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30 (2/2) "¡Te pones gay!"

🔴ADVERTENCIA🔴: Capítulo con contenido sexual explícito.

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Narra Mateo:

Siempre quise hacer esto...

Puse mi mano detrás de su cabeza y acaricié su cabello. Luego inesperadamente lo tiré con fuerza. Es más sedoso de lo que imaginé... Se separó y me miró seriamente—. Me dolió —dijo levantando una ceja enojado. Abrí mis ojos con temor y tragué saliva.

—P-Perdón —tartamudeé petrificado. Él solo sonrió maliciosamente... ¡Es un...!

Me tomó de nuevo, fuertemente y me pegó a sus labios, su lengua se metió en mi boca. En esta parte siento que soy muy malo, pero lo intento...

Narra Alexis:

Mierda... Sus torpes labios son exquisitos, son suaves, tiernos y acolchados. Me mordió el labio inferior tirándolo con fuerza. Yo gruñí y me separé.

—Mateo entiende que no soy masoquista —susurré y él se estremeció—. Al parecer tú sí —susurré muy cerca de sus labios. Tomé su cuello y lo mordí, terminé de lamer donde tenía mezcla de trufas y jadeó entrecortadamente. Tomando sus mulos hice que quedara a horcajadas sobre mí. Lo volví a besar. Sentí el bulto que comienza a crecer en su entrepierna rozando en mi pelvis, levanté una ceja. Me tiré con la silla un poco para atrás y su espalda se volvió a poner contra el borde del escritorio. Lo toqué y respingó, rápidamente se incorporó.

—Vengo a ayudarte a... estudiar —dijo quejumbroso y el muy descarado se mordió el labio posa su manita en mi pecho.

—Tenemos toda la tarde para eso —dije volviendo a poner mi mano en su entrepierna. Mientras Mateo no deja mirarme con absoluto nerviosismo yo desabrocho la hebilla de su cinturón, el botón de su jeans y finalmente el cie...

—Alexis... Es que y-yo pensé que no queri... —dijo desesperado sujetando mis manos.

—Hoy no estoy ni cansado ni triste —lo interrumpí, tomé sus caderas e hice que chocaran fuertemente contra mi regazo. Le dio un espasmo y se removió apretando sus ojitos con fuerza... Me empieza a poner duro y hace que el calor se intensifique.

Narra Mateo:

Cada vez que habla así, mi corazón late con fuerza y me dan escalofríos en todo el cuerpo. Pienso... ¿Que se supone que hacemos?... Yo me confesé, él igual lo hizo..., ¿pero... esto es normal?

Comenzó a acariciar muy suavemente. No puedo evitar hacer expresiones, me mordí el labio, me prometí que no gemiría, me da vergüenza hacerlo. La salida que busqué para contenerme fue apretar su antebrazo. Me mira intensamente, la verdad me asusta un poco... No sé qué me quiere hacer... Y... Sonará feo..., pero Alexis tiene un doctorado en debilitarme por completo.

Intento echarme hacia delante, porque quiero tocarlo también, pero me tiene tensado contra su regazo. Puso su mano en mi pecho y me acarició suavemente, desabrochó el segundo y tercer botón de mi camisa, me abrazó por la cintura y pegó a él, tuvo un perfecto acceso para besar mi cuello... Bajó a mi pectoral y succionó mi pezón... Suspiré desesperado, intenté controlar mi respiración inútilmente. Alexis me hiperventila—. ¿Lo has hecho de nuevo? —preguntó de repente. Lo miré... Si le cuento lo que pasó ese día cuando fui a dejar la muestra se reirá de mí, lo sé. Solo lo ignoré y volví a bajar mi vista.

—Si lo has hecho —dijo, como en una afirmación—, te irás al infierno —dijo, al momento en que me apretó con fuerza la entrepierna. Sin poder evitarlo gemí.

—¡No! Tonto... Es que... el doctor me dijo que no lo había hecho bien... Por eso —dije, el solo sonrió, ¡¿porque me mira así el desgraciado?! Me mira como si viera un pastel... No soy tu maldita presa Alexis...

Se mordió el labio y jadeó, sigue viendo mi pecho desnudo y aprieta mi cintura enterrando sus uñas, es como si quisiera... Quisiera desgarrar toda mi ropa... Imaginar aquello hizo que me palpitara algo ahí abajo... Algo que nunca había sentido y que me desesperó más aún. Me acomodé la camisa como pude, nervioso. No entiendo nada... Me siento raro, nunca me había excitado tanto...

Veo su pecho, su torso, pero tiene esa maldita polera negra... Quiero hacerlo yo... Quiero tocarlo...

Me incorporé, iba a besarle, pero me volvió a poner contra el escritorio, yo me quejé. Lo intenté hacer de nuevo, pero otra vez me puso contra el escritorio, me miró y negó con su cabeza seria y a la vez burlonamente—. A-Alexis yo... Déjame tocarte, siempre soy yo —dije con dificultad.

—¿Que me quieres tocar?

—Tú sabes... —balbuceé sin poder mirarlo. Me bajó el bóxer, sacó... a Lucifer de su cueva.

Rápidamente puse mi codo en el borde del escritorio y tapé mi boca, la palma de su fría mano envolvió mi palpitante miembro... Apreté mis ojos con fuerza, Alexis comenzó a hacer un suave masaje por todo el largo. En este momento no me puedo mover, mi mente está en blanco y mi cuerpo se quema.

Narra Alexis:

Tiene un tamaño perfecto y está bien durito... Ese día no me dejó mirarlo, pero ahora si lo hago, descaradamente. Miré su rostro, esta con el ceño fruncido, las cejas afligidas, rojito y con los ojos llorosos.

—Por favor Alexis... —dijo mirando hacia abajo desesperado, viendo como mi mano comienza a masturbarlo con rapidez.

—¿Que? —dije haciéndome el tonto. Giró su cabeza a la izquierda y apretó los ojos con fuerza.

—Déjame... Ay... To... carte...

—¿Qué cosa?

—Tu... Tu... Tú sabes... —dijo al final como quejándose.

—¿Que acaso no lo sientes ya? —dije tensando más su entrepierna con la mía, se removió con fuerza. Aunque intente controlar sus gemidos no puede...

—S-Sí, pero... Tocarte —susurró entrecortadamente, yo solo sonreí. Su cuerpo me encanta, no es ni muy flaco ni tampoco es rellenito, es un balance perfecto que lo hace realmente hermoso. Por eso me gusta tanto abrazarlo. Es esponjoso...

¡Ay y ese durazno! Gordo y redondo... Imagino cuan de apretado debe estar...

—No tienes mi consentimiento —tuve que decirlo, no importa cuán caliente y deseoso este, sé que si lo hace no me detendré...

Aún no está listo, es muy débil...

Me miró haciendo un puchero, pero su expresión cambió inmediatamente al momento en que apreté con fuerza y rapidez su miembro. Bajando y subiendo mi mano cada vez más rápido.

Narra Mateo:

No quiere... Pero... ¿Lo hace para molestarme? ¿Cómo logra aguantarse? ¿Acaso tiene algo ahí?

—A-Alexis eso... Duele un poco —dije desesperado, no mide la fuerza de su mano. La relajó inmediatamente y suspiré. Volví a gemir. Me voy a correr...

—Alexis... Ya... Por favor... ¡Me voy a co...! —grité quejumbroso y desesperado, me llevé la mano a la boca y cerré mis ojos con fuerza.

—Córrete Mateo... Vamos —me ordenó roncamente.

—No... Te vas a manchar... —dije, pero solo me ignoró y siguió, puso su mano en mi cadera pasando a levantar mi camisa, me dio una corriente al sentir el contacto de su piel. Toqué su otra mano... Mi entrepierna y mis piernas se tensaron a mas no poder, sintiendo eso tan duro en mi trasero. Apreté mis ojos con fuerza y me corrí, sollozando su nombre.

Narra Alexis:

Esta temblando, su miembro aun palpita. Vi sus manos, quedó todo manchando. Abrió sus ojos lentamente. Tragó saliva y cuando pudo volver a tener fuerzas se paró y yo igual—. Mira tus manos Mateo —lo regañé. Lo tomé de la muñeca, se estaba cerrando su pantalón. Prácticamente lo arrastré hasta el baño. Abrí el agua, me puse detrás de él, que empieza a controlar su respiración, puse sus manos en el agua, las acaricié suavemente, lavándolas mimosamente. Ay mierda... Con él se me sale mi lado cursi, ¡pendejo! Saqué jabón, se las seguí lavando, tengo mi vista sobre su hombro, puedo oler su cabello, ya estamos llenos de espuma, abrí para enjuagar. Vi al espejo, noto que esta sonrojado y tiene una sonrisa juguetona en los labios...

El resto de la tarde estudiamos mucho, yo hice un trabajo de investigación, él me ayudó mucho. Hubo momentos en que de la nada, nos besábamos. Un casto beso robado, o un largo beso francés. Y luego simplemente seguíamos. Obviamente Mateo quedaba con su característico rubor en las mejillas.

Lo quiero tanto.

















Muchas gracias por leer, no olviden votar y comentar.

💓💓💓

—Dolly

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