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Jake estaba en el escenario, iluminado por los focos que lo hacían ver casi inalcanzable. El estruendo de la música de Nymos llenaba el aire, los gritos de los fans resonaban como una marea imparable. Pero para Jake, todo aquello se sentía lejano, como un eco que apenas rozaba su conciencia. Tenía la guitarra colgada al hombro, sus dedos moviéndose por las cuerdas casi de manera automática, mientras su voz salía más por inercia que por sentimiento.

Su mente, sin embargo, estaba en otro lugar. Allá, donde ella estaba, en algún rincón del mundo que se sentía infinitamente distante. Sabía que estaba atravesando un momento difícil, una tormenta personal, y lo peor de todo era que él no podía estar allí para sostenerla. No podía abrazarla, consolarla o siquiera decirle que todo estaría bien. Esa impotencia lo estaba desgarrando por dentro.

Mientras las luces cambiaban de colores y la banda seguía tocando, Jake miraba al público, pero no los veía realmente. Solo veía su rostro en su mente, recordaba su risa, la manera en que su mirada lo hacía sentir en casa, incluso cuando estaban a kilómetros de distancia. Intentaba sacársela de la cabeza para concentrarse en la música, pero cada esfuerzo era inútil. Era como si cada acorde estuviera teñido de su ausencia, como si cada palabra que cantaba perdiera sentido sin ella.

El público podía notarlo. Las notas no tenían el mismo filo, la energía que usualmente sacudía el escenario parecía diluirse entre sus pensamientos. Sus compañeros de banda también lo sentían, aunque nadie decía nada.

A medida que la última canción del setlist llegaba a su fin, sentía el peso de la noche aplastándolo. Los acordes finales resonaron en el aire y, en el instante en que la música se apagó, se quedó solo con el silencio del escenario.

El público aplaudía, pero incluso desde su lugar, podía percibir que algo no estaba bien, que ellos también habían notado su desconexión. Él mismo lo sentía con fuerza: había estado físicamente presente, pero su alma había estado vagando lejos, en un lugar donde la música no podía llegar.

Se acercó al micrófono, con la mirada algo baja, y por un momento solo escuchó los gritos del público, las luces cegadoras frente a él. Su voz tembló cuando comenzó a hablar, más honesto de lo que alguna vez había sido en un escenario.

—Hey... —Jake tomó aire, tratando de encontrar las palabras—. Ustedes han estado increíbles esta noche, pero yo no he estado a la altura. Sé que lo notaron. —Hizo una pausa, rascándose la nuca mientras las voces del público se fueron apagando poco a poco, expectantes—. No estuve presente, y lo lamento. Hoy... no pude darles lo que merecen.

Se detuvo un segundo, bajando la mirada hacia el suelo del escenario. El peso de sus emociones parecía demasiado grande para ser compartido en palabras, pero el público esperaba, dándole ese espacio de silencio que solo una conexión genuina con sus fans podía generar.

—A veces, las cosas pasan en la vida que te toman por sorpresa, y... bueno, esta noche no puedo dejar de pensar en varias cosas que me están afectando...

El público permanecía en silencio. Algunos entendían, otros simplemente lo escuchaban con empatía, pero todos sabían que lo que estaba diciendo venía desde lo más profundo de su ser, a pesar de consumir su música y seguirlos día a día sabían que el menos expresivo en la banda era Jake, así que le daban su espacio.

—Para compensar, quiero hacer algo especial. Esta es una canción que escribí pensando alguien muy especial para mi —dijo, mirando hacia abajo por un instante—. Es algo que espero que le llegue, y que también espero que les llegue a ustedes. No la hemos tocado antes, pero espero que la disfruten. Se llama "Never Be Alone".

Se sentó con su guitarra, ajustando el micrófono. Jake cerró los ojos por un momento, dejando que sus dedos acariciaran las cuerdas con una delicadeza que hacía tiempo no mostraba. Tomó aire y comenzó a tocar los primeros acordes de la nueva canción.

La letra era una promesa, un mensaje que parecía estar enviando al otro lado del mundo, como si las palabras pudieran atravesar la distancia que los separaba.

"I promise that one day I'll be around,
(te prometo que algún día voy a estar a tu alrededor)
I'll keep you safe, I'll keep you sound..." (Te mantendré a salvo, te mantendré sana).

La emoción en su voz era palpable, cada palabra cargada con la frustración de la distancia, pero también con una esperanza feroz. El público, al principio sorprendido, rápidamente se dejó llevar por la canción. Era una melodía nueva para ellos, pero no tardaron en conectar con el sentimiento que transmitía. Era como si, por fin, Jake estuviera presente, completamente.

"But you'll never be alone, I'll be with you from dusk till dawn..." (Pero nunca estarás sola, estaré contigo desde el anochecer hasta el amanecer).

Los ojos de Jake permanecían cerrados, y mientras cantaba, por primera vez esa noche, el peso en su pecho pareció aligerarse un poco.

La música fluía de él como si fuera una especie de liberación. Podía imaginarla escuchando, aunque estuviera lejos. Podía visualizarla sonriendo, sintiendo sus palabras, sintiendo que, aunque la distancia los separaba, no estaba sola. Él estaba allí, de alguna forma, a través de esta canción.

Cuando terminó, la última nota resonó con un eco suave que dejó a la multitud en silencio por un momento. Luego, los aplausos llegaron, no con la fuerza habitual, sino con una calidez y comprensión que llenó el lugar. Jake, exhausto emocionalmente, sonrió con gratitud.

—Gracias —dijo al micrófono, su voz suave.

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