40 "Mío"
Llegué a la escuela, hoy esta medio nublado y muy frío. Cómo siempre pasa, la primera hora esta muy aburrida. Hasta el momento no hemos hecho nada.
-¡Despierte Alexis! -escuché decir al profesor enojado. Me senté bien y lo miré. Viejo de... ¡Ni siquiera estoy durmiendo!
-Disculpe -dije, fuerte y serio. Odio que me regañen. Que enserio me regañen.
-No usé ese tono conmigo Alexis, cuidado.
Inevitablemente lo miré lleno de ira.
Hoy no por favor. Alexis hoy no explotes.
-Usted tampoco -dije de la misma manera que él. Esta todo el curso pendiente y callado.
-¿Perdón?... ¿Sabe qué? Usted me aburre, se quedará sin receso Quivera, por falta de respeto -dijo y afligí el ceño.
Quise responderle, quise pararme y responderle, pero no quería arruinar este día, por más rabia e impulso me denotaba la situación.
Narra Mateo:
¿Dónde está?
No paro de mover la pierna debajo de la mesa. No esta ni Keila, ni Boris, ni Alexis. Empiezo a imaginar cosas, cómo que están con Owen, los cuatro.
Alexis y él...
Siento que Alexis... Más bien, doy por seguro, que Alexis ya no quiere nada conmigo. Si no, me buscaría. Alexis es muy amoroso conmigo, y estos días ni siquiera me ha querido hablar cuando yo quise acercarme y conversar, por eso dejé de intentarlo también.
Ya estoy en la segunda clase, sigo triste, ansioso y muy angustiado. No paro de pensar, lamentarme y querer volver el tiempo atrás, muy atrás. Cambiar lo que pasó ese día con Owen, dejar que Alexis me rogara que tuviéramos tutorías, o el día en que me encontró en la calle.
Tocaron para el segundo receso, en el curso mis compañeros no dejan de hablar del viaje escolar. Están todos muy emocionados, yo en este punto ni siquiera quiero ir. No iré, ya no quiero nada, solo quiero...
-Solo quiero a Alexis -me quejé bajito, rompiendo en llanto. Salí de la sala y corrí hacía el patio. Pasé por la cafetería y lo vi, con Keila, conversando y riéndose en una esquina, caminando rápidamente. Mi pecho dolió.
Fui al lugar del otro día, detrás del kiosco. Suspiré, sequé mis lágrimas, me agarré el cabello con fuerza y empecé a caminar de un lado hacía otro rápidamente.
-Tonto, tonto, tonto, eres un tonto -me dije a mí mismo fuerte, sin que me importe. Puse mi frente contra la muralla de concreto negra y apreté los ojos.
¿Qué debo hacer para que esto termine? Dios, ¿por qué yo?
-¡Mmh! ¿Por qué yo? -seguí quejándome, ya en la cúspide de mi pataleta. Seguí maldiciendo, cuando...
-¿Mateo? -escuché decir a alguien atrás mío. Giré rápidamente. Es Marco...
Me enervé.
-¿Qué pasa? ¿Por qué estás aquí? -me preguntó preocupado. Sin darme cuenta, solté otra lágrima e inevitablemente mi mentón tiritó-. ¿Qué pasa Mateo?, ¿por qué lloras? -Se acercó.
Me alejé rápidamente.
-Hola... Nada... No es nada, ya me voy -dije con la voz cortada.
Giré para irme pero él me detuvo tomándome del brazo.
-Mateo no, dime... Oye -dijo tomándome de ambos brazos.
Tragué saliva, desde lo que pasó ese día, Marco me asusta.
-No es nada, te lo... juro -dije y solté otra lágrima. Él me la secó y yo me zafé rápidamente de su agarre.
Ésto es raro, Marco se ve muy tranquilo. Se ve... normal.
-Pero entonces no llores, se me parte el alma al verte llorar Mateo.
Lo miré. Y sí. Era él. Después de tanto, Marco, mi mejor amigo, el chico más inteligente que he conocido, el chico que escribe poemas y que busca apoyarme a toda costa.
-No llores... Cuéntame, ¿qué pasa? -dijo sobándome el brazo cariñosamente.
Pasé unos segundos dudando en si hablar con él. Recordando lo que dijo Alexis.
Prométeme que te vas a alejar de ese tipo.
Alexis tiene un punto..., pero si me pongo a pensar, es lo que él hizo, se alejó de mí, y no es que lo odie, pero me está haciendo daño. Y ahora es Marco quien me está consolando.
Entonces... Confié.
-Es que -dije, con la voz cortada bajando la vista-, pasaron cosas... Y creo que se arruinó todo con una persona -dije y mis ojos se llenaron de lágrimas otra vez.
Lo miré y él acarició mi mejilla. Hizo un mueca y entrecerró un poco los ojos, yo bajé la vista. Increíblemente, eso poco que dije, me desahogó mucho
-¿Alexis verdad? -dijo y yo abrí los ojos sorprendidoso-. Mateo... Yo siempre estoy aquí, sentado allá arriba -dijo indicando la base de la azotea. Miré para arriba y luego lo volví a ver-. Y el otro día yo los vi conversando. Sé lo que pasó -dijo y yo me sorprendí mucho más, tragué saliva nervioso.
-Nos escuchaste -balbuceé avergonzado.
-Sí.
-Debes estar tranquilo, pensar en tus seres queridos, en tus amigos, en las personas que realmente te quieren... Como yo -dijo y tomó mi mano. La hizo puño debajo de la suya y le dio un beso. Yo asentí y rompí en llanto.
-Gracias -dije, y mi garganta dolió.
Él hizo un puchero y me miró entristecido.
-Por nada Mateo, tranquilo, ven, abrázame.
Dudé..., pero realmente necesitaba uno de esos ahora. Lo abracé, él sobó mi espalda suavemente. Yo escondí mi cabeza en su hombro.
-Mateo perdóname... Yo, hice todo mal... Y... Yo entiendo que no te guste, lo acepto, pero no quiero que dejes de ser mi amigo, ni que nuestra amistad se vaya a la basura por eso que hice -dijo con la voz temblorosa, aferrándose a mí. Me dio más pena aún. Me volvió a tomar de los brazos y me miró de lado, amablemente, como pensando en mil cosas.
Miré hacía un lado. Me es imposible no pensar en lo que pasó. Simplemente fue horrible, pero ahora siento que es otra persona, pero a la vez que es el de siempre...
Que es Marco.
Narra Alexis:
¿Dónde se metió ahora?
He buscado a Mateo por toda la escuela, paseándome con su regalo, y hasta lo llamé, pero nada. Le pregunté a Lucy si lo había visto y ella dijo que sí había venido. Angelita me dijo que había estado con en él primer receso. Esto es raro...
Salí al patio, vi a Rodrigo y me saludó amistosamente como siempre.
-Estoy bien, gracias. ¿Oye has visto a Mateo? -le pregunté sonriente.
-¡Ay sí! Lo vi hace un rato meterse por allá, detrás del kiosco -dijo extrañado, y yo sonreí emocionado.
-Vale, ¡muchas gracias!
Apuré el paso, sin poder borrarme la sonrisa del rostro. Ni la menor idea de lo que hace ahí, pero en fin, lo encontré.
Entré por el espacio debajo de un arbusto.
Y volteé.
(Narrador:)
Marco estaba apunto de rendirse, y realmente aceptar que nunca tendría nada con Mateo, pero sintió la presencia de un tercero. Miró de reojo y lo vio. Su enemigo, el que para él es el antagonista de la historia, se sobrecargó de malas pasiones. Miró a Alexis, y el monstruo salió a flote. Se volvió hacia Mateo y pegó sus labios a los de él, presionando.
Mateo se petrificó, viendo frente suyo, los ojos de Marco cerrados. Y cada fibra de su cuerpo se tensó, puso sus manos en su pecho e intentó alejarlo, apretando los ojos por el esfuerzo, pero Marco, pero Marco se pegó completamente a él.
A tan solo unos metros, las pupilas de una bestia se encogieron, su ritmo cardíaco se elevó, y sus dientes se apretaron, llegando a chirrear. Viendo cómo, los sagrados labios de Mateo estaban bajo otros que no fueran los de él. Una rabia consumió sus venas y una adrenalina viajó hacia sus brazos y piernas. Alguien más, atreviéndose a poseer eso que quiere tanto.
La bolsa que Alexis tenía en sus manos calló al pasto, se acercó en un mili segundo y tomó a Marco de la mano, que se encontraba en la cintura de Mateo, apretó con fuerza esta y lo alejó de él. Lo agarró del cuello de su polera amarilla, haciendo que Marco cayera sentado.
Narra Mateo:
No me puedo mover.
Vi a Alexis, y me asusté.
Marco simplemente se rio un poco. Estiré los brazos para tomar a Alexis y evitar que se hicieran algo con Marco, pero me quedé en seco.
Se pararon. Alexis, por suerte lo soltó.
-¿Qué te...?... Vete -le pidió Alexis, con un tono desconocido para mí. Un escalofrío me recorrió la columna, y es da mucho miedo cuando se enoja.
Marco, que se seguía riendo lo vio a él, me vio a mí, y levantó sus dos manos, mostrando el dedo medio. Yo afligí mi rostro y sentí un nudo en la garganta cuando se fue.
Pasaron unos segundos en los que intenté respirar procesando la situación. Vi nuevamente a Alexis, que esta de espaldas y sigue temblando. Rojo de ira. Me preocupé.
-Ale... Alexis -dije en un hilo de voz. Me acerqué lentamente, mientras él sigue sin reaccionar.
Volteó y me miró. Mi corazón se volvió a parar y de nuevo afligí un poco mi rostro.
Se acercó a mí rápido, yo retrocedí hasta chocar con la muralla, con una mano me tomó del cuello y con la otra me atrajó hacía él, tocando mi espalda. Tomé aíre y apreté los ojos. Alexis me agarró con fuerza, llevó sus labios hacía mi cuello y abrió la boca. Puso su rodilla entre mis piernas y hasta me levantó un poco del suelo. Succionó con fuerza, yo gemí desesperado y apreté sus brazos. Me tensé, tensé mis caderas, removiendome en las suyas y fue para peor.
Okey, okey, de verdad se alteró, de verdad se alteró...
-Tranquilo... Hago ésto, para que nadie más te vuelva a tocar -susurró en mi oído y yo me estremecí. Fue al otro lado de mi cuello e hizo otro chupón.
-¡Ahk! Ale... -me quejé un poco, desesperado. Está fuera de sí, solo quiero calmarlo...
En un intento por sacar sus brazos de mi cuello, Alexis hizo un movimiento rápido y me tomó de la muñeca. Caímos al pasto y se puso encima mio. Volviendo a poner su rodilla entre mis muslos internos y sus labios en mi cuello, sujetándome la muñeca. Y con una mano, no es mucho lo que puedo hacer. Me removí bajo su cuerpo, Alexis jadeó en mi oído y volvió a gruñir. Volvió a poner sus labios en posición, y empezó a chupar con fuerza, me quejé.
-Alexis... No fueron ni veinte segundos... Ah... -dije con dificultad.
-¿Qué mas te hizo?
-Solo... Solo estábamos conversando... Y de la nada me besó -dije tímidamente, me miró a los ojos, volviendo a enojarse. Logré sentarme y alejarlo. Estoy jadeando y siento como si el corazón se me fuera a salir del pecho.
Me agarró de la cabeza, enterrando sus dedos en mi cabello y me acercó a él, uniendo sus labios a los míos. Yo puse mis manos en su pecho, intentando alejarlo desesperadamente, pero es demasiado fuerte.
-Alexis por favor -supliqué ladeando mi rostro. Puedo sentir su respiración en mi cuello.
-Eres mío... Mío, mío -dijo haciendo como un puchero.
-No-no soy una cosa Alexis, y ya... Te pones idiota -me quejé removiendome nuevamente. Su torso esta ardiendo, y yo solo tengo puesta una camisa muy delgada.
-No, no eres una cosa. Pero eres mío y ya está -dijo y me dio un beso en la mejilla. Suspiré y rodé los ojos. Me abrazó con fuerza. Yo jadeé en su pecho, intentando respirar bien.
Me logré calmar por completo y lo miré, tragué saliva y bajé mi vista.
-Vine a pedirte perdón -dijo, afligió su rostro y me miró apenado. Toqué su mejilla y lo miré a los ojos.
-Yo pensé que... ya no querías nada conmigo, y que por eso te habías alejado... Yo ya te perdoné Alexis, por lo de ese día... No importa... Tonto -balbuceé y puse una mano en su pecho.
-Lo sé... Por eso te quería pedir perdón... Mateo -dijo y tomó mi barbilla haciendo que lo mirara-, te prometo que nunca te volveré a hacer daño, ni llorar... Te quiero -dijo y bajé mi vista rápidamente, nervioso.
-Ya, si... Ya, yo... Yo... -tome aíre y sentí calor en todo mi rostro-. Yo... también te prometo que no te volveré a hacer algo... malo -dije muy rápido. Alexis sonrió y mi corazón saltó de alegría, esa sonrisa me encanta. Nunca debería sacársela.
Me dio un beso en la mejilla y me volvió a tomar de la barbilla.
-Te amo Mateo -dijo y sonrió. Se abalanzó contra mí de nuevo y me dio un beso en los labios, corrí la cara y me dio uno en la mandíbula.
-¡Mmm! Ya... Deja... Deja decir eso... No es algo que se pueda decir así como así, no... -me quejé. Él solo sonrió.
-Te amo -siguió diciendo, susurrando y gruñendo en mi oído, entre besos en el cuello y mordidas en mi mandíbula.
¡Maldito desgraciado! Es un... Es un... Ay... Como extrañaba esto...
Jadeé y escondí mi cabeza en su pecho. Respirando agitadamente, evitando que siga... Me matará...
Puso su mano en mi cabello y acarició con suavidad.
-Te tengo un regalo -dijo, abrí mis ojos y lo miré emocionado, pero también dudoso, Alexis es maestro del doble sentido. Se separó y se paró, yo igual lo hice. Sacudí mi trasero, para no quedar lleno de hormigas.
-¿Dónde...? Ahí esta -dijo y fue rápido a buscar algo. Lo recogió y sonreí. Es un regalo, ¡un regalo de verdad!
Narra Alexis:
Se lo pasé, tiene una adorable sonrisa en su bello rostro. Sonreí enternecido. Lo abrió y me mordí el labio. Por favor que le guste...
-¡Qué rico! ¡Alexis!... Gracias -dijo sonriendo viendo la caja de bombones.
-Hay algo más -le dije, me miró y volvió a escarbar en la bolsa, sacó el poleron y lo empezó a desdoblar. Por favor, que le guste, que le guste. Crucé los dedos.
-¿Y por qué...? -dijo, pero no terminó. Miró el poleron completo, de frente, y sus ojitos brillaron, abrió lo boca en shock y se puso rojo.
-Era por eso... -dije riéndome, respondiendole su pregunta-..., para pedirte perdón, y no se... Quería darte algo.
-Alexis... Es... Es... Te amo -dijo y yo lo miré, como un niño emocionado.
-¿Ah? -dije, necesito escucharlo de nuevo. Me miró nervioso.
-Que lo amo, eso... -dijo nervioso, yo solo me reí-. Alexis... ¡Me encanta!, ¡me encanta!, ¡gracias!, ¡muchas gracias! -exclamó, nunca lo he visto tan alegre. Me abrazó. Sonreí y lo estreché contra mis brazos fuertemente.
Olí su cabello y me enamoré otro poquito mas de él.
Que suerte tengo, es como si alguien, quién sabe, su Dios o algo así, me hubiera mandado este ángel.
Se lo puso. Le saqué la etiqueta y lo vi. Mierda... Es tan tierno y lindo. Tal como dijo Kei, le queda grande y eso le encanta.
-Gracias -dijo, le froté el cabello y sonreí. Me agaché un poquito y le di un pico en los labios. Él se sonrojó y frunció los labios sonriendo. Luego bajó la vista. Tocaron la campana y Mateo recogió la bolsa. Tomó sus chocolates y los volvió a meter en ella. Lo tomé de la muñeca y giré dispuesto a irnos.
Pero él se detuvo.
Narra Mateo:
El regalo, los besos, sus palabras... Somos... Nosotros... ¿Tenemos algo verdad?
-Alexis -dije y me detuve.
-Dime -dijo el girando. Tragué saliva y lo miré.
-Esto... ¿Nosotros somos como novios verdad? -pregunté de golpe. Él abrió sus ojos ampliamente y se sonrojó. Bajé mi vista avergonzado y tragué saliva.
-Mateo, o sea... Tenemos algo -dijo y sonrió. Tragué saliva y lo miré.
-Ya... Es mejor así, no entendía muy bien... Así evitaremos más problemas -dije y él asintió, carraspeé la garganta y me llené de valor.
Narra Alexis:
-Entonces... -dijo Mateo nervioso, sin mirarme-, ¿quieres ser mi novio? O sea no... Esto, eres mi novio... Sí... Mmm... Esto es raro -dijo al final riéndose, se acomodó los lentes y me miró-. Mejor me callo.
-Sí quiero -acepté enternecido.
Cambié la forma de tomar su muñeca, entrelacé mi mano con la suya, las metí en el canguro de mi poleron y salimos de una vez por todas de aquí. Pasamos por el patio que estaba ya vacío, por los pasillos también ya vacíos. Llegó el momento de separarnos y le sonreí. Él igual, a su manera, claro. Sonrojado, y siendo vergonzoso.
-¿Quieres venir a almorzar a mi casa? -me preguntó. Lo miré bastante sorprendido.
-Claro, nos juntamos en la salida -dije finalmente, él asintió y se fue.
Llegué a la sala y fui a sentarme con Kei. Me empezó a hablar, pero no pude prestarle atención... Yo... ¿Estoy soñando?
¿Verdad?
Holi :')
Me costó muchísimo terminar estos dos últimos capítulos. Tuve, no un bloqueo, pero fue como que me lo sabía de memoria pero simplemente no podía escribirlo. Surgía algo o me interrumpían ¡pero ya esta! Y soy inmensamente feliz 💕
Como dije, se viene una parte se la historia que amo y es como AH, me emociona demasiado.
L@s amo mucho, a tod@s, cuando comentan y así, me viene una alegría indescriptible.
Muchas gracias por leer, no olviden votar y comentar.
💓💓💓
-Dolly
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro