Capítulo XV: Creciendo en el amor/ amigos/ preparativos
Jack apretó sus brazos con suavidad alrededor del delicado torso de la joven reina mientras frotaba su espalda. Se separaron lentamente mientras se veían a los ojos.
-Jack ¿Cuándo les dijiste de lo nuestro?- preguntó Elsa curiosa
-El pasado domingo, cuando volví a casa después del parque-
Elsa se quedó pensativa, observándolo con duda
-¿Cómo tomaron la noticia? Quiero decir… - preguntó con curiosidad, pero dudó de nuevo
-¿Te refieres al hecho de ser la reina?- ella asintió en espera de la respuesta, mirándolo fijamente
Jack sonrió – tuvieron la misma impresión que yo al saberlo, no lo podían creer. Incluso les tomó tiempo poder asimilarlo, ya que al despedirme de ellos seguían sorprendidos con la noticia. Sin embargo, en general lo tomaron bien y la invitación a la boda me habla muchísimo de lo importante que es esto para ellos, igual que para mí- puso una mano en la mejilla de Elsa.
Elsa respiró tranquila y puso una sonrisa en su rostro – me siento más tranquila al saberlo, imagino que varias opiniones cruzaron por su cabeza en el primer momento-
-Seguramente- le sonrió el peliblanco con tranquilidad – pero lo importante es que sepan que tú me haces felíz- acarició con su pulgar la mejilla de la joven
-¿Mucho? – arqueó sus cejas hacia abajo, Jack asintió – y tu a mí, Jack – suspiró.
-Mi amor- Jack miró hacia la entrada del establecimiento – perdóname, tengo que volver al trabajo ¿gustas esperar a que termine? Puedes tomar un asiento donde quieras- trató de sonar lo más cortés posible
-Lo entiendo, Jack, no te preocupes- dijo ella sonriendo con tranquilidad – muchas gracias, me encantaría, solo que dejé esperando al chofer del castillo, ¿puedes venir cuando termines? – lo miró
-Me parece bien, linda- echó un vistazo a las mesas, unas personas acababan de llegar – calculo salir a las 8:00 pm, puedo verte a las 8:40 pm ¿Qué dices? - Elsa asintió sonriendo.
-Claro, mi amor-
Jack la acompañó a la salida, mientras el señor Dahl que estaba cerca de la puerta se despedía con una reverencia.
-Buenas noches tenga, majestad- dijo sonriendo
-Gracias- sonrió Elsa
Jack la acompañó a la camioneta y vió como se alejaba hacia el castillo, luego volvió a su trabajo.
7:55 pm
El día había concluido y Jack se preparaba para salir.
-Desde que estás con ella te veo más felíz, Jack. Se nota que te quiere mucho- comentó Vanessa mientras acomodaba los vasos lavados.
-A mí también me sorprendió, sabes- sonrió el peliblanco – en cierto momento estaba conforme con la vida, pero llegó ella y puso una alegría que no conocía-
La castaña sonrió, se alegró por la interacción de su joven compañero con Elsa y de cierta forma sabía que él merecía eso.
Jack salió de su trabajo, rumbo a su departamento, tomó un baño rápido para quitarse el sudor acumulado por el día y se vistió con su sudadera favorita. Tomó rumbo hacia el castillo.
Llegó y los guardias lo saludaron cortésmente, a diferencia de la vez pasada, le abrieron el paso. Llamó a la puerta y Gerda abrió.
-Señorito Jack, que gusto verlo de nuevo aquí – saludó con divertida etiqueta la mujer – pase, avisare a la señorita Elsa que usted está aquí –
Jack tomó asiento en las bancas del gran recibidor y dos minutos después escuchó el ruido de los pasos de su amada. Giró para verla aproximarse, como era usual en esos sábados restantes de invierno, llevaba su vestido azul oscuro afelpado, que arrastraba una capa con un patrón de escarcha en ella. Se acercó sonriendo tiernamente, al tiempo que Jack se ponía de pie.
-Hola Jack, ¿podemos ir afuera? Hay una hermosa nevada- pidió de forma dulce rodeando el cuello del peliblanco.
-Elsa, no hay… - volteó hacia la ventana y sorprendido vió que, en efecto, empezaba a caer la nieve – wow – dijo admirado por el cambio.
-Vamos Jack, por favor mi amor- pidió sonriente
-¿Cómo puedo negarme a tu voz?- la miró de forma suave y tomando su mano, salieron del castillo
Caminaron un buen tramo del camino, apreciando como el fiordo se llenaba de un manto blanco, las montañas se cubrían y los tejados se pintaban con la nieve. Todo creaba nuevamente un ambiente navideño.
-Esto es… hermoso- dijo Elsa mirando el paisaje de su reino.
-¿Por qué siento que me emociona más ver la nieve? – preguntó el joven mirando los copos caer – creo que se la respuesta – se respondió de forma seria, lo que extrañó a la rubia
-¿Qué pasa Jack? – preguntó temerosa por el monótono tono de su novio
Se acercó a ella manteniendo su mirada, mientras la chica lo vió con cierto temor, todo se borró cuando sintió como el la envolvía en un abrazo y sus manos suavemente acariciaban sus hombros descubiertos.
-Porque la primera vez que la vimos aún éramos amigos – dijo de forma que su tono volvió a ser una dulce melodía. Elsa sonrió cautivada y se apoyó en su pecho
-Y ahora, eres todo mío, y yo toda tuya, Jack- lo miró y ambos se acercaron en un cálido beso
Elsa cerró suavemente sus ojos apoyada en el pecho de Jack, y el sentía la calidez del cuerpo de su amada alrededor de sus brazos. Duraron unos segundos así.
Elsa abrió los ojos para observar un copo caer sobre unas hojas que sobresalían del suelo nevado.
-Jack, mira – se acercó a verlo más de cerca – es precioso – lo tomó con sus delicadas y frías manos y sorprendentemente se mantuvo íntegro
El chico se aproximó a ella y la abrazó por la espalda
-Es maravilloso – dijo admirado, pasó su mano sobre la superficie del copo, lo acarició sin que se rompiera, su forma se asemejaba a una estrella de navidad. Colocó su mano debajo de la de su novia, sosteniendo ambos la figura
Lo depositaron suavemente sobre la hierba. Ambos miraron sus manos estrechadas
-Alguna vez me pregunté, ¿Cómo es que nuestras manos son igual de frías?- cuestionó Elsa, aún cautivada por el momento
-Lo único razonable que se me viene a la mente, es que es una señal de que estábamos destinados a encontrarnos- respondió Jack de forma romántica, pero a la vez, convencido – y el destino hizo lo suyo, para mí eres perfecta –
-Jack – suspiró sonrojada – eres el hombre que alguna vez soñé – lo abrazó con emoción creciente
Ambos enamorados se encontraban en esa posición, disfrutando del momento. Minutos después un ruido de pezuñas y risas los hizo voltear.
-Sven – Jack murmuró sonriendo de lado
El trineo jalado por el gran reno se acercó y de él bajaron Kristoff y Anna, quienes saludaron a la pareja con un abrazo.
-Hola Sven – Jack palpó el morro del animal, éste resopló vapor por su nariz y lamió su mano
-Díganme pimpollos ¿Qué hacían? – Anna se acercó con una mirada juguetona
-Sólo admirábamos el paisaje – respondió Elsa con una sonrisa
-Es hermoso ¿no? – dijo Anna feliz - fue tan inesperado, no se podía desaprovechar de ninguna forma –
-Y por eso Anna me pidió que sacáramos el trineo para regresar – añadió Kristoff riendo divertido
-Debió ser divertido escuchar los gritos de emoción de Anna ¿no concuño? – preguntó con una leve risa Jack
-Déjame vivir – reclamó la pelinaranja, acomodando sus trenzas
-Más que divertido, fue hermoso – respondió el rubio y provocó que su novia se sonrojara
-Pasemos dentro, tomemos chocolate caliente ¿puedes amor? – comentó Elsa mirando a todos y luego, a Jack
-Estoy para ti el resto de la noche – le sonrió
Pasaron adentro del castillo, los sirvientes guiaron a Kristoff a un establo para poder dejar a Sven y su trineo, se aseguró de dejarle zanahorias. Los dos chicos se quedaron un momento en un sillón, mientras las hermanas subían a sus habitaciones
-¿Qué tal tu día, amigo? – preguntó Kristoff iniciando la conversación
-Bastante ocupado en la mañana, y una noticia que me sorprendió – respondió Jack
-¿Qué clase de noticia? –
-Mi familia me envió una invitación – le mostró el mensaje en su celular – se casa mi profesora de arte del bachillerato, y no sólo eso, extienden la invitación a Elsa –
-Vaya, ¿ya se lo dijiste? –
-Así es hermano – guardó su celular – la cité en el trabajo en cuanto me enteré, se puso algo nerviosa, pero le emociona la noticia –
-¿Tu cómo te sientes con esto? –
-Es raro, ¿sabes? Me siento aún más nervioso, solo deseo que ella esté cómoda y tenga una feliz estancia cuando vayamos –
-Es normal, Jack. Te preocupas por ella y eso lo demuestra de la forma más auténtica, considero que debes relajarte y pensar que será el mejor viaje para ambos –
-Arreglaré cosas con mi familia estos días, todo porque tenga el mejor ambiente –
-Así se dice, creeme que me pasó algo similar cuando llevé a Anna con mis padres –
-Estaban con ellos el día de hoy, supongo – ante ese comentario, Kristoff asintió
-La invitaron a comer y cuando empezó a nevar ¿Qué puedo decir? No me podía negar a regresar en trineo, Anna adora pasear de esa forma –
-Todo es por ellas, hermano – comentó Jack
-Mujeres ¿Qué haríamos sin ellas? – ambos rieron pero a la vez, felices
Las hermanas bajaron, habían cambiado sus vestidos por ropa más cómoda. Pronto, los cuatro estaban en la sala bebiendo chocolate mientras platicaban su día y alguna que otra vivencia interesante. Por primera vez, las hermanas estaban reunidas y felices junto al hombre de sus sueños sin haberlo deseado antes.
Se acercó Gerda a la entrada de la sala, haciendo voltear a los jóvenes.
-Majestades, la princesa Corona solicita su presencia en el recibidor – hizo una reverencia y se retiró.
Se pusieron de pie y se colocaron su calzado, mientras colocaban su taza de chocolate sobre la mesita de en medio.
-Elsa ¿A dónde había salido Rapunzel? – preguntó Anna, curiosa
-Me dijo que iría al centro del reino a pasear, pero sospecho que iría acompañada – comentó la platinada
Su respuesta llegó antes de lo esperado, pues habían llegado a la entrada y frente a ellos se encontraba su prima, sonriente y sostenía del brazo a Eugene. Quedaron en silencio
-Hola chicos, buenas noches tengan – saludó el castaño
-Primas, Jack, Kristoff, quiero anunciarles que Eugene y yo... – lo abrazó más y besó su mejilla
-Mi preciosa rubia y yo somos novios – completó Eugene
Todos se quedaron en silencio, solamente hicieron una mueca, de cierta forma, no les sorprendía la noticia.
-¿Elsa? ¿Anna? – se quedó confundida la joven de cabello dorado
-Disculpanos prima – respondió Elsa – es solo que – sonrió levemente
-Ya lo presentíamos – mencionó Anna
Rapunzel y Flynn quedaron sorprendidos
-¿En serio? – cuestionaron
-Sí, disculpa Punzie – comentó Jack – la química entre Flynn y tu era más que obvia –
-Desde el primer momento se vió la conexión entre ustedes – sonrió Kristoff
-¿Oíste eso mi amor? – preguntó Eugene sorprendido
-Sí, solo significa algo… - dijo Rapunzel
-Que cada paso fue perfecto – sonrió ampliamente el barbudo
-Yaaay – saltó de emoción la rubia y lo besó
Todos aplaudieron a la nueva pareja, así como se contagiaron de su alegría
-Punzie, me tengo que retirar, mañana hay trabajo – le acarició la dorada cabellera
-Si, mi amor, te acompaño a la puerta – exclamó feliz Rapunzel
-Buenas noches, Elsa, Anna, chicos – se despidió Flynn, sus amigos hicieron lo mismo
-Buenas noches, preciosa, nos vemos en la semana – se despidió besando sus labios
-Nos vemos, Eugene, te amo –
Una vez que se despidieron, Punzie se volvió hacia ellos, más feliz que nunca.
-Así que, ¿Qué hacían? – dijo son una sonrisa alegre
-Nos encontrábamos en la sala, bebiendo chocolate – comentó Anna
-¿Gustas unirte prima? – preguntó Elsa
Rapunzel suspiró – muchas gracias, pero tengo 10 páginas de gastroenterología esperando en mi habitación – alzó los ojos al pensar en ello
-¿Diez páginas? – preguntó Anna
-Sí – comentó la rubia – con letra chiquita, cuadros de diagrama y para razonar – todos hicieron una mueca de temor
-Les agradezco, aun así – se despidió de cada uno y subió su habitación
Las dos parejas continuaron su charla, mientras disfrutaban del balance entre la fría noche y la calidez de la sala.
Una hora después, los chicos se despedían de sus novias y partían hacia su casa. Ambos arriba del trineo jalado por Sven. Jack bajó en la intersección del camino que dividía el rumbo a su casa y se despidió de su amigo rubio. Una vez dentro avisó a su novia que se encontraba a salvo y se dirigió a lavarse los dientes para posteriormente dormir.
Domingo 5:00 pm
Jack se dirigió a la casa de su novia corriendo, era la primera vez que salía con retraso de su departamento. Llegó 5 minutos después a la entrada del castillo, donde Elsa lo miraba sonriendo aunque cruzada de brazos.
-Cinco minutos tarde, Jack – hizo una mueca maliciosa – muy mal –
-Mi amor, me agarraron las ganas de ir al baño antes de salir, lo siento – dijo el peliblanco
-Aún así, perdiste el beso de bienvenida – le sonrió juguetona y empezó a caminar con Jack siguiéndola
-Elsa, vamos, no me dejes sin el – pidió Jack
-Es por llegar tarde – recalcó Elsa riendo
-Oh vamos – la siguió Jack
Llegaron al parque principal, Jack la abrazaba por detrás impidiéndole ir rápido, a la vez que esto la hacía reír.
-Perdóname, anda, ¿me perdonas? – le rogaba divertido
-Ya Jack- reía ante la acción juguetona de su novio – te perdono –
-Dime que me amas – apretó más su agarre
-¡Jack! Jajajaja – reía – eres un tramposo – el peliblanco la soltó por fin
-No necesitas obligarme a decir algo que siento tan real – lo miró tiernamente – yo te amo más que nada – tocó la mejilla de Jack
-Elsa – murmuró Jack y sonrió
Continuaron su camino hasta llegar a una banca, donde Anna y Kristoff ya los esperaban, aprovechando la nevada del día anterior los cuatro fueron a caminar a la montaña, donde se podían ver los destellos blancos del manto de nieve hasta donde la vista alcanzaba, posteriormente tuvieron un pequeño picnic, el cual fue llevado sobre el trineo por Sven.
Pasaron dos semanas
Narra Elsa
Desperté con el ruido de mi alarma, empezaba otra semana y es hora de levantarme para ir a la universidad. Tomé un baño y me vestí con un suéter blanco y pantalones negros, así como botas negras. Después de encargar a Anna recibir los documentos reales que se necesitaran firmar ese día, tomé mi desayuno y partí al instituto.
Al llegar a mi salón, saludé a mis compañeros, noté a Mérida algo seria, tenía su mano sobre su rostro y la apoyaba en su butaca.
En eso entró el maestro y dio comienzo la clase, bien ahí vamos de nuevo, saqué mi libreta y me preparé como el resto de los compañeros para un nuevo aprendizaje.
Espacio entre clases, me aproximo a Mérida.
-¿Mérida? ¿Que sucede? – le pregunto extrañada
-Hola Elsa, no es nada, bueno… Dina y Matt pidieron intercambio y, estarán fuera todo el mes – comentó con una expresión de desgano.
Sentí cierta pena, pues sé que son sus mejores amigos y prácticamente los únicos en quienes confía. Sin embargo, no puedo dejar sola a la única amiga que he conocido.
-Mérida, puedes venir con nosotros a la cafetería – le digo con amabilidad – conocerás a mi novio, Jack, a mi cuñado y Rapunzel, mi prima –
-Gracias Elsa – responde vagamente – lo meditaré un momento ¿okey? –
-De acuerdo – le contesto y voy a mi lugar
Llega la hora libre, me paro de mi asiento y me dirijo a la salida del salón.
-Elsa – llama Mérida a mis espaldas – muchas gracias, acepto la invitación – dijo agradecida, sonrío y salimos en camino a la cafetería
Llegamos y logro distinguir a Jack platicando con Rapunzel, me aproximo a ellos con Mérida siguiéndome. Tan pronto me acerco, voltean y los saludo sonriendo.
- Hola hermosa – me aproximo a mi novio, quien besa mi mejilla mientras me recibe con un abrazo, río feliz.
-Hola mi príncipe – le respondo el abrazo – A todo esto ¿Dónde está Kristoff? –
-Novedad de última hora – comentó, sin que pudiera comprender.
Sin embargo, en ese instante, veo a mi cuñado entrar con Anna, vaya sorpresa, pensé que estaría en clases.
-¡Elsa! – me saluda Anna al llegar
-Toma asiento Anna, enseguida platicamos – le indico y ella va a sentarse entre Kristoff y Punzie.
Le hago una seña a Mérida para que se acerque, mi otra mano la sostiene Jack.
-Escuchen todos, quiero presentarles a mi amiga Mérida, va en el mismo salón que yo y nos acompañará a desayunar – tras este anuncio todos empiezan a presentarse con ella
Termina de narrar Elsa
Mérida tomó asiento en la cabecera de la mesa, justo próxima a Punzie, las dos hermanas con sus respectivas parejas se encargaron de ir por el desayuno.
-¡Eres también una princesa? – preguntó sorprendida Rapunzel
-Sí, soy la primogénita de la familia Dunbroch – crecí siendo la mayor entre 4 hermanos, rió Mérida
En eso llegaron todos con el desayuno. Se sentaron y empezaron a repartir
-Dime Mérida, ¿qué te motivó a entrar a relaciones internacionales? – preguntó el peliblanco.
-Sobre todo ánimos de mis padres, me comentan que debo estar preparada para manejar el reino de la mejor manera cuando pase a mis manos y de cierta forma, me agrada – respondió
-¿Son estrictos? – preguntó Anna
-Sobre todo mamá – suspiró – espera que tenga un comportamiento digno de la realeza, de una princesa – pasó una mano por su rizado cabello rojo – eso no va conmigo –
-¿Qué es lo que tu quisieras hacer? – cuestionó curiosa Rapunzel
-Mi visión de vida es algo, peculiar – respondió – me gusta la aventura, en Escocia suelo cabalgar largas distancias con mi caballo – comentó entusiasmada – entre más cosas –
Empezaron a desayunar, Jack le daba bocados a Elsa directo en su boca, así como Anna y Kristoff, quien le repartía la mayor parte de los brownies a su pelinaranja.
-¿No son lindos? – le preguntó Punzie a la escocesa
Mérida hizo una leve mueca de desagrado – sí, lo son, pero demasiado cursis – comentó de forma directa
-¿Por qué lo dices? ¿Alguna vez te has enamorado? – preguntó algo extrañada la rubia
-¿Enamorarme? con todo respeto, no me interesa– respondió
-Pero es maravilloso, yo acabo de encontrar el amor hace unas semanas, gracias a Jack – exclamó emocionada Rapunzel
-Oh vaya – respondió Mérida rodando sus ojos.
Se empezó a vaciar el comedor anunciando el término de la hora libre, por lo que todos regresaron a su salón.
Transcurrió la semana
Jueves 6:00 pm
Tras una semana llena de tareas y obligaciones, Jack estaba emocionado de ver nuevamente a Elsa, habían acordado con Anna, Kristoff, Astrid, Hipo, Rapunzel y Eugene, ir a rentar una película a un local de videorrenta en el centro. Al llegar el peliblanco al castillo, saludó a su novia, quien estaba en la entrada esperándolo, a Jack le pareció especialmente hermosa, como eran los últimos días de invierno y ese día en particular hacía calor, Elsa vestía una blusa rosa de manga corta, shorts de mezclilla que llegaban a sus rodillas y unas sandalias tipo romanas de color violeta, que llegaban al inicio de su tobillo, tenía su cabello recogido en cola de caballo. La miró cautivado.
-Buenas tardes, mi hermosa princesa – la envolvió en sus brazos
-Mi amor – se acercó al rostro de Jack y plantó un beso en sus labios – ¿Cómo estuvo tu día? –
-Bastante agobiante, linda. Lo único que quiero ahora es disfrutar la tarde contigo – sonrió para ella
-Así será Jack – le sonrió y no pudiendo resistir, el chico la volvió a tomar entre sus brazos y la besó durante unos segundos hasta que ocuparon respirar, Elsa estaba sonrojada y encantada a la vez
-Ven Jack, iré a ver como va mi hermana – dijo Elsa tomando la mano de Jack y dirigiéndolo al interior del castillo. Como de costumbre Kai lo saludó.
Mientras Elsa buscaba a Anna, Jack en el recibidor sacaba su celular y realizaba unas llamadas. A los 5 minutos, ambas hermanas llegaron hasta Jack, pero Elsa llevaba una cara de preocupación.
-Hola Jack – saludó Anna
-Jack, amor – dijo Elsa – temo que hay un contratiempo, llamé a Punzie y se quedará esperando a su novio, parece que Eugene saldrá de trabajar hasta las 7:30 pm – comentó algo apurada
-Qué barbaridad – Jack se rascó la cabeza – llamé a Hipo, también saldrán hasta esa hora, la renta de películas cierra a las 7:00 pm –
-Necesitamos pensar – dijo Elsa – para rentar una película que guste a todos necesitamos estar al menos 5 decidiendo –
-Pensemos – mencionó Jack, colocándose una mano en la cabeza
En ese momento, tocaron a la puerta y Kai abrió, era Kristoff
-Hola ¿Ya listos? – se acercó a Anna y besó su mejilla.
-Hay un pequeño contratiempo, amigo – comentó Jack
Los cuatro salieron del castillo mientras Jack le explicaba a Kristoff la situación
-Podemos buscar a alguien – exclamó Elsa con esperanza
-¿De quién hablas amor? – preguntó Jack
-Te lo explicaré en el camino, tenemos que ir de prisa si queremos encontrarla –
Sin entender bien, todos subieron a la camioneta y el chofer los llevó a la universidad, bajaron en el estacionamiento.
-Hermana, ¿Qué hacemos en tu escuela? – preguntó Anna, sin entender
-Creo que sé a quién se refiere, Anna – dijo Jack mirando a su cuñada, con una sonrisa de lado, para luego voltear hacia Elsa, quien le sonrió de vuelta entendiéndose con la mirada.
-Mérida me contó que practica arquería como actividad extraescolar, su entrenamiento termina a las 6:15 pm, quizá tengamos suerte de encontrarla – comentó Elsa
Los cuatro caminaron por el campus pasando las canchas de deportes, hasta llegar a un campo de tiro, donde varios jóvenes en ropa deportiva cargaban arcos. Entonces lo que vieron los dejó anonadados.
A la señal del entrenador, Mérida corrió hacia las tres dianas empotradas en el extremo opuesto del campo, vestía una blusa deportiva de tirantes, shorts de licra que llegaban a medio muslo y tenis, llevaba su rojo cabello recogido en una cebolla.
Escaló unos peldaños improvisados como prueba de resistencia, saltó de la plataforma con gran agilidad y aterrizó dando una voltereta en el suelo, se apoyó sobre un pie y rápidamente sacó una flecha de su carcaj que llevaba fijo a la espalda, apoyó la flecha sobre el arco y recorrió su brazo tensando la cuerda. Los músculos de su espalda, ancha para su delgado cuerpo, se marcaron al realizar esta acción, su mano soltó la flecha.
Se oyó un silbido en el aire y se clavó justo en el centro de la primera diana. El silbato del entrenador sonó y Mérida trotó perpendicular hacia las otras dos dianas, preparando sus flechas en el camino. Sus piernas tonificadas resaltaban con cada trote, en un abrir y cerrar de ojos sus flechas dieron en el centro de los blancos restantes.
El entrenador sonó su silbato indicando el final del entrenamiento y Mérida observó su trabajo con una sonrisa de triunfo mientras limpiaba el sudor de su frente con la muñeca. Todos los arqueros rompieron en aplausos, incluyendo a las hermanas Arendelle y los chicos, quienes se adentraron al campo.
Mérida volteó y sus ojos celestes se toparon con sus nuevos amigos, los miró sorprendida.
-Hola chicos, ¿Qué los trae por aquí? – preguntó mientras se acercaba a su maleta y sacaba una toalla, con la que se limpió el rostro.
-Mérida, eso fue… - comentó Elsa, quedando sin palabras
-¿Seadh?* - alzó una ceja
-¡Fue lo más fantástico que he visto! – interrumpió Anna emocionada
-Realmente fue espectacular la forma en que diste en el blanco – comentó Jack
-Felicidades Mérida, tienes sangre de atleta – comentó Kristoff
Mérida rió un poco – muchas gracias, fue sólo un entrenamiento – dijo mientras tomaba su maleta y salían del campo.
-¿Sólo un entrenamiento? ¡Parecía una competencia real! ¿Viste a todos los chicos como te ovacionaron? Seguro más de uno querrá salir contigo después de esto – comentó Anna, sin salir de su emoción.
-Ya he dicho que no me interesa salir con alguien – dijo seria - a todo esto, ¿a que se debe su visita? –
-Mérida – siguió Elsa – el día de hoy nos juntaremos con otros amigos para ver una película y queremos invitarte –
-¿Es necesario que esté yo? No conozco a sus demás amigos – preguntó con algo de duda
-Necesitamos que nos acompañes para que podamos rentar la película a tiempo y de esa forma, nos ayudarás a escoger una que sea del agrado de todos –
-Si lo pones de esa forma, acepto – dijo sonriente, vamos a mi departamento
Los cinco llegaron a la camioneta y tomaron rumbo al departamento de Mérida, quien daba la dirección al chofer, sentada en el asiento de copiloto.
Llegaron y la pelirroja les abrió la puerta.
-Siéntanse bienvenidos, en un rato volveré – dicho esto, se dirigió al baño para darse una ducha.
Los jóvenes admiraban el departamento de la princesa. Tenía una gran sala, varias repisas donde se encontraban modelos de arcos que mostraban su inclinación por ese deporte, así como un estante con varios libros: Robin Hood: leyenda inglesa; El Señor de los Anillos; William Tell. Asimismo, coleccionaba en otra repisa varios modelos de flechas, antiguas y modernas.
En 10 minutos, Mérida se presentó de nuevo en la sala, totalmente fresca, con su vestido color verde olivo y el cabello aún mojado. Entonces, salieron hacia la camioneta, con dirección al centro.
Llegaron al local de videorenta, el señor encargado, un anciano de rostro amable, los recibió. Todos admiraron la gran cantidad de películas que había, no sabían por donde empezar.
-De acuerdo – comentó Elsa – este será el plan, todos saquen su celular y escriban un letra del alfabeto, si sale repetida, buscaremos la película en la sección de esa letra ¿qué les parece? –
-Por mí está perfecto, bonita – comentó Jack, provocando un sonrojo en la platinada quien sonrió algo apenada
-De acuerdo – comentaron los demás
Los jóvenes sacaron su teléfono y al ponerlo al frente, con gran sorpresa, vieron que todos pusieron la letra “D”
-Muy bien, Mérida, eres la elegida – volteó a verla Elsa – saca una película de la sección “D” y decidiremos si nos agrada –
-De acuerdo – Mérida asintió. Se dirigió a la estantería marcada con la letra.
Su dedo se desplazó sobre las cajas, sin ver la carátula, se detuvo donde presintió sería mejor y sacó una caja.
Todos observaron el título de la película seleccionada: “Dances with Wolves”.
-Se ve interesante – comentó Jack
-Estoy de acuerdo, además dice que recibió muchos premios – comentó Elsa
-Creo que elegiste la correcta – estuvo de acuerdo Anna
-Definitivamente, me gusta como se ve – dijo Kristoff
Mérida sonrió mientras observaba nuevamente la portada de la película, así como la sinopsis en la parte de atrás – sí, me parece que será muy buena – puntualizó con interés
El dueño del establecimiento les hizo el cobro correspondiente y salieron del local, felices de tener una película que ninguno conocía para ver.
-Y ahora ¿A dónde vamos? – preguntó la pelirroja
-Al café donde trabajo – sonrió Jack viendo la hora – faltan 20 minutos para que salgan los demás y de ahí a casa de Eugene –
Dicho esto, subieron nuevamente a la camioneta y bajaron en la entrada del café donde ya se encontraban preparándose los mencionados, además de Vanessa, charlaban entre ellos. Elsa y Anna dieron las gracias al chofer y éste se retiró al castillo.
-Vaya, aquí viene llegando nuestro esqueleto congelado galán – bromeó Flynn, mientras recibía en un abrazo a Jack. Ni se inmutó, ya se había acostumbrado a ese apodo.
Elsa rió nerviosa, Anna y Kristoff se miraron tratando de contener la risa y Jack simplemente dejó salir una sonrisa.
-Me alegra verte de nuevo, barbas de chivo – comentó en respuesta Jack, tomando desprevenido a Flynn, quien no supo que decir. Ahora era Punzie quien trató de ahogar una risa nerviosa al ver como su novio era fastidiado, mientras el resto reía.
-Hola muchachos, que gusto verlos entre semana – se dirigió a Astrid, Hipo y Vanessa – Vanessa, es extraño verte aquí con ellos – comentó Jack
-Sobre eso – dijo Eugene – cuando escuchó que iríamos a ver una película me pidió acompañarnos, a cambio de ayudarnos a preparar las bebidas para acompañar –
-Oh vaya – mencionó Jack
-¿Sería mucha molestia? – preguntó animada Vanessa
Jack volteó a ver a su novia y sus amigos, todos asintieron o esbozaron una sonrisa.
-Claro que no, eres bienvenida con nosotros – dijo con una sonrisa el peliblanco
-Muchas gracias – sonrió con alegría – déjenme mandar un mensaje a mi marido para avisar que llegaré un poco tarde – tomó su teléfono y comenzó a escribir
Mientras escribía, los demás chicos se saludaron.
-Elsa, que gusto me da verte de nuevo –
-Gracias Astrid, ¿Cómo estuvo su día hoy? –
-Tranquilo, ¿no fue así, amor? – volteó a ver a Hipo
-Bastante, fue como un día de descanso – respondió alegre el castaño tomando la mano de Astrid
-Prima, te ves muy feliz – mencionó Anna acercándose a Punzie
-El estar cerca de Eugene, me hace sentir feliz – dijo sonriente
-¿Te ha tratado bien? – preguntó alzando una ceja la chica pecosa, a lo cual la rubia llevó sus manos a sus mejillas.
-De lo mejor, es tan tierno si se lo propone – comentó de forma soñadora, a lo cual Anna sonrió
-Mírate nada más, ni parece que saliste de trabajar por lo feliz que te ves – comentó Kristoff mirando a Eugene
-¿Qué puedo decir? Rapunzel hizo de mi día un glorioso amanecer – contestó con una amplia sonrisa
-Chicos – anunció Elsa, acercándose con Mérida – les presento a mi amiga de la universidad, su nombre es Mérida, de la familia Dunbroch –
-Hola a todos – sonrió. Se acercó junto con Elsa a conocer a Eugene, Astrid, Hipo y Vanessa, quienes estrecharon su mano.
-Reina Elsa, como si no fuera suficiente contigo, la princesa Anna y la princesa Rapunzel, ahora conozco también a la primogénita Dunbroch – comentó Vanessa, con cierto humor
-Podemos decir que es un hecho insólito en la historia del reino, que cuatro jóvenes de la realeza se encuentran en una salida casual – dijo con una pequeña risa Elsa, a lo que Vanessa también rió de buena gana; posteriormente la platinada tomó la mano de Jack
-No tuve la oportunidad de hablar contigo antes, pero quiero felicitarte por tu relación con Jack – mencionó Vanessa, causando una sonrisa en la reina – he visto lo feliz que es y te aseguro, reina Elsa, que él es un hombre honesto y de sentimientos puros – puntualizó
-Muchas gracias Vanessa y sé que mi Jack lo es, me lo ha demostrado – se recostó en el hombro del peliblanco, quien sonrió acariciando su cabellera platinada
-Me encanta verlos felices, chicos – mencionó Vanessa ante la escena, con una tierna sonrisa
El grupo emprendió su camino hacia la casa de Eugene, en el camino, Elsa presentó a su hermana y su cuñado a Vanessa, quien cordialmente los saludó. Mérida platicaba junto a Astrid e Hipo, quienes con su habitual ánimo, llevaban una buen conversación. Posteriormente, la pelirroja comenzó a platicar con Vanessa, pues las parejas empezaron a apegarse más románticamente.
Por fin llegaron a la casa del castaño, los señores Fitzherbert saludaron a los chicos mientras iban de salida a una cena, Eugene despidió a sus padres antes de entrar a la casa con su novia y amigos.
Entraron a la sala, todos se acomodaron en los amplios sillones mientras Vanessa, Eugene y Jack iban a la cocina para preparar unas piñas coladas, con la ayuda de la castaña estuvieron listas pronto, ésta les añadió su toque con licor de cereza.
Tras repartir las bebidas, tomaron asiento: Elsa y Jack en un sillón, Anna y Kristoff en otro, Rapunzel y Eugene viendo de frente a la televisión y en el más grande de los sillones se acomodaron Vanessa, Mérida, Astrid e Hipo, quienes simpatizaron amistosamente, pues de cierta forma, compartían un carácter rudo.
La pelirroja colocó la película, todos admiraban las hermosas planicies mostradas en las escenas.
En ciertos momentos, Jack observó mientras Elsa cruzaba una pierna sobre la otra, admiraba el balanceo de su pierna así como el movimiento de los dedos de sus pies, las piernas de ella le parecían delgadas y perfectas. Elsa volteó a verlo y cruzando una mirada juguetona, besó la mejilla de su novio.
Kristoff recorría con su mano el cabello lacio de Anna, quien lo llevaba suelto, mientras ella se recargaba en su hombro.
Eugene hacía ligeras caricias en las rodillas de Rapunzel, quien reía con ternura. Ella jaló ligeramente los pelos de su barba, provocando una divertida queja de su parte.
Transcurrió la película, en ciertas escenas reinaba la emoción mientras que, en otras, el dolor.
(Aquí el tráiler de la película para quien guste verlo)
Al finalizar la película, el cuadro dentro de la casa era el esperado.
Elsa lloraba recargada en el hombro de Jack, mientras el, la abrazaba, también triste, tratando de confortarla.
Rapunzel lloraba sobre el pecho de Eugene, sintiendo pena e injusticia, el muchacho de igual forma, apretaba sus ojos con rabia y tristeza.
Anna lloraba casi a gritos, con Kristoff tratando de calmarla, pues también la pena lo invadió.
Astrid cerraba sus ojos con coraje, derramando unas cuantas lágrimas; Hipo apretaba sus puños con furia mientras una mueca de dolor también lo traicionaba, en parte por ver llorar a su novia y en parte por la película. Mérida y Vanessa solamente apretaban sus puños maldiciendo mientras sus ojos amenazaban brillando por la indignación.
-¿Por qué? ¿por qué hay gente tan malvada, Jack?- resorbió sus lágrimas Elsa
-¡No es justo! Esa maravillosa gente no merecía lo que hicieron a su propio mundo – lloraba Anna
-Yo… no pensé que esa parte de la historia… sería tan cruel – murmuró entre sollozos Rapunzel
-¡Maldición! Nuestra raza blanca fue manchada por esta vergüenza histórica – murmuraba con indignación Astrid, secundada por Hipo
Fueron algunos de los comentarios que se escucharon, Mérida sobre su asiento apretaba los dientes furiosa por lo presenciado.
Una hora después, todos se despidieron y tomaron rumbo a sus respectivas casas. Kristoff y Jack acompañaron a las tres Arendelle al castillo.
Al llegar, se despidieron de ellas y ambos chicos emprendieron camino de regreso, despidiéndose en la intersección de caminos.
Semana del viaje- jueves
Los días de universidad pasaban, había transcurrido una semana pesada, donde nuevamente, el grupo de pedagogía no había tenido hora libre ningún día. Por lo que Elsa, Mérida y Rapunzel desayunaron en los jardines, platicando entre ellas.
4:00 pm
Terminaron las clases y el chico peliblanco llegaba a su casa, el día empezaba a enfríar formando escarcha en las ventanas. Comió una pechuga de pollo con arroz y tomó su teléfono.
-“Hola hijo” – respondió su padre
-“Hola papá, buena tarde” – dijo Jack
-“¿Tu y Elsa se encuentran listos para mañana? – preguntó de forma animada el señor Overland
-“Muero de emoción papá, es la primera vez que los veré nuevamente y conocerán a mi novia, estamos más que listos”- hizo una pequeña pausa “quiero comentarte algo, pa”
El señor sonó intrigado – “si hijo ¿Qué sucede?”-
-“Es sobre Elsa, no le he comentado, pero sus padres murieron hace unos años. Ha vivido con su hermana solamente desde entonces, además fueron años muy difíciles para ella al tomar el poder del reino con la pena de sus padres encima de ellas. Quiero pedirles que tengan delicadeza sobre ese tema, por favor pa” – pidió Jack. Su padre quedó en silencio.
-“Hijo, gracias por comentarme, por supuesto que tendremos cuidado, lo platicaré con tu madre y Emma. Haremos todo lo necesario para que tu novia tenga la mejor estadía posible” – le dijo cálidamente a su hijo
-“Gracias papá” – sonrió Jack aliviado – “partiremos mañana saliendo de la escuela, calculo que llegaremos al anochecer” –
-“Los esperaremos con los brazos abiertos hijo, tu madre y Emma están muy emocionadas también. Te dejo, por que debo volver al trabajo” –
-“Infinitas gracias, papá. Te quiero y ten muy buen día” –
Colgó la llamada sintiendo alivio. Fue a su habitación y tomó una siesta. Media hora después se levantó y se dio un baño mientras se arreglaba. Después de todo, era un día especial.
En el castillo Arendelle
Elsa se encontraba firmando documentos tras llegar de la escuela, mientras el cansancio la iba venciendo se quedó dormida sobre su escritorio, en cuanto despertó vió que había pasado media hora, a la vez que el día se tornó más frío. Terminó de firmar unos cuantos documentos más y se metió a bañar. Se colocó su vestido de invierno con tacones azul oscuro y dejó su pelo suelto.
6:30 pm
Llamaron a la puerta del castillo y Elsa bajó emocionada al recibidor. En cuanto Kai abrió la puerta, Jack entró con una caja de regalo, dejando asombrada a Elsa.
-Felíz mes mi amor – sonrió ampliamente con una tierna mirada.
-Jack, amor mío – lo abrazó con emoción – felíz mes -
Caminaron hasta la sala, donde Jack le mostró el regalo que llevaba.
-Esto es un pequeño detalle que compré para ti, Elsa – le mostró la caja, hermosamente envuelta.
-Es hermosa – dijo Elsa totalmente encantada
Al abrirla, encontró dos aretes plateados con incrustaciones de diamante, su forma era la de un copo de nieve.
-Jack - suspiró feliz - ¿por qué? –
-Porque te amo y me gustaría que luzcas aún más bella para la fiesta – respondió con una sonrisa – es solo una parte de lo que te mereces, mi reina –
Elsa no dijo nada, solamente admiró los pendientes totalmente cautivada, apreciando su brillo. Miró a su novio y sonriendo se abalanzó sobre el en un nuevo abrazo
-¡Me encantan! ¡muchas gracias mi amor! – exclamó emocionada – no te merezco
-Mereces lo mejor Elsa, si yo no logro entrar en esa categoría… - fue silenciado por un dedo que Elsa dulcemente colocó en sus labios
-Eres más que lo mejor, eres perfecto Jack – sonrió y depositó un beso en los labios del chico
Jack la miró embelesado, el beso de ella era una droga para su cuerpo
-¿Estás lista para mañana Elsa? – cuestionó con una sonrisa
-Lo estoy – lo miró emocionada – no puedo creer aún que conoceré a tu familia –
-Todo lo que quiero es que disfrutes este viaje, amor – haremos lo mejor para que estés feliz
-Tu compañía me basta para eso, amor – respondió la joven
Jack tomó su teléfono
-Creo que sería buena idea ir apartando los boletos del tren, para llegar a comprarlos –
-Jack, sobre eso – mencionó la platinada, Jack la volteó a ver
En ese momento, Kai entró a la sala
-Majestad, los lugares han sido apartados para el día de mañana a las 6:00 pm – le entregó dos pases de color dorado a la reina
-Gracias Kai – dijo, y el sirviente se retiró con una reverencia
Jack quedó atónito
-Elsa ¿qué ha pasado? – preguntó asombrado
-Tengo pase en primera clase para cualquier viaje que necesite – le sonrió de manera tierna – y quiero compartirlo contigo, para que no gastes en boletos –
Jack le sonrió sorprendido
-¿Qué puedo decir? Una pequeña ventaja de que tu novia es la reina – encogió sus delicados hombros mientras esbozaba una sonrisa divertida
-Ven aquí pequeña – dijó juguetón Jack tomándola entre sus brazos – no debías hacerlo – le dijo riendo emocionado
-Claro que sí Jack. Te amo – susurró en su oído – felíz mes, amor de mi vida -
-Yo te amo más – dijo Jack mientras la abrazaba
Fueron a cenar a un restaurante con vista al mar, pasaron una velada romántica
Viernes- día del viaje
Tras salir de clases, Jack corrió a su departamento por sus maletas, que había preparado durante esos días. Una vez las tuvo, salió y el chofer del castillo lo esperaba, había sido mandado por Elsa.
-Buenas tardes, señor Frost, permítame ayudarle con sus maletas – dijo cortésmente el hombre
-Gracias y muy buenas tardes – Jack subió al vehículo
Llegaron a las puertas del castillo, donde Elsa se encontraba en la entrada con Anna.
-He llegado – se bajó acercándose a Anna y la abrazó
-Jack, cuida mucho a mi hermanita. Con tu vida lo pagas si algo ocurre ¿me oyes? – dijo emocionada Anna
-Con mi vida lo pagaré – sonrió mirándola con seguridad
-¿Lista amor? – miró a Elsa
-Sí Jack – entraron al recibidor donde las maletas de la reina se encontraban, Jack las tomó y al salir, el chofer le ayudó a subirlas a la camioneta
-Cuídate mucho, hermana – Elsa se despedía de Anna en un abrazo
-También tú, hermanita, disfruta mucho este viaje. Me traes algo bonito – mencionó Anna, a lo cual Elsa asintió riendo.
Ambos peliplateados subieron a la camioneta, Elsa subió con el apoyo de la mano de Jack. El chofer arrancó y ambos hicieron señas de despedida a Anna, quien los siguió con su mirada.
Así, iban rumbo a la estación de tren
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* Mérida nuevamente habla en gaélico, aquí dijo "¿si?"
Muy buenas tardes a todos los que me leen. Espero este capítulo haya sido de su agrado. Me tarde un poco en subirlo pero aquí lo tienen.
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