Capítulo XXVI: El fin de un camino
Días después
Pasaron los días, Kristoff y sus padres fueron dados de alta tras haber visto amenazada su vida, Anna decidió hacer una fiesta de bienvenida en el castillo para ellos.
Hipo salió también al mismo tiempo, con apoyo de su novia y amigos logró volver a trabajar y acostumbrarse a su prótesis. Incluso fue considerado el señor Dahl de cerrar el café en la noche para ofrecer una cena por la recuperación del castaño, por supuesto que asistieron Jack con su amada Elsa, Anna, Kristoff, Mérida y Rapunzel.
- Salud por Hipo, nuestro cocinero estrella, que gracias a su resistencia y valentía se encuentra de regreso con nosotros – mencionó el alegre hombre elevando su copa, al tiempo que todos hacían lo mismo
- Gracias a ustedes, mi segunda familia – inició Hipo – debo decir que no habría salido delante de esto si no fuera por Astrid, mi principal apoyo en todo –
- Hipo… – la rubia chica no pudo evitar lágrimas de emoción tras escuchar sus palabras
- Cada día me das una razón para amarte más que antes, has estado siempre que necesito apoyo –
Astrid sonrió con dificultad debido a lo conmovida que se encontraba
- Es tan hermoso – dijo con emoción Flim ante la mirada divertida de su hermano y de Vanessa, quienes sonrieron notando su sensibilidad
- Te amo – dijo Hipo y se inclinó hacia su novia en un beso tierno, que originó exclamaciones de dulzura por parte de todos
- Quiero dedicar unas palabras – se puso de pie Mérida, atrayendo la mirada de los presentes – de no ser por las acciones de los chicos, de Hipo y, sobre todo de Jack, habríamos pasado por una gran tragedia, quiero expresar mi cariño y reconocimiento por ustedes – levantó su copa – me enorgullece ser su amiga. Por nuestros héroes – todos hicieron lo mismo
Todos disfrutaron de un espléndido sodd* preparado por el mismo señor Dahl, desde hacía mucho no veía tan felices a sus empleados.
La alegría no acabó ahí, pues al día siguiente Jack fue contactado por el rector de la universidad. Tras haber pasado el peligro, se disculpó explicando todo y ofreció a Jack regresar a sus estudios, cosa que el peliblanco no podía creer y aceptó sin dudarlo.
Pasó el tiempo
Sólo faltaba poco para terminar sus estudios, Elsa y Jack habían crecido en su relación, aprendiendo, madurando, cometiendo algunos errores de los que sabían tomar experiencia. Continuaron visitando sobre todo durante las vacaciones a la familia de Jack en Finlandia, pues los deberes del reino mantenían ocupada a la joven reina, quien solía recibir ayuda del peliblanco cuando terminaba sus deberes. No se quedaba atrás Anna con Kristoff, que también pasaron por varios altibajos, sobre todo por la temprana edad de la princesa, de los que aprendieron hasta el punto de anunciar su compromiso oficialmente. Nadie en la ciudad veía más felices a las parejas reales de Arendelle.
Hasta que un día...
- Elsa Arendelle… – comenzó el chico, mirando los ojos color azul hielo de la reina iluminados por la luz de las velas que adornaban la mesa en un elegante restaurante
La joven ataviada en un elegante vestido plateado con brillos de diamante y sus pendientes con forma de copo de nieve, se mostró nerviosa
- … cuando salí de casa, lo único que pensaba era en poder vivir por mi cuenta, ansiaba seguir muchos caminos y ser alguien en la vida – tomó aire – al conocerte, fue como ver la verdadera belleza por primera vez, me siento tan afortunado de haber sido el novio no de la reina, sino de la chica más dulce, valiente y linda que existe – suspiró y los ojos de Elsa empezaron a brillar con las palabras del muchacho
- Hemos pasado por tanto y aunque en ciertos momentos creí que te perdería, nada nos logró separar. Creí que perdía el camino de mi vida, pero me di cuenta que mi camino siempre has sido tú – se levantó de su silla metiendo la mano en su saco mientras las primeras lágrimas empezaban a rodar por las mejillas de la joven reina – Elsa – se arrodilló frente a ella tomando su mano suavemente – ¿me haría su majestad el infinito honor de ser mi esposa? –
Abrió una pequeña caja de terciopelo dejando ver el brillo de un hermoso anillo tan pequeño como el delicado dedo de su futura portadora y adornado con una joya única que brillaba como el mismo sol. Elsa no lo podía creer, se llevó las manos a su boca para ocultar en vano sus sollozos y pequeños gritos de alegría; todo mientras las lágrimas surgían de sus ojos y empapaban sus rosadas mejillas.
Jack quedó en silencio contemplándola, en espera de su respuesta. La joven no decidía si mover su cabeza o sus temblorosos labios, pues la emoción tan abrumadora invadió completamente su sistema nervioso. Estaba predispuesta a ese momento, tan mentalizada, pero la emoción que sintió en ese momento no se podía controlar. Hasta que, en un momento, sus labios lograron articular la palabra:
- Sí… – sonó débil, pues el llanto seguía opacando su voz – sí Jack – por fin pudo decir con claridad mientras su llanto se tornaba en una inmensa sonrisa y acercó lentamente su mano izquierda hacia Jack
Con la infinita alegría impresa en su rostro, Jack colocó el anillo suavemente en su dedo anular para posteriormente posar sus labios en el dorso
Entonces, ella acercó su mano para contemplar el anillo mientras llevaba nuevamente a su boca la mano derecha, conteniendo su emoción que seguía creciendo. Jack se puso de pie y tomó sus manos con delicadeza; ambos se miraron un momento, entonces él se acercó lentamente mientras ambos cerraban sus ojos y la besó.
Elsa sentía la suave caricia de sus labios unidos, colocó sus manos en la quijada del chico y se dejó llevar por las sensaciones que le causaba, sus lágrimas de felicidad aún podían sentirse resbalando por su rostro
Y llegó el esperado día
Las campanas sonaban, Jack desde el altar veía hacia la puerta. Vestía un elegante traje de la realeza color azul con bordes dorados y una banda azul oscuro con blanco cruzando su pecho.
Entonces ella entró. Elsa, la reina de Arendelle caminó por la alfombra en dirección al altar, ataviada con un hermoso vestido celeste como sus ojos, un delicado velo sujetado por una corona indicando su posición de reina y un ramo de primorosas flores azules, rosas y blancas.
Todos se encontraban en las bancas adornadas con listones y flores de finos colores; y nadie la había visto tan radiante y tan feliz. Se encontraba gente de todo el reino, así como nobles de otros países. Delante de ellos por un lado, Vanessa junto a su marido, por otro lado, Flim y Flam con sus respectivas esposas, al igual que el señor Dahl junto a su señora, miraban con singular alegría la ceremonia, Mérida sentada junto a Hipo y Astrid, quienes lucían sus mejores ropas, resistían las ganas de aplaudir.
Hasta el frente Anna lloraba con emoción mientras presenciaba todo, Kristoff tomaba su mano para tratar de tranquilizarla, Rapunzel también se encontraba junto a Eugene sonriendo mientras observaban a Elsa aproximarse. Por último, la señora Mary limpiaba sus lágrimas, repletas de alegría y emoción mientras el señor Joseph Overland, henchido de orgullo, estaba por llegar al mismo punto que su esposa. Ambos observaron a su hijo mientras recibía a la mujer de su vida en el altar
El sacerdote se puso sus gafas y abrió el libro, dando comienzo a la ceremonia. Llegado el momento de los votos se acercó la hermana de Jack, Emma ahora de 15 años, con los anillos colocados en un reluciente almohadón de terciopelo. Le sonrió con gran alegría a su hermano y a su cuñada, en señal de felicitación mientras depositaba los anillos frente a ellos.
- Yo, Jackson Overland Frost, te acepto a ti reina Elsa de Arendelle, como mi esposa – colocó el anillo en su dedo – prometo amarte y respetarte cada día de mi vida… –
Elsa contuvo sus lágrimas de emoción y tomó el otro anillo, volvieron a juntar sus manos
- Yo, Elsa reina de Arendelle, te acepto a ti, Jackson Overland Frost, como mi esposo y prometo amarte y respetarte cada uno de los días de mi vida… – colocó el anillo tras dictar sus votos y los ojos de ella no se apartaban de los del peliblanco, ambos se miraban con inmensa alegría.
Pensando en los años que inevitablemente pasarían para los dos, la reina formuló la siguiente pregunta
- ¿Jack...? ¿aún me amarás? – el chico la miró tiernamente – ¿incluso si ya no soy joven y hermosa? –
Con gran ternura y sinceridad, el joven respondió – Oh, Elsa, te amaré hasta el fin de los tiempos –
Estas palabras provocaron que la sonrisa de ella se ampliara y luego se torciera un poco, mientras las lágrimas brotaban de sus ojos, mostrando lo mucho que estaba conmovida. Entonces, el chico colocó suavemente una mano en su rostro y ambos se acercaron para sellar su matrimonio con un beso. Entonces, los asistentes rompieron en aplausos
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El salón era inmenso, los muros se levantaban cual murallas de una fortaleza terminando en grandes arcos que atravesaban el techo del cual, grandes candelabros colgaban, relucientes y ostentosos
Dos filas de bancas ocupadas por los asistentes se abrían ante los ojos azules de Jack, quien sentía las miradas de los presentes posarse en él. El joven tragó saliva en el momento que caminó hacia el frente donde el obispo se encontraba. El hombre tomó la estola bordada de la mesa al lado suyo, colocándola sobre el hombro de Jack y cruzando su pecho; supo el joven que en ese momento debía hincarse, haciéndolo de esa forma. Pudo sentir como la corona era colocada sobre su cabeza, sólida, pero con una base suave, por lo que fue como recibir un sombrero común.
Se puso nuevamente de pie y se le extendió una bandeja plateada donde el cetro y el orbe, símbolos de lal poder real, se encontraban. Jack retiró sus guantes y tomó ambos artefactos. Los sostuvo a sus costados, tomó aire y se dio media vuelta, mirando hacia los asistentes
- Rey Jackson de Arendelle – el obispo anunció con voz alta y la multitud prorrumpió en aplausos
Jack luchó por ocultar su emoción, que amenazaba con desbordarse. Pudo ver a su familia aplaudiendo, a Anna, a Kristoff, a todos sus amigos. Tras un tiempo prudente, volvió a colocar los artefactos en la bandeja y colocando sus guantes nuevamente, caminó hacia su reina, que se encontraba a pocos pasos de él. Ambos se sonrieron y miraron hacia el frente
- ¡Vivan los reyes de Arendelle! –
- ¡Vivan! –
Se escuchó en todo el salón, mientras ambos jóvenes siguiendo su protocolo, mantuvieron la seriedad. Solamente ellos sabían la infinita emoción que ocupaba sus corazones
Los invitados se encontraban en el banquete cuando los nuevos reyes aparecieron en la entrada. Jack condujo lentamente a Elsa hacia la pista de baile, empezó la melodía y el joven tomó a Elsa de la cintura para comenzar ese baile tan especial para ambos. Sus miradas no se despegaron en ningún momento, todos los invitados podían sentir el gran amor en la mirada que se dedicaban. Los recién casados se dejaron llevar por ese único momento, sólo existían ellos dos.
- Muchacho, ven aquí – se acercó el profesor Nicolás a Jack en el momento en que empezaron a recibir a los invitados en su mesa
- Señor Nicolás – dijo con alegría el joven, recibiendo el abrazo de su anciano profesor, quien, junto a su esposa, expresó su orgullo por el camino logrado de su nuevo alumno
- ¿Aún estamos a tiempo para felicitarlos? –
Escucharon una voz y con gran sorpresa, vieron acercarse a Aster y Tooth, quienes, ataviados con sus galas, se acercaron a ellos. La pareja los recibió e intercambiaron abrazos de felicitación, el resto de sus amigos se acercaron e hicieron lo mismo.
- Elsa – empezó Anna - ¿en qué momento creciste tanto, hermanita? – sus ojos amenazaban con soltar lágrimas
Elsa sólo la atrajo hacia ella para abrazarla, mientras Kristoff felicitaba a Jack y ambos miraron enternecidos la escena
Rapunzel y Eugene fueron los siguientes
- Cuando pensé que volvería a Arendelle para visitarlas, no pensé que sería el inicio de la aventura más emocionante de toda nuestra vida – expresó la rubia de cabello largo
- Como bien decía mi padre, la vida no te deja de sorprender – dijo con cierta gracia Anna
- Es cierto, no deja de sorprender – dijo Elsa – pero cuando dices la oración completa tiene otro sentido –
- ¿A qué te refieres? – preguntó un poco confundida Anna
- Él decía también: “cada sorpresa de la vida es un camino hacia una nueva vivencia” – tomó la mano de Jack con suavidad y lo miró – y si tienes suerte, esa vivencia durará para siempre –
Esto provocó que Jack sonriera conmovido mientras todos, hasta Mérida, expresaron su ternura en un clamor general
Posteriormente, Astrid e Hipo felicitaron a sus amigos y acto seguido se acercó Mérida
- ¿Seguiremos llendo al café, cierto? – preguntó la pelirroja
- ¡Claro! – expresaron todos los presentes. Esto provocó que el señor Dahl, que se encontraba a poca distancia, empezara a celebrar gustoso, aplaudiendo en silencio
- Muchachos, la barra está lista, cortesía de mi parte – dijo Vanessa y todos se dirigieron felices a tomar sus bebidas
Tras algunas horas, los padres de Jack se encontraban platicando con los jóvenes albinos
- En serio, pueden quedarse aquí si lo prefieren – dijo Elsa, colocando una mano en el pecho, en señal de que decía palabras de corazón
- Estamos profundamente agradecidos, Elsa. Pero nuestra vida se originó allá y es donde pertenecemos – le respondió dulcemente la señora Mary de Overland
- Estaríamos más cerca– expresó algo desanimado Jack – no tienen que regresar a Finlandia –
- Hijo – el señor Joseph puso su mano en el hombro del joven rey – tu encontraste tu futuro aquí, mira ahora, tienes una vida y un hermoso camino nuevo que recorrer – comentó ante el suspiro del peliblanco – no nos habíamos sentido tan orgullosos en nuestra vida – esto provocó que algunas lágrimas salieran de los ojos de Jack, ahora conmovido – así como has hallado tu futuro aquí, el nuestro siempre ha estado allá –
- Hijo, no llores. Cada día que nos visiten nuevamente, estaremos esperándolos con los brazos abiertos – dijo su madre, tras lo cual Jack limpió sus lágrimas
- Lo entiendo – asintió tratando de recuperar su sonrisa – vengan aquí, los amo –
Jack se unió en un abrazo con sus padres, mientras la joven reina miraba sonriendo, sintió que Jack tomó su mano al terminar el abrazo con sus padres.
- Hablando de casa – murmuró Elsa – ¿nos acompañan a la cocina del castillo? Pediremos que traigan el postre –
- Es verdad, mi reina – dijo con cierta emoción Jack – el señor Dahl nos mandó una cacerola llena de crepas –
Se dirigieron los señores junto con la pareja hacia el pasillo y, al llegar a la cocina, vieron a Kai parado frente a la puerta, con gesto de preocupación
- Disculpe Kai ¿sucede algo? –
- Ah… ¡majestad! – se veía nervioso – s-se trata de u-un pequeño incidente… –
Fue interrumpido por ruidos en la cocina junto con exclamaciones de asombro y se apuraron a entrar
La bandeja que contenía las crepas, estaba casi vacía, se veían pocos trozos mordidos encima de ella. Pero lo que más llamó su atención fue que justo al lado de ella, la hermana de Jack masticaba con gran satisfacción lo que parecía ser la última crepa. Cerca de ella Anna y todos sus amigos sólo miraban con asombro la rapidez con la que la joven desaparecía esa última pieza
- ¡Emma Mary Overland Frost! ¿Qué crees que haces? – exclamó molesta su madre
La joven se encogió de hombros mientras limpiaba los restos de su vestido – ¿qué? Soy la segunda reina al mando ¿no es así? Tengo derecho a probar el postre para decidir cuál es mejor –
La inocencia de su voz, junto a lo que acababa de pasar, sacó a los jóvenes reyes de su asombro y entonces empezaron a reír de buena gana. La risa fue contagiada a los señores Overland que no pudieron más que abrazar con cariño a su hija mientras reían con ella. Los amigos de Jack y Elsa, junto a Anna, tampoco pudieron resistirse y pronto, todos reían por lo sucedido.
Sin duda, un día inolvidable
El tiempo pasa
Gracias a su carrera, Elsa se desarrolló como una gobernante muy diplomática y estableció fuertes acuerdos comerciales con los países vecinos, que llevaron a Arendelle a un esplendor no antes visto. Por supuesto que en tales deberes fue ayudada por su esposo, quien se graduó en pedagogía y le fue ofrecido un puesto como profesor en la secundaria más prestigiosa del reino. Sus conocimientos de enseñanza lo convirtieron en un destacado miembro de la educación en Noruega, por lo que dos veces al mes viajaba para dar conferencias en varias partes del mundo, logrando llevar con éxito su papel como profesionista, rey y esposo.
Al día de hoy aún se puede ver por las calles de Arendelle a la pareja de reyes paseando, visitando a la gente en cumplimento de sus labores o con sus amigos en el ahora famoso y renombrado café del centro del reino.
Termina aquí la historia del chico incomprendido, que salió de su ciudad en busca de un futuro y encontró su camino, junto a las personas que cambiaron su vida por completo. Todo por decidir irse de su ciudad de origen.
Dedicado a mis lectores más fieles
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*Sodd: Sopa de cordero con patatas y zanahoria, típica de Noruega principalmente en los meses fríos.
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