Mc sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras subía las escaleras crujientes detrás de Alan. La casa de Michael Hanson estaba en un estado deplorable, con paredes agrietadas y suelos polvorientos. El aire era denso y opresivo, impregnado con un olor a humedad y abandono.

Alan la guió con cuidado, siempre pendiente de su paso debido a su reciente accidente. La casa estaba en silencio, salvo por el sonido de sus propios pasos resonando en la madera vieja. Finalmente, llegaron al segundo piso y se dirigieron hacia la última habitación al fondo del pasillo.

Alan abrió la puerta con cautela y dio un paso al lado para dejar pasar a Mc. Al entrar, Mc quedó paralizada por la visión que se desplegaba ante sus ojos. Las paredes estaban completamente empapeladas con fotos de ella y sus amigos: Jessy, Lilly, Dan, sus abuelos y unas recientes con su tío.

—Dios mío... —susurró Mc, sintiendo cómo el pánico se apoderaba de ella.

Había fotos de todos ellos en distintos momentos y lugares: caminando por Duskwood, cuando ella salía a correr, en la universidad, e incluso de su horario de clases. Era evidente que alguien había estado siguiendo cada uno de sus movimientos durante un tiempo considerable.

Lo que más temía estaba sobre una mesa al fondo de la habitación. Se acercó lentamente, casi sin respirar. Allí, sobre la mesa, había plumas de cuervo esparcidas junto a varios dibujos de la marca del cuervo, la misma que había visto en la foto que Alan le envió y en ese arból. Pero lo más perturbador era una foto de ella y Jessy, rayada con gruesas líneas rojas y las palabras "TRAIDORAS" escritas en grandes letras.

—Alan... ¿qué significa todo esto? ¿Él regreso? —preguntó Mc, su voz temblorosa y llena de angustia.

Alan se acercó, sus ojos reflejando una mezcla de preocupación y determinación.

—No lo sé con certeza, Mc. Pero está claro que alguien ha estado vigilándote a ti y a los tuyos, no se si es él ya que como se sabe... nunca se encontro el cuerpo. Quería que vieras esto para que entiendas la gravedad de la situación. Estamos tratando de averiguar quién está detrás de esto y por qué, pero necesitaba que fueras consciente de lo que estamos enfrentando.

Mc sintió que sus piernas temblaban y tuvo que apoyarse en la mesa para no perder el equilibrio. Las plumas de cuervo y los dibujos de la marca le recordaban algo oscuro y peligroso, algo que no podía ignorar.

—Tenemos que salir de aquí —dijo Alan, colocando una mano firme en su hombro—. No es seguro quedarse más tiempo. Te prometo que haremos todo lo posible para protegerte y encontrar a quien esté haciendo esto.

Mc asintió, su mente en un torbellino de pensamientos y emociones. Mientras salían de la casa, no podía dejar de pensar en quién podría estar detrás de todo esto y por qué.

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