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Capítulo XIX: Malas señales

Me tardé en subir este capítulo pero por fin esta aquí

OJO con el aviso al final

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El resto de la velada intercalaron la plática con la familia Overland y el contemplarse, se veían tan encantadores a sus ojos, tan elegantes, que parecían un sueño el cual no deseaban que terminara.

Dos horas después se encontraban regresando a su casa. Una vez adentro, sus padres y Emma tomaron rumbo a su habitación, mientras los peliplateados tomaban un momento para despedirse por esa noche.

- ¿Te has divertido? – preguntó Jack, mirando por última vez a su novia, tan hermosa y resplandeciente como la ocasión de noche lo permitió
- Mucho Jack, esta noche ha sido mejor de lo que imaginé – le sonrió la platinada

Jack tomó una de sus manos y colocando su otra mano en la mejilla de la chica, se acercó y besó sus labios, al tiempo que ella cerraba sus ojos dejándose guiar por el tacto de su novio.

- Te amo, Elsa – susurró al separarse sus labios
- Y yo a ti, Jack – mencionó de igual forma, mirándolo con anhelo

Posteriormente, cada uno entró a la habitación que les correspondía, Elsa se dio un baño y salió con su pijama puesta hacia la cama, donde Emma ya se hallaba lista para dormir.

- ¿Elsa? –

- ¿Sí, Emma? – la joven reina se volvió para observar a la pequeña, quien la miraba un poco triste - ¿qué sucede? – preguntó preocupada

- ¿Volverás a visitarnos algún día? – su mirada se tornó suplicante

- Ay, Emma – se hincó colocando sus pies hacia atrás y se girando en dirección de la hermana de su novio – en el momento que la universidad o mis deberes me permitan volver junto con Jack, lo haré con alegría – le sonrió

- Eres una gran amiga, ¿lo sabías? – respondió la pequeña Emma

- Tú también lo eres para mí, Emma – la castaña se acercó y ambas se abrazaron, en tan poco tiempo Elsa había ganado la confianza de su pequeña cuñada

Se acostaron dispuestas a descansar esa noche y pronto, todos en esa casa se encontraban en el profundo sueño.

Más lejos de ahí

Bajo una noche lluviosa, dos jóvenes nórdicos recorrían las proximidades del bosque cerca del reino, moviéndose sigilosamente entre la espesa oscuridad.

- Astrid, debemos volver, ya es muy tarde – susurró la temblorosa voz de un joven castaño de ojos verdes

La ojiazul suspiró – tienes razón, a este paso nos resfriaremos, continuaremos otro día – ambos dieron la vuelta y se encaminaron de regreso, pero al momento que la rubia volvió sus ojos al lado del camino, un extraño brillo en la hierba llamó su atención

- Espera Hipo – dobló sus rodillas y se agachó cerca de un arroyo, tomando con su mano una rara insignia metálica

- ¿Qué es eso? – exclamó extrañado el chico

- No estoy segura – observó detenidamente el objeto sin reconocerlo, la oscuridad era densa y no podía arriesgarse a encender la linterna de su celular en esa situación

- ¿Crees que pueda darnos una pista? – preguntó Hipo, algo curioso

- No lo sé, amor. Pero de lo que estoy segura es que mañana tendremos una visita a la casa de antigüedades – dijo en voz baja, mostrando una sonrisa al joven

Éste le respondió conforme y se encaminaron de regreso a su hogar, bajo la lluvia que tapaba sus huellas.

Domingo

Elsa abrió sus ojos al sentir una caricia en su rostro y miró de frente a Jack, quien le sonreía de manera encantadora. La reina lo atrajo lentamente hacia ella juntando sus labios con ternura.

- Buenos días, mi amor – dijo el peliblanco - ¿descansó bien la princesa que amo? –
- Bastante, Jack – respondió mientras sonreía a su novio, posteriormente le hizo señas para que se quedara un rato con ella.

Al no encontrar suficiente espacio en la cama, Jack decidió sentarse en el borde mientras tomaba la mano de Elsa

- Anoche fue una de las mejores que he pasado contigo – dijo el chico con suavidad

- La mía también lo fue – sonrió la pelirrubia, mirándolo feliz a los ojos

- Aunque ¿sabes? – su rostro se tornó algo desanimado – siento como si hubiera despertado de un sueño que no quería que llegara a su fin, tal vez porque ha terminado el encanto de aquella noche – suspiró

- Jack – le exclamó provocando que volteara y sonrió – ese encanto no se ha acabado, yo sigo aquí y estaré contigo – le dedicó una hermosa mirada – además tendremos más días que estaremos juntos en una fiesta, te lo aseguro –

Estas palabras levantaron los ánimos de Jack, quien atrajo la mano de su novia hacia él, besándola. Escucharon unos suaves sonidos y voltearon para ver a Emma levantándose con pesadez.

Cuando abrió los ojos, los volteó a ver y sonrió.

- Buenos días hermano, buenos días Elsa – frotó sus ojos sonriendo

- Buenos días – dijo la pareja a la pequeña Overland, quien estiró sus brazos quitándose el peso sobrante que ocasionaba despertar

Elsa la veía con ternura, esa niña, a quien hace dos días temía por saber cómo sería en realidad, se había ganado su cariño el mismo día que llegó, manifestaba un gran amor por su hermano, tan distinto como similar al que la reina sentía hacia el joven ojiazul.

- Creo que será mejor arreglarnos para bajar – mencionó Jack, mientras soltaba un poco la mano de Elsa para ponerse de pie

- Sí – añadió Emma – por fin desayunaremos todos juntos, de nuevo

Dicho esto, Jack marchó a su cuarto para tomar un baño.

- Vamos Elsa – escuchó a la niña de cabello marrón – tienes que probar el desayuno que prepara mamá –

Dijo mirándola brevemente, para después ir hacia su cajón y sacar un poco de ropa para meterse a bañar. Elsa la miró divertida, no había duda que la emoción de compartir el último día con su hermano en casa mantenía a Emma con más energía de lo habitual. La platinada bajó sus pies buscando sus pantuflas y se dirigió a su cajón de ropa para seleccionar un conjunto sencillo mientras su pequeña cuñada salía de bañarse.

Pronto, los tres chicos descendían las escaleras, la señora Mary se encontraba preparando el desayuno mientras su marido bebía una taza de café.

- Buenos días a todos – saludó la señora con una sonrisa a sus hijos y su joven nuera

- Buenos días, ¿cómo amanecieron? – secundó el señor Joseph, mirando feliz a los jóvenes

- Hola pa, hola ma, buenos días – dijo Jack, siendo seguido por ambas chicas – muy bien, supongo que la fiesta nos dejó cansados – dijo rascándose la cabeza, divertido, a lo cual Elsa rió.

- Me sorprendió lo buen bailarín que eres – añadió divertida la joven reina, lo que hizo voltear a Jack para mirarla

- No lo soy – le sonrió – pero con la mejor compañía soy capaz de todo –

Elsa llevó las manos a su rostro, sonriendo encantada

- Tomen asiento hijos, y con eso te incluyo, Elsa – aclaró el señor Overland amablemente, invitando con una mano a la mesa

- Gracias papá, primero ayudaremos a mamá a colocar la mesa – dijo Jack y procedió a tomar platos y cubiertos para colocar, a lo que Elsa le ayudó más que encantada.

En un minuto los lugares estaban completos, Elsa había colocado una jarra de jugo de zanahoria recién preparado en el centro de la mesa y Emma llevó los platos con el desayuno servido a los lugares de cada uno.

La familia se encontraba disfrutando unos huevos acompañados de Rusleipä*, pese a haber probado platillos similares en los viajes previos a reinos vecinos; Elsa debía admitir que el sabor era nuevo para ella, y lo disfrutaba cual verdadero manjar, lo que probablemente lo hacía especial era el ambiente tan cálido y agradable que se sentía en esa casa.

- Elsa ¿te has encontrado cómoda en esta casa? – se atrevió a preguntar la madre de Jack

- No podría pedir más, señora – sonrió ligeramente – me han hecho sentir en casa y esto no puedo terminar de agradecérselos –

- No tienes que hacerlo, Elsa. Es un gusto para nosotros tenerte aquí – comentó el señor Overland – basta con verlos felices a ti y a Jackson – comentó emocionado

- ¿Qué planean hacer el día de hoy antes de irse, Jack? – preguntó Emma, esta vez, mirando con emoción a su hermano y Elsa

- Pues… yo – pensó unos momentos el chico, pero su madre intervino

- ¿Qué te parece, hijo, si la llevamos a conocer al viejo “Skult” en el centro? – preguntó su madre, esperando por la respuesta de su hijo

- Excelente idea – exclamó emocionado – podemos ir a la hora de la comida –

- ¡Sí! – exclamó Emma emocionada, dejando a la platinada sin entender de lo que hablaban

- Jack – el chico volteó a verla – disculpa, pero ¿qué es el viejo “Skult”? – preguntó con una ligera sonrisa y duda en sus ojos

- Prefiero guardar la sorpresa – dijo con una sonrisa juguetona

Narra Elsa

No comprendía a que se refirieron, sin embargo, me emocioné por pensar en conocer un lugar nuevo junto a Jack y su familia. La señora recogió los platos vacíos y avanzó hacia el lavabo en la cocina, el sabor del desayuno aún se percibía en mi lengua, fue delicioso.

- ¡Jack! mira quien está aquí – escuché a la señora Overland y volví mi vista hacia la cocina, hasta ese momento vi un dispensador de semillas para aves colgando en la ventana abierta frente al lava trastes, al lado de él noté una silueta pasar rápidamente

- ¡Hadita! – exclamó Jack emocionado, al tiempo que esa silueta volaba hacia nosotros, entonces vi que se trataba de un pequeño colibrí, con sus plumas brillando a los rayos del sol como piedras de jade. Se movía con hermosa gracia hacia delante y atrás suspendido en el aire, no pude evitar una sonrisa de emoción.

- Que gusto volver a verte – le habló emocionado mi novio al ave, ésta se colocó un momento enfrente de él, batiendo sus alas con interminable velocidad – Elsa – volteó a mirarme y notó mi sonrisa

- Ella es Hadita, suele visitarnos de vez en cuando – miró nuevamente feliz al ave. Ésta voló frente a mí y quedó suspendida un momento observándome, miré feliz lo maravilloso que es el movimiento de sus alas. Luego pasó frente a Emma quien la despidió con una mano mientras volaba nuevamente hacia fuera de la ventana.

- Es tan hermoso como vuela libre – comenté mirando a Jack

- Lo sé, es por eso que dejamos comida colgando en la ventana, así puede venir cuando necesita y sigue disfrutando su libertad – comentó dedicándome una sonrisa, lo cual me hizo sonreír cautivada.

Durante la mañana nos dedicamos a revisar tareas rápidamente y tener en orden los trabajos para entregar al día siguiente.

Cuatro horas después, nos encontrábamos caminando por el centro de la ciudad, Emma iba dando saltos emocionada, pues el ambiente de domingo causado por la cantidad de gente en la plaza la contagiaba, la miré y reí felizmente abrazada a Jack, quien también la miraba divertido.

- Aquí estamos – exclamó el padre de Jack, miré hacia el local donde nos detuvimos.

Se trataba de una pequeña pastelería de estilo escandinavo antiguo, con un letrero de madera que decía “Skult” con letras similares a runas, agradecí que no fueran tales escrituras, pues desconozco como leerlas, debido a que son de muchos siglos atrás.

Resulta que “Skult” es una pastelería, tomé asiento junto a la familia de Jack, situándome a un lado de él. Jack me notó indecisa al leer el menú.

- Elsa, no te puedes ir sin probar el pastel de arándanos* – dijo con una emocionada sonrisa, a lo cual levanté una ceja, sonriendo de vuelta.

- Creeme, te encantará, amor – me volvió a decir, esta vez de forma dulce, ante lo que me sonrojé y desvié mi mirada. Detesto de la mejor forma cuando hace eso, porque me deja desarmada ante él.

- De acuerdo – dije carraspeando un poco para recuperar mi compostura – pediré el pastel, ¿qué pedirán ustedes? – dirigí mi pregunta a Emma y sus padres.

- Bollos de canela*, por supuesto – respondió Emma, felizmente.

Y Jack tuvo razón

Probamos el mejor pastel de arándanos y bollos de canela como en ningún otro lado lo había hecho, acompañados de una buena taza de café con leche, ese sabor era inigualable. Miraba a Jack mientras platicaba con su familia, ¿acaso el hacía que la comida supiera mejor?, ¿era su compañía lo que me hacía sentir en casa en todo momento? Sí es así, quiero sentir todo eso por el resto de mi vida.

Termina de narrar Elsa

A las 4:00 pm los dos jóvenes se encontraban despidiéndose de la familia en la estación de tren

- Te extrañaremos hijo, gracias por darnos este regalo de volverte a ver – mencionó la señora de Overland abrazando al peliblanco

- Buen viaje hijo, estaremos esperándote siempre – mencionó el señor, abrazándolo también

- Elsa, estamos muy felices de haberte conocido, muchas gracias por haber venido – dijo la señora abrazando a la joven reina, quien devolvía el abrazo a su vez

- Señora, yo soy la que debe agradecer por recibirme en su casa – dijo mirando a la señora con una mirada feliz – gracias por todas sus atenciones –

Lo mismo fue con el padre de Jack – sabes que tienes tu casa aquí, Elsa – dijo despidiéndose, mientras ella agradeció la atención que le brindaron.

- No me gusta decir adiós – dijo triste Emma – pero ahora sé que no estarás solo hermano – sonrió con esfuerzo mirando a Elsa, a quien luego abrazó

- Que alegría haberte conocido Elsa, cuando quieras volver seré la primera que te reciba – comentó – pues no me gustaría que nadie más sea visitado por la reina –

Este comentario provocó tiernas risas en los ojiazules, Emma mostraba emoción y aprecio a Elsa desde que supo de quien se trataba y tal emoción parecía no acabarse.

- Los amo, nos veremos pronto – dijo Jack antes de abrazar a su hermana menor. Posteriormente Elsa y él subieron al tren, partiendo y mirando la estación alejarse.

Jack sintió a Elsa abrazarlo de lado

- Gracias por este maravilloso fin de semana – dijo mientras apoyaba su cabeza en el hombro del chico. Éste volteó para mirar a Elsa feliz y recargó su cabeza en su frente, mientras tomaba su mejilla con una mano.

- Elsa, tu hiciste felices estos días – movió suavemente su cabeza rozando su rostro con el de la chica – y me hace sentir aún mejor que estemos nuevamente así, juntos –

La chica besó su mejilla y se miraron con un profundo cariño en sus ojos. Posteriormente ella se recostó en su hombro para quedarse dormida el resto del viaje.

El sonido del altavoz los despertó, habían llegado a Arendelle, para ese momento eran las 10:30 pm, el cielo estrellado los recibió

- Hemos vuelto mi reina – dijo Jack provocando una dulce sonrisa de parte de Elsa

Tomaron sus cosas y al bajar, fueron abordados por dos gendarmes, para sorpresa de ambos

- Reina Elsa – hicieron una reverencia – venimos a escoltarla a su castillo – Elsa hizo un gesto de confusión

- ¿Escoltarme? ¿A que se ref…? – no pudo completar sus palabras cuando uno de ellos habló

- Disculpe majestad, pero no podemos decir esa información en este lugar, sigannos por favor – dijo y se alejaron unos pasos

Ambos jóvenes se miraron sin comprender que sucedía, sin embargo, tomaron sus maletas y siguieron a la pareja de gendarmes hacia fuera de la estación.

Al salir, los invitaron, casi sin otra opción, a abordar un vehículo color negro. Jack ayudó a Elsa a subir y colocó sus maletas en la parte trasera, con ayuda de uno de los agentes.

Durante el camino al castillo, miraban desconcertados la presencia de gran número de policías en las calles

- ¿Qué sucede aquí? – susurró el peliplateado mirando hacia la misma dirección que Elsa

- No lo sé – respondió en un susurro la reina -  pero lo que sea, sé quién nos puede explicar – miró con cierta preocupación a su novio, quien asintió al comprender sus palabras

- Anna – susurró nuevamente

Llegaron al castillo donde los aguardaba Anna, junto a Kristoff y el oficial de la policía con algunos de sus hombres

- Elsa – se emocionó Anna al ver a su hermana descender del vehículo y corrió hacia ella – que bueno que llegaron con bien –

Elsa la recibió en un breve abrazo para separarse y mirarla a los ojos, con Jack detrás de ella, igualmente serio

- Anna – primero que nada - ¿Qué está sucediendo aquí? – miró al oficial de la policía, quien lucía algo preocupado por que la reina no supiera sobre la situación – Teniente Mattias, ¿qué sucede? ¿usted mandó a los agentes a recibirnos? –

- Verá alteza, nosotros… -

- ¡Traté de avisarte Elsa! -  interrumpió Anna – pero no respondías las llamadas o mensajes – dijo un poco ansiosa

Elsa frunció el ceño, tomó su bolsa y sacó su celular, dándose cuenta que estaba apagado, suspiró con pena – es verdad – Jack se acercó y pasó un brazo por sus hombros

- Aun así, nos gustaría saber por qué toda esta situación – comentó el peliblanco, con el ceño un poco fruncido

- Si joven, verá… - comenzó a decir el oficial, pero fue interrumpido por Anna

- No se preocupe, me encargaré de aclarar todo – el hombre se detuvo – por favor continúen, teniente – solicitó la pelinaranja

- Si, majestad – volteó a mirar a sus hombres - ¡andando! – dicho esto, todos se alejaron y los gendarmes subieron a bordo del vehículo, dejando a los cuatro jóvenes en la entrada del castillo.

- Supongo que lo mejor es que entremos – comentó Kristoff, rascando su cabeza – a lo que todos estuvieron de acuerdo e ingresaron al recibidor.

Estaban todos reunidos en la sala, se respiraba tensión en el ambiente, cada pareja se encontraba en un sillón, quedando una frente a otra

- Ahora, Anna – prosiguió la joven reina – ¿puedes ser tan amable de explicar que sucede aquí? – se sentía desconcertada y algo desesperada por obtener respuestas, a lo que Jack abrazó sus hombros, logrando tranquilizarla un poco

- Te anticipo que no es algo sencillo de explicar – comentó su hermana

Anna empezó a relatar lo sucedido el día anterior, cuando Rapunzel y Eugene descubrieron a Hans y otros hombres merodeando en el muelle y el esfuerzo infructuoso de la policía para rastrearlos, así como su orden de mantener las calles vigiladas.

Elsa abrió sus ojos con temor al escuchar las palabras de Anna, mientras Jack apretaba sus puños y dientes con enojo al recordar a ese hombre de patillas que estuvo a punto de herir a su novia.

De igual manera, Kristoff aparentaba molestia profunda por escuchar de ese hombre que hubo engañado a su novia en el pasado.

- Si es que apareció en el reino ¿cómo es que no detectaron a tiempo su presencia o la llegada de un viaje con su nombre? – se cuestionó inquieta Elsa

- No logramos saberlo – admitió Anna – si esta infiltrado, debió usar un engaño infalible

- Como de la misma forma te engañó a ti – mencionó enojado Kristoff – ese maldito… es un … - las venas saltaban en su sien - ¡aaaaarrgh! – soltó un golpe al sillón acompañado de un grito de enojo. Anna preocupada colocaba una mano en el pecho del rubio, tratando de calmarlo.

- No es la primera vez que vuelve al reino – dijo Elsa algo temerosa, haciendo que Anna volteara inquieta

- ¿Qué dices? – preguntó con miedo

- Que lo había visto antes – frunció el ceño con enojo al pensar en la vez que su vida se vió amenazada

Relató lo sucedido a su hermana, quien solo expresó miedo al pensar en la situación en que estuvo su hermana y como ella no se había enterado.

- Pero como obra del cielo – miró a Jack con una sonrisa nerviosa – Jack apareció y lo confrontó – un tinte rojo apareció en sus mejillas al tiempo que suspiraba recordando la valiente forma en que Jack la defendió.

El chico peliblanco le sonrió mirándola, sus ojos le transmitían tranquilidad a la rubia.

- De acuerdo – comentó Anna – tienes una gran razón para amarlo, ahora lo sé

Elsa volteó rápido a verla y rio un poco apenada, recargando su cabeza en el pecho de Jack

- Solicité a la policía estar patrullando y que nos informen cualquier hallazgo sospechoso, eso explica lo de la estación – colocó sus brazos en su regazo y miró hacia un lado, un poco frustrada por no haber podido avisar a Elsa la forma en que los recibirían a ella y a Jack

- Comprendo y me parece una decisión acertada – le respondió su hermana, a lo que Anna sonrió animada – será mejor mantener los ojos abiertos –

Jack miró la hora, las 11:00 pm, suspiró captando la atención de Elsa, quien lo miró

- ¿Qué pasa Jack? – preguntó algo preocupada mientras apretaba la mano del chico

- Temo que es algo tarde, necesitamos descansar para la escuela.
Además necesitarás relajarte de todo esto que sucede, linda – comentó sacando un poco el aire

- Es verdad – intervino Kristoff – necesitamos descansar, y tu también, mi amor – tomó una mejilla de Anna, quien sonrió

- Muy bien – dijo Elsa mirando al peliblanco con una sonrisa, permítanme que llame al chofer de turno –

- No es necesario Elsa – el chico ojiazul le hizo una seña de detenerse con las manos

- Pero Jack – dijo preocupándose la joven reina

- Tranquila hermosa – se acercó y besó su frente – Kristoff y yo nos cuidaremos el uno al otro, ustedes están seguras dentro del castillo – dijo en tono calmado

- Así es, Jack – comentó el rubio – nos cuidaremos la espalda –

- De acuerdo, pero por favor – pidió Anna – vayan con cuidado –
Ambos asintieron y tomando su maleta, Jack caminó hacia la puerta acompañado de Elsa

- Jack, amor – le dijo un poco temerosa – avísame cuando llegues ¿sí? –

El posó una mano en la mejilla de la platinada y acarició su piel

- Sabes que lo haré – dijo y depositó un beso en sus rojos labios – hasta mañana, amor –

Dio la vuelta y salió junto a Kristoff, quien se había despedido de Anna. Ambos tomaron camino, observando a su alrededor para asegurarse que nada o nadie los estuviera siguiendo. Al llegar a la bifurcación de caminos, lugar que consideraban el más seguro, ambos se despidieron

- Nos vemos mañana, hermano – dijo Kristoff despidiéndose de Jack

- Así será, cuídate – se despidió Jack

Ambos llegaron a sus respectivos hogares y cerraron la puerta. El peliblanco rápidamente sacó su celular y avisó a Elsa que se encontraba a salvo, asimismo, avisó a sus padres que había regresado sin incidentes. Tomó un baño debido al sudor que le provocó toda la situación y se acostó a dormir.

No muy lejos de ahí

- Estas piedras no parecen ser parte del entorno – la mano de Rapunzel tomó un fragmento sólido y lo inspeccionó de cerca

- ¿Y bien? – preguntó en voz baja el de barba

- No lo sé, apenas logro distinguirla con la luz de la luna – comentó y luego exhaló aire rendida – temo que no sea suficiente muestra –

- Aun así no podemos estar más tiempo aquí, no es prudente – dijo en voz baja el joven

- Eugene – exclamó con frustración – sería trabajo de hoy echado a perder –

- Pues lo retomamos otro día – respondió – pero en serio, no podemos quedarnos más aquí –

La joven de cabello dorado suspiró, aún desconocían que resultado tendrían Astrid e Hipo, peor retirarse con solo un fragmento de roca extraña significaba arriesgarse a que no avanzaran en su misión. Sin embargo, tomó la palabra de Eugene y retomaron camino de regreso, ocultándose entre los árboles.

- No eres el compañero de trabajo más valiente ¿sabías? – comentó la chica, cruzándose de brazos una vez que estaban cerca del castillo

- Impedí que corriéramos un riesgo – exclamó con cierta exasperación – teníamos que ser cautelosos, rubia –

- Creo que tienes razón – se rascó la frente – buenas noches, Eugene – se acercó y dio un beso en su boca

- Hasta luego Punzie, descansa – se despidió y miró como fue recibida en la entrada por un guardia, entonces se retiró velozmente a su casa.

Un mes después

Pasó un mes sin que hubiera mayores preocupaciones. Incluso parecía todo marchar con normalidad. Jack se mantenía como el primero en su clase, en parte para frustración de Kristoff, lo que servía de alivio cómico durante el desayuno.

Elsa empezaba a notar los frutos de su carrera, pues cada vez llevaba a cabo los acuerdos con otros reinos y los tratados con mayor diplomacia. Sonreía por ver su futuro brillando.

Asimismo, todos avanzaban cada vez más en su relación, Jack y Elsa se enamoraban cada día más, las preocupaciones por lo que podría pasar alimentaban la importancia de tenerse.

Anna y Kristoff seguían alimentando su amor, teniéndose cuando más se necesitaban y siendo un buen equipo de apoyo para sus amigos.

Rapunzel y Eugene encontraron el uno en el otro a su compañero de aventuras, sin embargo, mantenían muy disimulado algo que no querían dar a conocer aún.

Todo marchaba bien hasta que un día

Jack se encontraba en clase cuando el maestro fue llamado un momento, al volver, se acercó al peliblanco

- Señor Overland Frost, solicitan su presencia en rectoría – dijo y volvió a su escritorio

Jack quedó extrañado ¿para que lo habrán llamado? Se levantó de su lugar ante la mirada desconcertada de Kristoff y sus compañeros, salió del aula.

Se le ocurrió mandar un mensaje a Elsa mientras caminaba en dirección al edificio

“Me han llamado de rectoría, veré que sucede. Espero sea para algo bueno”

Subió el elevador y encontró la puerta del rector abierta, la secretaria lo recibió

- Buenos días, ¿es usted el señor Frost? – preguntó seria la mujer

- Así es – respondió con una sonrisa

- Espere un momento – le indicó y se dirigió a la puerta del rector

Jack se preguntaba que podría ocurrir como para que lo hayan llamado, ¿quizá un reconocimiento? ¿Algún comentario sobre su desempeño? Parecía lo más lógico en ese momento

- Puede pasar – indicó la mujer volviendo a su lugar

Jack tomó aire y entró, al cruzar la puerta, el rector lo miró seriamente, Jack cerró la puerta

- ¿Jackson Overland Frost? – preguntó el hombre con voz grave
- Si, señor – contestó amablemente, mientras frotaba sus manos
- Iré directo al grano, me temo que será dado de la baja de la universidad –

En ese momento, un sudor frío recorrió la espalda de Jack, su rostro palideció y sintió una cortina caer en su mundo

- ¿Cómo dijo? – preguntó totalmente incrédulo

- Tiene que abandonar la universidad hoy mismo, será dado de baja – repitió con esa voz que parecía una mala broma para el joven, desgraciadamente se dio cuenta que no bromeaba

- P-pero, ¿por qué? – su labio se frunció - ¿Qu-qué razón…? –

- No le daré explicaciones, señor – sentenció el rector, aunque en su cara se veía preocupación – tiene que marcharse –

- Y-y- yo, e-esto ¡ESTO NO ES JUSTO! – gritó mientras el enojo se apoderaba de él - ¿¡QUÉ HE HECHO PARA QUE SUCEDA ESTO!? – apretó su puño con toda su fuerza

- No diré más, son mis órdenes – dijo nuevamente el hombre

Jack salió resoplando de la oficina y se metió al elevador rápidamente mientras lágrimas de coraje e impotencia se formaban en sus ojos azules, no entendía nada y aun así se sentía afectado. No tenía sentido lo que ocurría, pero en ese momento solo sintió su futuro derrumbarse alrededor de él, apoyó su cabeza en la pared del elevador y dejó escapar sus lágrimas

En la oficina del rector, una puerta detrás de él se abrió y de ella emergió un hombre

- Hice lo que pediste – dijo asustado el rector, temeroso sintió la presencia pasar a un lado de el

- Bien hecho – contestó una voz cavernosa – tu familia ya no corre peligro, has elegido sabiamente – dicho esto salió de la oficina.

Al salir, el rector se llevó una mano a la cara y derramó lágrimas de amargura

Jack caminaba con la cabeza baja, llegó a su salón y sin decir nada tomó sus cosas. Sus compañeros lo observaron totalmente perplejos, cuando dio vuelta y se marchó del salón.

- ¡Jack! – el joven volteó y miró a Kristoff quien le daba alcance - ¡Jack! ¿Qué sucede? ¿de qué se trata esto? –

- Es complicado – volteó y el rubio notó sus ojos hinchados – en estos momentos quiero estar solo. Lo siento – echó a correr hacia la salida

- ¡Jack, espera! – trató de correr, pero el albino era más rápido – mierda, pero ¿Qué fue todo esto? – se dio de golpes en la cabeza sin comprender – Elsa – pensó y decidió que lo mejor sería esperar a la hora libre

En la cafetería, Kristoff se encontraba sentado, con nerviosismo, pues su amigo no contestaba sus llamadas. En eso vió acercarse a las dos rubias, quienes platicaban alegremente.

- Elsa – llamó a la joven reina, quien volteó a verlo

- Kristoff, hola – se percató de la ausencia – espera, ¿Dónde está Jack? – miró la preocupación en su rostro - ¿Qué sucedió? –

- Jack… se fue – atinó a decir preocupado

- ¿Qué estás diciendo Kristoff? – su ceño se frunció

- No estoy seguro que pasó – empezó a relatar – Jack fue llamado a rectoría, lo cual fue extraño – le fue difícil seguir por la preocupación que sentía por su amigo – cuando llegó, el solo… recogió sus cosas y salió del salón, lo seguí y… estaba llorando Elsa- los ojos de la platinada se abrieron más de lo normal – el solamente… me dijo que quería estar solo, pero esa preocupación en su mirada, jamás la había visto – tomó aire – estoy seguro que algo grave pasó, él te necesita Elsa – finalizó preocupado

Elsa quedó estática y con los ojos abiertos como platos ante lo que escuchó

- ¡No! Jack… ¡Mi Jack! – se llevó las manos a su cabello preocupada – necesito saber dónde está el – dijo con desesperación

- Seguramente estará en su casa – contestó el rubio, a lo cual Elsa asintió y salió de la cafetería

- Santo cielo – murmuró Rapunzel, mientras digería todo lo que escuchó

- Por favor, Jack, responde – marcó por tercera vez a su teléfono, estaba apagado

Decidió marcar a su chofer, llegó en 15 minutos que parecieron eternos para Elsa y solicitó ir al departamento del chico.

En 7 minutos había llegado, bajó rápidamente y empezó a tocar la puerta

- ¡Jack! ¡Jack! ¡soy Elsa! – tocó repetidas veces - ¡por favor ábreme! –

La puerta se abrió unos segundos después para mostrar a Jack, con la desesperanza en su rostro, lágrimas corriendo por sus mejillas y un intento horrible de sonrisa. La joven entró y lo abrazó, mientras el chico escondía la vista en el hombro de ella.

- Jack, mi amor, ¿qué sucede? – preguntó preocupada – estoy aquí, contigo –

- Elsa ¿Por qué me pasa esto a mí? – dijo con un sollozo

Los dos quedaron sentados en el suelo. Jack empezó a relatar con dificultad lo sucedido, la forma en que fue echado de la universidad sin que pudiera comprenderlo.

- Ahora todo por lo que luché durante estos años – sorbió un sollozo – se ha ido, perdí mi futuro, mi beca ¡todo! – echó nuevamente a llorar

- Mi amor, me tienes a mí – dijo ella mientras las lágrimas brotaban de sus ojos azul hielo.

Ver al hombre que amaba, sufriendo por algo que le fue quitado de una manera tan injusta, la llenaba de tristeza y su alma se hacía añicos, inútilmente trataba de darle fuerza.

- Ahora… - dijo un poco lento – no sé que haré –

- ¿Qué? ¿A qué te refieres? – preguntó la jovencita, con preocupación

- En cuanto a mi futuro, no sé que haré – dijo totalmente desanimado

- Jack – empezó a temblar su labio – q-quieres decir que ¿y-ya no quieres estar conmigo? –

- ¡No Elsa! – dijo abruptamente – Elsa yo te amo, y daría mi vida por ti – la miró preocupado mientras ambos derramaban lágrimas de miedo por imaginar un futuro solos – quiero decir, el trabajo que tenía me servía para poder pagar mis gastos de renta, pero no genera lo suficiente para vivir de ello – dijo y apoyó la cabeza en el hombro de Elsa – mi futuro estaba en mi carrera, pero ahora que se ha ido – suspiró triste – no sé cómo avanzaré –

- Jack – lo miró dulcemente – no necesitas estar pagando una renta –

- ¿Q-qué me quieres decir Elsa? – preguntó sorprendido

- Que no necesitas gastar tu dinero pagando una renta – lo miró recuperando la felicidad – múdate conmigo al castillo –

Jack quedó sin palabras ¿acaso escuchó bien?

- ¿Cómo dices? – pidió

- Ven a vivir al castillo, conmigo Jack – le dijo casi pidiendo - estaremos juntos – la chica le sonrió casi llorando nuevamente

- Elsa ¿Por qué haces esto? – la miró con un brillo en sus ojos

- Porque te amo, Jack y quiero ayudarte – le dijo mirándolo fijamente, perdiéndose en sus ojos

- Elsa… - suspiró

Sus labios se juntaron en un beso dulce y apasionado, ambos se abrazaron con delicadeza

- Te ayudaré a mover tus cosas esta tarde – dijo mirando a su novio y colocando una mano en su pecho

Jack sonrió y la acompañó a la puerta, pues debía volver a clases. Se despidieron con un nuevo beso y la observó irse sintiendo como el derrumbe de su mundo se aligeraba.

~~~~~~~~~~~~~~~~~

Hola a todos, me tardé en subir este capítulo por ocupaciones profesionales. Debo admitir que me costó trabajo redactarlo, por lo que implicaba la trama y los sentimientos englobados. Sin embargo, hoy se los puedo presentar.

¡¡¡¡¡¡AVISO!!!!!!: Estoy pensando incluir un lemmon, por lo que pido su votación para saber si están de acuerdo con eso

Aclarado lo anterior, les traigo la explicación de lo remarcado con asteriscos

*Rusleipä: Es el pan de centeno genuino, uno de los alimentos básicos de Finlandia y parte de su cultura

*Mustikkapiirakka: Se trata del pastel de arándanos finlandés, relleno de yogur, generalmente se sirve en los meses cálidos de verano, cuando los bosques están repletos de arándanos

*Korvapuusti: Es un bollo de canela finlandés que suele servirse con café. Utiliza levadura fresca y cardamomo molido.

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