Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo XVIII: Una boda en Finlandia

Jack esperaba sentado en su cama, habían pasado 30 minutos de que Elsa entró a la habitación y cerró la puerta. Solo esperaba poder estar bien con ella.

La platinada, de igual forma, se encontraba sentada en la cama de Emma, miraba pensativa hacia sus pies, cubiertos por sus sandalias plateadas. Llevó sus frías manos al rostro, había sido muy molesta la situación de hace rato, pero sabía que Jack no había contribuido, se veía sincero. Le incomodaría ver de nuevo a esa mujer, es verdad, pero Jack y su familia no tenían la culpa de su comportamiento, el fin del viaje era una fiesta y ella estaba decidida a disfrutarla. Respiró profundo, ya un poco más tranquila pensó “pobre del futuro marido de ella” rió para sí misma, además, Jack no permitiría que ella pasara otra situación que la hiciera sentir mal.

Se puso de pie dando un gran respiro nuevamente y abrió la puerta

-Jack – el peliblanco levantó su mirada para ver a su novia en la puerta, su rostro estaba serio, pero ya no mostraba molestia

-Elsa – se puso de pie y avanzo a ella para ambos abrazarse – perdón por lo sucedido –

-Perdóname a mí – murmuró ella – no fue tu culpa, perdón por haberte hablado así –

-No pasa nada princesa – la miró y besó su frente – desearía no haber pasado por esto -

-Jack, solo ¿No sientes algo por ella? – lo miró fijamente

-Elsa ¡no! – dijo casi inmediatamente – te dije que ella fue una profesora que se volvió mi amiga, pero tras esto que ocurrió ya no siento la confianza. Sólo me importa ahora que tu estés feliz y hacer lo necesario para lograrlo –

Elsa pegó su frente al pecho de Jack

-Mi reina, si no te agrada la idea de ir al baile, no vamos – le sonrió – nos quedamos en casa a ver películas o vamos a cenar –

-No Jack – lo miró algo preocupada – hicimos el viaje para esto, no podemos dejar que se arruine. Al fin de cuentas – lo abrazó del cuello – en la fiesta seremos solo nosotros – estas palabras cautivaron al peliblanco, quien la miró a los ojos para luego sonreírse mutuamente y unirse en un nuevo beso, al tiempo que el abrazaba su cintura. Duraron 15 segundos con sus labios encontrándose, para luego mirarse profundamente.

-Te amo, mi copito – dijo Jack provocando que Elsa se sonrojara

-Jack… - dijo soltando un suspiro y lo abrazó besándolo nuevamente, le encantaba que el la llamara así.

-Te amo Jack, me encantas – dijo al romper el beso

-Yo te amo más Elsa – acarició su mejilla mientras ella lo miraba con los ojos brillantes – desde que me enamoré de ti me prometí que te haría feliz – ella soltó aire con una mirada encantada – ahora su majestad, ¿le gustaría ir a la playa? – fue lo siguiente que dijo el peliplateado sonriendo a un lado

Elsa sonrió a su vez, emocionada – a cualquier parte con sólo estar a tu lado –

-Entonces, arreglémonos. Nos vemos en la sala en 10 minutos – dijo Jack en tono feliz

La joven platinada asintió y se dirigió a la habitación de Emma, al poco rato ambos se encontraron en la sala vistiendo sus atuendos de playa, ambos se cubrían con camiseta y Elsa usaba un short sobrepuesto, llevaban una pequeña maleta con toallas y bloqueador, pues, a pesar de ser los días de primavera, el sol estaba fuerte.

Llegaron caminando a la playa en 5 minutos, una vez ahí, encontraron disponible un espacio con sillas para dejar sus cosas, procedieron a quitarse las prendas sobrepuestas y se miraron nerviosos, pues era la primera vez que observaban con más detalle el cuerpo del otro.

Jack quedó cautivado por el delgado pero curveado cuerpo de su novia, confirmó que sus piernas le parecían perfectas y su cintura llamaba a gritos su mirada.

Elsa veía perdidamente el torso de Jack, su cuerpo era delgado, pero tenía un pecho y abdomen marcados, a la vez que sus brazos exhibían la definición de sus hombros.

Ambos se sonrojaron, mirándose, apreciando con cautela cada detalle de su piel expuesta
-Elsa… ¿vamos? – dijo lentamente y aún con timidez el peliblanco, extendiendo su mano

La joven reina salió de sus pensamientos por la voz de Jack, para encontrar la mano del chico frente a ella – Ah… claro, Jack – la tomó algo temblorosa, tratando de recuperar la cordura, se encaminaron al mar. Pronto nadaban entre las olas y jugaban en el agua.

Las demás personas los miraban con gran sorpresa, pues el agua nórdica se encontraba helada y nadie, en su sano juicio, pondría un pie dentro de ella. Sin embargo, a los jóvenes no parecía molestarles en lo mínimo. También los veían ya que era imposible que no llamaran la atención de los asistentes a la playa, pues eran una pareja perfecta en todos los sentidos, sus movimientos parecían coordinados, sus cabellos brillaban a la luz del sol y sus rasgos los hacían ver como divinidades que surgían del agua.


En un momento, una ola se alzó sobre ellos e instintivamente se abrazaron, cubriendo sus ojos del impacto de agua salada, gracias a su agarre no fueron revolcados. Cuando abrieron los ojos, se dieron cuenta que seguían afianzados al cuerpo del otro y lo cerca que se encontraban.

-Eres tan hermosa – la voz de Jack salió como una caricia para ella, quien lo veía con admiración.

Al tiempo que sus rostros se iban acercando, cerraron los ojos y sus labios volvieron a encontrarse en un nuevo beso, que disfrutaron al máximo, los brazos de ella recorrieron la espalda de Jack; así como el abrazó la piel de su cintura, sintiéndola bajo sus pálidas manos.

Al separarse, contemplaron los ojos del otro y sonrieron ampliamente, pues adoraban esa mirada. Salieron del mar y se dirigieron a donde se encontraban sus cosas, se secaron, vistieron y emprendieron el regreso a casa.

En cuanto se acercaron a la puerta, escucharon una voz a sus espaldas

-Oigan –

Se giraron para encontrar a Emma, quien coincidió con la llegada de ellos a la casa. Curiosamente, llevaba una pequeña bolsa con ella.

-Coincidimos en la llegada – dijo Elsa sonriendo

-¿Qué es lo que traes ahí hermana? – preguntó Jack con curiosidad

-Ah – miró su bolsa – compré unas cosas para la comida, es una perfecta oportunidad para preparar un pastel de carne – Jack la miró alzando una ceja y sonriendo – verás que he aprendido, hermano –

Los tres chicos entraron a la casa, Elsa se dio un baño rápido y bajó a la cocina.

-Emma ¿necesitas ayuda? – preguntó acercándose a la pequeña mesa donde la niña preparaba los ingredientes

-Gracias Elsa, creo que puedo sola – contestó amablemente, la peliplateada sonrió

-Realmente me gustaría ayudar – insistió – la vida en el castillo nos ha alejado de labores domésticas o cocinar, pero estar en tu casa me hace sentir una gran inspiración, un deseo de formar parte de sus actividades, para olvidar el trabajo de todos los días –

Esto provocó una sonrisa en la pequeña Overland, quien cedió a la petición de Elsa – de acuerdo, puedes ayudarme engrasando la bandeja mientras yo enciendo el horno – le indicó. Posteriormente, entre ambas chicas fueron acomodando el relleno, dando forma a la carne y añadiendo tiras de tocino como envoltorio.

Dieron las 3:00 pm y Jack bajó a la cocina, encontrando a ambas chicas quienes observaban su creación en el horno.

-Que olor tan delicioso – comentó acercándose

-Espero que así como huele, sepa – dijo Emma, soltando una leve risa

-Estoy segura que así será, has hecho un buen trabajo – dijo mirándola la joven reina, a lo cual Emma sonrió un poco apenada

-No pudo quedar tan bien de no ser por Elsa, Jack – miró a su hermano

-Te he enseñado bien – dijo con una sonrisa algo pretenciosa, para recibir un empujón en el hombro

-No seas presumido, Jack – le dirigió una mirada seria su novia, con una ligera sonrisa

-Claro, que el alumno puede superar al maestro – se rascó la nuca, riendo nervioso. Elsa sólo giró los ojos riendo un poco, sabía que era parte de su personalidad.

Se encontraban viendo la televisión en la sala cuando dieron las 4:00 pm, en ese momento, escucharon el carro de los padres de Jack, que llegaban a casa. En cuanto se abrió la puerta, Emma se bajó del sillón y corrió hacia ellos, seguida de la pareja.

-¡Mamá, papá! – los recibió con un abrazo

-Mi pequeña – dijo el señor Joseph recibiendo en sus brazos a Emma

-Hola hija – hizo lo mismo la señora Mary

-Bienvenidos a casa – dijo Jack con una sonrisa, al tiempo que saludaba a sus padres

-Hola señora – dijo Elsa, con un saludo

-Hola Elsa, ¿Cómo pasaste la noche?  – con un tono de voz dulce, saludó a la novia de su hijo, mientras el señor terminaba de saludar a Jack

-De maravilla – respondió con una sonrisa – muchas gracias señora –

-Hola Elsa, que gusto verte de nuevo -

-Hola señor – saludó esta vez al padre de Jack, quien gustoso devolvió el saludo a la joven reina

-¡Mami! Elsa me hizo reina – exclamó emocionada la pequeña, de nuevo, con las manos sobre su diadema

-¿Qué? – preguntaron los señores con cara de duda

-Jajaja, creo que mejor pasamos a la mesa – comentó Jack, riendo ante la persistente emoción de su hermana

Pasaron a sentarse a la mesa, mientras su hija y Elsa sacaban del horno la bandeja, para acercarse con ella, acto seguido presentó el platillo

-Fue hecho por mí y por Elsa – exclamó orgullosa

-Estoy segura que será el mejor hecho hasta ahora, se ve delicioso – comentó la señora, observando maravillada el pastel de carne y provocando una ligera sonrisa tímida en Elsa

-Muy bien familia, a comer se ha dicho – anunció el señor al tiempo que todos se servían – debemos recuperar las fuerzas gastadas en el trabajo –

-Cuéntennos, ¿qué hicieron esta mañana? – preguntó la señora de Overland, para distraer su mente de todo el trabajo del día

-Como les dije, ¡Elsa me nombró reina! – exclamó nuevamente entusiasmada Emma, y procedió a platicar a sus padres la forma en que Elsa colocó su mano en sobre su cabeza y colocó su diadema ahora hecha corona por ella

-Vaya hija – contestó un tanto asombrada la madre de ellos – eso es maravilloso – Elsa sonrió

-Después, Elsa, mi hermano y yo fuimos a pasear en la plaza y encontré a Jamie – relató Emma nuevamente – me invitó a jugar con ellos y de ahí fuimos a su casa, donde pasamos un rato jugando a saltar la cuerda –

-Le mostré a Elsa los lugares cercanos mientras Emma estaba con sus amigos – relató Jack

-¿En serio? ¿Qué te pareció nuestra pequeña ciudad? – preguntó la señora a la joven rubia

-Es maravillosa señora, todo es alegre y la gente da espíritu a las calles – comentó con una sonrisa – además, Jack se ha portado muy atento conmigo – esto hizo sonrojar a su novio hasta los pómulos

-Nada es mejor para nosotros que verlos felices a Jack y a ti – comentó el señor al tiempo que seguía probando su comida – chicas, esto les quedó magnífico, lo siento querida, pero tu hija y Elsa han superado la marca – le guiñó un ojo a Emma, su esposa sólo sonrió divertida y mirando orgullosa a ambas chicas

-Y ¿cómo estuvo su día hoy pa? – preguntó el peliblanco

-Bastante pesado – dejo salir aire – pero no hablemos ahora de eso, Jackson, disfrutemos la comida –

Jack asintió y continuó saboreando su plato, mientras simuladamente le acariciaba una mano a Elsa quien estaba a su lado, la pelirrubia lo tomó como señal de agradecimiento y le sonrió halagada.

-¿Asistirá alguien más a la boda? Me refiero a ¿alguien más de su familia? –

-Sólo nosotros mi amor – comentó Jack – Elsa lo miró con sorpresa

-Verás Elsa – empezó a decir la señora – mis hermanos y padres viven en otro país, Joseph y yo vinimos hacia acá por las razones del trabajo cuando recién nos casamos. Luego nacieron aquí nuestros hijos, hemos estado alejados de nuestras familias desde entonces –

-Señora, discúlpeme por preguntar – pidió rápidamente la reina

-No te apures, hija. Fueron cosas del destino – le sonrió

-Comprendo – se quedó pensativa – si puedo saber ¿dónde viven sus familiares? – preguntó

-En una ciudad en América, llamada Burgess – respondió el señor. Elsa asintió comprendiendo, no imaginó esa situación, pero la sonrisa de Jack la animó por lo que sonrió de vuelta

Terminaron de comer y cada uno fue a descansar un poco a su recámara. Después el reloj marcó las 5:30 pm, por lo que Emma y Elsa empezaron a arreglarse, mientras Emma se duchaba, la pelirrubia alistaba su vestido, así como las joyas que le obsequió Jack para la fiesta. Una vez que a pequeña salió y preparaba su vestido negro con morado, Elsa se metió a bañar.

Dieron las 7:30 pm y todos se encontraban alistados con sus mejores galas, resaltaban sobre todo Elsa y Jack, que robaron la atención de la familia por lo bien que lucían juntos.


La familia salió de casa y abordó el auto, dirigiéndose a la iglesia. Durante el camino, Jack apretaba ligeramente la mano de Elsa, transmitiéndole tranquilidad y que no tenía que temer.

Se estacionaron cerca de la plaza y llegaron a la entrada de la iglesia, que se encontraba iluminada en el exterior al estilo europeo. En cuanto se aproximaron, el señor Nicolás, que se encontraba en la puerta, fue a recibir con un abrazo a la familia.

-Jackson ¡hijo! – exclamó emocionado – que gusto volver a verte después de tanto tiempo – lo abrazó como un padre a un hijo

-Estoy muy feliz de volver a verlo Nicolás, quiero presentarle a la dueña de mi corazón – volteó a ver a Elsa tomándola de la mano – ella es Elsa, mi novia; Elsa, él es Nicolás, mi maestro de la preparatoria y gran amigo –

-Tú eres Elsa, la reina de Arendelle – exclamó admirado, mientras colocaba un beso respetuoso en la mano de la chica – es un gusto, Jack me platicaba todo lo que siente por ti –

-¿El… el lo hizo? – cuestionó asombrada

-Sí, me platicó lo mucho que deseaba hacerte feliz; los nervios que provocaba tu mirada en él y el miedo que tenía de que no lo quisieras de la misma forma – comentó el viejo profesor, provocando que la platinada volteara a ver a Jack con el ensueño en sus ojos, mientras éste hacía una mueca nervioso.

-Es verdad – dijo suspirando con nervios – el señor Nicolás era en esos momentos el mejor confidente y consejero, estuvo ahí para escucharme –

-Oh... Jack – se aproximó con la expresión descrita hacia el peliblanco, mientras el señor Nicolás se retiraba un momento – todo eso que escuché de ti, ha sido de lo más romántico – dijo tomando las manos de él.

-¿De verdad, Elsa? – preguntó emocionado, a lo cual ella asintió conmovida y acercando su rostro, le dio un beso cálido.

Nicolás se aproximó tomando de la mano a una mujer mayor de edad, de rostro agradable y ligeras arrugas, de cabello blanco y utilizando lentes.

-Muchachos, les presento a mi señora – les anunció. A lo cual los jóvenes voltearon y se presentaron con ella.

-Soy Jackson, señora. Mucho gusto – mencionó – ella es mi novia Elsa –

-Mucho gusto – dijo la niña rubia, extendiendo su mano para estrecharla con la de la anciana.

-El gusto es mío. Jack, Nicolás me platicó mucho de ti, todo un alumno ejemplar y no cabe duda que la vida te recompensa, ahora tienes una mujer muy hermosa contigo, felicidades Elsa – dijo provocando una sonrisa sonrojada en la chica.

Jack, de igual forma sonrojado, agradeció las palabras de la esposa de Nicolás y tras esto, fue con Elsa a reunirse en la puerta del edificio con su familia, quienes terminaban de saludar también al profesor.

Entraron a la iglesia que lucía bastante bien, el pasillo donde se extendía la alfombra estaba decorado con ramos de flores blancas y naranjas a ambos lados. Los candelabros encendidos colgaban como grandes torres de cristal tallado, las bancas ataviadas con listones rojos y rosas.

La familia Overland y Elsa tomaron su lugar en una de las bancas de en medio, desde donde Jack pudo reconocer al novio que se encontraba de pie en el altar, frunció el ceño con sorpresa y soltó una exclamación casi muda, sin embargo, Elsa lo notó y volteó hacia el peliblanco.

-¿Jack? ¿Qué sucede? – preguntó intrigada

-Esto no lo ví venir – respondió sin que Elsa comprendiera – hablo del hombre que se casa con Tooth – entonces empezó a relatarle en voz baja. Se trataba de Aster, un profesor suplente de educación física; era un hombre de unos 32 años proveniente de Australia, de elevada estatura, de rostro aconejado pero con un ceño fruncido casi tosco y su cabello oscuro entre canas; lo recordaba como una persona un poco difícil.

“¡Rápido mocoso!, ¿es todo lo que puedes hacer, niño viejo?” eran algunas de las cosas que escuchaba decirle durante sus clases, solía ser muy exigente, pero aprendió a soportarlo y dejar pasar esas palabras que al principio enfadaban a Jack. Más de una vez intentó reprobarlo, pero el chico sacaba resistencia del último rincón de su cuerpo y superaba las pruebas que implicaban su clase.

Algo que el hombre solía hacer era platicar con todas las profesoras jóvenes, era muy coqueto y le gustaba hacerse ver por la escuela platicando con ellas. En los últimos meses era frecuente verlo al lado de la señorita Tooth, pero era difícil pensar que ellos compartieran algo.

No podía creer como podía llevarse tan bien con el señor Nicolás, que era un hombre sabio y justo. Pero evidentemente, lo conseguía.

Volviendo al tiempo actual, Elsa y Jack se miraron cuando terminó de relatar, voltearon los ojos hacia arriba, ahora entendían el motivo del repentino cambio en el comportamiento de Tooth.

Se miraron de nuevo y se sonrieron ligeramente, en ese momento, la marcha nupcial sonó y Tooth apareció en la puerta, ataviada de blanco, con un velo encima; caminó lentamente hacia el altar guiada por el anciano sacerdote. Al llegar, Aster la recibió con alegría y se colocaron lado a lado.

La familia de Jack se encontraban emocionados de ver esto, los chicos peliplateados simplemente pusieron atención a la ceremonia, mientras se tomaban de la mano.

Concluida la ceremonia, todos los asistentes aplaudían a los recién casados, quienes se dirigieron a la salida seguidos de sus invitados.

Una vez llegando a la salida, la familia de Jack, como toda la gente, se acercaron para felicitarlos. Nicolás abrazaba muy fuerte a su sobrina, sintiendo enorme orgullo, mientras le expresaba tal felicidad en palabras.

Jack y Elsa se quedaron de pie mientras los padres del muchacho y Emma se acercaron a felicitar de igual forma a la pareja.
El peliblanco se quedó dudoso, pues el ambiente era presionante y no olvidaba, ni él ni su novia, lo que sucedió temprano.

-¿Crees que debamos? – preguntó con cierta inseguridad a la platinada

-Bueno Jack, no creo que debamos ser groseros tampoco – dijo un poco dudosa, pero le esbozó una sonrisa que devolvió de manera afirmativa y se acercaron.

-Hola –

-Hey muchacho – dijo con rostro sorprendido Aster – cuanto tiempo –

-Hola chicos – dijo Tooth, quien actuó con cautela esta vez, probablemente por no verse mal frente al hombre, les dirigió una sonrisa en apariencia amable.

-Quiero presentarles a mi novia, Elsa – miró sonriendo hacia la rubia a su lado

-¿Novia? Que sorpresa de ti, niño – exclamó levemente sin salir de su asombro

-Mucho gusto, Elsa Arendelle – dijo serena, esbozando una sonrisa amigable

-Un gusto – dijo Aster con una mueca al verla, como si su parecido físico con Jack le molestara. Evidentemente a ninguno de los dos jóvenes les agradó, pero disimularon por la cantidad de gente alrededor.

-Mucho gusto, Elsa – dijo Tooth con una ligera sonrisa

Procedieron a felicitar a la pareja, fue un abrazo rápido y natural. Ambos profesores bajaron hasta la limusina que les esperaba, entre los gritos de la gente. Subieron y se alejaron. Jack vió el vehículo brevemente, se preguntó varias cosas al imaginar cómo podría ser la vida de ellos desde ahora, pero su mente dejó ese pensamiento cuando sus ojos miraron a su lado con alegría, ahora su platinada era quien más le importaba.

-¿Lista para esta noche? – le dijo de manera suave

-Lista, Jack – sonrió con ojos tiernos

Llegaron a la recepción, en un jardín con verdes muros y puerta con un marco superior donde colgaban luces de aspecto antiguo, lo que daba un hermoso toque al lugar. En la entrada les fueron ofrecidas copas con hielo granizado sabor a mango y un toque de fresa, dándole una esencia tropical. Antes de probar la suya, Jack giró los ojos para ver a Emma dando un buen sorbo a su copa.

-¡Emma no! – gritó alarmado desconociendo la naturaleza de la bebida y temiendo lo peor, le sujetó la mano a su hermana.

-Jack ¿cuál es el problema? – cuestionó la pequeña

-Amor, esto es bebida frutal – rió un poco Elsa – no hay peligro – su familia también rio ligeramente

-Eh… - se quedó sin palabras de la vergüenza

-Hermano, vinimos a divertirnos, quita esa cara – comentó Emma y continuó su bebida.

-Si… supongo – dijo al fin, con una risa nerviosa.

Todos entraron al jardín y fueron guiados a su mesa, los manteles eran color vino con dorado, los centros de mesa portaban tulipanes rosas y anaranjados en un florero color plata. Todo un símbolo de fiesta elegante.

Nicolás se aproximó a la mesa y platicó con la familia un buen rato, recordando todos algunos tiempos de Jack en preparatoria, reuniones en la casa y los albinos relataron lo que habían vivido hasta el momento en Arendelle.

-Entonces, esa chica dio un giro en el suelo y casi sin emplear tiempo apuntando, disparó la flecha dando en el centro del blanco, como si tuviera la vista de un águila –

-Increíble – comentó el viejo maestro ante el relato de Jack

-Y después, estando en movimiento, acertó dos blancos más, sin detenerse – continuó Elsa

-Woooow – Emma abría la boca con asombro

Después de un rato el anunciante habló

-Señoras y señores, jóvenes que nos acompañan; en este momento démosle la bienvenida a los novios – extendió su brazo hacia la entrada, al momento de que Aster y Tooth entraron y se situaron en la pista de baile. Se movieron al compás de la música, abrazados muy felizmente. Después pasaron a su mesa, que quedaba en un extremo. Al mismo tiempo, Nicolás pasó a la mesa con su esposa, justo enfrente de su sobrina.

Transcurrió la noche y sirvieron la cena, que la familia de Jack y Elsa disfrutaron con gusto. Posteriormente empezaron a unirse varias parejas a la pista de baile, entre ellos observaron a Nicolás y su esposa, que pese a su edad, se movían con gracia.

-Reina Elsa – volteó Jack a ver a su novia – ¿me haría el favor de concederme este baile? – extendió su mano, sonriendo

-Jack, yo no bailo – dijo, desconcertando al peliblanco – pero – sonrió – contigo haré mi primera excepción – tomó la mano de Jack

El joven, emocionado, caminó con Elsa hasta la pista, situándose en un espacio libre. Iniciaron con música calmada, donde Jack tomaba de la cintura a la reina y ella, colocaba su mano en su hombro, al tiempo que tomando sus otras manos, se movían al ritmo de la música. Pasaron por blues, rock and roll hasta llegar a un vals, donde tomando a Elsa de la cintura, quedaron viéndose frente a frente. Durante todo ese rato, la pareja de recién casados no volvió a molestarlos.

Bailaban al ritmo de la música, viéndose, contemplando su rostro; en su mirada sólo existía el amor y la tranquilidad por el momento que vivían. Sus ojos se encontraron y fueron aproximándose, al igual que su labios, para emitir el calor de un nuevo beso, lleno de romance.

Elsa quedó pensativa un momento, Jack lo notó y le pidió con la mirada que fueran a una parte del jardín para platicar. Una vez separados de la fiesta, la miró preocupado

-Elsa, mi hermosa, ¿Qué pasa? –

-Recordé a mis padres – murmuró con una lágrima brillando en su mejilla – perdón, Jack –

-Amor – le limpió la lágrima – ellos siguen contigo, aunque no puedas verlos – Elsa lo volteó a ver – mi mejor agradecimiento hacia ellos es ayudarte a ser feliz –

-Jack, tu me haces feliz – sonrió aún con ojos tristes

-Sí, pero me refiero – Elsa se quedó seria – a hacerte feliz para siempre –

-Jack – sonrió emocionada entre las lágrimas - ¿tanto así me amas? –

-Por supuesto, mi copito – Elsa no aguantó y se refugió en sus brazos sonriendo ampliamente – cuando llegue el momento, yo estaré feliz de compartir mi vida contigo –

-Te amo…. Te amo Jack – murmuró entre lágrimas, mientras la nostalgia se apartaba de su mente y empezaba a sentirse totalmente feliz

Quedaron abrazados un momento, para luego contemplar al cielo y sonreírse mutuamente. Después de eso, regresaron a la mesa con la familia de Jack.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Este fue un capítulo corto, que espero hayan disfrutado, no olviden votar la historia

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro