco! —dijo y me quito la bolsa de las manos, saco uno y lo mordió con fuerza, esta eufórico, le quite la bolsa y me enoje, solo quedan dos, se supone eran esos tres que quedaban para Alexis.

—Esa... Esta cuenta... Mateo —dijo y me agarro de los brazos, tiene los ojos abiertos como platos, y él ya los tiene así, saltones y tétricos, lo cual me hizo asustarme al verlo— necesito que pases dinero a esa cuenta, sin que quede registro, que deposites sin que esa persona sepa quién soy, sin nombres ni nada, ¿de acuerdo? —dijo y yo me quede pegado, trague saliva y asentí muy extrañado.

—O-okey... —dije nervioso. ¿Pero y cómo hago eso?

—¡Niño eres un ángel! Toma, aquí están los datos —dijo rápidamente y se fue. Estoy un poco en shock, esto es muy raro...

Me encogí de hombros y empecé a hacerlo.

—Mariano Lavigne —balbuceé leyendo el nombre en el papel, verifique la cuenta y era la misma. Suspiré y volví a ver el papel.

—Entonces... —dije mirando la cantidad, me acomodé los lentes y leí.

$300.000.000

Ay Dios mío...

Abrí los ojos de par en par y me dio un palpitar muy fuerte, tragué saliva y solo lo hice. No sé por qué, pero me dio un miedo... Un miedo profundo... ¿Qué es esto? El coordinador... En anónimo y estaba desesperado, esto es muy raro...

En ese momento sentí un olor conocido, un humo inundo mis fosas nasales y el fuerte olor a tabaco hizo llorar mis ojos. Mire hacia el lado y salte del susto.

Esta Alexis, como a tres metros, debajo de una repisa sentado en una silla de playa, con su traje de baño y una toalla al hombro. El cuerpo sudado y el cabello mojado, mirándome absorto, con unos ojos asesinos que hicieron estremecerme.

Narra Alexis:

Vida, mundo, Dios... Sea quien sea... ¿Por qué no pueden entender que quiero estar solo?

—Alexis... No te había visto —dijo Mateo y sonrió nervioso, bajo la vista y volvió a una expresión de miedo y angustia.

—Estuve todo el rato acá.

—Ah... Uhm... Tengo damascos —dijo y sonrió adorablemente. Tomó una bolsa y se acercó a mí, me la estiró y saqué uno.

—Gracias —dije y él sonrió tímido.

—¿Estabas en el lago? —preguntó nervioso. Asentí y le di una mordida al damasco, está exquisito. Mateo volvió a tomar el computador de la mesa y se sentó en una silla.

Narra Mateo:

Puedo sentir como me mira, desde atrás, hace un calor horrible y me estoy sofocando. Me amedranta, y también siento su aura enrabiada...

—Mateo —me dijo y giré rápidamente, asentí levantando Mateo las cejas—. Tengo mucha sed —dijo y suspiró. Me paré y fui rápidamente a la parte de las regaderas, justo había un pote en el piso, lo lavé muy bien y lo llené con agua. Volví donde Alexis y lo miré, está sudando...

—Toma —le dije, me recibió el pote y bebió toda el agua, le escurrió por las comisuras y pasó el dorso de su mano por sus labios.

—Gracias. Ahora deberías irte, quiero estar solo —me dijo, con desafecto y de una manera insípida. Me dio una puntada en el pecho, lo miré, y sentí un nudo en la garganta al notar su frialdad, Alexis bajo la vista indiferente y frunció los labios. ¿Realmente quiere me vaya?

—Alexis... —dije, y solo me ignoró, se paró y tomó el pote dirigiéndose a las regaderas. Le tomé el brazo y él se detuvo.

—Vete, por favor —dijo y mi pecho dolió. No le obedecí, lo abracé por atrás y puse mi mejilla contra su espalda, mis brazos lo estrecharon fuertemente y él se tensó con fuerza, quedando inmóvil.

—¿Qué? ¿Te tengo que pedir perdón por no contarte? —dije con fuerza, con una mezcla de enojó y pena, seguido nos quedamos en silencio—. Estabas tan feliz en ese tiempo... y no quería que te molestaras Alexis, pero ahora te enojaste igual...

Me tomó de la muñeca, giró, me abrazó por la cintura y me apretó con fuerza, levantándome del suelo.

Señor mío... Creo que soy masoquista... es que me encanta cuando me agarra con fuerza y estrecha contra su cuerpo haciendo que me cueste hasta respirar.

¡Ahg Mateo! Esto es algo dramático tonto ¡¿Por qué te excitas?!

—¿Alguien más te ha tocado? —preguntó, yo negué repetidas veces y oculte mí cabeza en su pecho, sintiendo su helada y sudada piel.

—Ya, por favor... No-no peleemos más, no me dejes de hablar, no te enojes, a veces hago todo mal, pero en el fondo lo hago para protegerte a ti —dije y un nudo se formó en mi garganta. Me tomó de la barbilla e hizo que lo mirará. Menos mal ya no siente esa tensión que me asustó en un principio.

—Perdón... Ay... perdón Mateo —dijo y yo lo abrace más fuerte todavía. Pegando mi oreja a su pecho, sintiendo el latir de su corazón—. No estoy enojado contigo y tienes razón... Ya pasó...

Yo asentí y sonreí, quedándonos un poco más abrazados.

Suspiré, Alexis se sentó de nuevo en la silla de playa y sonrió, mostrando sus blancos dientes y sus afilados colmillos. Tomé el computador desde la otra esquina y me tuve que encaramar un poco en la mesa para alcanzarlo.

Narra Alexis:

Lamí el tubérculo de mi labio superior con la punta de mi lengua y sonreí, mirando a Mateo, esa pose, y esos jeans... Le quedan muy apretados ahí, son de tiro alto y de un color claro muy bonito.

Miré hacia el lado y negué con mi cabeza. Mis ojos se fueron solitos otra vez y me dio una corriente en la entrepierna. Se para tan derechito que eso hace que se le levante el trasero mucho más...

Mierda, quiero apretárselo, se ve tan esponjoso...

Mateo giro y vio el momento exacto en que me apretaba el pene encima de la aun empapada tela del traje de baño. Mateo abrió sus ojitos y se sonrojo, cerro la boca y bajo la vista, yo dejé caer mi mano sobre mi muslo derecho y abrí un poco las piernas. Mateo trago saliva y me miro a los ojos nervioso.

—¿Ale-Alexis estas...? —pregunto y levanto sus cejas asintiendo. Yo solo sonreí y pasé saliva por mis labios— tú sabes... —dijo y yo apreté la mandíbula.

—Este calor me pone así —dije y el asintió. Se sonroja, esas bronceadas y morenas mejillas se pigmentan con un color sangre y me encanta.

—¿Quieres...? ¿Quieres que...? —balbuceo y bajo la vista nervioso, carraspeo la garganta y se acomodó los lentes— si quieres... te la puedo chupar...

Reí intentando tomarlo como algo divertido..., pero ese "te la puedo chupar" siguió retumbando en mis oídos.

—No, no, se me pasará —dije seguro, siento que si me toca enloqueceré.

Me paré y me acerqué a él. Lo miré de pies a cabeza, puse mis manos en la mesa, a sus costados y me acerqué más. Sonreí, si Mateo está al frente mío y mira al frente, se queda viendo mi pecho, a la altura de mis pectorales. Se queda tan chiquito, es tan bonito, tan oloroso, a limpio, y tiene ese olor natural que me desquicia. Su cuerpo es muy bien proporcionado y esa carita, esos labios, es exótico. En la ciudad las personas son paliduchas y la gran mayoría tiene los ojos claros, por eso este bello chico, con su piel tostada, y con esos rasgos que no sé cómo describir, esos rasgos que me recuerdan a lo salvaje, pero que a la vez son adorables y con esos ojos encantadores destaca mucho... Es simplemente único, y me encanta.

—¿Comiste algo? —le pregunte y acaricie su mejilla. No había comido nada en la comida, y solo recuerdo a verlo visto comer un pedazo del bizcocho que nos dio el coordinador Carlos en la mañana.

—Un durazno —dijo e hizo una mueca. Me miro, bajo la vista, le di un beso en la mejilla y él sonrió.

Si fuera ilegal todo lo que pienso con Mateo, todas esas cosas que imagino y deseo hacerle estaría con cadena perpetua.

Narra Mateo:

Alexis se puso detrás de mí y puso su rodilla entre mis muslos internos. Yo me sobresalte y sentí un bochorno muy grande. Me recordó a la escena de la película "Ghost", con la diferencia de que ahí los actores estaban divertidos.

Yo solo atino a reaccionar torpemente.

Tomé aíre y me puse un poquito más para adelanté. Él se ladeó un poco y quedo con su cabeza como a la altura detrás de mi hombro izquierdo. Seguí haciendo lo del coordinador, tecleando rápido pero muy desconcentrado. Es que sentir la respiración agitada de Alexis y su cuerpo, ahora caliente contra mi espalda me hace cosquillear la barriga y hormiguear los muslos. Y este calor... Es cada vez más intenso... Gire un poco mi vista y me quede embobado, en su torso sudado y desnudo, y a la vez al sentir un olor a jabón muy rico, viendo como se le marca su cosa en el traje de baño.

—Mateo estas sudando —dijo y lo miré. Sin previo aviso llevó sus manos a mi chaleco y me lo sacó, dejándome solo en la camisa que traigo puesta, mi camisa favorita, la con cuadritos celestes y blancos, que es muy delgada...

Narra Alexis:

Siento su respiración agitada. Su temor y como la excitación empieza a invadir su cuerpo. La siento...

—Quiero otro durazno —dije y el abrió los ojos.

—Uhm... Aquí, toma —dijo y me estiro la bolsa nuevamente. Sonreí malicioso y puse mi mano en su cintura-. Había más, pero los chicos se los comieron —dijo y nos reímos. Aprovechando de que estaba mirando hacia atrás, enterré mi mano en su cabello y lo atraje hacía mí, giro y lo pegué más a mí, uniendo su boca con la mía. Gemí y unimos nuestras lenguas. Se separo de mí y jadeo.

—Ale... Alexis la tienes muy dura, déjame hacerlo —dijo y me toco la entrepierna, tome su mano rápidamente y la saque.

—No... Solo... Solo déjame hacer algo —susurre sin poder mirarlo, suspire y sonreí. El me miro con sus grandes ojitos y asintió.

Lo tome de la muñeca y lo gire nuevamente, bruscamente y muy rápido, me pegue a él, su espalda se contrajo y se sobresaltó un poco pero no chisto. Subí mi manó que estaba en su muslo, la pase por su entrepierna, llegué al cinturón de su jean, tomé el final de su camisa y la subí lentamente, metiendo mi mano por debajo y acariciando su caliente torso. Lleve mis manos a su pectoral y lo acaricie, sonreí y me acerque a su oreja.

—¿Y esto cuando salió? ¿Has estado haciendo abdominales o pecho? —dije burlón y le tire el lóbulo de la oreja con los dientes, se estremeció y su espalda se arqueo un poco.

—¿Qué...? No he... Estoy igual que siempre —dijo como quejándose. Solo sonreí y llevé mis dos manos a su torso. Escondí mi nariz en su cuello y aspiré fuerte, llenándome de su esencia. Le besé y mordí, al mismo tiempo en que pellizqué su pezón con fuerza, una fuerza que creo fue demasiada... Mateo gimió y se estremeció, tiro su cabeza hacia atrás y sentí como se removía con fuerza. Eso hizo que sienta como se me pone más dura y como se me empieza a descapullar lentamente. Jadeé en su oído y me mordí el labio.

Narra Mateo:

Desgraciado... Es ma... Es malo...

—Quiero tocarte —dije con dificultad.

—No quiero —dijo justo en mi oído y me dio un tiritón. Apreté lo ojos y quise voltear y de una vez por todas demostrarle que soy fuerte, tocarlo... Pero no pude, simplemente me sume a la perfección.

Narra Alexis:

Pegué mis caderas a su trasero y lo apreté fuerte contra la mesa, Mateo se quejó y volvió a echar su cabeza hacia atrás. Miré hacia el frente y vi nuestro reflejo en un vidrio roto. Me embelesé al mirar su semblante excitado, y a mí tras suyo, con mi maldita mirada lujuriosa.

—Te gusta mucho cuando te beso el cuello —susurré en su oído y pude sentir la piel de sus brazos enchinarse.

Sin girarlo, ni hacer que gire en ningún momento puse mi mano en su nuca, acaricie suavemente y fui bajando muy lentamente, mientras en el aire solo se escuchan nuestras respiraciones agitadas. Llegué hasta su espalda descubierta y pude con mis dedos, saborear su piel, su suave piel. Con mucha calma fui bajando, rosando las yemas de mis dedos suavemente por esa línea de su columna, llegué al borde de su jean y solo seguí, Mateo calló por completo, como si su respiración se cortase, y pude sentir como tembló al sentir el contacto de mis dedos en su nalga derecha. Con mi otra mano aun en su torso lo pegue más a mí. Le apreté la nalga con fuerza, al mismo tiempo en que chupaba su cuello.

Él gimió cerrando y apretando los ojos. Tembló y removió las caderas con fuerza. Solo quiero que se haga consiente y tenga una idea de lo que quiero hacer...

Lleve mis manos hacia adelante, hacia la hebilla de su cinturón y lo desabroche, desabroche el botón, baje el cierre, inmediatamente su jean se aflojo, dejándome ver la pretina de unos bóxeres blancos, volví a deslizar una mano por su torso, por su cuello, hasta que llegue a su mandíbula y sostuve esta con fuerza, con mi pulgar acaricie su labio inferior suavemente.

—Chúpalos bien —susurre en su oído y Mateo trago saliva.

Narra Mateo:

Ay Dios mío... ¿Enserio él va a...?

Gire y lo mire a los ojos temeroso.

—¿Vamos a...? —tartamudee y el desgraciado solo sonrió, me dio un beso en la mejilla y yo sentí más calor del que ya tengo.

—¿Lo has pensado? —pregunto y baje la vista. No puedo hablar... me estoy calentado demasiado, voy a enloquecer. ¡Siento que me estoy quemando vivo!

No pude articular palabra alguna, mi vista se nublo y mi respiración se agito más aún.

—Sabes, ¿verdad? —dijo y asentí rápidamente—. Veías el vídeo que veían las chicas ese día —susurro y yo asentí lentamente. Alexis frunció un poco el ceño y sonrió, yo estoy mudo, ¡¿Qué le digo?! ¡¿Y cómo es que lee mi mente?!—. ¿No sabias como era?

—No es eso... yo me hacía una idea, pero nunca lo había visto —balbuceé y baje la vista a su torso, vi un poquito más abajo... y vi esas marcadas entradas en su abdomen. Su cuerpo es tan perfecto...

¿No pasará nada malo verdad?

Me tomó de la barbilla y levantó mi vista, beso mis labios y yo sentí algo duro y caliente aun rozando mi trasero, algo palpitante. Mire a Alexis, esta sonrojado, sudado y con la respiración agitada. Puedo sentir el palpitar de su corazón y sus músculos de su tronco tensados, en mi espalda.

—Alexis fue suficiente... voy a hacerlo, es-estas temblando —dije y decidido giré y me saqué los lentes.

—No... déjame hacer esto y te aseguro me calmare —susurro y sonrió.

Narra Alexis:

Lo tome del brazo y lo gire rápidamente, con mis pies separe los suyos y con mi pelvis ejercí fuerza, presionando y volviendo a poner su abdomen contra el borde de la mesa bruscamente, Mateo paro mucho más la cola y curvo la espalda, volví a meter mis manos debajo de su camisa y acaricie sus costillas, causándole escalofríos y algún otro gemido ahogado.

Metí mi mano por su pantalón y debajo del bóxer, sintiendo de inmediato su miembro, erecto, palpitante y duro, lo meneé y aprete lentamente, produciendo retorcimientos de Mateo y apretones a mis brazos, enterrando sus uñas con fuerza.

Le mordí la oreja, le besé la cien, le apreté el trasero muy fuerte y él se quejó un poco, sonreí y le di un húmedo beso en su cuello. Subí esa misma mano, deslizándola por su cadera, por su cintura, hasta que llegue a su cuello, con mi pulgar acaricie su labio inferior y el giro un poco su cabeza, junto sus ojitos negros y llorosos con los míos y fue como telepatía...

Suavemente y con calma, lamio la punta de mi dedo índice, luego lo metí un poco más, chupo tal y como le ordene, muy bien. Metí el medio e hizo lo mismo, los pase por sus mejillas internas y siendo malicioso toque la parte trasera de su lengua, Mateo dio una arcada y yo los saqué rápidamente, tosió y me miro con los ojos apunto de botar lágrimas.

Llevé mi mano hasta su espalda baja y metí la mano por debajo de su bóxer, acaricie sus glúteos y me mordí el labio, al sentir esa piel tan suave, tan tersa y jugosa. Pude oír su respiración agitada y profunda, llegué a la parte donde se juntan sus dos posaderas y de un solo tirón, pase mis dos dedos impregnados de saliva, desde su perineo hasta que mi mano volvió a salir de su pantalón, le di una fuerte nalgada en su glúteo derecho y este rebotó exquisitamente.

Mateo gimió desaforadamente y se retorció, apretando los ojos, dejando salir una lagrima... Yo arrugué la nariz y gruñí, ver como se pone me hace perder el juicio. Ver su virginal cuerpo siendo arremetido por el mío grande... Me encanta que seamos tan distintos...

—¿Por qué me pegas? —preguntó balbuceando un poco asustado y avergonzado. Me dio algo en el pecho, me sentí fatal... Lo tomé de la barbilla y le di un beso en los labios, uno casto y sonoro, uno tierno, como diciendo "perdón".

Me separé y lo vi embobado mirándome la boca, con los ojos achinados y la lengua deseante. Me miro a los ojos y sin pensarlo tanto, nos volvimos a besar.

Volví a meter mi mano por su pantalón y ahora sí, fui directo a esa parte, Mateo se contrajo, sobresalto y separo de mis labios, temblando.

Masajee en círculos la entrada de esa cavidad tan íntima y sensible, causando más contracciones y más removidas por parte de él. Esta muy húmedo, por su sudor, mis dedos con saliva y sus jugos naturales.

Esta húmedo, y apretado.

—Relájate —le dije al oído y le dio un espasmo.

—Ale... xis... Esto es lo más sucio que hemos hecho —dijo desesperado y yo sonreí.

—Te recuerdo que te has tragado otras cosas —susurre y el entrecerró los ojos, poniéndose más rojo de lo que ya está.

Metí mi dedo índice lentamente, hasta el primer nudillo y jadeé al sentir como se apretaba y dejaba escapar un sollozo. La sola idea de sentir, e imaginar estando dentro de él me hizo tensar las piernas y sentir un escalofrío por todo el cuerpo. Saqué mi dedo y volví a acariciar en círculos la entrada, Mateo esta desesperado, fuera de sí y noto su tierna confusión, su sentimiento de picardía y se lo que está pensando y sintiendo, y me divierte de una forma inexplicable...

"¡ESTO ES PECADO DIOS MÍO!"

Narra Mateo:

Por todos los santos... Ay Dios mío, perdóname... Perdónalo a Alexis... Por ser tan pervertido.

Sentí como lo volvió a meter, más profundo, justó le había hecho caso y me había intentado relajar, pero cuando lo hizo me volví a contraer haciendo que un espasmo de placer viajara por todo mi cuerpo haciéndome gemir. Empezó a meterlo y sacarlo lentamente, mi respiración agitada lleno el silencio que hay en la habitación y esos gemidos, que me que hacen arder la garganta al intentar contenerlos también. Se siente... se siente increíble.

—¡Ahg! —me quejé, al sentir un ardor y un dolor producido por la acción de meter su dedo completamente. Me contraje con fuerza y gemí. Apreté los ojos y sentí como una especie de agüita salía desde la punta y chorreaba por mi pene...

Narra Alexis:

—¿Está bien?... ¿Te gusta? —le pregunté suavemente al momento en que dejaba mi dedo quieto y lo empezaba a sacar muy suave y lentamente.

Mateo suspira y no puede hablar—. Está bien... —gimió, su cuerpo arde cada vez más.

Con mi otra mano volví a tomar su miembro y noté lo resbaloso que esta, por el líquido pre seminal.

Lamí el caracol de su oreja al mismo tiempo en que metía el dedo anular lenta pero firmemente. Por fin pude sentir esa parte que estaba buscando, ese punto débil. Lo masajee y Mateo se sobresaltó, su cuerpo convulsiono y gritó.

—Cállate —le rogué desesperado, al oído. Anda gente cerca de la cabaña, unos bañistas. Miré al vidrio de enfrente y volví a ver esa excitante escena. Sus labios húmedos y sus cejas afligidas, su rostro sonrojado... Me excité tanto al ver sus expresiónes que sentí un espasmo por todo el cuerpo. Jadeé en su oído y le mordí la oreja.

Mateo, nunca ha sentido algo así, lo puedo asegurar, el placer que le produce esto, que yo calificó incluso como algo básico, en su cuerpo poco experimentado a lo largo de su vida, se siente totalmente diferente. Por eso sentir como se corría en mi mano, sintiendo el éxtasis inundar su cuerpo y apretando mis dedos hasta no poder más, no me sorprendió nada. Le tuve que tapar la boca para que no se sintieran sus sollozos. Apretó los ojos y tenso su cuerpo por completo.

En un mar de lágrimas, temblores corporales, suspiros y jadeos se logró calmar, lentamente se relajó y yo saque mis dedos, dándole una última caricia en su palpitante entrada. Le saque la mano de la boca e inhalo fuertemente, quedando jadeante y trepidante.

Mateo giro y me abrazó, rodeando mi pecho con sus brazos, le di un beso en los labios y frote tierna mente mis parpados y pómulos en los suyos, como un gatito en igual lo hizo. Me robo un beso y bajo la vista avergonzado, yo sonreí y me lamí los labios.

—Mi turno —dije y levanté y jugué con las cejas, Mateo trago saliva y se acomodó el pantalón, aun nervioso.

Cambiamos de posición y apoye los glúteos en el borde de la mesa, tome y le puse sus lentes, sonriendo. Mateo se agacho y presuroso saco mi pene del traje de baño.

Narra Mateo:

No... no recuerdo que era tan grueso...

Lo tomé con las dos manos y lentamente fui subiendo y bajando. Viéndolo fijamente, acomode mis lentes y lamí la punta, y sentí bufar a Alexis, lo mire nervioso y me estremecí al ver esa mirada tan lujuriosa.

Pero a la vez me excite y emocione con tan solo saber y tener esa clara imagen de su rostro excitado y disfrutando por mí...

Narra Alexis:

Me desesperé y decidiéndolo, tuve que hacer algo un tanto despiadado antes de perder la cordura. Tome su nuca firmemente, enterrando la mano en sus rizos y con la otra mano tome mi miembro firmemente. Lo mire a los ojos y le indique lo que quiero levantando las cejas. Abrió la boca y yo de un tirón lo metí completo, sujetando su cabeza con fuerza. Lo solté y se separó rápidamente.

Así empezó, chupando hasta el fondo, dando arcadas y haciendo unos sonidos deliciosos. Como la vez pasada, me causo un placer enorme sentir su húmeda y áspera lengua. Eso sí, le cuesta demasiado, se esfuerza mucho y ver su carita y escuchar sus quejidos y suspiros, intentando respirar me compadece. Lo tome de la barbilla, sacándolo y el jadeo, respira muy agitada mente. Lo volví a tomar decidido a introducirlo en su boca nuevamente, pero lo detuve.

—Tranquilo —susurré y acaricié su labio inferior—. Lame aquí —dije suavemente. Levanté un poco más mi miembro y Mateo lamió toda su extensión lentamente. Gruñí y me fue imposible no volver a enterrar mi mano en su cabello, lo apreté con fuerza y jadeé.

Esto es un sueño... Reí y negué con la cabeza... Debe ser un sueño... Debe ser un sueño...

Después de un rato lamiendo y succionando volvió a introducir mi miembro en su boca, chupo solo el glande, rodeo el resto con sus dos manos, entrelazando sus dedos, y fue subiendo y bajando. Sonreí y gruñí, apreté un poco más su cabello y empecé a mover mis caderas, penetrando su boca. Poco me demore en llegar al clímax.

—Mierda, Mateo —gemí y lo saque de su boca, pero el me detuvo y lo volvió a introducir, hasta que choco con la campana de su garganta. Le escurrió mi semen por las comisuras de sus labios y boto una lagrima. Lo saco y me miro a los ojos, esta vez escupió el restante, tosiendo y poniéndose rojo.

Lo levanté del suelo, Mateo jadeó y me miró embobado, nos besamos, y pude sentir las últimas mieles de mi semen en su lengua. Le ordené, peiné el cabello y otra vez agarré mi toalla, la pasé por sus manos y por el sudor de mi cuerpo.

Lo miré una última vez y le robé otro beso.

Me encanta... Mateo me tiene perdidamente enamorado.












Muchas gracias por leer, no olviden votar y comentar.

💓💓💓

-Dolly

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro