7. El primer beso.

Habíamos quedado en la playa en la que te vi por segunda vez, me encontraba sentado en la orilla del mar sintiendo como las olas rompían en mis pies y a veces el agua llegaba hasta mis rodillas. Estaba pensando en todas las veces que habíamos estado juntos, en qué casi nos besamos y que cada vez fuera lo que fuera que sintiera por ti se hacía más fuerte, pero no podía decir nada porque tenía miedo de que no te sintieras igual. Llegaste y te sentaste a mi lado y yo sentí mis mejillas enrojecer, pero miré hacia abajo para que no vieras lo que provocas en mí.

-¿ Qué era lo que querías decirme? ¿era necesario que me citaras tan temprano? Anoche no dormí nada, más vale que te des prisa" dije de mala gana

-Necesitaba decirte que me pasan cosas extrañas cada vez que te acercas a mí, siento como si fuera un volcán a punto de erupcionar y mi piel fuera la lava, ardiente cada que me tocas, no sé qué me está pasando y tengo miedo de que este vértigo que siento sea amor" cuando la última palabra rozó tus labios creo que comencé a hiperventilar.

-A mí me encantas desde el primer día que se cruzaron nuestros ojos y eres jodidamente impresionante. Me gustas, Dylan, muchísimo y si por ello no quieres volver a saber nada de mí me iré y dejaré que vivas tu vida y pactaré con el diablo si es preciso para olvidarme de ti- sentía tanta vergüenza y que mis mejillas explotarían en cualquier momento como una bomba, me levanté de la arena, me sacudí un poco los restos de la misma que acariciaban mi piel y me dispuse a irme, pero sentí que cogías mi cintura y me ponías frente a ti, ya no podía esconder mis mejillas coloradas como las cerezas.

- Ya no creo que pueda estar sin ti- dijiste y me miraste con tus ojos verdes penetrantes y yo sentí que volaba.

-¿Pero no era que no soportabas el amor entre un hombre y otro hombre? ¿no era que no creías en los príncipes que dejaban a la princesa y se iban con el caballero andante?- pregunté sin poder creérmelo.

-El que no lo soportaba era mi padre y me hizo creer que el que no lo soportaba era yo, pero en verdad yo siempre he sido homosexual, simplemente no quise reconocerlo, tenías que llegar tú, el caballero andante y salvar al príncipe de su ignorancia- dijiste acercándome más a ti, juntaste nuestras frentes, nuestros alientos se mezclaron y me besaste, nuestras lenguas se enzarzaron en una lucha de haber quien llegaba antes al cielo.