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Capítulo XIII: El novio de la reina

Hola a todos, este capítulo puede ser cursi, así que dado el aviso, disfruten.
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8:01 pm

Jack llegó presuroso hacia el castillo, por un momento temió que Elsa estuviera enfadada por pasar de la hora fijada. Sin embargo, la logró distinguir afuera de la entrada, esperándolo con una gran sonrisa. Al llegar justo enfrente de ella, tomó su mano y la besó.

-Hola, mi reina- dijo y plantó un suave beso en sus labios.
-Jack- dijo casi en un suspiro la joven rubia y lo abrazó –estás aquí-
-Claro que lo estoy, linda- correspondió el abrazo y bajo la vista para encontrar sus ojos azules - ¿Por qué no debería?-
-No es eso, mi amor- dijo mirándolo – sólo me pareció larga la espera- notó su chamarra nueva –oye ¡que guapo!- Jack se sonrojó.

Volvieron a abrazarse, de pronto, Elsa tomó su mano y lo miró sonriente.

-Ven, quiero mostrarte algo- caminaron juntos a la entrada del castillo, donde los guardias los miraban con curiosidad, al pasar los chicos, abrieron el paso haciendo una reverencia. En la puerta se encontraba Kai, quien los recibió con su habitual seriedad.

-Buenas noches majestad- empezó a decir – disculpe, ¿quién es el joven?-

-Kai, te presento a mi novio, Jack. Por favor memoriza su cara, pues será bienvenido al castillo de ahora en adelante-

-Mucho gusto, señor Kai, soy Jackson Overland Frost, puede decirme Jack- le extendió su mano al sirviente, quien los miraba asombrado.

-Un gusto joven Frost, los felicito y me alegra mucho ver que hayan encontrado felicidad el uno en el otro - estrechó la mano y respondió con una sonrisa, sin perder su porte de mayordomo.

-Muchas gracias, Kai- se despidió la joven reina y entró al castillo abrazándose del brazo de Jack.

Cruzaron el patio principal del castillo y se dirigieron a una puerta en una pared de al lado. Al acercarse de la misma salieron Gerda y Alis con unas charolas, quienes al ver a los jóvenes se asombraron.

-Reina Elsa – dijo Gerda e hicieron una reverencia – todo está listo como pidió- Elsa agradeció.

-Disculpe su majestad, pero ¿quién es este joven tan apuesto?- preguntó Alis viendo al peliblanco.

Jack solamente rió nerviosamente mientras se rascaba la parte posterior de su cabeza.

-Alis, Gerda- inició Elsa con una gran sonrisa – les presento a Jack, mi novio-
Las sirvientas abrieron la boca y luego se miraron para exclamar pequeños gritos de emoción.

-¡La reina tiene novio! ¡ha encontrado el amor! ¡Que hermoso!- eran algunas de las expresiones que pudieron oírse.

-Reina Elsa – recuperaron la compostura y Alis habló – nos sentimos tan felices por esta noticia, hacen una hermosa pareja, muchas felicidades-

-Nos alegra mucho conocer al joven que entró en su corazón y además se ven muy felices juntos- finalizó Gerda

Ambos jóvenes se sonrojaron ante las palabras de las mujeres – es un gusto y muchas gracias- dijo Jack con una tímida risa.

Posteriormente, las mujeres se retiraron.

-Son muy agradables – comentó Jack.

-Ellas han cuidado de Anna y de mi desde que somos pequeñas- Elsa dijo con una sonrisa - ¿estás listo Jack? -

-Siempre - respondió mirando a su novia, provocando un nuevo sonrojo en ella.

Elsa abrió la puerta, la que daba hacia uno de los jardines del castillo, frente a ellos se extendía una fila de árboles a ambos lados del camino, recorrieron el sendero hasta llegar a una curva, Elsa volteó a mirarlo con emoción en su rostro, Jack sólo sonrió arqueando una ceja, Elsa lo llevó de la mano pasando el lugar y entonces:

-¡¡¡Sorpresa!!!-

Jack quedó atónito, el camino que seguía a la curva, daba a un amplio espacio con una fuente, Anna y Kristoff se encontraban con los brazos abiertos al lado de una pequeña mesa de madera primorosamente detallada y reluciente vajilla colocada en ella.

-¿Qué es todo esto? – preguntó Jack con asombro.

-Ven aquí amigo- dijo en voz alta Kristoff volteando hacia un extremo del jardín.

Pronto un gran caribú se acercó hasta ellos, llevando atada a él una especie de mesa con ruedas, sobre la que se encontraba un pastel de color azul y blanco, con varias velas colocadas encima.

-¿Elsa?- preguntó Jack con una nerviosa sonrisa volteando a ver a Elsa.

-Tu cumpleaños fue ayer Jack, pero quería festejarte con un pastel- Jack la miró saliendo de su asombro y le dedicó una mirada tierna.

-No te merezco- le dijo en voz baja, Elsa sonrió con emoción queriendo ocultar su rostro con sus hombros y se acercó a Jack dándole un beso en su mejilla.

Ambos caminaron al encuentro de la otra pareja, quienes recibieron con un abrazo a Jack, al acercarse a Anna, la miró un momento.

-¿Ya me aceptaste, Anna? - dijo con una leve sonrisa, ante lo cual Anna rió.

-Estoy en eso, sólo te pido que cuides mucho a mi hermana – dijo queriendo sonar seria.

-Eso tenlo por seguro- respondió y le dio un abrazo.

Kristoff se acercó a la criatura y acarició su cabeza.

-Bien hecho, amigo- dijo y sacó una zanahoria de su saco, la cual le dio como recompensa.

-¿Él es el reno del que me hablaste?- preguntó Jack acercándose a ellos.

-Así es Jack, quiero que conozcas a Sven, mi leal amigo- empezó a desatar la atadura que conectaba la mesa al cuerpo del caribú.

-Hola Sven- acarició el morro del animal, éste le dió un lengüetazo en la mano como señal de amistad.

-Jack, ven amor- la voz de Elsa lo hizo voltear y se acercó a la mesa al verla cerca del pastel.

Elsa encendió las velas y todos le cantaron “Felíz cumpleaños” a Jack, quien sonreía emocionado, volteando a ver a su amada varias veces. En cuanto terminaron de cantar apagó las velas ante el aplauso de todos, pero entonces escuchó el tan temido grito de guerra:

-¡Mordida! ¡Mordida!- gritaban Anna y Kristoff con energía, ante lo cual Jack sólo empezó a reír nerviosamente y empezó a quitar las velas con cierto temor.

-Jack- dijo Elsa al ver su mirada nerviosa –no tienes que hacer esto si no quieres-

-Está bien, Elsa- le dio un beso en la mejilla – no hay problema, será divertido- le sonrió con seguridad.

Elsa sonrió y asintió, ayudándole a retirar las velas que quedaban. Una vez despejado, Jack miró de reojo a las hermanas y Kristoff para asegurarse que no estuvieran cerca, dio la mordida y…

Sintió una mano que lo empujaba, en el primer segundo pensó que sería Elsa, lo que lo habría hecho sentir alivio, pero pronto se dio cuenta que la mano lo hundió con fuerza en el pastel. Levantó la cabeza bruscamente tomando aire y escuchó las carcajadas de Kristoff, quien se sobaba la panza de tanto reír. Anna solo reía tímidamente y Elsa lo veía con una sonrisa nerviosa.

-Vas a ver maldito – sonrió maliciosamente limpiándose el merengue y en un movimiento rápido se lo arrojó en el rostro al rubio.

Jack empezó a reír al ver la cara confusa de Kristoff y la mirada sorprendida de Anna.

-Kristoff, cuñado, no se peleen - se interpuso la princesa entre ellos, temiendo lo peor.

Pero, para su sorpresa, Kristoff empezó a reír, contagiandola a ella y a su hermana, ambas reían viendo a sus novios con la cara manchada, era demasiado divertido de ver.

Jack partió el pastel y sirvió a todos, platicaron, rieron, en un momento los cuatro estaban acostados en el pasto, después cada pareja tomó su espacio, Jack se recostó de lado mirando a Elsa, contemplando sus ojos, ella lo miraba entrecerrando los suyos.

El peliblanco la tomó suavemente de la cintura y la atrajo hacia el besándola, se recostó en el pasto con la joven arriba de él mientras continuaban uniendo sus labios, la lengua de él acarició suavemente el labio inferior de Elsa, haciendo que soltara un suspiro. Abrieron los ojos cuidadosamente y voltearon a ver a la otra pareja, miraron divertidos como también hacían lo mismo que ellos.

Después de una hora, despidieron a Jack, quien fue acompañado hasta la salida del castillo por Elsa, una vez afuera, se miraron el uno al otro, sonriendo.

-Me has dado el mejor cumpleaños, Elsa. Gracias por todo- dijo tomándola de las manos.

-Jack, no tienes que dar las gracias. Saber que te hice feliz es mi mayor recompensa – lo miró con un brillo en los ojos, Jack se inclinó y depositó un suave beso en los labios de ella.

-Te amo- la miró con una mano en su mejilla

-Yo te amo más, Jack- dijo Elsa

-Yo más- sonrió mostrando sus dientes blancos

-Bueno- rió un poco –por ser el cumpleañero te dejaré ganar esta vez – besó la mano en su mejilla – sólo por esta- levantó una ceja

-¿Acaso quieres iniciar una guerra tan pronto?- dijo travieso

-¿Quizás?- mantuvo su ceja levantada

-Eso lo veremos- dijo Jack antes de besarla de nuevo – nos vemos mañana Elsa, descansa-

-Buenas noches, Jack- se despidieron y dando media vuelta, cada uno volvió a su hogar.

Jack llegó a su departamento, todo era hermoso a su alrededor, se sentía feliz. Se lavó los dientes y se acostó, pensando en el día, había sido grato para el volver a ver a sus compañeros de trabajo, pero sinceramente, no se esperaba que Elsa le diera esa sorpresa, mucho menos cuando creyó que no se verían ese día. Todo fue tan inesperado, tras pensarlo de nuevo su corazón empezó a palpitar fuertemente y una mezcla de emoción y ensueño lo invadió – “soy el novio de la reina”- le resultaba increíble, pero era una realidad; aún le intimidaba el título que Elsa poseía, pero en menor medida que antes, pues él descubrió a la chica amable, dulce y, en cierta forma, tímida que había en ella, a su vez, irradiaba un carácter decidido, pero la conexión entre ellos hacía ver su lado amoroso, y él se sentía el hombre más afortunado del mundo.

En el castillo de Arendelle

Elsa subió un té a su habitación, se lavó los dientes y se acostó en su cama. Suspiró pensando en el día, desde temprano había ordenado el pastel para Jack, parte de la mañana se fue en arreglar juntas la semana siguiente para tratar asuntos comerciales, posteriormente, con la ayuda de su hermana y los sirvientes, arregló el jardín para festejar a Jack. Kristoff se encargó de recibir el pastel, bueno, Sven lo ayudó, pues todo tenía que ser especial. El ver a Jack disfrutar ese día, fue su mayor alegría. Todo había pasado en cuestión de pocas semanas, se formó una conexión muy especial entre ellos y ella lo sentía. En gran parte por necesidad, ella había sido una chica solitaria y seria, eso le había otorgado un carácter fuerte y decidido, pero de vez en cuando el pesar se hacía presente. Pero Jack la supo hacer sonreír de nuevo, la volvió a hacer sentir viva y emocionada. Quizá fue el momento en el que se conocieron lo que había hecho posible todo, y ella agradecía infinitamente. Previamente no pensó en necesitar la compañía de un hombre en su vida, pero llegó Jack comprendiéndola, apoyándola y cuidándola. Era la primera vez que sentía amor de verdad.

Ambos jóvenes se quedaron dormidos.

Domingo

Amaneció y los rayos de luz despertaron a Jack, se sintió feliz de no levantarse por una alarma. Era su primer domingo libre después de dos meses.

Inició a hacer el aseo de su departamento, llevó su ropa sucia a una lavandería y preparó su desayuno. Saboreaba su omelette cuando decidió mandar un mensaje a su novia:

“Buenos días a la reina más bella de todas, ¿Cómo dormiste? ❤ Te mando besos”

Mientras esperaba la respuesta, terminó de desayunar, tomó cereal con leche y lavó los platos.

Recibió después de un rato un mensaje de Elsa, lo leyó con una sonrisa:

“Hola mi amor ❤, dormí muy feliz, pensando en ti 😘 ¿Cómo estás?”

Intercambiaron algunos mensajes, contando lo que desayunaron, su mañana y después de un rato, Jack decidió proponer una salida:

“Elsa, me encantaría ver nuevamente tu sonrisa, mi reina. Hay unos helados cerca del parque que me gustaría probar contigo ¿te parecería ir?”

“Jack, por verte iría a donde sea. Claro que quiero ir, mi amor”

Jack sonrió con gran emoción mirando esas palabras en la pantalla de su teléfono, acordó con ella la hora en que pasaría al castillo y volvió a los labores del hogar.

Una hora después, limpiando algunas gotas de sudor en la frente, miró satisfecho como relucía su departamento. Tomó un baño y fue a recoger su ropa, en cuanto la tuvo con el, aspiró el aroma a lavanda, le daba una sensación de frescura. Pasó su día acomodando su ropa, leyó unas horas un libro de teoría educativa en su computadora y se aseguró de haber mandado sus tareas de esa semana.

Eran las 2:00 pm, una idea vino a su mente y se le ocurrió llamar a alguien:

-“¿Bueno?”- contestó la gruesa voz del otro lado.
-“Hola Nicolás, disculpe la molestia”- dijo de forma alegre el peliblanco
-“Ninguna, hijo. ¿En que puedo ayudarte?”-
-“¿Bueno, quisiera conversar, recuerdas cuando te hablé de la chica que conocí?”-
-“¡Claro que si Jack! Dime ¿está todo bien?”-
-“Está mejor que bien”- al decir esto, Nicolás dejo escapar una bocanada de aire por la sorpresa – “tuve la oportunidad de hablar con ella y… Nicolás, ¡ella y yo somos novios ahora!- dijo con gran emoción el joven
-“¡Muchacho! No sabes el gusto que me da oír eso. ¿Ves como venciendo tu complejo y temor lograste avanzar?”- el viejo maestro estaba emocionado
-“Debo dar crédito a sus consejos y experiencia, de verdad estoy agradecido”-
-“Sólo fue un empuje, Jack, tu hiciste lo demás y me siento muy orgulloso”-
-“Muchas gracias, maestro. Quisiera pedirle algún consejo para saber como tratarla, bueno”- dijo algo nervioso –“es la primera vez que estoy con una chica y aparte de todo, e-es la reina”- tartamudeó nervioso en la última frase.

Nicolás rió un poco detrás de la línea –“Hijo, es normal que tengas dudas, no te sientas mal por ello. Las primeras relaciones son un mundo inexplorado, careces de la experiencia y no estás acostumbrado a tener a alguien que es especial en tu vida” –habló tranquilamente calmando a Jack –“dime, ¿Cómo ha sido la interacción entre ustedes?”-

-“Bueno, la verdad ha sido maravillosa y muy bonita…”- Jack le dio una síntesis de cuando la vió llegar a su fiesta, cómo dio la cara cuando la hicieron sentir mal, cómo salió a buscarla y la encontró, la declaración de amor cerca del lago y su celebración el día anterior –“me sigue sorprendiendo que las palabras salen solas estando con ella, y sus ojos, son tan hermosos, con ese tono azul hielo, cuando los veo me hacen sentir una inmensa alegría”-

-“Vaya chico, eres todo un romántico y ese lado tuyo no se había mostrado hasta ahora”- Jack rió algo apenado –“hijo, la química entre ustedes es fascinante, lo que me cuentas me habla de una espontaneidad por la que no debes preocuparte, ambos tienen las herramientas para seguir haciendo una bonita relación, solo ten presente que no debes sentirte menos por que ella es reina y, aunque aparentemente tenga todo, debes tener detalles especiales con ella”-

-“¿Especiales?”- preguntó Jack
-“Sí, más allá de las cosas materiales, algo que creas que ella no ha recibido antes”-
-“Creo que lo tengo”- mencionó pensativo
-“Eres muy astuto Jack, se que podrás darte cuenta de ese tipo de cosas. Me gustaría seguir hablando hijo, pero tengo una comida familiar y debo prepararme”-
-“No hay problema Nicolás, muchísimas gracias por su ayuda y provecho”- puntualizó Jack antes de despedirse.
Dándose cuenta de algo, sonrió tranquilo –“lo bueno que estaba preparándolo…”- pensó sonriendo y se metió a su cuarto.

En el castillo de Arendelle

Pasó el medio día, Elsa y Anna se encontraban comiendo una ensalada con patatas y carne de cordero, bebían limonada. Anna no dejaba de mirar a Elsa con emoción.

-Que ganas tenía de verte felíz de nuevo, Elsie- apoyaba su mentón en sus pálidas manos.

-Sabía que llegaría el día tarde o temprano- rió nerviosa la reina – pero no esperaba que sería por alguien especial, es algo tan… mágico- suspiró.

-Al menos tu primer amor es hermoso- al decir esto, decidió cambiar rápidamente de tema - ¿qué harán hoy?- preguntó Anna bebiendo su limonada y cruzando la pierna bajo su vestido verde.

-Iremos a unos helados que están cerca del parque al que fuimos la primera vez, aunque presiento que Jack tiene una sorpresa, no estoy segura que- dijo Elsa con una sonrisa divertida

-Helados... me muero por probar uno- exclamó Anna llevando sus manos a su plano abdomen-

-Tal vez pronto vayamos, hermana, lo prometo- rió un poco ante los movimientos de su hermana.

Transcurrió la tarde y Elsa se encontraba arreglándose para la cita, se colocó una ropa sencilla y amarró su cabello en una cola de caballo. Se maquilló levemente y vió la hora: las 5:50 pm, frotó sus frías manos, estaba emocionada, después de todo era su primera salida con Jack como novios.

Escuchó cuando llamaron a su puerta, era Kai, quien entró haciendo una reverencia.

-Su majestad, el joven Frost ha llegado-

-Muchas gracias, enseguida bajo- dijo Elsa con serenidad

Kai se retiró cerrando su puerta y Elsa empezó a apretar sus manos con emoción, respiró hondo y salió.

Bajó las escaleras y vió a Jack parado cerca de la puerta, para su sorpresa, sostenía un estuche de guitarra.

-Buenas tardes, mi reina- dijo Jack arqueando una ceja y sonriendo

-Hola guapo- lo recibió con un beso en la boca - ¿para qué traes eso?- dijo mirando con desconcierto el estuche que Jack sostenía.

-No te puedo decir ahora- le sonrió – todo a su tiempo amor-

-De acuerdo- Elsa le devolvió la sonrisa

Salieron del castillo tomados de la mano, recorrieron las calles platicando sobre su día. Llegaron a un puesto de helados con muchas mesas alrededor.

-Buenas tardes, ¿qué les servimos?- dijo amablemente el señor que atendía
Los peliplateados se pusieron de acuerdo tras unos segundos y Jack pidió
-Uno de chocolate y uno de vainilla con chispas, por favor- pidió Jack guiñándole el ojo a Elsa, ella rió divertida.

El hombre les entregó los helados y tomaron asiento en una de las tantas mesas.

-¿Me dices que hiciste una nueva amiga entonces?- Elsa asintió

-Se llama Mérida y es la princesa del reino Dunbroch, al principio me dio miedo por que su voz y presencia es muy potente- comentó Elsa

-Oh, ¿algo como así? RAAAWR- Jack imitó un sonido de ogro de forma divertida, causando risas en Elsa.

-No tanto, pero me ayudó a salir de un apuro, pues todos en el salón me sofocaban con preguntas- dijo frotando sus sienes como si recordara el momento.

-Ya veo- dijo Jack sorprendido – podríamos integrarla con nosotros, si te parece, de esa forma le haces ver que puede contar con nosotros- dijo de forma animada Jack.

-No estoy segura, ella suele juntarse con dos amigos suyos durante la hora libre, no me atrevería a separarlos- dijo con algo de seriedad la joven reina.

-En ese caso, no hay problema. No te preocupes copito- tiernamente habló Jack.

-¿Copito?- Elsa lo miró sonrojada.

-Sí, cuando salimos la otra vez, estaba nevando, tanto tu como yo nos divertimos jugando con los niños, tus manos son frías igual que las mías y al verte sólo puedo recordar la belleza de mujer que eres y que descubrí en ese día nevado ¿te gusta?- le dirigió una mirada tierna.

-Aaay Jack- se sonrojó al nivel de un tomate, tratando de ocultar su rostro con las manos.

-Por favor- le retiró la mano con suavidad –no temas expresar tus emociones conmigo- le sonrió, dándole confianza.

Elsa continuaba roja y sonreía cautivada – me fascina, lo que me dices es algo muy hermoso- su tono de voz sonaba un poco cohibido pero lleno de felicidad.

-Elsa- la chica rubia lo miró –quería preguntarte- sonaba un poco nervioso - ¿ha habido alguien más en tu vida antes de mí? – la miró y Elsa le sonrió levemente.

-Jack, amor- acarició su mano – cuando se me anunció que sería reina fue como si me aislara de todo mundo, mis acompañantes eran los libros que mis padres nos heredaron y servirían para tomar decisiones en el reino- su rostro se puso nostálgico – no esperaba interesarme en alguien, incluso cerré mi corazón para concentrarme en mis deberes. Sin embargo en varias ocasiones me sentía aplastada por esos mismos deberes, sentía la soledad y anhelaba la compañía de mis padres. Pero…- una sonrisa apareció en su rostro- Jack, llegaste en el momento en que menos lo esperaba y a la vez más necesitaba sentir el apoyo de alguien fuera de mi familia. Jack… tu fuiste más allá, lograste entrar en mi corazón con cada acción tuya, me enamoraste. Eres y quiero que seas el único amor en mi vida- en este punto los ojos de Elsa parecían nostálgicos pero su sonrisa era encantadora.

Jack se quedó en silencio, esas palabras marcaron muy profundo una huella en él.

-¿Jack?- Elsa lo miró tratando de calmarlo – podría saber ¿si alguien mas estuvo antes que yo?- dijo con cierta preocupación
Jack empezó a salir de su conmoción.

-No Elsa- sonrió – tu eres la primera en mi vida. En la escuela no era aceptado por mis compañeros, les gustaba hacerme a un lado por considerarme el “raro” el “estudioso”, a pesar de que trataba de juntarme con ellos, fracasaba. Mucho menos llegué a tener algo cercano a una amistad con mujeres-

-¿Te trataban como raro?- preguntó Elsa desconcertada, Jack solo asintió – me parece que suenan muy superficiales- comentó con desaprobación

-Sí, por lo mismo había descartado el buscar una relación con alguien- suspiró –hasta que llegué a este lugar y te conocí- Jack tomó la mano de la joven rubia – quiero que seas la única mujer en mi vida- le sonrió con encanto.

-Jack- suspiró Elsa cautivada, ambos jóvenes se acercaron y se dieron un tierno beso en los labios, sintiendo el calor de su aliento en suspiros.

Se separaron un poco y se miraron fijamente, con verdadero amor y ternura.

-Eso por lo que te rechazaban es una de las cosas que me atraen de ti- comentó Elsa

-¿En qué momento te merecí?- dijo Jack colocando su mano en la mejilla de Elsa.

-En el momento en que yo también te merecí, Jack- Elsa sonrió con sus ojos brillando.

Terminaron su helado y fueron a dar una vuelta por el parque, se abrazaban, reían y bromeaban entre ellos. La gente del reino los miraba con gran curiosidad y admiración conforme pasaban cerca, miraban a ese joven apuesto que sostenía a la reina de la mano, sentían emoción de pensar que estaban conociendo al que logró conquistarla, la veían feliz.


Ambos jóvenes se sentaron en una banca, para entonces ya eran las 8:00 pm. Jack empezó a abrir el estuche que llevaba.

-¿Ahora si voy a saber que es lo que planeas? – preguntó con divertida curiosidad Elsa.

-Así es, solo dame un momento- Jack terminó de recorrer los broches y de su interior sacó una reluciente guitarra de madera de pino, la posó sobre su pierna y revisó que la afinación estuviera correcta.

-Acaso… ¿tocas guitarra?- preguntó Elsa muy admirada.

-Un poco mi amor, es algo de lo que hacía en mis ratos libres- la volteó a ver, ella lo miraba con sorpresa –esto es algo que estaba preparando para ti-

Jack empezó a tocar (repoducir audio)

Todo el tiempo Elsa lo miró con una pierna cruzada y sus manos sobre su regazo, mientras una sonrisa cálida se formaba en su rostro.

Jack terminó de tocar y Elsa le aplaudió emocionada.

-¿Más que palabras? ¿Para que sepas que te amo?- le preguntó levantando una ceja, sin poder ocultar la emoción de su rostro.

-Así es- Jack volteó a verla y recorrió suavemente su mejilla con sus dedos –y tu me lo has mostrado con cada mirada y gesto-

-Oh Jack- dijo en un suspiro y se abalanzó a su cuello, abrazándolo.

Sus rostros quedaron uno frente al otro y Jack inclinó su cabeza para juntar de nuevo sus labios con los de ella. Fue un beso prolongado, lleno de emoción y romance.

Sin duda una cita única.

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